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I'm crooked only for us por RingogoShiroyama

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Notas del capitulo:

Holis~~ xD

Bien vengo con un nuevo fic *---*

No sé si sea una idea tal vez algo rara, ni si ya alguien ha escrito algo así pero al menos yo creo que no he leído nada parecido~ o no que yo recuerde xD

Bien, ojalá les guste.

Lean~~~

La alarma contra robo comenzó a sonar.

-          Maldición.

Era la primera vez que le pasaba. Tampoco era como si él tuviera mucha experiencia, pero en el tiempo que llevaba haciendo eso, nunca se había activado la alarma.

Jiyong tomó rápidamente el anillo de oro y se dio la vuelta para escapar, pero se encontró con la figura de un hombre parado en la puerta de la joyería. No le veía la cara pues la poca luz que iluminaba la calle a las 3 de la madrugada no era de mucha ayuda. De cualquier manera, el hombre tampoco podía verlo a él gracias al pasamontañas que llevaba puesto.

-          N-no escaparás… - Era tal vez de la misma estatura de Jiyong. Delgado y al parecer estaba muy nervioso parado ahí. Ji sonrió.

-          Hazte a un lado – Habló con el tono de voz más amenazante que pudo.

-          N-no. No voy a dejar que te vayas…

-          Quítate de una maldita vez – Ji guardó el anillo en el bolsillo trasero de su pantalón.

-          ¡Q-quédate quieto! – El hombre se movió y Jiyong pudo ver que tenía algo en las manos. Una especie de palo enorme. Tal vez era un bate de béisbol. Y tal vez había pensado que Ji iba a sacar un arma.

En ese mismo instante se escuchó la sirena de una patrulla.

-          No puede ser – murmuró.

-          Ya te llegó tu hora amigo… llegó la policía y ahora ellos te van a… ¡N-no te acerques! – El hombre puso el bate frente a él, listo para golpear la silueta de Jiyong. Pero Ji tenía otros planes.

Caminó lo más decidido que pudo hacia aquel sujeto. Estaba muriendo de nervios, nunca había pensado en la posibilidad de que lo encontrara la policía, y mucho menos de tener que enfrentarse a un hombre con un bate. Se acercó rápidamente y con una de sus manos tomó el palo. Lo lanzó lo más fuerte que pudo hacia el interior de la joyería, logrando derribar al sujeto que no había soltado el bate.

Salió de la tienda justo en el momento en que la patrulla se detenía unos metros adelante. Se dio la vuelta y comenzó a correr en dirección contraria, tratando de escapar de los policías.

Ya había corrido dos calles, cuando de repente algo lo derribó. Uno de los policías se había lanzado contra él, causando que ambos cayeran al suelo, pero Jiyong llevándose la peor parte pues había quedado aplastado bajo el peso del policía.

Inmediatamente escuchó los pasos de más gente que corría. Él se había quedado inmóvil en el suelo. Estaba adolorido por el golpe, pero además no quería poner resistencia o seguramente le iría peor. Unos momentos después sintió que el peso del policía sobre él se iba, y luego un montón de manos tomándole los brazos para levantarlo. Cuando lo pusieron de pie le sacaron el pasamontañas con algo de agresividad.

Jiyong era rubio. Tenía el cabello corto y de un color muy claro, casi llegando al blanco. Se había delineado los ojos de negro y bajo su ojo izquierdo se había pintado una pequeña cruz. También tenía puestos unos aretes de cruz.

Uno de los policías le tomó ambos brazos y lo esposó por la espalda. La chaqueta de cuero de Ji se abrió, dejando ver bajo su camiseta blanca una enorme cruz negra pintada en su pecho. Los policías pusieron cara de reprobación y al instante comenzaron a llevarlo hacia la patrulla.

Jiyong estaba asustado. ¿Qué le iba a pasar ahora? Tenía dos opciones: o lo dejaban ir o lo metían a la cárcel. Esperaba que por lo menos le dieran arresto domiciliario.

Lo metieron bruscamente a la patrulla, y uno de los policías se sentó a su lado. Los demás también entraron al carro y el que conducía arrancó. Nadie dijo nada en todo el camino. Solamente se escuchaba la radio de la patrulla, diciendo nombres de calles y “números de unidad” para que fueran a esas calles.

Luego de unos minutos llegaron a la estación de policía. Bajaron a Ji de la patrulla y lo metieron al edificio. Lo llevaron hasta una habitación y ahí lo sentaron. De repente llegó otro policía y se sentó frente a él.

-          ¿Cuál es tu nombre?

-          …

-          Habla chico, o si no harás las cosas más difíciles – Ji no quería hacer las cosas más difíciles.

-          Kwon Jiyong.

-          ¿Edad? – El policía comenzó a escribir los datos de Ji en una hoja.

-          21

-          ¿Por qué estás aquí?

-          … Yo… intentaba robar una joyería.

-          ¿Te llevaste algo?

-          Un anillo. Está en mi pantalón… - El policía hizo una seña y otras dos personas levantaron a Ji de la silla para meter las manos en los bolsillos de su pantalón. Cuando uno de ellos encontró el anillo lo puso sobre la mesa.

-          Bien… anillo de oro. ¿Por qué lo robaste?

-          …

-          ¿No quieres confesar? Si no lo haces se complicará todo – Ji suspiró. Realmente no quería problemas.

-          Necesitaba dinero.

-          ¿Por qué no trabajaste para conseguir el dinero? – Jiyong agachó la cabeza. No quería contarle su vida privada y sus problemas al policía.

-          No me gusta trabajar – Mintió.

-          ¿Así que elegiste la manera fácil, eh?

-          …

-          … Está bien. Con eso es suficiente. Cometiste un delito chico, estás arrestado – Jiyong palideció. No quería estar arrestado. Su corazón empezó a latir fuertemente – ¿Tienes familia?

-          … No.

-          ¿Amigos?

-          Sí.

-          Está bien. ¿Ves el teléfono de allá? – Señaló hacia la esquina, y Jiyong asintió – Puedes hacer una llamada a un amigo, si es que quieres avisarle de tu situación a alguien. Las horas de visita son diarias, de 1 pm a 6 pm. Tienes 10 minutos.

El hombre se levantó, dejando a Jiyong solo en la sala. Se quedó un momento sentado, sin saber qué hacer. ¿Debería llamarlo? ¿Qué le iba a decir? Él ya se lo había advertido, que no siguiera haciendo esas cosas, pero Ji no le hizo caso. No tenía fuerzas para hacer cualquier otra cosa.

Caminó hacia el teléfono y se quedó parado frente a él. Dejó pasar unos segundos y se decidió. Iba a llamarlo, después de todo, era su mejor amigo.

Tomó el teléfono, marcó y espero. Escuchó su voz del otro lado.

-          ¿Youngbae? Soy Ji, tengo un problema…

 

 

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-          Yo te lo dije…

-          Ya sé que me lo dijiste Bae, no me hagas sentir peor…

-          Está bien – Youngbae suspiró - ¿Ahora qué vas a hacer bro?

-          Pues no sé… esperaba que tú tuvieras una idea…

-          Ay Ji… tienes suerte de que yo sea tu amigo – Jiyong sonrió.

-          Lo sé, por eso te amo.

-          Bien, bien, no te pongas cursi – El chico también sonrió – Mira, antes de venir aquí hablé con mi amigo Daesung. ¿Te acuerdas de él?

-          … - A Ji se le iluminaron los ojos de repente - ¿El que es abogado?

-          Exacto. Accedió a llevar tu caso ya que por ahora está libre.

-          ¡Waa! – Jiyong se levantó de su silla y se sentó sobre las piernas de su amigo para abrazarlo - ¡Gracias, gracias Bae!

-          Aunque dice que no cree que haya mucho que hacer ya que, lamentablemente, sí eres culpable.

-          Ah, es cierto…

-          Pero igual podría reducir tu condena bro. Tú tranquilo – Youngbae le dio unas palmadas en la espalda a Jiyong – Ahora bájate que van a pensar cosas raras de nosotros.

Ji sonrió y se bajó de las piernas del chico. Ambos estuvieron platicando un rato hasta que Bae se tuvo que ir.

Esa noche Jiyong la pasó en la estación de policía, durmiendo en el piso de un cuarto junto con otros hombres que habían sido arrestados. Su juicio para dictarle sentencia sería al día siguiente.

 

 

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Cuando Jiyong abrió los ojos, vio el rostro de un hombre muy cerca del suyo. Se levantó inmediatamente y se le quedó viendo. Estaba dormido. Al parecer en la noche el tipo se había movido hasta quedar casi encima de Ji.

El rubio suspiró y un momento después una señora llegó gritando su nombre. Todos los otros hombres despertaron al escuchar el grito. Jiyong se acercó a la mujer.

-          ¿Tú eres Kwon Jiyong?

-          Sí.

-          Ven conmigo. Tu abogado ya llegó.

Ji la siguió hasta otro cuarto y ahí se encontró con Daesung.

-          ¡Hola Ji! – Siempre sonriendo, con un traje gris que combinaba con su cabello casi del mismo color.

-          Hola Daesung.

-          Hace mucho tiempo que no nos veíamos… creo que desde que Youngbae nos presentó ¿verdad?

-          Sí, eso creo – Dae seguía sonriendo. De repente se puso serió.

-          Bueno… no encontré muchas pruebas sobre tu inocencia ya que… pues…

-          Soy culpable, lo sé.

-          Sí… pero tal vez podemos lograr que el juez te quite unos cuantos meses – volvió a sonreír.

-          Ojalá – Ji no sonreía. Estaba deprimido, y se deprimía aún más al saber que seguramente se lo llevarían a la cárcel.

-          Tranquilo Ji… eres un buen chico – Daesung puso una de sus manos sobre el hombro del rubio – Entiendo que tienes problemas y que por eso hiciste lo que hiciste… sé que no eres una mala persona.

-          Gracias Daesung… espero que el juez piense lo mismo.

 

 

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Jiyong estaba parado al lado de Daesung viendo como el juez salía de la habitación. Sentía sus ojos cristalinos por la rabia y estaba clavándose las uñas en las palmas de las manos de tan fuerte que las estaba apretando. Dae tenía una mano en su hombro, y aunque al parecer no se estaba dando cuenta, le estaba apretando el hombro fuertemente. Él, que siempre sonreía... ahora en su rostro Ji solo podía ver impotencia y enojo. De repente comenzó a hablar.

-          No te preocupes… yo te voy a ayudar… esto fue una completa injusticia…

Jiyong estaba por contestar cuando llegó un policía. Lo separó de Daesung y se lo llevó casi arrastrando. Lo último que escuchó Ji antes de salir de la habitación fue a Daesung gritándole que iría a visitarlo al día siguiente.

El policía le esposó las manos y lo llevó hasta otra patrulla. Ambos entraron y la patrulla empezó a andar. Durante el trayecto Jiyong se la pasó mirando las calles de Seúl, intentando grabar todo eso en su memoria. Media hora después llegaron a su destino.

Bajaron a Ji de la patrulla y lo metieron al edificio. Pasaron por varios cuartos y pasillos hasta que se detuvieron frente a un lugar: la celda para Kwon Jiyong.

Los policías lo empujaron dentro, cerraron la reja y se fueron. Ji se quedó parado sin saber qué hacer. La cárcel no era tan fea como había imaginado, pero tampoco era bonita. Miró hacia un lado y vio una litera. La cama de abajo estaba ocupada por alguien que Jiyong no veía pues estaba tapado hasta la cabeza con una cobija. Al parecer dormía tranquilamente.

Ji se subió a la cama de arriba. Tendría que empezar a intentar dormir tranquilamente igual que su compañero de celda, al fin y al cabo, ya que el juez había tenido una mala mañana en su casa, se quiso desquitar con Jiyong dándole una sentencia completa y totalmente injusta. Pasaría los próximos 4 años de su vida en ese lugar.

 

Notas finales:

¿Qué tal?

Supongo que sí se dieron cuenta de cómo está vestido Ji, verdad?

Sip, como en el MV de Crooked :'D


Bueno, dejen sus comentarios en los reviews *-*

Si les gustó, si no les gustó, si quieren el siguiente capítulo o no, si me odian~ etc :'DD xDD

Gracias por leer <3


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