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SCHIZOPHRENIA por Elle Trancy

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Notas del fanfic:

Creo que hubiese quedado mejor si hubiese sido Original o del fandom de Kuroshitsuji ¿:c? 

Notas del capitulo:

One-Shot. 

 

 

El titulo significa "Esquizofrenia" en Latín.

 

 

Soledad.

 

 

Sí, aquello que siempre reinaba en su ser desde que tenia memoria, desde que sabia que era la vida, y desde que su madre se lo había comentado a su amiga, sabia que la padecía. Porque a pesar de los mimos de mami y papi, de la sobre atención que tenia en el instituto por parte de las féminas y uno que otro chico, él no era del todo feliz, no, ni siquiera se acercaba a eso, y ahora que estaba allí, sentado, intentando recordar el color del cielo, menos podría experimentar el dichoso sentimiento.

 

 

 

Desesperación...

 

 

Porque jamás había experimentado mas de dos emociones simultáneamente, y esta vez, una vez más desde que había llegado a aquel lugar, las estaba sintiendo. Su corazón se aceleraba del solo recordar como había llegado allí, mucho ruido, mucho alboroto. ¿Por qué las personas no simplemente cerraban la maldita boca? Quiso gritar al sentir como los corrientazas de energía recorrían su cuerpo desde la punta del piel, entumeciendo sus dedos, para luego subir dolorosamente, y como un millón de espinas por sus piernas, hasta clavarse en su espalda y, posteriormente, en su cabeza. El lugar más doloroso.

 

 

 

Se retorció. Ahogo un grito y el frío invadió su cuerpo.

 

 

 

You Better Run, You Better Do What You Can, Don't Wanna See No Blood, Don't Be A Macho Man,
You Wanna Be Tough, Better Do What You Can
So Beat It, But You Wanna Be Bad.

 

 

 

 

Por sobre la melodiosa voz de la mujer cantando en armonía con un relajante jazz de fondo se escucharon unos pasos, secos y resonantes, aplacando la paz que en cierta forma le traía la música que los médicos ponían para calmarle, y ocupar su mente con las letras.

 

 

 

Just Beat It, Beat It

 

 

 

...Y ¿Qué era eso otro? ¿Angustia? ¿Miedo? ¿Tristeza?

 

 

Los pasos siguieron acercándose, marcando con cada eco seco una sentencia. Su verdugo no tardaría por aparecer.

 

 

Aquello era un sentimiento totalmente nuevo, porque ni cuando sus padres murieron, ni cuando su gatita lo hizo, ni mucho menos cuando le presentaron a su verdugo lo había sentido. Pero ahora, y embargado por la desesperación y la soledad que le provocaba estar encerrado en aquellas cuatro paredes blancas y acolchadas, definitivamente, lo había descubierto, sorprendiéndole y sorprendiendo al publico que disfrutaba de la función.

 

 

 

Los pasos se detuvieron frente a su puerta, y junto al sonido de unas llaves, una puerta que lentamente se abría, dibujando la figura de un hombre frente a él.

 

 

 

Sí, y.... Temor. Porque sabía lo que vendría a continuación...

 

 

 

 

Comenzó a temblar, apenas y podía mantenerse coherente.

 

 

 

 

- Buenas noches, Gaa-chan. – Aquel hombre le sonreía con malicia, en sus profundos ojos podía notarse la maldad y lo que iba a hacer aquella oscura noche de un domingo.

 

 

 

Gaara negó con la cabeza frenéticamente mientras se alejaba del hombre impulsándose con los pies hacia atrás, claro que el camino de retroceso no tardaría en terminar, y de aquello Gaara se dio cuenta cuando su espalda dio con la almohada que desempeñaba su papel como pared.

 

 

 

- Oh vamos, Gaa-chan. No comencemos...

 

 

El hombre de cabello largo y traje blanco se acerco hacia el pelirrojo, quien temblaba cada vez mas con cada paso que el otro daba. Del bolsillo de su bata blanca saco una jeringa que contenía un líquido transparente; Le quito la tapita y dejo escapar un hilillo de la disolución.

 

 

Don't Wanna Be A Boy, You Wanna Be A Man.
You Wanna Stay Alive, Better Do What You Can.
So Beat It, Just Beat It…

 

 

 

- No, por favor… ¡Te lo suplico! – Rogaba el pelirrojo mientras se movía frenéticamente de un lado a otro intentando escapar inútilmente de la camisa de fuerza - ¡Por favor!

 

 

- Lo siento, Gaa-chan. Es mi trabajo.

 

 

 

A pesar de que luchó, se batuqueó y pataleó, le fue imposible. El hombre de mayor estatura, mayor edad, y más fuerza lo paralizo de forma en que sus nalgas quedaran expuestas al aire. Acto seguido y sin previo aviso metió la aguja de la jeringa en la pálida piel del otro, presionando el émbolo de forma que el líquido entrara en el pelirrojo.

 

 

 

- No...no...n-o...- La voz de Gaara se desvaneció en su boca. Y pronto sus ojos se cerraron. Después de aquello no supo mas nada.

 

 

 

 

 

 

 

Cuando abrió los ojos sólo observo un brillante color blanco cubrir sus mirada, a lo lejos escucho un leve cantar de unos pajaritos, pajaritos que no podía ver, jamás sabría el color de su plumaje, ni cuantos pasaban por allí cantando. Simplemente les escuchaba, conformándose por ser aquello, el único contacto que tendría con el mundo exterior  por los años que le restaban de vida.

 

 

Ya se imaginaba con una gran barba blanca, y el cabello canoso. Su rostro rallado en arrugas y manchas de vejez en la piel. Mancando su belleza de una forma grotesca. A pesar de la mal imagen que tenia de si mismo dentro de unos cuarenta años, deseo llegar allí rápido. Tal vez así encontraría en descanso eterno tras el abandono del alma de su cuerpo.

 

 

Olvidándose lentamente de la variedad en el brillo de los diferentes colores, recordó que lo único que le recordaba que estaba vivo era la comida que le mandaban, allí dentro de aquellas paredes blancas intentaba hacer memoria de los nombres de los colores presentes en el plato, tal vez, si no lo hacia, olvidaría lo que era la vida misma, y lo bello que era la libertad.

 

 

Cayó en cuenta en su posición, tirado en el suelo acolchado del lugar, sus brazos extrañamente estaban desatados y sus caderas dolían, así como sus extremidades superiores e inferiores. Se levanto de sus brazos, apoyado por sobre su adolorida cintura y miro hacia la lejana ventana en lo mas alto de aquella pared de almohadas de dos metros. Intento divisar algo, el color del cielo, del sol, de algún animalito.

 

Algo.

 

 

Nada.

 

 

 

 

Bajo la mirada y se resigno. Tras un suspiro, alguien abrió la puerta. Él se sobresalto.

 

 

- ¡Buenos días! Gaara-kun. – Entro la pelirosa sonriente y con una pistola eléctrica en la funda aferrada a su cadera por encima de la bata de enfermera – Te ves de maravilla hoy.

 

 

-Gracias – Se limito a decir, la chica no muy mayor que él dejo la bandeja de comida sobre el suelo y tomando una cucharada de arroz y ensalada la llevo a la boca del pelirrojo.

 

 

Él obedeció, no había de que preocuparse si era la chica quien le atendía.

 

 

 

- ¿Cómo pasaste la noche? Lamento no haberte atendido, tenía compromisos.

 

 

Gaara trago y volvió a abrir la boca para recibir otro bocado.

 

 

 

Tragó.

 

 

 

El silencio los encero en una burbuja de nada, donde solo ellos podían escuchar lo que no se decía, y oír lo que no se oía.

 

 

- Sabes que no estoy loco.

 

 

- Sí Gaara-kun, yo lo sé – Mintió la enfermera.

 

 

- ¿Entonces por qué traes el arma?

 

 

- Es...- Pensó un momento mientras preparaba otro bocado de comida – reglamento.

 

 

Ella debía ser muy cuidadosa con sus palabras, después de todo en aquella clínica psiquiatrica de Konoha se encontraban las personas más peligrosas de la ciudad, no por ser criminales, sino por su inestable estado mental.

 

 

 

Trago de nuevo pero esta vez pidió algo para pasar el bocado, la chica entendió y le alargó un termo con jugo de naranja.

 

 

- Tienes que ayudarme...Sakura.

 

 

La chica se quedo en silencio, estudiando que decir, un paso en falso y  podía costarle la vida.

 

 

- Gaara-kun, quiero ayudarte. Pero para eso tienes que estar aquí.

 

 

- Sakura, él viene todas las noches por mí. Y me hace cosas horribles...tienes que ayudarme, por favor...Yo... ¡Yo no estoy loco!

 

 

- Gaara-kun – Comenzó la chica preparándose por si tenía que coger el arma y darle una descarga – Anoche no vino nadie, ni anoche, ni nunca.

 

 

- Sakura...Eres mi amiga y mi enfermera, tienes que creerme. Él me encerró aquí porque me quiere tener para él. Por favor, por lo que mas quieras...Ayúdame....

 

 

 

La pelirrosa se levanto del lugar con la bandeja ahora vacía y salio de allí negando, a su vez decepcionada por el poco progreso que tenía su paciente. La verdad es que sí, ella le tenía mucho cariño al pelirrojo, y le costaba no creerle a aquellos ojos tan sinceros. Sin embargo, no podía dejarse llevar por sus sentimientos, el chico estaba enfermo, y la única forma de que él saliera de allí sería o directo a la morgue, o a una cárcel. Sí, porque ella conocía la historia del “Psicópata de Konoha”, un nombre demasiado cliché y exagerado que le otorgaron a Sabaku no Gaara para lo que en realidad había pasado...

 

 

 

 

 

 

 

Era una oscura noche de tifón, los agresivos vientos azotaban los árboles haciendo que se tambalearan de un lado a otro; Algunos cedieron, otros despegaron sus ramas dándole una de estas en su ventana, causando su desvelo.

 

 

 

A pesar de su edad, temía por las tormentas, de alguna extraña forma le traían un mal presagio, era como si aquella tormenta quisiera avisarle de algo muy terrible, del futuro desgraciado que tendría. Sin embargo, se dejo de fantasías ridículas y cubrió su cuerpo con la sábana hasta la boca, se quedo paralizado viendo hacia el techo.

 

 

 

Otro estruendo. Y acompañado de él, un grito. Al parecer; De Mamá.

 

 

Se levanto bruscamente y fue hacia la puerta de su habitación donde apoyo la oreja y aguanto la respiración.

 

 

 

- Sí, lo siento cariño, me he asustado – Y unas carcajadas.

 

 

- Ten mas cuidado, querida. Te ayudo...

 

 

 

Acto seguido unos pasos subir las escaleras y luego, silencio, soledad y melancólica afonía.

 

 

 

Se golpeo la frente con la puerta por su estupidez y su superstición y volvió a la cama.

 

 

 

Allí en la cama, casi pudo decir que había conciliado el sueño. Cerró los ojos lentamente, mientras sus parpados cedían ante el cansancio, su mente no se acallaba. Una y otra vez aquel sentimiento en su pecho le hacia encogerse en posición fetal y querer gritar. Gritar de miedo.

 

 

Porque Gaara sabía que alguien le vigilaba, porque sabía que alguien estaba en su casa, y que, en cualquier momento, ese alguien aparecería.

 

 

 

Sus ojos cedieron. Pero su mente siguió activa, atenta a cualquier ruido. Podía escuchar aun la tormenta, podía escuchar un gato maullando a lo lejos, una chicharra y unas voces. ¿De donde? No lo sabría.

 

 

No lo quería saber, porque estaba más preocupado en la persona que le estaba viendo desde la esquina de su habitación, sin verle, podía observar sus caleidoscópicos ojos rojos, y una piel de porcelana y anti naturalmente pálida que le daban un aspecto terrorífico.

 

 

 

Sí, temía que aquello fuera real...

 

 

 

Otro grito, pero esta vez más fuerte y desgarrador.

 

 

 

Abrió los ojos con el corazón palpitándole a mil  en la garganta, quería gritar, quería preguntar que diablos pasaba allá abajo. Pero simplemente la voz no salía. Le tomo medio segundo decidir levantarse, de repente noto el piso mas frío de lo normal, ya que sus tibios pies no fueron cubiertos por las pantuflas. El gélido Parquets crujió bajo sus pies como hojas de otoño.

 

 

Resto importancia y bajo las escaleras esperando mirar a mamá y papá bien, sanos y salvos. Sí, aquello hubiese deseado que pasara de no ser porque aquella grotesca escena se presento ante él, junto a otro trueno y unos ojos rojos e inexpresivos.

 

 

Las piernas le flaquearon, pero no se permitió caer. Papá estaba en el suelo con las tripas fuera de su estomago. Y mamá, pues mamá estaba siendo sodomizada por el monstruo de los sueños de pelirrojo, quien le presionaba un puñal en el cuello de su progenitora, aun manchado de la sangre de lo que supuso, era de su padre.

 

 

 

Subió las manos y quiso pedir que no presionara mas, que no la matara. Quería decirle que se podía llevar lo que quisiese de la casa, que si quería se podía llevar el auto.

 

 

Pero no salio nada. Solo abrió la boca con las manos en alto y espero a que pasara algo, lo que sea, pero algo.

 

 

 

 

El filo del puñal se deslizo por el cuello de su madre, provocándole una hemorragia que causo su muerte instantánea.

 

 

 

Aun así, preso del pánico, no se movió.

 

 

 

El hombre se acerco al pelirrojo y tomando una de sus manos, coloco el arma homicida en su palma, cerró los dedos, se quito los guantes y le sonrió. Así, sin más, se fue de allí.

 

 

No sin antes susurrarle al oído, palabras que ni el mismo Gaara pudo entender.

 

 

 

...

 

 

-“Pobre Gaara” – Pensó Sakura. – “Aún piensa que hubo alguien mas...cuando fue el mismo quien mato tan sanguinariamente a sus padres...”

 

 

 

 

Desde aquella noche, todas las noches aquel hombre le visitaba, lo sodomizaba, le violaba y se iba. Y nadie le creía. Porque ni él mismo terminaba de tragárselo. Era demasiado increíble para ser cierto. 

 

 

 

Notas finales:

Un comentario es muy bien recibido. 


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