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Anteojos Frágiles por Orihime Hatake

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Notas del fanfic:

Espero les agrade. Esta pareja me encanta y, ya que no hay muchos fanfics de ellos, decidí escribir los propios. 

:)

Notas del capitulo:

La mayoria de los personajes pertenecen a Tadatoshi Fujimaki 

unos cuantos me los saque de la manga ;D

 

Caminaba apresurado por la acera. A pesar de haber caminado no más de 3 cuadras, su pecho subía y bajaba demasiado rápido, provocándole dolor de caballo*. Unas enormes ojeras se distinguían bajo sus ojos obscuros, debido a que no había podido dormir gracias a la enorme culpabilidad que sentía. Se llevó la mano derecha al pecho, como intentando calmar a su corazón que palpitaba desbocado. Pero simplemente era imposible debido al nerviosismo que había surgido por la llamada del día anterior.

¿Qué porque estaba en estado casi catatónico? Sencillo…

Había ocurrido exactamente hace dos semanas. Durante un partido de entrenamiento cualquiera. Takao Kazunari corría energéticamente de arriba abajo. Recuperaba balones, daba pases rápidos, defendía y atacaba. Ese día, por alguna extraña razón, se había levantado con un muy mal presentimiento, el cual mitigo con un exhaustivo entrenamiento. Sus compañeros estaban sorprendidos de las cantidades exorbitantes de energía que el moreno podía poseer. Y es que, después de correr 45 minutos, seguido de diez series de 30 de cada ejercicio que al entrenador se le viniese a la cabeza, cualquiera se sentiría fatigado y con muy buena razón.

Pero Takao se veía fresco como una lechuga, rápido como una liebre y tan radiante como un maldito sol bajo techo. Esa actitud fastidio a cierto peliverde que respiraba con dificultad ya que, siendo el as de su equipo, hacia prácticamente el doble de ejercicios.

-Maldita sea, para de una vez- Dijo prácticamente en un susurro, pero lo suficientemente alto para que Takao lo escuchara.

-Vamos Shin-chan… si no disfrutas el entrenamiento ¿Qué tendrá el juego de divertido?-

Iba a reprocharle pero su sarcasmo fue parado por la orden del entrenador de separarse en dos equipos. Era costumbre que Takao se colocara en el mismo equipo que Midorima, pero esta vez el coach insistió en separarlos. Grave error.

El partido se desarrolló con más competitividad que lo normal. Midorima anotaba canastas de tres con algo de dificultad, gracias a que el moreno con camisa 10 interceptaba los pases que pretendían llegar a sus talentosas manos. Sin embargo, las pocas o muchas canastas que anotaba, además de impresionantes, dejaban al otro equipo cada vez más abajo en el marcador.

Para cuando faltaba solo un minuto para terminar el partido, todos los jugadores escurrían sudor de manera importante. Algunos debieron parar debido al cansancio de sus extremidades. Pero Takao deseaba ganar fervientemente a Midorima. No solo por aquel rencor de secundaria, si no que deseaba ser alguien importante para Shin-chan. Alguien que resaltara del resto y atrajera su atención.

Midorima tomo el balón en sus manos. Había superado su límite de tiros hace mucho y gracias a las repeticiones extras de planchas y barra, sus brazos se sentían tan pesados como bloques de concreto. Sabía que esta sería la canasta ganadora, y por supuesto que la anotaría.

Takao corrió lo más rápido que pudo, cruzando media cancha en un pestañeo. Iba a detenerlo, lo detendría sin importar que. Midorima tomo con demasiada lentitud su postura de tiro. Takao salto tan alto como sus piernas se lo permitieron, llegando por la espalda del peliverde, dándole un manotazo tremendo al balón.

El pelinegro sonrió triunfante. Por fin lo había detenido. Pero su felicidad se convirtió en horror al escuchar el golpe sordo de detrás suyo. Giro lentamente la cabeza tratando de aplazar lo más posible encontrarse con aquello.

Midorima estaba en el suelo. Tanto sus compañeros como el entrenador quedaron en shock por un minuto que pareció ser una eternidad. Takao no sabía lo que había ocurrido. Solo había golpeado el balón. Le bastaron tres segundos de confusión para saltar al lado del chico caucásico que cerraba los puños con una mueca de dolor en el rostro. Apretaba la mandíbula, acallando sus gritos, pero la agonía no amainaba.

Sintió unas manos rodearle el torso y levantarlo. Un líquido caliente entremezclado con sus lágrimas había empezado a correr por su rostro pintándolo de rojo. El suelo se manchó también. El numero 10 comenzó a teñirse pero Takao no despego a Midorima de su pecho hasta que la ambulancia llego.

Aun que retiraron el cuerpo tenso del peliverde, no se movió en absoluto. Se quedó arrodillado en la cancha Dios sabe cuánto tiempo. Miraba el piso salpicado de sangre de Shin-chan. No podía moverse. Los oídos le zumbaban y sentía unas inmensas ganas de matarse en ese mismo instante. ¿Qué demonios había ocurrido? Fuera lo que fuera, jamás se lo perdonaría.

Esa noche nadie volvió al gimnasio. Takao reunió el valor suficiente para levantarse cuando la oscuridad estaba en pleno apogeo. Llegó a casa y aunque su madre se puso histérica al ver la sangre seca en su camiseta, el moreno simplemente hizo mutis para entrar en su habitación. Los latidos del corazón hacían que su cabeza pulsara, provocándole dolor de cabeza.

Hizo todo su ritual para dormir de forma automática. Iniciando con una ducha, terminando con el uniforme en la ropa sucia. Pero la playera la conservo. La coloco en el escritorio frente a su cama. ¿Qué ocurrió?

Siguió caminando otras tres cuadras, con sudor frio y temblor en las manos. Sabía perfectamente la ubicación de la casa de Shin-chan. Conocía mil y una formas de llegar allí, pero decidió tomar el camino más largo. Prácticamente rodeo media ciudad antes de decidirse a llegar al hogar del peliverde. Únicamente no rodeo el resto de la ciudad por que el cielo estaba demasiado grisáceo, se avecinaba una tormenta y no le apetecía mojarse en esos momentos. Con el frio psicológico que sentía tenía más que suficiente.

-No se preocupen… todo salió bien- Recordó al médico informándoles sobre la situación de Midorima – Retiramos exitosamente todos los fragmentos de cristal de sus ojos. Solo necesitará estar en reposo hasta que podamos retirarle los vendajes-

Takao no había salido de la cama en esas dos semanas. Aunque iba a la escuela solo se sentaba en la butaca, completamente ausente de las clases. Lo único que notaba era el asiento vacío detrás suyo. Era un constante recordatorio de lo estúpido que era. Si tan solo no se hubiese lanzado de esa manera. Si tan solo hubiese razonado un poco más la situación… Pero tenía que ser justamente el quien prácticamente dejara ciego a Shin-chan.

Y lo que le gano el odio de sus compañeros fue lo sospechoso de la situación. Los anteojos de Midorima eran de un cristal reforzado, que evitan que se rompieran fácilmente. Ni siquiera un mal pase de Kuroko había podido con ellos. Pero de pronto Takao le da un balonazo y se quiebran cual copa de vino. Esto hizo circular ciertos rumores. Que había herido a Midorima a propósito para tener la atención para sí mismo. Que estaba tan celoso del talento del ojiverde que simplemente no lo soporto.

Que idioteces más grandes. El admiraba a Shin-chan, no solo como jugador, sino como persona. Inteligente y compasivo. Takao jamás dañaría a propósito una persona, y mucho menos a alguien de quien ha estado enamorado desde el primer día de preparatoria.

Su sentimiento de culpa se hizo tan insoportable que la camisa que reposaba sobre su escritorio era como un fantasma. Un espectro que le acosaba todas las noches, recordándole lo mala persona que era. Takao sabía que había sido un accidente. Pero sus compañeros no. Ni siquiera estaba seguro si Midorima lo sabía, y eso era lo que más lo perturbaba. ¿Qué haría si Shin-chan lo odiaba? ¿Y si ya no quería saber más de él?

Sus dudas se disiparon la noche anterior. Estaba tirado en su cama, deseando desaparecer, cuando su celular comenzó a sonar. Lo dejo pasar. No quería hablar con nadie. Estaba demasiado deprimido para mantener una conversación más compleja que un simple hola.

En los siguientes cinco minutos, sonó otras tres veces. Quizá era una emergencia. ¿Por qué más llamarían con tanta insistencia de no ser algo importante? Para la cuarta vez tomo el celular, colocándolo en su oreja mientras se recostaba mirando al techo.

-¿Hola?- Contesto con un tono sin vida. Muy común en él desde “aquel” incidente.

-¿Takao Kazunari? Habla Hatsuki Nara. Soy la representante legal de la familia Midorima- Se le bajo la sangre hasta los tobillos y los ojos se le abrieron demasiado –Llamo para informarle un “acuerdo” que el Señor Midorima desea proponerle…- 

 

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*Dolor de caballo: Para las personas que no esten relacionadas con el término, es un dolor que se presenta usualmente en las costillas haciendo muy dolorosa la respiracion. Se da debido a la inhalacion repetitiva por la boca, normalmente durante la actividad fisica.

Notas finales:

¡Espero con todas mis fuerzas que les haya gustado!

Cualquier duda, comentario, critica o sugerencia es bien recibida.

Sus comentarios me ayudan a mejorar y no saben cuanto me sirven como apoyo moral cuando siento que las ideas no fluyen xD

Muchas gracias por leer! :3


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