Por favor….. no lo hagas…..ahora no……por favor -pensó. Apretó los ojos y los labios en espera del golpe-
Alguien tocó la puerta.
-¿Quién es? –pregunto el mounstro que estaba frente al pelinegro-
- Soy Hyoseok, el hijo de la señora Shim –dijo la voz detrás de la puerta-
- Oh, sí, espera. –Se giró hacia Jonghyun- te has salvado esta vez –arqueó una ceja- ahora prepárate.
Con estas frías palabras su madre salió de la sencilla habitación, ese cuarto no fue siempre así, antes las cuatro paredes que la rodeaban estaban llenas de fotografías, posters y repisas con todo tipo de objetos curiosos, la cama estaba siempre arreglada y con colchas cuidadas y alegres, el escritorio se encontraba limpio y en orden con libros de todo tipo en él. Ahora las paredes estaban vacías, la cama desordenada y las colchas descuidadas y el escritorio en malas condiciones además de que los libros desaparecieron dejando solo el vago recuerdo de que alguna vez estuvieron ahí.
Se puso unos jeans ajustados de mezclilla.
Minutos después el chico que antes había hablado tras la puerta principal entró a su habitación. Jong se quedó un tanto helado, no sabía que era hijo de la señora Shim, sabía que era hijo de una de sus “citas” pero no de la señora Shim. Jamás pensó que el marica de los pupilentes esmeralda fuera hijo de esa persona. La señora era más rara de lo que pensaba. Con ese chico solo había tenido sexo oral en otras ocasiones, pero ahora no solo sería oral, tendría que mantener la relación sexual completa. La simple idea de tener sexo con ese chico le producía nauseas. No había otra salida.
-No sabía que fueras hijo de ella-dijo con dureza-
- Ah, eso pensé, pues nunca nos habíamos presentado de esa manera jongie –el rubio sonrió coquetamente-
- Que pequeño es el mundo –miró con los ojos ensombrecidos el chico-
- Bueno, no vine a platicar. Follame jong. –dijo el chico de ojos verde artificial-
El rubio artificial se abalanzo sobre Jonghyun y lo besó con lujuria.
Hyoseok exploraba la boca del cachorro con su lengua mientras pasaba sus manos por el trasero del pelinegro. Arriba abajo arriba abajo. Metió sus manos dentro del bóxer de Jong acariciando su miembro. Al cachorro no le excitó ni un poco. Jonghyun tiró de la chamarra del rubio y le sacó la playera que traía puesta, el chico era demasiado blanco y escuálido. El de ojos verdes lanzo a Jong a la cama y se quitó su pantalón junto con el bóxer y los lanzó al suelo de madera para después tirarse encima del cachorro, una vez arriba sacó el pantalón del pelinegro y tiró de su ropa interior dejando al aire su parte íntima. El rubio sonrió y tomó el miembro del cachorro entre sus manos engulléndolo con la boca lamiendo toda su longitud, disfrutando de Jong. Este se puso un condón, segundos después, Hyoseok se encontraba en cuatro patas separando más las piernas para que al pelinegro le fuera más fácil entrar en él, así lo hizo, entró en él de un solo golpe. El rubio gemía con ganas, gritaba de placer pidiendo más. Más embestidas sufría el cuerpo del de ojos artificiales quien gemía cada vez que Jong lo penetraba, entonces cambiaron de posición, el cachorro se recostó y el rubio se sentó en su miembro moviéndose de arriba abajo en movimientos rápidos y constantes.
La tortura terminó.
Eran las 2:40 am y el pelinegro aún lloraba. Era todo lo que podía hacer. No podía denunciar a su madre, no podía huir, no podía matarse. No tenía valor para hacer ninguna de ellas.
Aún llovía. Hacía más de una hora que estaba lloviendo fuerte y no había disminuido ni un poco, asía que la lluvia lo acompañaba en su dolor, era como si el cielo le dijera que estaba con él y que sabía lo que sentía y todo lo que estaba sufriendo, aunque sabía muy dentro de sí que eso no era verdad, que simplemente esa era una excusa para hacerse pensar que no estaba solo aunque si lo estaba. En momentos así se preguntaba cuál era la razón por la que su padre los había dejado, a pesar de que le había dado millones de vueltas al asunto no lograba averiguar la razón correcta. Había pensado que su padre tenía otra mujer pero no era posible porque su padre siempre fue muy dedicado, tal vez era gay pero eso tampoco era lógico pues él había visto a su padre babear al ver a su madre en un bonito vestido o probablemente solo su amor por él y por su madre se había agotado hasta quedarse completamente seco. La más lógica era la tercera.
La noche pasó. El pelinegro se quedó dormido absorto en sus pensamientos.
A la mañana siguiente se levantó si ganas, se dio una ducha rápida y se fue en silencio a la escuela, seguía lloviendo y su gastado paraguas no le era de mucha ayuda. A medio camino se encontró con el multicolor.
-Jonghyun-dijo el felino con voz suave- hola
- Hola Key ¿Qué haces por acá?
- Tomé el bus equivocado –dijo agachando la cabeza- y me bajé en cuanto pude
- Oh bueno, puedes venir conmigo si quieres
- Bien, solo déjame que te comparta de mi paraguas, el tuyo parece no servir del todo ¿cierto? –el multicolor sonrió-
- Tienes razón, lo que pasa es que es algo un poco viejo –explicó-
- ¿Un poco? –dijo el menor mirando al pelinegro- ¿seguro?
- Bueno, es muy viejo –el cachorro recalco con la voz la palabra muy-
Los dos chicos caminaron en silencio debajo de la lluvia que amenazaba con seguir, entre ellos el silencio no era del todo incómodo, aunque los dos iban un poco apretujados por el tamaño del paraguas del felino. No dijeron una sola palabra durante todo el viaje hacia la escuela, no tenían nada de que hablar.
-Disculpa por haber tomado tu celular sin permiso, es solo que me preocupaste y pensé que necesitaría estar en contacto contigo, lo siento –dijo el felino mirando sus manos-
- No importa, no es como si fuera una súper estrella, no es malo que tengas mi número, no hay porque estar molesto –dijo el cachorro mirando con suavidad el fino rostro de Key-
- ¿Seguro? Me siento como un acosador
- Seguro, no te sientas así porque no lo eres
Los ojos de Key encontraron a los de Jonghyun.