Sucedió en una ciudad muy tranquila al este de Shanghái, China. Un joven profesor de matemáticas, Yunho Jung había perdido toda esperanza en la felicidad y el amor después de perder a la mujer que amaba. Creía que podría tener una vacía existencia hasta el fin de sus días pero no fue así.
- Pensé que sin ti no podría seguir – dijo suspirando frente a un enorme ventanal que daba una excelente vista de la ciudad – ¿Algún día podrás perdonarme?
Esa mujer en la que tanto pensaba fue el amor de su vida. Era profesora en la universidad en donde él asistía, planeaba casarse con ella al terminar su carrera y conseguir un trabajo. Cuando finalmente logro sus metas era el momento de casarse… pero algo sucedió.
Trabajaba como profesor en una secundaria. Una de sus alumnas se había obsesionado con él, hasta el punto de acosarlo no solo durante horarios de clases sino fuera de estas.
La alumna desesperada por el rechazo de Yunho una tarde lo siguió lo tomo del rostro y lo beso apasionadamente. Desgraciadamente ese día la prometida de Yunho fue a buscarlo. Cuando llego vio a su amado besando a una alumna. Entre llantos ella se echo a correr, Yunho al notar que su novia lo había visto salió tras ella para explicarle lo sucedido.
La mujer en llanto estaba cruzando la calle… sus ojos empañados de lágrimas no notaron al camión que se le acercaba a gran velocidad, quedo inmóvil ante su sorpresa y el camión la envistió.
En el hospital durante varios días ella luchaba por su vida, YUNHO rezaba por un milagro que la salvase, se sentía muy culpable pues su amabilidad con los alumnos había prestado a confusiones como las de su alumna, por eso dejo su cargo como profesor para asi cuidar de su novia.
La alumna que lo había besado fue a verlo al hospital, no sentía remordimiento todo lo contrario esperaba que la novia de su profesor se muriese para así ella quedarse con él. Al escuchar los sentimientos egoístas de la muchacha YUNHO se enojo bastante, echándola casi a patadas diciéndole que jamás la amaría ni ahora ni nunca.
Justo en el momento en el que YUNHO echaba a la alumna, llega la madre de su novia y le dice que ella abrió los ojos, ilusionado corre hacia su amada… pero al llegar encuentra a la madre llorando sobre los brazos de su hija. Había sido tarde ella había fallecido.
Desde aquel incidente YUNHO se había vuelto un profesor duro como una piedra con una frialdad extrema hacia sus alumnos. Dos años desde aquel incidente, dos años de vivir amargado, dos años de vivir infeliz. De alguna manera YUNHO odiaba a sus alumnos por lo sucedido en el pasado con aquella alumna, a la cual nunca más volvió a ver.
Regreso a su ciudad natal para trabajar como profesor cerca de su familia. Tenía un padre que había sido profesor de música, un hombre sumamente amable y divertido; lo que más deseaba el anciano era tener la casa llena de nietos y que sus hijos se casaran. Su hermana mayor BOA era profesora de literatura, tenía una hija de 12 años, había enviudado hace seis años. Ella también regreso junto a su padre para borrar su pasado y empezar de nuevo.
Sorpresivamente a la vida de la familia Jung aparece un muchacho de 17 años que viene de Corea del Sur, Kim Jaejoong. Un joven atlético y muy atractivo entre las muchachas. Desde los 14 años ha vivido solo en un lujoso departamento que su familia le alquila.
De alguna manera lo habían apartado de su ciudad natal enviándolo a China, pues sobre él pesaba un gran secreto que su familia debía esconder. Era un muchacho sumamente divertido, amable, disfrutaba de los pequeños momentos de la vida como ver las puestas de sol. Era famoso en toda su escuela no solo por su atractivo, sino por su talento innato en el futbol. Desde su ingreso al instituto había estado en casi todos los clubes deportivos, pero el futbol le sentaba de maravilla, se convirtió en el capitán del equipo otorgándole a su escuela dos torneos nacionales y uno internacional contra Italia, claro eran juveniles.
Por fuera era un chico sumamente alegre, amable sin ninguna preocupación, pero nadie podía ver que por dentro lloraba y pedía auxilio, nadie lo veía ni notaba su dolor. Para sacar su dolor algunas veces salía por la noche y pelaba con los pandilleros que causaran problemas a la gente, no porque fuese un héroe sino para no desquitarse con personas inocentes. Como no debía ser reconocido como un estudiante salía disfrazado pues debía proteger la reputación de su equipo y del instituto. Se cubría con una bufanda blanca la mitad de su rostro y vistiendo siempre de negro.
El destino hará que estas dos personas se encuentren. Una tarde Jaejoong caminaba por la calle de regreso a su departamento, cuando repentinamente el viento le arrebata de su mano una notificación muy importante. Él va tras ese papel, podría parecer extraño pero sentía como si ese insignificante papel lo estuviese guiando hacia un lugar. Pensando en esa posibilidad no se había dado cuenta que estaba en un callejos de mala muerte, conocido como el callejos del Deseo. Donde había burdeles para la lujuria y juego ilegal.
Tomo el papel, lo guardo y se preparo para marcharse sin ningún sobresalto. Cuando repentinamente escucha unos ruidos como de golpes, curios se asoma lentamente para ver lo que sucedía. Noto que un grupo de chicos le estaba proporcionando una feroz paliza a un muchacho o eso parecía verse. Si bien él no quería meterse porque aun llevaba el uniforme de su instituto. Pero algo en su pecho le decía que no podía abandonar a ese muchacho, no lo podía dejar; debía ayudarlo.
- Que esa extraña sensación- dijo Jaejoong mirando detrás de su espalada, ya que sentía como alguien lo estaba empujando.
Sin pensarlo derivo a los cinco chicos, no le fue difícil pues desde niño había practicado artes marciales y era un experto. Los deja desmayados para así no lo viesen con su uniforme escolar.
- ¿estará muerto? – dice acercándose al joven tendido en el suelo – y… si esta muerto…- dice asustado – ay… Jaejoong quien te dice que te metas en problemas – dice despeinándose el pelo.
Cuando Jaejoong estaba por tocarlo el joven se levanta, claro estaba quejándose del dolor pues tenía una herida bastante profunda en la frente. Aun mareado mira fijamente a Jaejoong. Este se asusta pues esos ojos le había producido escalofríos, pero al mismo tiempo estaba asombrado pues jamás había visto a un oriental con ojos claros, eran casi grisáceos – No son lentes de contacto… ¿Qué extraño? – pensó Jaejoong.
Se acerca al extraño y le entrega su pañuelo con la finalidad de que el joven cubriera la herida de su frente. Antes de que el joven lo reconociera salió corriendo, esperando jamás volver a verlo. Ya que tenía esa extraña sensación de peligro cerca de ese joven, sentimiento que esperaba jamás volver a sentir.
A la semana siguiente Jaejoong decide saltarse la clase de música e ir a dormir a la biblioteca pues solo le gustaba el futbol. No era muy bueno estudiando y la escuela solo lo tenia por su talento.
- Es suelo alfombrado de la biblioteca es un buen lugar para dormir – dijo Jaejoong recostándose boca abajo.
La biblioteca era un lugar muy silencioso, en donde ni la puerta hacia ruido al abrirse. Las mesas de estudio estaban ubicados detrás de los estantes de libros. Era bastante amplio, tenia enormes ventanales ubicados cerca de las mesas de estudio individual, aunque estaba cubiertos por una cortina que oscurecían el recinto.
La puerta se abrió – Esta debe ser la biblioteca… es bastante grande – miro lo oscuro que estaba - ¿Quién habrá cerrado las cortinas? – abre las cortinas.
La biblioteca se ilumina completamente, pero el nota que había un alumno tendido sobre el suelo – se habrá desmayado – se pregunta, pero inmediatamente escucha los ronquidos del alumno. Molesto pues debía de estar en clases patea al alumno para que se levantara.
- No molesten - dijo Jaejoong acomodándose en el suelo.
- ¿No molesten? Estos alumnos – bufo molesto - se piensan que pueden mandar a sus profesores – dijo levantando a Jaejoong del extremo de su uniforme.
Jaejoong aún estaba dormido pero decidió ver quien lo había molestado en su descanso. Bostezo pero sus pupilas se dilataron al ver de quien se trataba.
- Usted… - señalo Jaejoong sorprendido.
- Tu…
Desde afuera de la biblioteca se escuchaba la voz de una mujer llamándolo – Yunho - esa mujer estaba junto al director del instituto.
- Tu… eres el muchacho que derivo a los pandilleros – Dice Yunho
- Usted es el hombre que estaba en el callejón del Deseo – dijo Jaejoong - ¿Qué hace despertándome?
- ¿Qué haces tú, durmiendo en horas de clase? – replico Yunho
- Ah… es un profesor – dijo Jaejoong ansioso y con una sonrisa mientras escuchaba como el director llamaba a Yunho.
- ¿estás en problemas? – dijo Yunho tomando del brazo a Jaejoong.
- No… usted está en problemas… un profesor en eso lugares – sonrió satisfecho pues tenía acorralado a Yunho.
- ¡¡¡Que!!! Yo no estaba en busca de placer si es lo que insinúa tu cabeza .- Dijo molesto
El director junto con la mujer estaba por ingresar a la biblioteca. Ese día Yunho empezaba a trabajar como profesor de matemática en un segundo año. Conocía la afamada reputación del director, no toleraba el menor de los desacatos por parte de los profesores, además era uno de los jefes del consejo escolar de la ciudad.
- Están por entrar – dijo Jaejoong mirando la puerta de entrada – ya veremos que le parece al director.
Yunho no podía permitir que un mal entendido nuevamente volviera a manchar su curiculum. La puerta se estaba abriendo así que tomo a Jaejoong y lo llevo contra la esquina de la biblioteca, justo donde la luz del sol no llegaba además estaba escudado por los estantes de libros.
Jaejoong estaba inmovilizado contra esa esquina, no podía decir nada porque su boca estaba siendo cubierta por la mano de Yunho.
- No hay nadie – mira el director.
Al escuchar la voz del director Jaejoong empieza a retorcerse para deshacerse del agarre de Yunho, pero solo logra dejar su boca al descubierto. Esta apunto de gritar para que el director lo escuchases. Yunho no podía permitirlo, pero que más podía hacer si sus manos estaban sosteniendo a Jaejoong.
- Aaa… - Jaejoong estaba a punto de gritar cuando repentinamente se calla.
El director estaba bastante ocupado así que dejo la biblioteca – Debe haber ido a mi oficina.
Jaejoong no pudo creer lo que Yunho le había hecho. Para silenciarlo lo había cubierto con su propia boca. Tal vez solo era un roce entre labios, pero para Jaejoong era un beso directo. Estaba algo encandilado, pero cuando recupero sus cinco sentido empujo a Yunho. Después se limpio los labios con la manga de su uniforme con desprecio.
- ¿Qué cree que hace pervertido? – se acomodo su uniforme – ya entiendo porque estaba en ese lugar… se lo informare al director.
- No seré el único damnificado – dijo Yunho asqueado pues había hecho algo que jamás hubiese pensado y menos con un alumno – tu también estaba en ese callejón peleando con una pandilla
- Eh?... encima que lo ayude- dijo enfadándose – Usted es el pervertido que frecuenta esos lugares.
- ¡¡Que!! – recrimina furioso Yunho y con una punzante mirada sobre el mas joven – tu usaste el uniforme de la escuela para pelear… eso amerita una expulsión…
- ¿expulsión? – preguntó Jaejoong asustado, ya que estaba al límite de la expulsión.
- Mira ahora soy tu profesor… a ambos no nos conviene que sepan cómo nos conocimos…
Molesto por los dichos del profesor, Jaejoong empuja a Yunho contra la pared y lo mira fijamente los ojos mientras lo sujetaba de ambas manos.
- ¿Piensas golpearme?
Jaejoong se ríe mientras pasa su lengua lentamente por sus labios como si saboreara una presa. Aunque maldecía el día que siguió sus instintos. Con una gélida mirada Yunho le propone un trato que a ambos le convendría.