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La historia del hada y el mago por ariineko

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Notas del fanfic:

*o*! 

Los personajes pertenecen a Clamp. 

Songfic de "La leyenda del hada y el mago"

Notas del capitulo:

 

 

 

-.-.- La historia de un hada y un mago -.-.-

 

¿Hasta dónde se puede llegar por amor?

¿Hasta dónde son capaces por vernos sufrir?

 

Se cuenta la historia de un mago: de cabellera rubia, de hermosos ojos azules, piel blanca y tersa, acompañado de una amplia y hermosa sonrisa que siempre mantenía. Éste mago custodiaba un bosque, lo protegía de la maldad con su magia, en ese bosque que existía en el mundo, pero a la vez no. No había ninguna razón en si para cuidarlo. Tan solo quería un motivo de vida, y el bosque se lo daba.

Los árboles y plantas parecían estar hechos de cristales, donde florecían todo el tiempo hermosas flores rojas. Siempre se mantenían brillantes, los rayos del sol se reflejaban en ellos, jugando con la luz y los cristales: formando hermosos colores.

Sólo vivían ahí criaturas mitológicas como dragones, gárgolas, centauros, minotauros, unicornios… tantos que es imposible contarlos pero, ningún ser de la misma apariencia que el mago. Todos tenían pelo, plumas o escamas, pero ninguno poseía una piel como la suya.

A pesar de todos los cuidados que el mago brindaba al bosque y a las criaturas vivientes ahí, lo odiaban. Su poderosa magia era la codicia de todos, era tan grande que no importaba cuantas veces el bosque fuera destruido, ésta lo reconstruía en un  santiamén, incluso más hermoso que la vez anterior. Pero aquel mago, no era feliz.

El mago un día, en su hermoso bosque encantado, lloró: porque a pesar de su poderosa magia no había podido encontrar el amor. Amor, esa singular palabra que leía y se repetía infinidad de veces en los libros humanos. Fantaseó con encontrar una dulce princesa que lo necesitara, pero…

¿Estaba destinado para vagar eternamente solo?

La luna, su única amiga, le daba fuerzas para soportar todo el dolor que sentía por culpa de su tan larga soledad. Y es que él sabía muy bien que en su existir nunca debía salir de su destino. Si lo hacía, el bosque sería destruido nuevamente y nunca podría volver. Las criaturas no tendrían lugar dónde vivir y las hermosas flores rojas se marchitarían… el corazón del mago era tan grande e infinito como su magia.

-Si alguien te tiene que amar, ya lo sabrás, Fye D. Flowright –la luna le hablaba, consolaba y le animaba –Sólo tendrás que saber reconocerlo. No es una coincidencia que estés aquí, Fue D. Flowrifht.

-Lo sé… –respondió, con una sonrisa amable–tan solo me gustaría que llegara pronto.

 

Cuando una tarde el mago paseando por su bosque, observando que todo estuviera en orden… la vista cruzó con un par de ojos cafés que le miraban tiernamente. El dueño era un joven de aproximadamente dieciséis  años en el mundo humano, castaño y una piel ligeramente morena. Estaba sentado sobre el suelo, con las manos apoyadas delante de él, claramente perdido.

-¿Quién eres? –el mago se acercó, el chico se exaltó un momento.

-¿Yo? –Le respondió entrecortadamente, tenía las mejillas ruborizadas y una mirada perdida, de momento la bajó – ¿Dónde estoy?

-Estás en… –El mago rió un poco guiñando ambos ojos – es verdad, –recordó–este bosque no tiene nombre. Lamento no poderte informar –Mantuvo la sonrisa.

-Ya veo, entonces ¿Puedo quedarme aquí? –el castaño levantó la mirada, la más dulce mirada que él mago, en toda su vida jamás conoció.

-¿No tienes a dónde ir? –Fye se agachó, a la altura del chico.

-No señor, me han expulsado

-¿Expulsado? –Fye ladeó la cabeza.

-Sí, del País de las Hadas –Confesó.

-¿Has hecho algo malo?

El chico negó con la cabeza.

-Por ser un hombre, la ley solo permite que exista uno… y pues… nacimos dos. Me han sacado a mi por ser el más débil…

Hadas. Recordó haber leído sobre ellas. Eran unos seres hermosos de magia tan pura, o tan mala como la de ningún otro ser, pero nunca tan poderosa.

-Increíble, jamás había conocido a una –se acercó a él y lo observó más de cerca –Es verdad que son muy hermosos…

-Esto… –El chico se ruborizó.

-¿Cómo te llamas? –le preguntó mirándolo directamente a los ojos mientras se levantaba y le extendía una mano.

-S-Shaoran… –Shaoran le mantenía la mirada, tomó la mano del mago y se levantó. Sus mejillas parecían arder.

-Mucho gusto, Shaoran, mi nombre es Fye D. Flowright, pero, dime Fye.

-Fye-san…

El tiempo pasó, el hada y el mago vivían felices en el bosque, riendo y jugando. Hasta que un día, el hada al mago su amor confesó. El mago gustoso aceptó los sentimientos y los correspondió. Un dulce beso fue la prueba. Se tomaron de las manos al momento de entrelazar ambos labios. Se besaban con timidez, las lenguas aun inexpertas no sabían con precisión que hacer. Cerrando fuertemente los ojos dejaban llevarse el uno por el otro. Fye nunca leyó sobre aquel acto de unión de cuerpos… tan solo, se dejó llevar por el momento.

Y desde ese mismo momento el hada y el mago quisieron estar, solos los dos en los bosque; amándose siempre y en todo lugar. El bosque no era un lugar pequeño, pero aun así, las criaturas se enteraron rápidamente de la relación del hada y el mago. Y de su felicidad.

 -¡Es nuestro guardián! –Gritaba un centauro en medio de la reunión –las hadas son unas traidoras, de seguro mandaron a ese chico para que se apareara con Flowright, para así apoderarse de nuestro bosque.

Un grito de todos los presentes llenos de furia se escuchó por toda la sala.

Los habitantes del bosque estaban empeñados en no ver feliz a su guardián: el hecho de que tuviera más magia que todos ellos juntos lo detestaban. La codicia, la venganza, la envidia, la vergüenza de sentirse inferiores los llevaron a un solo sentimiento: el odio.

El mal que siempre existió y existirá; no soportó ver tanta felicidad entre dos seres tan diferentes.

El plan era simple. El hada debía de desaparecer.

Un centauro con la cabeza cubierta por una máscara y espada en mano cabalgaba rápidamente hacia donde estaba Shaoran, sentado recogiendo algunas hierbas, tarareando una canción.

Fye  se acercaba hacia donde estaba él, sonriente y dispuesto de repetirle que lo amaba…

El centauro, con su odio y espada en mano: atacó, hasta que el hada alcanzó, al fin cayó en ese sueño fatal de no sentir… al sueño que los humanos solemos llamarle “Muerte”

El mago corrió hacia su dulce hada que dormiría eternamente en el suelo, la herida en su costado había sido fatal.  Lo llamó incontables veces, gritando su nombre, moviéndolo de un lado a otro, derramando lágrimas incontrolables sobre la cara de Shaoran, pero fue inútil, no respondió.

El tiempo pasó y en un castillo el mago vivió. Shaoran yacía en una caja de hielo: permanecía congelado. La caja era adornada por infinidad de hermosas flores rojas y enredaderas verdes alrededor de ella, aquellas que crecían en los arboles del bosque. Fye permanecía sentado en un escritorio inmenso: rodeado por infinidad libros y pergaminos alrededor de él.

Así pasabas las noches y días, el mago buscando el poder que devolviera a su hada, su amor, su mirada tan dulce de ayer…

Y no paró desde entonces buscando la forma de recuperar a la persona que un día en medio del bosque por fin pudo amar.

El bosque encantado se marchitó, el mago dejó de cuidar a las flores rojas: ya tenía una muy especial dentro de una caja, al que volvería a la vida. Las criaturas: algunas murieron de hambre, otras se quedaron sin hogar, no pudieron mantener el bosque por su cuenta. Al final ellos mismos terminaron destruyéndose, y todo por culpa de su odio sin razón.

El mago siguió en su castillo por el resto de la eternidad, buscando y probando hechizos. Pues, hoy sabe que es el amor y que tendrá fuerzas para soportar aquel conjuro.

Los años pasaron, sin darse cuenta diez milenios que había buscado sin parar la forma de volverlo la vida. Las flores rojas seguían tan vivas como el hielo gracias a la magia del mago.

-Se que algún día veré a mi dulce hada llegar, –miró el cuerpo congelado, parecía dormido pacíficamente, con una de las manos sostenía la otra sobre su pecho – Shaoran, y para siempre contigo me quedaré… –sonrió y volvió los ojos a su libro.

 

 

 

 

 

-¿F-Fye-san?

 

~Fin~

 

 

Notas finales:

*o*/ Espero y les haya gustado nwn 

Este fue uno de mis primeros fic que no publiqué x3 Pero bueeno~ 

*O*! Gracias por leer!

Si me dejan un rw se llevan un Shaoran Uke de regalo :33

 

Bae bae~

Ariineko


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