Estaba nevando en la ventana, hace mucho tiempo que no veía que nevara, simplemente el clima era hermoso.
Había despertado aquel día tarde, cuando observe mi despertador mostraba la hora en grandes números de color rojo: 12:30 del día, mi hermano no se ha levantado. Olvido presentarme, sería tonto que no lo hiciera ya que cualquier historia, cual sea su género este debe de ser conocido, Elliot Flin es mi nombre, vivo únicamente con mi hermano mayor en una pequeña casa al norte de Londres, tengo 16 años.
Tengo que arreglarme si deseo salir, no quiero que vea mi rostro lleno de sueño, me veo al espejo y veo el mismo cabello revoltoso castaño, mi piel blanca y mis ojos azules, me lave bien el rostro llenando mi cara de jabón para después examinar si aun no salía algún pelito símbolo que algún día podría tener bigote, pero no, aun soy muy chico.
Jamás me he considerado guapo, pero no lo sé a decir verdad, en toda mi vida jamás he tenido novia, tal vez sea por mi timidez ya que recuerdo haber recibido más de diez propuestas de chicas muy lindas, pero no sé, espero a la persona indicada.
Cuando salí del baño regrese a mi habitación para colocarme unos jeans, una playera roja que me encanta por su estampado en la zona del pecho, y una chamarra, no quería resfriarme afuera, una chamarra azul estará bien, tome mis tenis y por un momento entro a mi mente usar algo que me hiciera más alto, no sé porque, pero tacones fue lo primero en lo que pensé, pero no puedo usarlos, soy hombre, he de admitir que soy bastante bajito, mido únicamente un metro con sesenta y dos centímetros, siendo fácil de reconocer solo por mi melena café.
Salí corriendo de mi casa mientras el frío y la nueva caía sobre mí, pero está bien, me encanta cuando nieva, muy pocas veces he visto la blanca nieve, de niño la observaba para jugar ahora veo un cálido y reconfortante para pasar ese momento con la persona especial a la que quieres.
Camine por las calles de la ciudad observando a las personas pasar con sus grandes abrigos, caminaban rápido para alejarse del frio pero yo no, yo quería sentir a cada momento como la nieve me cubría.
Después de varias cuadras llegue al parque donde vi a George, George Marshall, un querido amigo mío que tiene el increíble talento de meterse en problemas, es buen chico, siempre me ayudaba cuando era molestado en la escuela debido a mi estatura ya que él es mucho más alto, aproximadamente un metro con setenta y cuatro centímetros, de cabello oscuro y bastante más largo, ojos verdes con un piercing en su oreja derecha, siempre se demuestra serio pero conmigo suele ser bastante infantil.
-Elliot, por fin llegas, cuéntame camarada, ¿Qué te ha retrasado tanto?
-Me desperté tarde, mi hermano fue con unos amigos ayer y olvido despertarme hoy, creo que esta borracho.
-Fue nuevamente a los bares verdad, si un día lo encuentro le diré algo- Olvide decir que George tiene 19 años.
-Esta bien no hay problema, ¿para que has decidido citarme hoy?
-Simple, ¿recuerdas a los chicos con los que me pelee la semana pasada?, averigüe donde estaba su escondite, iré a rayar su pared para que aprendan a no meterse conmigo, después escaparemos.
-No creo que sea una buena idea, además yo entonces porque vengo.
-Simple, para vivir una aventura juntos, tú serias la primera persona en la que pensaría si quisiera pasar una aventura.
-No me convence George…- pero antes que pudiera seguir hablando el me jalaba de la mano, era extraño pero a la vez interesante ya que su mano estrechaba la mía, no sabía que ocurría conmigo, hubiese sentido mejor su mano si no tuviera puestos sus guantes para el invierno, pero me gustaban eran suaves.
-Vamos, será divertido- George seguía jalándome.
Yo no me molestaba, el es mi amigo desde hace años, lo conozco y confió en el, casi siempre nos metemos los dos en problemas, pero me agrada estar con él, iría a donde él fuera, es mi amigo y lo quiero, tal vez confunda lo que siento.
Corrimos un poco hasta que llegamos a un camino en el que a su izquierda se encontraba un pequeña subida de pasto y hierba dentro del mismo parque, sobre el cruzaba un bello puente de piedra blanca, había dos arcos de aquel puente, el que se encontraba sobre la subida y el que estaba al lado de esta.
-Ellos se encuentran bajo el puente sobre este pequeño cerro- hablo George.
Antes que pudiera decir algo subió la pequeña cuesta, le seguí obviamente muy de cerca, se oculto tras el arco en caso que estuviera la pandilla, debajo del arco sobre esa colina había una manta que cubría su territorio, George entro y yo lo espere afuera, estaba preocupado que algo pudiera pasarle.
Después de unos minutos salió corriendo de la manta, me grito que escapáramos ya que los demás chicos lo habían visto, no termino de hacer el graffiti según me conto, escapamos bajando por entre el pasto, por desgracia, caí por unos matorrales hasta que llegue al suelo, me había cortado en la mejilla un poco pero la sangre brotaba de la herida.
Cuando caí al suelo George me ayudo a levantarme y corrimos juntos debajo del arco, corrimos por varios minutos hasta que pudimos ocultarnos en unos matorrales.
-Estas bien pequeño- me dijo George –sale sangre de tu mejilla.
-No te preocupes estoy bien- pero mi mejilla ardía.
-Déjame curarte- tomo su mochila y encontró un pañuelo con el que limpio mi rostro, tomo una botella de agua y para desinfectarme de alguna manera.
Por alguna razón estaba nervioso, no nervioso que me fuera a pasar algo, sino de la situación, no sabía cómo reaccionar, como actuar, solo sentía como me limpiaba y me ayudaba, pasado un rato acariciaba mi mejilla, con sus guantes tan suaves y cálidos.
-Pobre de mi niño, se ha herido- en ese momento beso mi mejilla.
-¿Qué demonios haces?- le pregunte, estaba asustado y extrañado, no sabía cómo reaccionar, me sentía extraño pero me agradaba.
-Lo siento, es que eres lindo como para consentirte- hablo él, jamás lo había escuchado así, hemos estado juntos por mucho tiempo, no pude que sus sentimientos hacia a mi han cambiado.
-Yo… yo… yo me tengo que ir… lo… siento- corrí.
Corrí extrañado ya que no estaba seguiros de lo que sentía, cada vez que estoy con George me siento bien, soy pequeño y muchas veces el me ha ayudado y defendido en la escuela cosa que me hace sentir seguro cuando estoy con él.
Somos amigos pero no que pensar, jamás me había dicho que era lindo, pero siempre me ha dicho que le agrada verme, cuando jugamos a pelarnos terminamos muy juntos (cosa que no me desagrada).
Los chicos que nos buscaban se habían ido, estaba solo y lo único que quería era aclarar mis ideas, no sabía, sentía la garganta seca y a la vez me sentía muy extraño, no sabía que sentía en el fondo, ósea, no soy gay ¿o si lo soy?, estoy completamente confundido.
-Elliot, lo siento mucho, no sé que me ocurrió- George apareció detrás de mí.
Yo estaba apenado, extraño, había una parte de mí que deseaba estar con él, pero tal vez como algo más que un amigo, y otro lado de mí no sabía qué hacer, estaba completamente sonrojado.
-Yo…yo me tengo que ir, a… adiós…- pero antes que pudiera decir algo más he irme George me tomo de mi brazo derecho deteniéndome.
-Elliot, te tengo que decir algo- agacho un poco la cabeza –yo te quiere, te quiero realmente, tal vez sea tu lindura, pero en serio quiero que seas algo más que mi amigo- en ese momento me abrazo tiernamente.
-George, yo no sé qué decir…
-No digas nada, solo déjate llevar- en ese momento acaricio mi mejilla y beso mis labios suavemente.
El beso fue tierno y sincero, me sentía vivo, ya no temía a lo que sentía y no me encontraba confundido.
-Tu no digas nada, solo se mío- fue lo último que dijo George antes de irnos, sus primeras palabras cuando dejamos de ser amigos y empezamos a ser amantes…