-¡Mis padres están furiosos! Dicen que están dispuestos a cualquier cosa para vengar mi deshonra-sollozaba Kaname.
-Tranquilizate por favor-Zero se acercó a abrazarlo pero éste lo evadió.
-¡Todo esto es culpa tuya! Sabía que estar contigo sólo me traería problemas ¡Te odio!-gritó con fingida molestia mientras golpeaba el pecho del peliplateado con sus puños.
Zero lo tomó de las muñecas deteniendo sus golpes, se acercó a sus labios y detuvo los reclamos del castaño con un dulce beso que lo hizo sonrojarse como en otras ocasiones.
-Todo estará bien-acarició suavemente su mejilla mientras Kaname lo observaba con su acostumbrada expresión de ternura y furia-¡Escapemos juntos! Vamos a otro lugar, uno donde podamos ser felices...
Una sola cosa pasaba por sus mentes en ese momento: ¿Cómo llegamos a esto? Y es increíble que se lo pregunten úes su encuentro había sucedido hace unos cuantos meses y en ese momento ninguno midió las consecuencias de sus actos, al parecer, creían que una relación amorosa entre un vampiro y un cazador era lo más normal del mundo.
Todo ocurrió una fría noche de otoño: el follaje de los árboles era suavemente mecido por la corriente de aire y la luna resplandecía iluminando hasta el rincón más oscuro.
Zero había salido a caminar pues el insomnio no le permitía dormir y, siendo completamente sinceros, no le molestaba salir a esa hora pues todo era silencioso y le permitía apreciar tranquilamente todos y cada uno de los pequeños detalles que aquella noche la brindaba.
Sin darse cuenta llegó hasta el territorio de lo vampiros, no prestó mucha atención y continuo con su camino pero algo, o mejor dicho alguien, atrajo su mirada.
Era un chico sumamente apuesto: su cabello era castaño, lacio y parecía estar en capas; tenía una mirada penetrante y sus ojos tenían un tono rojizo; era dueño de una sonrisa encantadora y todo en él era perfecto.
Estaba perdido en la imagen de ese desconocido y por extraño que parezca una oleada de sensaciones recorrieron su cuerpo con tan sólo mirarlo; de pronto una chica se acercó a abrazarlo y los celos se apoderaron del cazador que comenzó a caminar hacia donde ellos se encontraban.
Se detuvo en seco, no podía entender aquel extraño sentimiento y sobre todo porqué lo experimentó al ver esa escena.
No hizo más que regresar a su casa y tumbarse sobre su cama mirando al techo, apoyando su cabeza sobre sus manos con la imagen de ese chico rondando su mente.
-Era tan lindo...-suspiró-Es una lástima que no sepa nada de él y sobre todo que sea un vampiro. Ni su familia ni la mía aceptarían cualquier tipo de relación entre nosotros. Si tan sólo pudiera verlo una vez más, estrecharlo entre mis brazos y explorar cada centímetro de su cuerpo... Con eso me bastaría.
Pasó el resto de la noche en vela, por más infantil y cursi que sonara se había enamorado a primera vista y era la única ocasión en la que tuvo verdaderos deseos de compartir su vida con alguien.
-Algo se me debe ocurrir para acercarme a él, necesito acercarme a él a toda costa sin importar si ambos somos hombres o si los de su especie y los de la mía son enemigos.
Permaneció recostado en la cama buscando el plan perfecto para entrar al territorio de los vampiros sin que su identidad fuera descubierta y así poder investigar a ese chico y salir de las dudas que le surgieron desde que lo vio.
Se levantó de la cama rápidamente y fue a mirarse al espejo.
-Si me acerco así me reconocerán de inmediato-tomó un mechón de cabello y lo observó con detenimiento-No es presunción pero mi familia ha sido cuna de grandes cazadores, con verme bastará para saber quien soy y no hay muchas personas con rasgos como los míos...
Regresó a la cama y abajo, faltaban apenas unas horas para el amanecer y él no había conseguido dormir siquiera unos minutos pero no le importaba pues de no haber sido su falta de sueño nunca habría conocido a ese chico y las últimas horas le hicieron pensar muchas cosas que lo llevaron a descubrir una idea, aunque no fuera la más brillante, para acercarse a él y saber quien era.
Estos pensamientos le dieron cierta tranquilidad y un poco de confianza, se sentía tan seguro que consiguió dormir, imaginando lo que pasaría en los días siguientes y un sin fin de cosas que dibujaron una ligera sonrisa en sus labios.
Sin embargo su placer no duró mucho: los rayos del sol atravesaron las ventanas y, como cada mañana, su madre entró en la habitación para despertarlo y que comenzara con sus labores diarios.
-Buenos días Zero, es hora de levantarse-caminó hacia la ventana dispuesta a abrir las cortinas.
-¡Sólo cinco minutos más, por favor!-el peliplateado cubrió su cabeza con una almohada.
-¡Dejate de bromas!-ordenó su madre abriendo por completo las cortinas-He dicho que es hora de levantarse, el desayuno está listo y tu padre y yo te estamos esperando-salió de la habitación.
Zero se levantó pesadamente y caminó hacia el comedor donde lo esperaban, se sentó frente a la mesa con desánimo y apoyo su barbilla sobre la palma de su mano.
-¿Dormiste bien hijo?-preguntó su padre observándolo con detenimiento.
-Sí, supongo...-susurró.
Sus padres lo miraban cuidadosamente, no entendían porqué Zero actuaba de esa manera. No era normal verlo tan desganado ni tan distraído, sabían que algo le ocurría y esperaban que él mismo lo dijera.
-¿Me vería diferente con otro corte?-preguntó al aire el peliplateado.
-¿Por qué lo preguntas?-su madre lo miró intrigada.
-Por nada en particular, es simple curiosidad.
-Un simple corte no hace mucha diferencia, tal vez con otra ropa, un diferente color de cabello y ojos y un cambio de actitud podrías parecer otra persona-agregó su padre sin darle importancia.
-¿En verdad lo crees?-gritó emocionado.
-¡Definitivamente! Aunque no entiendo porqué harías algo así.
-¿Por qué te interesa tanto verte diferente? ¿Hay algún problema?
-Como dije no es más que curiosidad, no tendría sentido hacer todo eso por...-el cazador guardó silencio pues estaba a punto de dar a conocer sus verdaderas intenciones.
-¿Por?-su padre lo miró fijamente.
-Por nada-respondió nervioso-Gracias por todo, tengo que irme-salió rápidamente de la casa sin dar más explicaciones.
Le acababan de dar una gran idea, ahora sabía que hacer para cumplir sus planes. De no haber sido por esa conversación probablemente aún estaría inseguro e indeciso pero ya estaba convencido de lo que necesitaba.