Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Crawls in your skin por midori_bs

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

POSTER: http://min.us/i/TycJTRvGliJU

 

No lo pude resistir :(

4k de incoherencias porque mi amor por el kairis y los wolf!aus es demasiado fuerte ;~; 

Notas del capitulo:

Culpo por esto a este prompt en exopromptmeme y a exopromptmeme en general

advertencia: hum, no lo revisé, así que seguramente habrá algún dedazo por ahí. me disculpo. ah, espero que no hayan muchas incoherencias~

Las quejas de Sehun son largas y perezosas, las palabras apenas inteligibles a través de sus labios que se rehúsan a modular con propiedad. El objetivo de Sehun no es sobresalir en elocuencia, sino hacer notar su disconformidad. Funciona, la prueba siendo el gruñido amonestador que Kyungsoo dirige en su dirección. Sehun se muerde el interior de su mejilla, guardándose un gruñido en respuesta, y uniéndose a Jongin y Tao con el rabo entre las piernas,

Literalmente.

—¿Por qué siempre nos tocan las tareas más absurdas?

Tao lo observa de reojo, aburrido pero sin intenciones de hacer nada al respecto.

—Ya sabes por qué…

Es la jerarquía, los estúpidos estratos que dictan las dinámicas entre los miembros de la manada.

Los más jóvenes están debajo de todo. Estar “debajo de todo” conlleva responsabilidades, regaños y tener que cerrar la boca más de una vez.

—Terminemos esto rápido y vayamos a cazar —recomienda Jongin, sabiendo perfectamente que un impulso es todo lo que Sehun necesita para dejar de protestar. Cazar es la actividad preferida de los tres para distenderse, aunque prácticamente nunca consiguen una presa (es complicado, viéndose obligados a compartirla con el resto) y simplemente pasan horas y horas persiguiéndose unos a otros.

 

-

 

La primera ronda de vigilancia es corta. Son tres mentes de lobo las que merodean por el bosque. No hay trazos de humanidad en el depredador que analiza los aromas pegados a la madera de los árboles, a la vegetación en el suelo. La noche es compasiva, con su clima fresco pero no helado, con su luz pálida proveniente de la luna. Las sombras no parecen tan amenazadoras, eclipsadas por el silencio y la paz sólo interrumpida por las otras criaturas de la noche. Son pequeñas, torpes, ninguna representando un peligro para los tres lobos de ojos brillantes.

Un aullido. Una señal. Tres pares de orejas se elevan, reconociendo la orden del alfa y dejando aflorar su goce.

Sehun es el primero en moverse, corriendo en sus cuatro patas, tan silenciosas como una brisa, y presionando su hocico en el cuello de Jongin como gesto de cariño pero también para apurarlo.

‘¡Vamos!’ es lo que le transmite con sus empujones, dejando escapar su lengua en una serie de jadeos de excitación. ‘¡Muevete, Jongin!’.

Tao se une a ellos, el pelaje oscuro camuflándose entre la oscuridad y reflejos azules realzados por la luz lunar. Sehun lo taclea rápidamente, atacándolo con la misma nariz insistente y ganándose una mordida amistosa en la oreja a cambio. Jongin ríe, lo mejor posible en su forma lobuna, y aúlla. Es una contestación, algo similar a un ‘ok’ en ese servicio de mensajería instantánea entre ellos.

‘Oeste’ dicen los ojos de Tao, que no espera mucho más en correr hacia dicha dirección, sus patas dejando huellas profundas y largas gracias a la fuerza de su impulso. Sehun se endereza, lleno de entusiasmo y energía pura nuevamente. La presa esta vez es Tao, él está bien con eso. Es el más rápido, de todos modos, y sólo pierde con el lobo mayor cuando pelean cuerpo a cuerpo. Su peso ligero ayuda.

Jongin es el último en salir, guiándose por el camino que deja el olor de Tao en el aire, buscando en el mapa almacenado en su cabeza todos los atajos. Si Sehun es rápido, él se vale de su excelencia en el rastreo y el reconocimiento.

 

-

 

Joonmyun no está nada complacido con el aspecto que presentan al regreso. Su mirada dura mientras Yixing venda las heridas y rasguños esparcidos por sus brazos y piernas, es prueba suficiente.

Sehun levanta los ojos, grandes y temblorosos de repente, y los conecta con los del beta. Zitao continúa con la infame maniobra tomando en su poder uno de los brazos de Joonmyun y acurrucándose contra él.

Jongin hace su aporte con una sonrisa que muestra sus dientes y no es ni de arrepentimiento ni compradora, sino una mezcla entre los dos.

El beta suspira profundamente y sacude la cabeza, mostrando su rendición antes de que sigan cayendo sobre su cabeza los proyectiles de encanto.

—No le diré a Yifan —dice, liberando su brazo del agarre de Tao y llevándose a un divertido Yixing consigo—. Esta vez —remarca al notar la satisfacción en tres pares de ojos. Los más jóvenes asienten, con demasiado énfasis para mostrar que realmente creen en las palabras de Joonmyun. Pero el caso es que Joonmyun siempre dice eso, y cada vez afloja su voluntad de acero para dejar a los cachorros salirse con la suya. Son su debilidad, y eso le juega en contra más de lo que le gusta.

—Tengo hambre —murmura Tao en cuanto quedan solos en la habitación, siendo seguido por los sonidos demandantes de su estómago como si alguien hubiera demandado una prueba. Sehun se humedece los labios, considerando algo unos momentos.

—Yo igual —concluye al final, haciendo a Jongin rodar los ojos.

—Voy a revisar la heladera —avisa este último, estirándose y yendo hacia la cocina con paso deliberadamente lento. Por un lado, no tiene prisa, y por el otro es simplemente agradable fastidiar un poco a sus mejores amigos.

Sobre la mesada hay un plato grande con sobras, seguramente obra de Kyungsoo, siempre considerado del estómago de los cachorros. Los mayores ya cenaron: su juego de cacería les llevó más tiempo del necesario, absortos como estaban, y llegaron tarde.

Jongin esperaba un reproche más grande del que recibieron. Se siente agradecido del aparente buen humor que todos portan esa noche clara.

Sehun está sentado en el regazo de Tao, hablando con él de las ventajas de ser rápido o fuerte, aunque no parecen estar yendo a ningún lado con sus opiniones testarudas. Ambos levantan la mirada en cuanto Jongin deposita la comida en una improvisada mesa frente a ellos, y casi es posible ver la forma en que la saliva se acumula en sus bocas antes de que se abalancen sobre la inocente carne salteada con verduras. Jongin es inteligente y se sirve una ración separada antes de ofrecerles el alimento.

—Cerdos —comenta mientras mira a los otros dos devorar las sobras, aunque él mismo no es muy delicado al limpiar su propio plato.

 

-

 

Jongin, Sehun y Tao están juntos desde el principio. Parece algo natural, juntarte con esos que están tan bajo como uno mismo, con los que pueden simpatizar realmente con tus problemas y sentirse identificados. Son como columnas brindando soporte el uno al otro, y al mismo tiempo compañeros de juegos, travesuras y todo aquello que es irresponsable e inmaduro pero bueno para el alma.

No tienen pareja, y la soltería en una manada donde la gran mayoría parece haber encontrado a su otra mitad sólo sirve para afianzar aún más su vínculo. La soltería se siente mejor si uno no está realmente solo y tiene a otros en su misma situación para quejarse.

Aunque Jongin no le da al tema romántico mucha importancia ni lugar en sus pensamientos diarios. ¿Qué importa? Su pareja llegará el día en que tenga que hacerlo, y será quien tenga que ser. Mientras tanto se entretiene con cacerías nocturnas y obligaciones de limpieza.

Y quizás es porque el tema es tan claramente ignorado por él, que parece resentirse y atacarlo con toda fuerza una mañana.

Se supone que Tao y Sehun están trapeando el comedor mientras él lava la ropa. Las pilas de ropa sucia son abrumadoras y desagradables, pero aprovecha eso para obligarse a terminar lo más pronto posible. Estar frente a una lavadora, no obstante, es sumamente aburrido y no le lleva mucho preguntarse qué estarán haciendo los otros dos y que Kyungsoo no se enojaría si dejara la ropa sola unos momentos para hablar con sus mejores amigos.

¿Qué daño haría?

Sin embargo, Jongin no se espera encontrarse con la escena de Sehun y Tao compartiendo un beso que poca connotación amistosa puede llegar a tener. Pero es la forma en que Tao tiene rodeada la cintura de Sehun, y en que éste guía el movimiento de sus labios, lo que hace a Jongin entender la verdadera conexión entre ellos dos y cómo no se dio cuenta antes.

Para ser justos, duda que Sehun y Tao se hayan dado cuenta hace mucho, si acaso la desesperación con que se sostienen al uno al otro, como un hombre sediento en el medio del desierto frente a un oasis, indica algo.

Vuelve sobre sus pasos en silencio, una sombra oscura cruzando sus ojos perdidos en un profundo pensamiento y nuevos sentimientos en conflicto.

Es feliz por sus amigos, su felicidad causándole una grata sensación, pero no puede evitar preguntarse si alguna vez se sintió tan solo como en esos momentos.

No tener una media naranja se vuelve más problemático cuando se es el único que no comparte miradas cómplices y susurros llenos de secretos compartidos. Es… desalentador.

Todo lo que Jongin hizo en su vida fue formar vínculos cada vez más estrechos con sus dos amigos más cercanos y relaciones perfectamente civilizadas con el resto de su manada. Sin Sehun y Tao, es como si la tierra se saliera de órbita. Lo desconcierta, obligándolo a encontrar algo más con que pasar su tiempo sin obligar a la nueva pareja a dividir su tiempo con él. Jongin no es egoísta y eso es más visible en momentos como este.

Termina la lavandería en silencio, aunque hay más de mil palabras atascadas en su garganta que mueren por salir. Cuando se encuentra con Sehun y Tao, les sonríe, esperando ninguno le pregunte por qué su sonrisa parece tan dubitativa.

(Jongin guarda los pequeños granitos de tristeza en una caja, y la entierra dentro de él con la promesa de un nuevo comienzo y mejores deselances).

No es fácil ser el tercero en un mundo de pares.

 

-

 

El primer paso de su plan para sentirse menos patético es profundizar los vínculos con los miembros de la manada menos cercanos a él. Aún con su naturaleza tímida, Jongin piensa que puede hacerlo.

 

Acude a Joonmyun para pedirle que lo cambie de unidad a la hora de cazar/revisar el perímetro, a espaldas de sus amigos porque prefiere evitar explicaciones. Joonmyun acepta, sin presionarlo demasiado acerca de su súbita decisión, y la siguiente noche Jongin se encuentra  frente a frente con la sonrisa despreocupada de Luhan. Técnicamente, su contacto previo con Luhan se reduce a la bienvenida en su momento de iniciación y quizás algún “¡cuidado!” en medio de algún confrontamiento con otras manadas. Lo que también cubre su relación con los demás integrantes de su familia poco convencional desde un punto de vista humano. Jongin empieza a arrepentirse de su extrema antisocialidad, que de no existir le habría ahorrado mucho tiempo y esfuerzo.

Luhan es la clase de lobo que prefiere ir en solitario, la única excepción siendo Minseok (obviamente por el hecho de ser su otra mitad), por lo que Jongin se propone ser lo menos molesto posible. Ya es bastante que el mayor haya aceptado pasar tiempo con uno de los cachorros. Jongin se pregunta que tan manipulador puede llegar a ser Joonmyun cuando se lo propone.

—¿Problemas con los cachorros? —pregunta Luhan súbitamente.

—No realmente —Los músculos de Jongin se vuelven rígidos, dejando en claro su pequeña mentira, pero Luhan no presiona más. Realmente, no es su asunto, y la noche es demasiado larga para pasarla junto a alguien que se siente incómodo junto a él. Con esto, dirige hacia Jongin una sonrisa grande y señala el oeste.

—Ve por allí y te encontraré en el río Seth, ¿de acuerdo?

Jongin asiente, aliviado de poder dejar que su instinto de lobo lo guíe el resto de la noche.

 

En cuanto el sol comienza a asomarse en el horizonte, hace un análisis retrospectivo de las cosas y califica el resultado de su primera misión como: negativo.

Especialmente cuando Luhan corre hacia su pareja con apenas un “adiós, cachorro” en la dirección general de Jongin.

 

-

 

Luego del desalentador primer intento, Joonmyun le da unos golpecitos en el hombro y le designa como compañero de lavandería a Baekhyun, sin aceptar protestas. “Es muy temprano para que vuelvas a recluirte”.

Por otro lado, Jongin no puede sino sentirse aliviado cuando Baekhyun lo saluda con una sonrisa mucho más sutil que la de Luhan, aunque no menos amigable.

—¿Yo separo la ropa y tú preparas el lavarropas, cachorro? —propone, permitiéndose despeinar al aludido, que salta ligeramente ante el gesto. Algo perdido, Jongin acepta con un asentimiento.

La aparente tranquilidad de Baekhyun no dura mucho, y pronto Jongin es bombardeado con una serie de bromas acerca de su torpe forma de separar las prendas (y: “¿acaso nunca tocaste boxers ajenos, cachorro?” que hace enrojecer al pobre Jongin. “no me encargaba de la ropa interior…”). Pero los misiles más desequilibrantes son las preguntas acerca de la actual situación de Jongin y sus mejores amigos.

No es necesario aclarar que el menor se pasa los próximos cuarenta minutos deseando correr de ahí y encerrarse en su habitación.

Aún así, Baekhyun es agradable. Hace preguntas que no debería pero, además de humillantes, sus bromas son graciosas de verdad, y Jongin se encuentra alternando entre reír auténticamente y desear hacerse una bolita y morir.

En su mente, califica su segundo resultado como: medio.

 

-

 

El tercer acercamiento se produce, esta vez, sin necesidad de que Jongin sea quien lo inicie. Es una tarde lenta, como la mayoría de los días ociosos para aquellos que no tienen hobbies en que ocuparlos.

Jongin se estira en el sillón, piernas colgando en un extremo mientras sus ojos se fijan en las imágenes borrosas del televisor. Hay un límite de lo que una señal robada en medio del bosque puede brindarte.

—Cachorro sociable, ¿estás necesitado de amor? —enuncia la voz característica de Jongdae, poniendo instantáneamente una mueca en el rostro de Jongin. Los rumores de Joonmyun insertando a Jongin en diferentes grupos para socializar se esparcen rápido en su pequeña manada.

Objetivamente, Jongin sabe que las intenciones de Jongdae no son maliciosas, pero se permite fruncir el ceño y soltar un “no” de mala gana. Podría ser peor, pero nunca se olvida de la jerarquía y sus reglas silenciosas.

—Aw, ¿te ofendí? —la sonrisa felina (irónico, viniendo de un lobo) de Jongdae no hace más que ampliarse. Se deja caer sobre el lugar del sillón ocupado por las piernas del cachorro, arrancándole un sonido de protesta mientras patea para liberarlas.

—No realmente —rezonga Jongin, abrazando sus, preciosas y ahora libres, extremidades casi con recelo—. Me sorprendía que nadie hubiera hecho un comentario de ese tipo aún.

—Es adorable, pero deberías solucionar tus problemas con tus cachorros amigos.

Jongin suspira, hombros cayendo y enterrando su cabeza entre sus rodillas. Es doblemente desalentador, saber que su problema con Zitao y Sehun no tiene realmente el arreglo que necesita y ser consciente de la carga que es para el resto de su manada. En el orden natural, ellos tienen su media naranja y los cachorros juegan entre ellos. Pero ahí está Jongin, desorbitado y queriendo desesperadamente volver a sentirse con los pies en la tierra, seguro, en casa.

Jongdae le da unos golpecitos en la espalda (con fuerza, siendo su intención fastidiar más que ofrecer un apoyo que de todas maneras no sería bien recibido) y se levanta del sillón, retirándose sin dedicarle una última mirada.

Casi sin voluntad, Jongin reflexiona y califica el resultado de su tercer encuentro como: es complicado.

 

-

 

No hay caso.

Es inútil.

¿Qué más da?

¿Por qué me gasto en hacer esto?

Contraproducente.

Patético.

 

Jongin mantiene la cabeza en alto, le sonríe a los rostros preocupados (y confundidos) de Zitao y Sehun, se aferra con cierta desesperación a los pedacitos de atención que su manada le presta y sueña todos los días con una solución mágica que es irreal aún en el mundo de la inconsciencia. 

Mañana podría ser mejor. Las cosas siempre están sujetas al destino, y el destino es caprichoso e impredecible a los ojos de los mortales tan simples como Jongin, que luchan contra la corriente en busca de un tesoro que aguarda al otro lado y muy pocos se animan a retribuir.

No obstante, Jongin también ignora muchas cosas.

Como el común acuerdo que se instala en la manada, un silencioso acuerdo que desenlaza en Joonmyun y Kyungsoo yendo hacia la única persona capaz de encontrar una solución al problema actual: el Alfa.

Ese mismo lobo se encuentra confundido por la presencia de dos de los miembros de su manada a esas horas. Cambia el peso de un pie al otro en la puerta de su habitación, ahuyentando al sueño de sus ojos.

—¿Qué sucede?

—Es sobre los cachorros —el ceño fruncido en preocupación de Joonmyun, pone al Alfa a alerta.

—¿Alguno está herido?

—No, no —Kyungsoo se adelanta para alejar las sospechas oscuras de Yifan—. Dos de os cachorros son pareja ahora —explica. Yifan asiente.

—Sí, lo sabía —es difícil no enterarse de esas cosas cuando se comparte un vínculo tan estrecho como el de una manada, donde prácticamente el dolor ajeno se convierte en dolor propio—. ¿Es esto sobre Jongin?

Joonmyun se ve sorprendido por su pregunta.

—¿Ya sabías acerca de la situación con Jongin?

Yifan lo ataja, algo sorprendido por el tono acusador en la voz del otro lobo.

—Imaginé que sería él, considerando que en un grupo de tres, una pareja desequilibra todo.

Kyungsoo asiente ante sus palabras.

—Es ese justo el problema. Jongin se siente desorientado ahora que la dinámica de su relación con Zitao y Sehun cambió, y estuvo tratando de integrarse con el resto de nosotros, pero… —Kyungsoo se detiene, buscando la forma correcta de expresarse mientras se forma en su rostro una expresión casi de culpabilidad—. No funcionó. Todos tienen a su media naranja, no hay nadie que pueda brindarle a Jongin el nivel de atención que busca.

Yifan se reclina contra el marco de la puerta, meditando con cuidado la situación. Como Alfa, es su responsabilidad encargarse del bienestar físico y emocional de los miembros de su manada, pero especialmente de los cachorros, más jóvenes y más propensos a golpearse contra la vida mientras aprenden acerca de ella.

—Gracias por informarme, a partir de ahora yo me encargaré de Jongin —dirige hacia Joonmyun y Kyungsoo la mejor sonrisa aseguradora que puede formar y se retrae a su cuarto.

El problema es cómo hacer que Jongin se sienta lo suficientemente cómodo a su lado para cumplir sus expectativas.

-

 

Las palmas de sus manos están sudando. Boca súbitamente seca, tragando saliva compulsivamente, nervios a flor de piel. En ese estado, Jongin se dirige hacia la habitación del Alfa, intentando recordar cual fue su último paso en falso e imaginando mil y un posibilidades en su cabeza que explicarían ser llamado a ver a Yifan. El Alfa no llama a cualquiera en cualquier momento, siempre hay un motivo concreto y en el caso de Jongin, todas las veces que esto ocurrió fue para arreglar un castigo. Castigos a raíz de las travesuras que Zitao, Sehun y él realizaban juntos. Sólo que esta vez, sus amigos no están con él y Jongin está aterrado.

Inhalando profundo, golpea la puerta de la habitación del Alfa y escucha los pasos más y más cercanos a través de ella, sentidos afilados.

El rostro de Yifan se mantiene impasible mientras invita a Jongin a pasar, aunque la manera en que permanece en silencio luego, como luchando por encontrar palabras, lo traiciona.

Ahora el sentimiento predominante en Jongin es la curiosidad, viendo que no hay trazos de hostilidad en el Alfa.

—Escuché que estás teniendo problemas con Zitao y Sehun —comienza cuidadosamente, sin perderse la tensión que generan sus palabras en el cachorro—. El resto de la manada dice que estás algo perdido —ninguna de sus palabras suenan a pregunta, y Jongin lo agradece porque lo salva de negar todo y quedar en ridículo—. Pero ellos no pueden ofrecerte lo que quieres, Jongin. Tienen a otras personas para dedicarles su tiempo, además de las tareas que les corresponden.

El más joven deja caer sus hombros, ligeramente humillado por la situación en general. Se siente como un niño buscando atención en cualquiera. Que el mismo Yifan sea quien le esté diciendo todo esto, para hacerlo entrar en razón probablemente, vuelve todo aún más vergonzoso. “Deja de molestar, cachorro” es lo que escucha.

—Lo siento —es lo que dice, evitando el contacto visual con Yifan y amagando levantarse del lugar en la cama ajena que había adoptado—. No se repetirá.

Antes de que termine sus palabras, Yifan está negando con la cabeza.

—No. Dejame terminar. Tus disculpas están lejos de lo que quiero lograr con esta conversación Jongin —el más alto toma un par de pasos, observando la reacción de Jongin ante su acercamiento y procurando no intimidarlo—. Porque los otros no pueden cuidar de ti, es mi responsabilidad asegurarme de que te sientas seguro.

—¿A dónde vas con esto, Alfa? —murmura Jongin, cansando del misterio y comenzando a conectar las piezas del rompecabezas.

—De ahora en adelante puedes contar conmigo. Puede que te intimide, pero te cuidaré te guste o no —Yifan sonríe, estirando uno de sus brazos para despeinar el pelo color chocolate antes de abrir la puerta de la habitación—. Si te sientes muy abrumado puedes irte, Jongin.

Jongin. No hay muchos que lo llamen por su nombre en la manda, condenado al título de cachorro por cuestiones de estándar. Y jerarquía, la maldita jerarquía.

Yifan, no obstante…

—Gracias —consigue decir antes de retirarse, con una mirada vulnerable en dirección del Alfa.

 

-

 

Jongin deja escapar un quejido lastimero. En su forma lobuna, se mueve con un ligero cojeo. Xiumin lo empuja desde atrás, apurándolo dentro de la casa para que su pata delantera reciba la atención necesaria. El cachorro vuelve a quejarse, escurriéndose para salir a trote hacia la dirección contraria.

Xiumin resopla, cabeza lobuna moviéndose de una dirección a la otra con resignación.

Cachorros. Siempre tan imprudentes.

Mientras tanto, Jongin desacelera su trote, obligado por la nueva herida sangrante. Es todo culpa de su propia torpeza, habiéndose metido por un camino especialmente difícil, de rocas rotas y afiladas. Y entonces había resbalado…

Un bufido, similar a un gruñido retumbando en el pecho, revela la presencia de Yifan.

Me pregunto si sabrás qué es ser cuidadoso, Jongin.

El aludido protesta, intentando salvar los restos de su dignidad.

Fue un accidente.

Yifan no le responde, optando por acercarse al lobo más joven y revisa su herida. No es grave, claramente superficial, especialmente si comienza a tratarla ya. Ignorando las protestas de Jongin, comienza a acicalar el problemático corte, desinfectándolo.

Jongin se relaja, siempre siendo agradable que se encarguen de uno. Podría haber tratado el corte él mismo, pero nunca con el mismo cuidado y dedicación de Yifan, nunca logrando provocar esa calidez en su pecho que las acciones del Alfa le generan.

Gracias…

Sh.

Con un pequeño cabezazo, Yifan lo guía hacia el interior de la casa.

 

-

 

Jongin comienza a notar los cambios en sí mismo unos meses después de sellar su acuerdo con Yifan.

Aquel continuo sentimiento de vacío se hace más y más lejano hasta que se ve reducido a un eco en el fondo de su mente.

Es bueno, cansado como estaba de deprimirse y lloriquear por todo. ¿Qué clase de lobo estaba siendo?

Por otro lado, está aquella extraña nueva obsesión suya. Lo preocupa, por sus consecuencias ya que nada de lo que siente en esos momentos podría llegar a fastidiarle.

Le gusta ver la forma en que la forma lobuna de Yifan arremete contra una presa, tan eficiente e invencible. Le gusta ser cuidado por él cada vez que vuelve herido de sus rondas de vigilancia. Le gusta la forma en que Yifan le acaricia el pelo en las noches que las pesadillas lo mantienen despierto. Le gusta ver la aprobación en sus ojos cada vez que Jongin hace algo bien.

Mientras su admiración muta a algo más complicado, Yifan se pregunta qué debería hacer.

Los ojos de Jongin son claros como el cristal, no le lleva mucho al Alfa darse cuenta de lo que sucede en su cabeza.

Pero Jongin es joven, se dice Yifan, aprensivo. ¿Qué podría saber acerca de esas cosas del corazón, siendo apenas un cachorro?

Como Alfa, él debería ser más responsable que la mayoría. Ser prudente, ser sabio, llevarlos por buenos caminos. Aprovecharse de la ingenuidad de Jongin no entra en ninguna de esas categorías.

Así que le da vuelta el rostro a la situación y espera.

 

-

 

“De ahora en adelante puedes contar conmigo.”

Yifan realmente desearía poder tragarse sus palabras. Pero, ¿qué queda para hacer en ese momento más que asumir las responsabilidades respectivas?

Jongin sigue parado en el marco de su puerta, ojos oscuros velados por un sentimiento característico de la época. Yifan debió haberlo sabido.

Fingiendo que sus manos no le tiemblan, Yifan estira uno de sus brazos y atrae a Jongin hacia su pecho, sintiendo la respiración irregular del más bajo. Las mejillas de Jongin están sonrojadas, labios llenos separándose para dejar pasar un jadeo en cuanto una de las manos de Yifan termina de baja su cierre, rodeando la erección palpitante y dándole un pequeño apretón.

Jongin se presiona contra su cuerpo, su piel febril entrando en contacto con la de Yifan.

Alfa —murmura, cerrando aquellos orbes hipnotizantes suyos cuando Yifan comienza a mover su mano empuñada alrededor de la longitud ajena. Las caderas de Jongin se mueven por instinto, buscando más fricción. Yifan siente su propio cuerpo comenzando a calentarse pero se obliga a pensar en frío, o mejor dicho, a no pensar demasiado sobre lo que está ocurriendo. Uno de sus pulgares tantea el glande, juntando el líquido pre-seminal que se acumula allí. Jongin tiembla en sus brazos, tensándose y emitiendo un “Yifan” sin aliento mientras su orgasmo se apodera de él. El Alfa lo siente volverse tan ligero como una pluma en su agarre y lo levanta con su otro brazo, depositándolo en su cama para poder buscar algunos papeles con que limpiarlos.

Se dice que sería estúpido pretender que las cosas vuelvan a su posición original mañana por la mañana.

Descarta los papeles sucios y se recuesta junto a Jongin, tan profundamente dormido que ni siquiera se inmutó cuando Yifan lo despojó de sus jeans (bajos hasta sus rodillas) y sus zapatos para más comodidad.

El mayor se acomoda en su lado de la cama, expresión pensativa. Bueno, considerando que ya los ha enterrado tanto en esa situación, ¿por qué no sacarle provecho? Con un último encogimiento de hombros, atrae a Jongin al círculo de sus brazos y besa la parte superior de su cabeza. Jongin se abraza a su torso, pequeños ronquidos escapándose de sus labios.

Yifan promete hablar con él acerca de esto mañana, ojos cerrándose por el sueño. De todas formas, el cachorro es suyo desde el principio.

Notas finales:

No hace falta decir que los reviews son como cupcakes en el medio de la oscuridad del hambre (?) Sus opiniones me importan, así que si pueden tomarse un minuto para dajármela, sería feliz ♥

... quizás algún día continúe esto.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).