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El Tesoro de cada quien por DraNarOne

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Notas del capitulo:

Espero que les guste es una idea que queria sacar de mi cabeza XD

Las noches en Japón eran muy agitadas, las luces prendidas daban la sensación de que el día aun no se había ido, en esos momentos Tokio estaba casi al mandato de los peores Yakuzas que el siglo XXI nunca antes había visto, a cada vuelta a la esquina, en un callejón oscuro algo malo pasaba, pelea entre bandas, prestamos aun sin concluir, es lo que las noches de la isla de Japón miraba sobre todo en aquella ciudad, todas las noches, casi sin excepciones, para algunas personas, no era lo mejor salir en aquellas condiciones de inseguridad y el miedo que reinaba.


 


Pasaba de las doce de la noche y una limusina había quedado atrapada con el tráfico, una limosina negra que para cualquiera podía pasar como si nada, pero las más bajas ratas con solo verla sentía un escalofrió pasar por su espalda. Aquella limosina contenía, naturalmente a un chofer que conducía aquel auto, vestía si típico traje negro con sombrero, atrás de él, estaba la persona de la cual estaba llevando a casa y que por lógica era su jefe en esos momentos, uno de los líderes de los Yakuzas más grande de todo Japón y uno de los más terribles.


 


Kenkyusha Ikuma, era más joven de lo que su apariencia mostraba, rubio con ojos bicolor, el derecho era tan negro como el carbón y el segundo, el izquierdo un color carmesí sangre, su piel era pálida como la nieve, pero tampoco tanto para parecer un cadáver, con un altura de uno 1.85 metros, vestía elegantemente con ropas negras con una corbata roja que resaltaba con la camisa blanca que apenas se lograba ver, gracias al traje negro que tenía, era un joven de 28 años, pero lo que tenia de juventud lo tenía cruel y despiadado y haría lo que sea para tener lo que quiere.


 


Después de unos minutos el trafico comenzó a avanzar, Ikuma miraba desde laventana de la limosina, mirando todos aquellos lugares con las luces prendidas y la gente trabaja para ganarse el pan de cada día, lo que hiso que sonriera y se alejara un mechón de su cara, mirando de nuevo así adelante, aunque su rostro estaba tranquilo y sereno en su interior muy en su interior quería que aquel trafico avanzara más deprisa, cada persona tenía un tesoro, un objeto  en especial que no podía vivir, y él, quería tener ya a su mayor tesoro.


 


Un lugar tranquilo, casi alejado de cualquier civilización, pero la mansión era toda moderna, la mansión de los Kenkyusha, tenía una gran cantidad de jardines con dos fuentes cada uno y una gran cantidad de plantas. La limosina entro por las puertas electrónicas que se abrieron al momento de ver a kilómetros (por cámaras, los guardias de seguridad abrieron aquellas puertas) unos cuantos minutos más, aquel ser no espero más, en cuando aquella limosina negra se paro y apago su motor, Ikuma abrió la puerta y fue directamente a la mansión en donde fue atendido por la ama de llaves.


 


-          ¡I-Ikuma-sama! –la empleada dio un pequeño salto a verlo, cuando su patrón se iba de fiesta, por lo regular llegaba a entre las cuatro y seis de la mañana.


-          ¿¡Donde esta!? –con aquel grito, de nuevo la mujer dio un salto dando medio paso hacia atrás.


-          E-el jo-ven amo… dijo que no se sentía bien y por eso… –fue interrumpida con el movimiento de su señor, que inmediatamente salió disparado a las grandes escaleras que había a la vista después de entrar y adentrarse a lo que sería la habitación que la mujer se refería.


 


Muy pocos sabia de él, las personas más cercanas a Ikuma por obvias razones sabia de aquel ser que la empleada se había referida como el “Joven amo”. La persona, el tesoro más grande de aquel ser era nada más, ni nada menos que Kenkyusha Tetsuya, su querido hermano menor, el físico de Tetsuya era como el de cualquier chico, con un hermoso pelo albino, su piel era clara, sus hermosos ojos rojos hipnotizaban a cualquiera que los viera, un joven de 17 años que tenía toda la noche por delante, solo había un pequeño problema.


 


Desde que el albino nació, su vida ha estado lleno de desgracias, su padre trato de asesinarlo cuando apenas era un ser indefenso, ya que según su padre, lo culpaba de la muerte de la mujer que amaba, pero Ikuma que en ese entonces tenía alrededor de los 18 años de edad le jugo una trampa para proteger el único regalo que su adorada madre trajo al mundo, y fue desde ese momento en donde decidió que aquel pequeño seria suyo, cuidaría por siempre de su pequeño hermano menor, nada le faltaría, lo consentiría sin importar que, Tetsuya se había vuelto una obsesión para Ikuma.


 


A la edad temprana, cinco o seis años, Tetsuya comenzó a debilitarse, no era como los otros niños, tenía severos problemas de salud, debido a ello, el rubio mayor nunca permitió que su tesoro, su hermano saliera para nada del mundo, para la educación del albino menor, los mejores profesores iban en aquella mansión para enseñarle, todos ellos cuidadosamente vigilados por los hombres de Ikuma, ya en ese entonces, la obsesión de Ikuma crecía y crecía cada vez más cada noche, llegando en ocasiones matar a aquellas personas que él consideraba peligrosas para el menor.


 


El entro en la habitación sin siquiera tocar la puerta, la habitación del joven de 17 años era muy grande, tenía una cama suficiente grande para que durmieran dos personas, un barcón no muy ancho y largo pero lo suficiente para que viera el jardín desde la habitación, las paredes estaban cubiertas por las repisas lleno de libros de diferentes gustos literarios y de una gran cantidad de autores, pequeños o grandes había muchos libros, en un rincón de la habitación estaba dos roperos, dos mesas de noche, cada una a lado de la cama de Tetsuya y en otro rincón un piano.


 


-          Te estuve esperando.


 


Tetsuya estaba en su cama acostado dándole la espalda a la puerta, al escuchar el reclamo de su  hermano voltea a verlo con sus ojos rojos cansados, en sus manos estaba un libro, un libro de pasta negra con letras rojas y blancas, curiosamente al revés, uno de los gustos del albino era la lectura, es por eso, que a pesar de estar encerrado la mayor parte de su vida en su habitación, el leer lo alejaba del mundo, dejo caer el libro cerrándose al instante sin dejar ver a la única familia que le quedaba.


 


-          No me sentía bien –se excusó, de nuevo se volteo dándole la espalda a su hermano, aunque sentía como este volvía a caminar.


-          Mentiroso –caminaba lentamente a la cama- Si no te sintieras bien estarías dormido en estos momentos


-          Solo no quería ir –exclamo- odio ese tipo de reuniones –se movió un poco, al sentir como el peso del mayor lo aplastaba, el abrazo de Ikuma no lo dejaba moverse con libertad- quiero salir, pero a donde yo quiera ir


-          Eso es imposible –comenzó a acariciar el pelo a su hermano- si dejaras que mueva mis influencias…


-          No.


 


Una operación, es lo que Tetsuya necesitaba, una operación en su corazón, pero esos días no había mucho en donde escoger y las pocas oportunidades que las tenían, aquellos corazones no eran compatibles con él. Ikuma no quería perder a Tetsuya, pero esa situación de no hacer nada por su hermano lo estaba matando, con tan solo mover los dedos, tendría al menos unos cuantos muertos por muerte cerebral y así tener posibilidades de que su hermano viva, lamentablemente cada día que pasa, las fuerzas del albino se iban, aunque se negaba rotundamente matar otra vida por salvarse.


 


-          Me estas torturando.


-          Lo siento –sin verlo dejando que parte de su copete tapase sus ojos.


-          Eres un caprichoso.


 


La mano de Ikuma pasaba por el pecho de Tetsuya que en ese momento, parte de ese estaba descubierto, su hermano vestía de una camisa blanca desabrochada y unos pantalones negros, para aquellos que conocían al mayor, sabían de la obsesión que tenía por su hermano, una obsesión que había llevado a no dejar que nadie o casi nadie se acercara al menor, el amor de un hermano mayor le tiene al menor había rebasado los límites.


 


-          ¿De qué me perdí?


-          De nada, solo que te necesitaba a mi lado Tetsuya.


-          ¿Cómo me vez? –pregunto- ¿Me vez como tu hermano? O ¿Cómo tú ama…?


 


Fue interrumpido por su hermano, el rostro del menor había sido tomado por una mano mientras hacia las preguntas, aunque la ultima no pudo ser formulada debido a un beso lujurioso que se habían posado en los finos labios del albino, siempre era lo mismo, no era la primera vez que le hacia aquellas preguntas, pero siempre, eran “respondidas” de aquella forma, con un beso que salía de la nada.


 


-          Mañana iremos al hospital, duérmete –se levanto de la cama para caminar a la salida- mas te vale que desayunes Tetsuya.


-          Mmmm –mira a la nada escuchando los pasos de su hermano alejarse y cerrando la puerta tras de sí.


 


Tetsuya no hiso lo mandado por su hermano, al menos no inmediatamente, se levanto de la cama con una mueca de fastidio y cansancio mientras se asomaba por el balcón, desde que tenía memoria siempre ah estado encerrado, odiaba estar encerrado, la mayor libertad era salir al jardín, pero en los últimos meses eso había cambiado.


 


Ya casi no podía salir debido a su mala condición, su hermano lo tenía vigilado día y noche cuando iba a la ciudad era ir directamente al hospital, siempre había deseado conocer el mundo, como los libros los pintaban conocer los países, salir de aquella mansión, mira una estrella que pasaba, una estrella fugaz, pero no fue lo suficientemente rápido para desear algo, vio por última vez el piso de jardín, uno de los guardias de su hermano pasaba por ahí en ese momento, de un color de pelo plateado, es lo único que alcanzo a ver, le sonrió sinceramente antes de cerrar las cortinas e irse a la cama.

Notas finales:

Espero que les guste xD no va ver continuacion no tengo el tiempo suficiente para hacerle una continuacion descentement


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