Un día como cualquier otro en la ciudad, la humanidad seguía conservando esa estupidez de la que se destacaba, si no es que se estaba volviendo aún más.
Definitivamente seriamos el blanco perfecto para cualquier invasión alienígena, sin importar que especie sea, o de donde venga, nuestra estupidez nos hace definitivamente vulnerables ante alguien superior.
Solo había alguien que se negaba a que eso pasara, no dejaría que la raza humana se extinguiera gracias a las acciones de un solo individuo.
-No me vencerás humano apestoso-. Gritaba, alzando su puño al aire.- Soy uno de los mejores invasores de Irk, ¡SOY ZIM!-. Parloteaba el alienígena levantando los brazos declarándose oficialmente victorioso ante esa batalla.
-No dejare que conviertas a la humanidad en esclavos-. Un joven pelinegro se ponía frente al alíen.- Recuerda que yo soy el salvador de la tierra-. Le dijo seguro, Zim sonrió con burla.
-Asquerosa larva humana-. Insulto.- Al imperio Irken jamás le servirían los humanos como esclavos, seria desperdiciar recursos Irken-. Dijo con burla provocando la furia del humano.
-¡Ahhh!-. Grito el pelinegro mientras corría para plantarle un buen golpe al alíen por menos preciar a su raza.
-¡Ahhh!-. Zim hizo lo mismo, no dejaría que la asquerosa larva humana siguiera interfiriendo en sus planes.
-Ustedes dos dejen de pelear-. Una joven de cabello morado apareció entre ambos.- Dib, papá dice que vayas a casa, hoy te toca escoger el lugar en donde cenaremos-. Le dijo Gaz, su hermana, no muy feliz de tener que interrumpir su videojuego por ir a buscar al raro de su hermano.- Deja de jugar con Zim y ven a casa, o me asegurare de transformar tu vida en un remolino de ruina y sufrimiento-. Amenazo la chica antes de irse mientras reiniciaba la partida de su videojuego.
-Bueno creo que lo dejaremos para la otra Zim-. Decía Dib mientras seguía a su hermana dejando al Irken solo.
Al encontrarse solo, Zim suspiro con cansancio, ahora consideraba divertido pelearse con Dib por nada, y era eso exactamente, él ya no planeaba conquistar la tierra, después de que en la última llamada que había hecho a los más altos reportando su avance con la misión como era de costumbre, estos le dijeron que él ya no era catalogado como invasor del imperio Irken, que lo habían mandado a la tierra para que no interfiriera con el plan “Ruina Inevitable parte II” y con el que seguía “Ruina Inevitable parte III”, esto dejo shockeado al pobre alíen.
Sus líderes no dijeron nada más, solo que ya era libre de hacer lo que quisiera en donde estaba, que no se molestara en llamar de nuevo ya que cortarían toda la comunicación posible con el planeta tierra.
Zim había decidido conquistar la tierra para poder ser el amo y señor de los humanos, pero cada vez que salía de su casa venia el nivel de estupidez que estos seres poseían, haciéndolo desistir de sus planes de conquista. De nada servía conquistar a una especie que no servía para nada.
Así que decidió continuar con su vida como hasta ahora, solo que había olvidado un pequeño detalle y ese era Dib, su némesis.
El amante de lo paranormal seguía “frustrando” sus planes de conquista, sin darse cuenta de que en verdad, ninguno de los planes del extraterrestre era realmente un peligro.
Por mera diversión el Irken ideaba planes inofensivos para que después Dib lo detuviera y comenzaran una batalla por el “bien” de la humanidad.
La verdad es que disfrutaba de las batallas que tenía con Dib-humano, esa era la única razón por la que seguía ideando planes para conquistar la tierra.
Llego algo cansado a su casa, tenía que admitir que agarrarse a golpes con el apestoso humano, no era de lo más inteligente para la raza a la que pertenecía.
-Ese Dib-humano sí que pega fuerte-. Decía el ex invasor mientras se sobaba uno de los hombros.
-¡Amo!-. Apareció la unidad SIR de Zim.- ¿Adivine quien hizo waffles?-. Dijo el robot sonriente.
-¡NO!, ¡Hoy no comeré eso de nuevo!-. Negó el alíen.
-¡¡¡WAAA!!!....¡WAAAA!-. Gritaba GIR, Zim solo cubrirá sus antenas ante semejante griterío.
-¡YA BASTAAAA!-. El robot paro de gritar.- Comeré solo uno-. Acepto de mala gana el Irken, GIR se acercó a su amo con un plato repleto de waffles para que comiera.
-¿Cómo le fue hoy con Mary?-. Pregunto el robot con una sonrisa, siempre procuraba recibir a su amo con una sonrisa, para que Zim no estuviera triste por lo que su raza le hizo.
-Se llama Dib-cosa-. Lo corrigió el alíen.- Y me fue igual que las ultimas 300 veces que ha intentado detenerme-. GIR sonrió y acerco un segundo plato lleno de waffles a la mesa para que su amo los comiera.
-Basta de waffles-. Detuvo a su unidad SIR antes de que pusiera un tercer plato en la mesa, GIR solo agacho su antena.
-Oh es cierto ya empezó el programa del mono-. Dijo alegre mientras dejaba a su amo en la cocina y él se encaminaba a la sala para ver el estúpido programa del mono.
Zim aún no entendía cómo es que a GIR podrían gustarle ese tipo de programas que los humanos hacían para entretener a las Larvas humanas, el programa de un mono que arroja sus desechos a los humanos, era un claro ejemplo de que los humanos eran los culpables de su misma estupidez.
Zim se dirigió a su cuarto, en él se encontraba lo básico para la habitación de un humano, pues él no la usaba mucho.
Ya era de noche, las estrellas brillaban en el cielo, Zim se acercó a la ventana para contemplarlas, el cielo reflejan un azul obscuro, parecido al color de camisa que usa Dib, movió su cabeza desvaneciendo todo pensamiento referente al humano.
-“¿En qué rayos estoy pensando”?-. Se preguntó mentalmente.
Era cierto que el Dib-humano pasaba últimamente por sus pensamientos, después de todo, no iba a negarlo, el humano se había vuelto, como dicen las féminas, atractivo ante los ojos de ellas, y él no se quedaba atrás, a pesar de no haber crecido mucho en su estadía en la tierra era un poco más bajo que Dib, el moreno lo rebasaba por una cabeza.
Ambos había cambiado mucho físicamente, Dib se había vuelto más alto, seguía vistiéndose igual con una camisa azul naval, pantalones negros y su típica gabardina negra con cuello levantado, había cambiado sus lentes redondo, por unos más chicos y finos, lo que le daba un aspecto intelectual si pasar a ser tomado por nerd, se había dejado crecer el cabello un poco, pero conservaba ese mechón digno de los varones Membrana.
Mientras que él, había cambiado su traje Irken por una camisa negra y pantalones negros, y había agregado una gabardina de cuello alto de color magenta, también había cambiado su típica peluca, ahora esta era un poco más larga.
Ahora Dib rondaba los dieciséis años y aún seguía con la obsesión de lo paranormal, y él también podía para por un adolescente cuando en realidad rondaba los cincuenta años en tiempo de humanos.
Suspiro de nuevo mientras veía las estrellas, sin duda Dib-humano rondaría sus pensamientos hasta que decidiera descansar un poco, después de todo, él era la única razón por la que aún estaba viviendo en la tierra.
A unos miles años luz de la tierra, se encontraba una nave varada en el espacio, dentro se podía ver a un ser viendo el parabrisas de su nave que también funcionaba como cámara, ese ser veía como Zim miraba embobado las estrellas mientras leía sus labios, solo entendió una cosa, y eso era lo esencial para obtener su muy preciada venganza.
Hace unos días había recibido una llamada de los más altos, avisándole que su tiempo de encontrar un planeta que conquistar había terminado, por lo tanto, la base de datos de La Inmensa, la descartaba como invasora y era desertora del imperio Irken, que era libre de hacer lo que quisiera, pero no tenía permitido presentarse como parte del imperio, la habían desterrado.
Y todo por culpa del que la había hecho perder su prueba como invasora, Zim se las pagaría a como diera lugar, y su venganza era clara, le arrebataría a Zim la cosa más importante para él.
-Dib-. Escucho la Irken que Zim murmuraba ese nombre antes de alejarse de la ventana para entrar en la habitación.
-Así conque él es a quien tengo que arrebatarte-. Sonrió con malicia.- Esto será pan terrestre comido, MUAHAHAHAHA-. Rio como loca.- ¡Mimí!-. Llamo a su unidad SIR.- Prepara las coordenadas para llegar a la tierra, es hora de poner en marcha mi venganza-. La unidad hizo un saludo militar y de inmediato inserto las coordenadas para dirigirse a la tierra.
-Esta vez, la venganza será mía-. Dijo la Irken antes de que su nave arrancara hacia su nuevo destino.
aki les dejo el link corregido de la imagen.
asi es como me omagino a Zim y Dib en este Fic ^^