Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Vuelapluma por Eruka Frog

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Disclaimer: Naruto, sus personajes o cualquier cosa relacionada con la serie, no son de mi pertenencia.

Notas del capitulo:

El título no tiene nada que ver con el fanfic, sino más bien con cómo lo escribí. Por supuesto, le di un par de leídas por encima para corregirlo, así que no está tan jodido, sin embargo, la idea es tan absurda que probablemente se lleven una gran decepción xDDD

 

 

 

Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos.

Nicolás Maquiavelo (1469-1527)

VUELAPLUMA

POR: ERUKA

Las otras chicas estaban bien en términos generales. Todas pasaban del 1,70 y tenían rasgos de muñecas y reinas, curvas sutiles y menos de 50 kilos. Ella, por supuesto, resaltaba por su inusual color de cabello, de un rosado agradable y original, y sus ojazos hade, ambos rasgos inusuales entre los japoneses. Ino, por otra parte, quien se había convertido en su única amiga en ese concurso, se daba a notar por su largo y sedoso cabello rubio y la seguridad con que se manejaba siempre. Y esa pelirroja, Karin, tenía a su favor toda la actitud de ser una niñita agresiva y su falta total de escrúpulos.

 

Pero ninguna de ellas, ni en sueños, podría competir con la mujer que tenían delante.

 

En un primer momento, los tacones de 15 centímetros y la presencia encantadora y femenina de aquella chica, la hicieron creer que era alta, pero después de recuperarse de la avasalladora primera impresión, se dio cuenta de que probablemente no alcanzaba ni el 1,60. Sin embargo, tenía más de modelo (y diosa) que cualquier persona que hubiese conocido antes. Pelirroja, pero no del pelirrojo rancio de Karin, sino de un tono que costaba creer que fuese natural, pues era el más intenso que había visto. Lo llevaba muy bien peinado, pero con un aire descuidado y natural, hasta  media espalda, enmarcando una carita de muñequita antigua, de porcelana y sin imperfecciones, porque ese par de pecas, de un clarísimo tono castaño, jamás podrían llamarse defectos sino acentuadores de belleza.  Su cuello no era largo, pero sí delicado y armonizaba con sus hombros estrechos y su pecho plano. Conocía un montón de modelos sin curvas, era algo así como el nuevo sexy de la moda, pero ella lograba verse muy saludable aún con su falta de curvas y su talle delgado. En parte se debía al delicado vestido de holanes sobrepuestos que llevaba (de un precioso color nude) que disimulaba el pecho y al mismo tiempo la hacía lucir delicada y fresca.  Toda ella era una completa visión y un tributo a la belleza.

 

Las miradas de impresión de todas las participantes del concurso de “Happy Beuty” de la revista “Happy Fashion” demudaron sus miradas de impresión y admiración por unas de rencorosa envidia, pero la recién llegada sólo se inclinó levemente en señal de saludo y permitió que Sai, el fotógrafo famosísimo y juez del citado concurso, la presentara.

-Ella es la señorita Cherry-chan, también conocida como Cherry-hime. Es, por supuesto, mestiza; padre japonés y madre irlandesa, durante los últimos años ha sido la cereza del pastel en más de 50 eventos de moda y tiene en su haber al menos 83 portadas en revistas de corte internacional; recientemente ha regresado de una larga estancia en Paris, y desde hoy se ha convertido en la meta de todas ustedes –Amane Sai hablaba con verdadera reverencia, y la muchachita ni siquiera se dedicaba a asentir con cortesía ni a sonrojarse con modestia-Cuando sean la mitad de hermosas y siquiera el 10% de lo femenina que es Cherry-chan, o tengan una milésima de su presencia, podrán considerase modelos y ganadoras de este concurso.

 

En su voz había un curioso deje irónico, pero aún así su muy explícito juicio las sorprendió. En las dos semanas que llevaban concursando, Sai había demostrado ser casi misógino, y siempre tenía una crítica muy negra y destructiva para cualquiera de ellas. Por no ir más lejos, en la sesión de prueba del día anterior, le había informado (con toda tranquilidad, eso sí) durante por lo menos quince minutos, que no había nada hermoso en ella, y que le sorprendía que los zopencos de los seleccionadoras hubiesen considerado que era siquiera aceptable para el concurso, para después comentar que quizás se trataba de una broma para atraer más público: el patito feo que todos saben que no ganará y sólo está ahí para causar lástima.

 

-Sakura, vamos –llamó Ino, pues era hora de regresar al salón de baile, donde les estaban enseñando a caminar.  Pero no podía despegar la vista de esa impresionante pelirroja. En su vida, había conocido a muchas mujeres hermosas, pues su padre era un verdadero donjuán, y sin embargo, todas ellas le habían dejado un regusto amargo luego de conocerlas. Mujeres altas y bellas, que quitaban el aliento y llenaban la pupila, pero que al irse te dejaban la clara sensación de haber sido engañado. Cherry quitaba el aliento y sobrecogía, pero al dejar de observarla (y había dejado de hacerlo cuando la pelirroja había tenido que salir a contestar una llamada) la sensación seguía ahí, tan clara como siempre.

 

Mientras regresaba a casa, después de una deprimente  clase de desfile, se sintió profundamente decepcionada. Ella sabía muy bien que no era lo que se dice hermosa, pero había creído que en el mundo de las pasarelas no todas las modelos eran hermosas, sino más bien que tenían presencia y rasgos armoniosos. Con ello en mente, se había desprendido de la inseguridad y había aplicado para el concurso. Cuando la habían escogido, se sorprendió a la par de que se sintió terriblemente feliz.

 

Ahora, luego de conocer a aquella mujer, que no debía pasar de los 20 y aún así era tan famosa y tan soñada, volvía a sentirse insegura. Probablemente, era eso lo que se necesitaba en el medio, y ella estaba ahí, mendingando en un concurso con todos sus atributos mediocres. Al lado de Cherry, ella, Sakura, no era una mujer, sino un puntito feo y borroso. Se preguntaba si todas las demás chicas se sentían igual que ella, y pensó que sí, incluso aunque no lo admitieran tan abiertamente. Prueba de ello, fue que al día siguiente, cuando Cherry entró en la sala donde ellas se preparaban para una pasarela de prueba (que sin embargo sería televisada), todas mostraron una incomodidad manifestada ya fuese en una muy poco creíble indiferencia, un nerviosismo entorpecedor o una agresividad directa.

 

-Supong, Cherry –dejó caer Karin con odio, mientras la peinaban –que ser tan bajita debe haberte dado un montón de problemas, ¿no? Me sorprende que los diseñadores lo pasaran por alto.

 

-No me dio problemas –respondió Cherry. Parecía aburrida mientras supervisaba a todas y daba algunas breves indicaciones a los estilistas. Sin embargo, Sakura, un poco más objetiva dentro de la admiración profunda que las otras en la envidia más elevada, se dio cuenta de que no era un aburrimiento ni un desinterés groseros ni altivos, era más bien un rasgo de una personalidad tímida y reservada.

 

-Pero bueno, lo que seguro que sí pasó, es que tu edad, ahora mismo, ya no te debe permitir lo mismo que cuando eras una jovencita –comentó Hanabi, mucho más odiosa que su hermana Hinata, que también participaba. Era la participante más joven, de 15 años, lo que la hacía creer que su juventud que rozaba en la niñez le daba una ventaja sobre las otras. Su comentario hizo sonreír con condescendencia a los estilistas, pues era ridículo y poco aplicable.

-25 años es una edad, en realidad, bastante deseable en el modelaje –respondió sin dar muestras de indignación. Un respingo general se dejó oír en la estancia. Aquella chica, sin maquillaje, zapatillas ni vestidos de diseñador, podría pasar por alguien tan joven como la misma Hanabi.

 

Finalmente estuvieron todas listas, y Cherry les informó que era hora de iniciar el espectáculo. Cada una desfilaría dos veces, y dispondrían de casi 10 minutos para cambiarse, lo que sería  mucho más que suficiente. Desfilarían la colección de primavera-verano de Japan Sunshine, y Cherry abriría y cerraría la pasarela, lo que las sorprendió, pues aunque la habían visto peinarse y maquillarse mientras las supervisaba, nadie más la había preparado. Sin embargo, estaba más guapa que ninguna.

 

Sakura fue la cuarta de 15 en desfilar, y pensó que lo había hecho bien hasta que, terminada su participación, observó a Chery desfilar para cerrar la pasarela. Llevaba un vestido muy holgado y que mostraba más que nunca su falta de curvas, pero también su delgadez y su talle delicado, sus piernas frágiles y su andar etéreo. Parecía un hada. El público parecía en frenesí, algunos hasta se arqueaban magnéticamente hacía delante, como presas de un hechizo. Y Sai, desde una zona privilegiada, tomaba fotografías como loco.

 

Nunca, en toda su vida, había visto algo tan hermoso, tan admirable y tan hechizante.

 

Tan femenino.

 

En la recepción de esa noche, las concursantes se mostraron todavía más agresivas si cabe, algunas incluso terminaron avergonzándose a sí mismas. Sai defendía con fría maldad a Cherry, que siempre estaba a su lado. Por medio de Naruto, el  simpatiquísimo actor de doramas y juez de la competencia, se enteraron de que esos dos eran pareja desde hacía diez años, por lo menos. La sorprendió semejante afirmación, pues hacía diez años Sai tendría unos  26 y Cherry 15.

 

-De hecho,- comentó Naruto en tono de cotilla profesional –fue Sai quien “descubrió” a Cherry.

 

-Típica historia del fotógrafo pedófilo que se tira a las modelos, ¿eh?-le susurró Ino en la oreja, lo que la hizo sonreír. Pero claro, siempre que Ino le decía algo, sonreía…

 

Más tarde, un poco mareada por el alcohol, se paseó por el hotel en donde se celebraba la recepción.  Todo ese mundo de las pasarelas, la moda y la belleza única, la mareaban un poco. Desde muy pequeña había deseado ser tan atractiva como aquellas chicas que modelaban y eran la portada de las mejores revistas, que se paseaban con vestidos encantadores y eran mimadas como reinas, por lo que no pensaba renunciar a su deseo por más insignificante que se sintiera.  No quería, sin embargo, regresar a la fiesta, pues la mayoría estaba ya lo bastante ebrio para resultarle desagradable, por lo que se dirigió a la habitación que le habían asignado, en el octavo piso, entre la de Sai y la de Hinata.

 

Al acercarse, escuchó un golpe amortiguado en la habitación del fotógrafo, que además estaba imprudentemente abierta. No estaba segura de si debía entrar, pues el hombre era un verdadero hijo de puta y si estaba ahí y la veía entrar, seguro que la destrozaba. Sin embargo, al escuchar un grito y el sonido de otro golpe, se decidió a entrar.

 

La recibió la imagen de Cherry totalmente desnuda y siendo apasionadamente penetrada por detrás por el fotógrafo. Lo íntimo de la escena debió haberla hecho retroceder, pero la morbosidad de la misma la mantuvieron fijada ahí. Cherry estaba total y absolutamente desnuda, pero sólo le veía la espalda, mientras que Sai la sostenía sobre sus piernas, con la espalda contra la cama, a la par que ésta cabalgaba sobre él. Los golpes constantes de la cabeza de Sai contra el cabezal de la cama eran violentos, y los gritos de Cherry eran obscenamente roncos.

 

Era una imagen tan sumamente erótica...

 

Su propio hechizo se rompió cuando el mayor, en un arranque de lujuria animal, arrojó a la pelirroja sobre la cama y, levantando sus piernas sobre sus hombros, siguió penetrándola… Sakura supo entonces por qué una mujer en apariencia tan frágil y delicada como Cherry se dejaba tomar analmente; no tenía opción. Apenas tuvo la fuerza de retirarse sin hacer ruido, pero en el pasillo le costó lo indecible contenerse de soltar un grito de sorpresa.

 

“Cuando sean la mitad de hermosas y siquiera el 10% de lo femenina que es Cherry-chan, o tengan una milésima de su presencia, podrán considerase modelos y ganadoras de este concurso.”

 

Eso había dicho Sai al presentarles a Cherry, y por fin Sakura había podido encontrarle la ironía al asunto. Porque nadie podría dejar de llamar a Cherry femenina, y sin embargo,  no era… fisiológicamente merecedora de ése adjetivo, no con el falo que tenía entre las piernas.

 

-Así que los descubriste –acusó Naruto, que parecía haberse materializado frente a ella. A su lado se encontraba Uchiha Sasuke, el  director de Happy Fashion. Naruto ni siquiera miró hacia dentro de la habitación, parecía de buen humor y lo único que hizo fue cerrar la puerta con mucho cuidado. No estaba segura de si lo hacía para que nadie más entrara o  que sus ocupantes no se dieran cuenta de nada, pero si se debía a eso último, Sakura pudo haberle asegurado que no importaba si alguien entraba y saltaba sobre la cama, esos dos estaban tan absortos, que no lo notarían.

 

-Hace diez años –comenzó Naruto, una vez la hubo arrastrado dentro de la suite perteneciente a Uchiha. El director de la revista se sentó en una sofá y se dedico a ignorarla, mientras que ella era acosada con palabras por el rubio.-no, quizás es mejor empezar hace once… bueno, hace once años, existió en este mundo un adolescente llamado Sabaku no Gaara. Ojalá algún día recupere alguna foto de él, porque poseía una belleza que impactaba. Yo tenía 12 años entonces y no sabes como lo admiraba, estaba loco por él -se rió, y Uchiha gruñó con desprecio-como sea, él estaba loco por otra persona, Amane Sai. Sai es un buen sujeto, pero habrás quizás adivinado que es bastante especial. Nunca un tipo de 25 años se iba a fijar en un adolescente de 14 años que, de hecho, parecía de 10. La hermana de Gaara es Sabaku no Temari, seguro la conoces, pues es la creadora de Japan Sunshine, Gaara conoció a Sai a través de ella. Bueno, nosotros creamos una bonita chica llamada Gaa-chan, nos pareció todo un juego. Maquillamos a Gaara, le pusimos un vestido y tacones, seguía siendo una adolescente, pero ahora por lo menos era una adolescente sofisticada y atractiva. Sai y él comenzaron salir, la verdad es que durante un año ni siquiera sospechó que Gaara fuera un hombre, pues nunca se habría acostado con una chica que no se acercaba siquiera a la mayoría de edad.

 

Al final, por supuesto, todo se descubrió. Honestamente, cuando miro hacia atrás, me pregunto cómo pudimos engañarlo por tanto tiempo. Sai ya estaba en este medio y llevaba un tiempo considerando que Gaa-chan sería una excelente modelo, y por supuesto habíamos hecho de todo para evitarlo, pero Sai, cegado por las ganas de impulsar a Gaara, lo emboscó y le presentó a Uchiha Itachi, creador de la agencia de idols más grande de Asia. Todo se descubrió porque Itachi es una persona imposible de engañar.

 

Tanto Gaara como yo creímos que eso sería el final de su relación con Sai, pero curiosamente, fue el inicio de la relación comprometida que tienen ahora. Sai ama ante todo la belleza, y lo hace abiertamente, por eso creímos que era lestrictamente heterosexual (ya ves, éramos unos niños), y ama a Gaara por ser Cherry.

 

-Eso es horrible –dijo Sakura, indignada. Estaba perdida en ese mar de confesiones, pero lo que sacaba de todo eso es que Cherry, o Gaara o lo que sea, estaba siendo coaccionada de algún modo para ser una mujer. –¿me estás diciendo que Sai está enamorado de Cherry?

 

-Precisamente –asintió Naruto, incómodo. –Por cierto, Cherry fue escogido por el color de su cabello, es el nombre con el que Sai la bautizó, ¿no es gracioso?

 

No, era horrible, y ese rubio tenía que saberlo, aunque no lo admitiera. Ahora estaba segura, Gaara estaba siendo obligado a ser una mujer hermosa, forzado por una cruel y pesada fuerza llamada amor.

 

-Dices que Sai ama la belleza… ¿no podría Gaara ser un hombre? Después de todo, seguiría siendo hermoso.

 

-Quizás –admitió Naruto –pero Sai no sólo ama la belleza, ama la belleza admirada. Tal vez Gaara pudo haber sido un modelo masculino, sus rasgos son agradables y seguro lo habrían contratado por la novedad, pero no habría durado mucho en el medio. Este mundo está hecho para la belleza femenina, la belleza masculina, aunque presente, no provoca ni la mitad de sensaciones.

 

-Es horrible, de verdad –repitió más enojada de lo que se había sentido nunca. Al marcharse a su propia habitación, todo el peso de su moral herida se quedó como una nube en la suite, y tardó un rato en despejarse, porque no había nada más intenso que una mente profundamente romántica.

 

-Has perfeccionado tu mentira –admitió Sasuke al cabo de un rato. Naruto soltó una carcajada llena de burla –por un momento creí que de verdad Gaara era víctima de su propia adoración.

 

-¿A qué sí? –se dejó caer en el sofá y dio un bostezo perezoso –joder, esos dos tienen que aprender a cerrar la maldita puerta, ¿qué habrían hecho si tú y yo no hubiéramos ido a buscarlos?

 

-Probablemente, a estas alturas Haruno ya habría vendido la noticia.

 

-Eso mismo. Realmente tenemos suerte de que hasta ahora sólo los hayan descubierto chiquillas con una imaginación ridícula y cursi. ¿Cuántas veces van ya?

 

-Trece –repuso Sasuke

 

 –Y las que faltan-suspiro por su parte.

 

-No finjas, te gusta contar esa mentira, de otro modo, no irías agregando cada vez más cosas, ¿qué ha sido eso de que tú hace diez años tenías doce? Un día, quizás Haruno descubra que ahora mismo tienes 28.

 

No pasaba nada por una mentirilla demás, aparte, Sakura no se iba a enterar porque él lucía tan flagrantemente joven, que ni siquiera las múltiples revistas que lo habían investigado habían sospechado nada en su partida de nacimiento tan evidentemente falsa. E incluso si lo hiciera, ¿qué más daba? Haruno tenía su victoria en el concurso escrita en su futuro desde que había visto lo que vio, después de todo, tenían que comprometer su silencio de alguna manera, y no pasarían más de unos pocos meses para que ella se diera cuenta (y aceptara) que en el mundo en que tanto deseaba adentrarse, nada era lo que decía ser.

 

 

 

 

**

 

Un mes después, cuando el concurso finalizó y ella fue proclamada ganadora, Cherry la abrazó con obligada cortesía. Ahora, se  verían la cara un montón de veces, pues el premio era un contrato de un año con Happy Fashion, y la pelirroja era su nueva cara. El abrazo fue un poco violento, el pecho de Cherry era, claro, duro y  exento totalmente de suavidad femenina. En los tres segundos que duró el abrazo, no pudo dejar de sentir profunda pena por ella, después de todo, Sai era el criminal en todo ese embrollo.

 

Cherry, durante esos mismos tres segundos,  pensó cuál vestido le quedaría mejor para su cita con Sai, esa misma noche. Ambos eran preciosos y ambos, por supuesto, la hacían sentir todo lo maravilloso que era.

 

Sakura tenía una mente muy romántica e ingenua, Gaara, también.

 

Años después, ambos se entendieron muy bien, porque mientras Gaara era un trasvesti de closet internacional, Sakura era una lesbiana muy discreta. Por fin, ella había entendido que en el mundillo de las apariencias, era justo eso lo que importaba. El alma, el corazón, eran  lujos para disfrutar en casa.

 

 

Notas finales:

Tengo que admitir que no me atrevo a preguntarles si les gustó. Ufff, lo escribí el domingo, creo, y no estaba nada segura de si debía publicarlo. Se lo di a leer a una chica fantástica y me dijo que no estaba así tan de plano mal, no sé si lo hizo por caridad, pero bueno, Gracias, Dai xDD

 

La idea surgió de varios puntos, un poco de La Selección, que es un libro bastante teto pero que igual recomiendo para una tardecita de flojera, y de un par de programas de modelos y eso. También, claro, del documental que vi hace poco sobre el travestismo ._. ufff, la cosa es que aquí está, publicado porque bueno... ¿los extrañaba? pues eso.

 

Gracias por leer, son libres de comentar o soltar una exclamación grosera y marcharse n.nU

 

Kissus ^x^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).