Fue fácil vivir día tras día
Sin tacto con el Ritmo y el Blues.
Pero ahora necesito un poco de dar y tomar
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El sabor mentolado inundo su boca bajando suavemente por su garganta hasta perder el rastro en sus entrañas adoloridas, de sus labios exhalo una espiral de humo gris danzante entre el cristal opaco y el frio intermitente de la ciudad.
La mirada plateada observo el cielo grisáceo y opaco, dio una calada más al delgado tubo entre sus labios pintados de carmesí, escucho el ruido de los autos y las maldiciones en varios idiomas, las personas corriendo para aguardarse de la lluvia y otros simplemente sacando sus paraguas para seguir con su rutinarias vidas, la decadencia admirada no hacía más que remover dolores extraños en su corazón.
Un ligero escalofrió recorrió su espalda ligeramente cubierta por una camisa de tirantes más no le dio importancia, acaricio un mechón plateado y una sonrisa hueca se instalo en sus labios rotos.
Ligeras memorias esparcidas con sentimientos de tintes nostálgicos, el abrumador recuerdo de aquella colonia almizclada combinada con el sudor de su cuerpo, los besos impregnados en su piel quemaban cada rincón y la indiferencia de aquella mirada oscura se cernían cada vez más no dejaba de disfrutar de aquellos lacerantes dolores.
El chirrido de la puerta lo alerto más siguió observando por el vitral, entre ruidos pequeños y susurros de ropas dejadas en la entrada, el peliblanco inmerso entre las pequeñas gotas que tintineaban al estrellarse, bajando como pequeños riachuelos para juntarse en uno más grande y viajar a través de los canales vacios de aquella ciudad deplorable e insignificante.
El eco de los pasos mojados sobre el piso dejaron evidencias ligeras, lo sintió acercarse y un par de brazos rodearon su cintura atrayéndolo hacia aquel cuerpo, el aroma a cítricos inundo sus fosas nasales mientras era sentado entre las piernas del pelirrojo, las orbes esmeraldas observaron a las plateadas y en un mudo silencio el joven pelirrojo escondió su cara entre el cuello blanquecino inhalando el aroma a lluvia impregnada, sus labios acariciaron esa piel cremosa y adictiva.
-El no volverá-
Su voz ronca se desvaneció entre esas palabras rutinarias, alzo su mirada y observo aquel rostro infantil, una mueca en esos pequeños labios pintados de carmesí conmovió su dañada alma pero hincaron el veneno en su corazón.
-Lo sé.
Acaricio el mentón del peliblanco, la suavidad de esa `piel manchada lo atraía como una abeja a la miel más la toxicidad lo embriagaba, movió el mentón del menor y lo atrajo en un beso lento, mortífero con sabor a tabaco y dolor.
A fuera la lluvia continuaban su ritmo constante y una triste canción se entonaba taciturna y melancólica en algún lugar de esa ciudad.
*
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A algunos les gusta irse lejos de vacaciones, irse del barrio.
Tomar un vuelo a Miami o a Hollywood.
Pero yo estoy tomando un galgo en el cauce del río Hudson
Estoy mentalmente en Nueva York.
Porque estoy mentalmente...
En...Nueva...York