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Mala Suerte...Atraída. por Pasitea

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen y se hace por diversión.

Espero les agrade.

Notas del capitulo:

No soy muy buena con este tipo de historias.

Veamos que tal me va.

Gracias.

K

 

en llora amargamente, sentado en el borde de un filoso barranco.

Hoy se casa el Maou.

Su mejor amigo.

Su primer amor.

Su único amante.

Pero ¿Quién le manda a querer a un inseguro como él?

Inocentemente guardó la esperanza de que el monarca rompiera el compromiso con el rubio por iniciativa propia, dejando pasar.

Jamás preguntando.

Nunca insistiendo.

Ni siquiera pensando.

Mas lagrimas humedecen sus mejillas para apretar los puños con furia.

¿Por qué?

Sabía que era fuego y jugar con él representaba quemarse, pero quiso probar, asegurándose de no dejarse enredar por nada. Craso error.

Se había enamorado. Sin salida.

Esa noche de nostalgia, su coraza abierta le facilitó la entrada al Maou Soukoko, quien al verlo tan sensible, lo reconfortó con dulces palabras y mimos tiernos. Lo que venía sintiendo desde tiempo atrás tomó forma en ese instante.

La primera noche que pasó durmiendo sin dificultad fue esa.

Y la única.

Vinieron largas caminatas nocturnas en las que hablaban poco, nada y mucho. Siempre tanteando el terreno para poder atacar.

Hasta que en un momento de desespero, celos y cobardía, lo besó para pagar con un puñetazo al instante. Corrió a su habitación lacrimoso; se acurrucó en el rincón favorito a lamerse las heridas y componer sus lentes. No tardó mucho en dejarse oír unos pasos detrás de la puerta; al abrir, se topó con Su Majestad, quien murmuró un “lo siento” y empujándolo al interior, ahogaron las palabras entre sus bocas.

El camino que las ropas dejaron conducía hasta la cama donde estaban en plena batalla por el dominio del cuerpo ajeno, que se exploraba desmesuradamente. Y resultó que él era el segundo al mando.

Se estremeció de placer al sentir los dedos de quien tanto amaba ir a su espalda baja. Vio los ojos del Monarca que se mostraban deseosos-suplicantes, temerosos e inexpertos y como el Gran Sabio, se limitó a enseñarle.

Las piernas, ya perladas por el sudor, se enrollaron en la cintura de Shibuya que soltó un suspiro de excitación por el contacto… “Se amable” fue lo que susurró al oído de este y el Sol gentil, se fundió con la Luna, pronunciando su nombre entre gemidos y la Luna, extasiada, perdió la noción de su ser por sentir al Astro Rey en el vientre moviéndose.

A no ser porque las paredes eran de gruesa piedra, todas las doncellas se hubieran escandalizado-asustado por los jadeos que llenaban el cuarto del Sage; jadeando, perdió la razón.

El golpeteo de ambos chicos anunciaba el clímax. Las caricias se desvanecían entre las sombras, que no les permitió ver la figura miniatura lacrimosa que saltaba de la ventana para producir un chapoteo al caer en la fuente.

Besos fugaces, cargados de pasión. Gemidos discordantes lúbricos. Espasmos que elevaban hasta el Cielo.

Gritos que marcan el fin del combate. Irises satisfechas por una parte y por la otra, pupilas dilatadas-enamoradas.

Qué gran error.

Su querido Maou, silencioso, masajeó por última vez su blanca espalda, tomó la ropa para vestirse y en la salida, le dedicó una mirada de remordimiento.

“-Murata…yo…lo siento…no sabía que…-

-Yuri…me hace muy feliz que tú hayas sido el primero…-

-Pero es que…-

-Gracias…-le sonrió cálido- El Sol debe marcharse…-

-Yo…Hasta luego…-“

Al irse, aspiró el aroma de las sábanas, avergonzándose al notar sangre en ellas, mezcladas un poco con el semen del otro muchacho.

“-Sage…-

-¡Shinou! ¿Qué haces despierto?-

-Tus gemidos no me dejaron dormir…- contestó frio- ¿Estás seguro de lo que haces?-

-Sí.-

-Recuerda que esta prometido a Wólfram…mi descendiente-

-Pero Yuri no lo quiere y sé que romperá con ese absurdo.-

-¿Te estás escuchando?...piensa bien las cosas.-

-Se bien lo que te digo, Shinou…-

-Me temo que no…Haz hecho algo que pone en duda tu juicio…vas a sufrir por ello, Estratega.-

-…-

-Y te lo tendrás merecido. Otrora el joven Maou aprenderá lo que es amar  en tierra ajena…-“

 Y terminando de decir eso, se esfumó, haciendo llorar al mozo de cabello azul.

Por la mañana se hablaba de un eclipse lunar, acontecido en la madrugada, para dar paso a una Hada Roja y un Sol pálido.

No hay manera para describir lo que sucedió después… ese torrente en el que se vio atrapado con el correr de los días, la incertidumbre por las palabras del “dios” empequeñecido y su necedad por ese sueño que no parecía llegar, lo obligaron a las bajezas que nunca imaginó hacer.

Cada noche esperaba en la alcoba al misterioso amante, emocionado como un chiquillo. Algunas veces hablaban, otras jugaban y mas sólo dormían; él podría estarse muriendo de lujuria pero el otro se mantenía alejado, helante e hirviendo en deseo, tan amenazado por su propia conciencia.

“-Yuri…-

-…-

-…Yuri…Te necesito…-

-….-

-… Por favor…entra en mí…-

-No quiero lastimarte, Ken…Lo de esa noche…no sé qué me pasó esa noche…-

-Entonces ¿Por qué sigues viniendo?-

-Porque quiero ver que es lo que me trae loco…-

-Creo que eso lo puedes resolver en tu recámara, en vez de escaparte para acostarte aquí. Madura de una buen vez Haraku*-

-Odio que me trates como a un niño, Ken…pero la verdad es que desde que estuvimos juntos, no puedo estar tranquilo, siento que algo dentro de mi cambió. Me enojo sin motivo o rio como idiota;  últimamente Wólfram ha estado muy cariñoso conmigo y eso me tiene sorprendido…generalmente me acusa, grita o golpea, pero ahora…-inconscientemente, una sonrisa se plasmó en el azabache, cosa que no pasó desapercibida para el Sabio- me abraza,  acaricia…hace poco me besó en la mejilla…¡Jajajaja! Su volubilidad me va a matar… No quiero lastimarte Ken…olvida esa noche…-

Como no recibió respuesta, se levantó de la cama, notando la silueta de su amigo, envuelta en las cortinas de fina seda, temblando ligeramente.

-Ken…-

-Por favor Yuri… vete…-

-…Lo siento… -

-Es mejor que ya no vengas por aquí y no te preocupes, cualquier cosa que necesite, ya te mandare a avisar con alguna de las doncellas.-

-Ken… ¿Hice algo malo?...-

-Sí… solo que esta ocasión…yo tuve la culpa…-

-Si puedo remediarlo o compensarte de alguna manera, no dudes en pedírmelo…-

-Vete….-

-… ¿Pu-puedo vol-volver cu-cu-cuando quie-quie-quiera?-

-El Templo de Shinou está siempre abierto para los que buscan consuelo… Majestad… Ahora es mejor que se vaya…- sin evitarlo, las gotas saladas comenzaron a bajar por su triste rostro.

Escuchó la puerta cerrarse y entonces se tiró a llorar su debilidad.

Su estupidez.

Su locura.

Su certeza rota.

Intuía que su divino amigo tenía algo que ver con el cambio del noble de fuego.

Ahora sí que podía perder.

 

Por chismes se había enterado que la relación del Maou con su prometido estaba en mejora.

Por chismes que estaba en picada.

Por chismes de la posible ruptura.

Y por dignidad, dio el fin a esa espiral.

 

Notas finales:

....

Y sigue.


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