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La Teoría de la Inmortalidad por Itachi Madness

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Notas del fanfic:

Muy buenas tardes-noches, sea donde sea que vivan, éste es el primer fic de Hetalia que hago y la trama de la historia está basada en el anime y manga "RED GARDEN", pero quise hacer un trabajo más original, aportar con mis conocimientos y mi imaginación y no hacer un simple refrito del manga, si así hubiera sido lo hubiera llamado "Red Graden Versión Hetalia"

 

Debido a que los personajes provienen de países y culturas diferentes, me tomé un tiempo para investigar la vida cotidiana de cada uno de los países para hacerlo lo más parecido a la realidad

 

Espero que le den su tiempo y que lo lean, estoy abierta a sugerencias y aportaciones para enriquecer más la historia como es la época del Halloween, prometo grandes dosis de misterio y suspenso sobrenatural

 

Para todos aquellos que ya hayan visto o leído RED GARDEN les pido que si leen esto no espoileen a los demás y dejen que ellos mismos se sorprendan~

Notas del capitulo:

¡Y así se inicia!

Posiblemente lo actualice cada sábado de cada semana, ¡disfrútenlo!

Noche Cero: Por favor no lo olvides

 

 

El festival cultural del equinoccio de otoño se dio inicio en el colegio internacional Vitam, localizado a las afueras de la isla de Tokyo en Japón, muy cerca de la costa marítima. El ambiente está lleno de luces, música, gente y sonrisas de todo tipo celebrando las festividades tradicionales de ese país.

 

 

La noche ha caído sobre la ciudad, ya es muy tarde, poco a poco el colegio se vacía, la gente vuelve a sus casas y los edificios se sumergen en la penumbra de la noche. Ahora el silencio permanece imperturbable, sólo hay muy pocas personas caminando, aún rehusándose a regresar a sus hogares y esporádicamente, un auto solitario pasa por su camino.

 

 

De pronto algo sucede, hay muchos sonidos de motores, luego de gente corriendo, gente gritando, gente luchando, y después… cientos de disparos.

 

 

La gente en sus casas se mantiene oculta, temen asomarse y ponerse en peligro. Los minutos pasan, nada cambia, no se ha vuelto a escuchar nada, todo pareció haber terminado. Y entonces el sonido de los motores ruge como criaturas de la muerte luego de tomar la vida de sus presas, pero una vez que se alejan todo termina, con la ciudad sumergida en silencio sepulcral y nadie supo nada.

 

 

ooo

 

 

Es mañana de fin de semana, en un complejo departamental se oyen las voces de los niños hambrientos.

 

 

-¡¿Dónde está aniki (hermano mayor)?! ¡Ya debió haber hecho el desayuno daze!-

 

 

Dijo un niño de unos 15 años, de cabellos y ojos negros con un extraño rulo impeinable alzándose en su cabeza, poniendo ambas manos sobre la mesa, altivo y exigente. Frente a él, una chica de 16 años, de largos cabellos castaños que llegaban hasta su cintura hacía algo en un gran sartén revolviéndolo con unos palillos largos.

 

 

-¡¿Por qué no mejor tú vas a despertarlo Im Yong?! ¡Yo ya estoy ocupada!- La chica se arregló un mechón de pelo que no la dejaba maniobrar a gusto y siguió revolviendo el huevo.

 

 

-¡¿Ehhhh?! ¡Pero yo ya tengo mucha hambre aneki (hermana mayor)!-

 

 

La chica detuvo su tarea y se giró para verlo enfadada, logrando intimidar y callar al niño gritón, éste se levantó de un salto y salió corriendo directamente a buscar al hermano mayor. En esa misma mesa, otro más, en apariencia de la misma edad que la chica, de cabellos marrones y cejas pobladas leía en silencio el periódico de ese día, tranquilo y silencioso, sin poner atención a la reciente discusión ni a los gritos del pequeño, sólo cambiaba las hojas.

 

 

-¿No ha dicho nada sobre lo de ayer?- Dijo la hermana aún revolviendo una improvisada tortilla de huevo y verduras asiáticas para la familia.

 

 

-Sólo dice que podría ser un conflicto entre mafias o una persecución, pero no tienen nada asegurado- Dijo con una voz suave y calmada mientras cambiaba otra hoja.

 

 

Apenas entrando al lugar, otro joven, de edad parecida a los dos chicos de la mesa, de cabellos y ojos negros, caminaba cansado rascándose la nuca.

 

 

-Buenos días…- Se sentó en uno de los cojines que servían a modo de sillas y estiró un poco los brazos, aún tenía la pijama desarreglada.

 

 

-Onii-chan, luces cansado, ¿a qué hora dices que terminó el festival escolar? Ayer ni siquiera supimos a qué hora volviste-

 

 

El chico somnoliento, parpadeó lentamente tratando de recordar, pero por más que intentaba no lo lograba, fue tanto su esfuerzo que un repentino dolor punzante le sacudió el cerebro, tomó su cabeza con una mano y luego la giró un poco encontrándose a su hermano leyendo.

 

 

-No recuerdo nada, ¿pasó algo especial ayer?-

 

 

-Kiku, me sorprende que no te hayas despertado con el escándalo, anoche hubo balacera pero nadie sabe con exactitud entre quiénes o por qué-

 

 

Unos quejidos se escucharon desde el pasillo, e Im Yong llegó con el mayor de todos, un adulto con más apariencia de adolescente, caminando con dificultad por estar siendo jalado por el más pequeño de los cinco. Tenía cabellos negros, largos, sueltos y desarreglados que llegaban poco más debajo de los hombros y sus ojos eran de un color café claro rayando al brillante ámbar.

 

 

-Aiyaaaa… ¡Im, puedo caminar solo aru!-

 

 

-¡Aniki, te tardaste demasiado, por tu culpa Mei tuvo que cocinar para todos daze!-

 

 

-¡¿Mi culpa aru?!-

 

 

Una vez que los dos llegaron al comedor, Im sentó al chico sobre un cojín y luego él se sentó a su lado. Todos los cojines estaban ocupados, menos el que correspondía a la chica que ya estaba por servirles a todos la comida.

 

 

-¡Vaya adulto tan irresponsable! Durmiendo hasta medio día…-

 

 

-¡Ahhh, ya, lo siento aru!- Llevó una mano a su frente y echó todo su pelo hacia atrás, permitiéndole ver mejor sin esos molestos mechones que le cubrían los ojos. Suspiró y miró el soleado día por la ventana. - ¿En serio es tan tarde?- Preguntó más para sí mismo que para los demás.

 

 

-¡Todo es culpa de ése ruso aterrador! ¡Secuestrándote hasta altas horas de la noche daze!-

 

 

El mayor de todos gruñó cansado por la mala actitud de sus hermanitos menores, puso una mano en su cara mientras le servían el desayuno que comió sin rechistar. Tenía demasiada hambre.

 

 

ooo

 

 

En un departamento diferente, un chico rubio, de cabello lacio y corto, con un mechón levantado y de ojos azules caminaba totalmente descalzo sobre el suelo de tatami hacia su frigorífico de tamaño mediano lleno de imanes de diferentes tamaños y formas, y de él sacaba comida envuelta en cartón, leche, helado y unos cuántos huevos. Detrás de él, otro chico rubio pero de pelo ondulado y largo hasta tocar sus hombros, con un mechón que caía frente a su cara como un rizo, se tallaba un ojo que mantenía cerrado arrastrando con pereza sus pies envueltos en calcetines blancos, bostezó y abrió sus ojos violetas para observar a su hermano mellizo llenar un vaso de leche y comenzar a servirse en frío un guisado del día pasado.

 

 

-Alfred, no te comas eso, se supone que lo guardaríamos para después en la tarde-

 

 

-Es que ya tenía mucha hambre. ¡Oye, ¿por qué no hacemos pancakes, Matti?!-

 

 

El rubio de cabello corto y ojos azules le sonrió deseoso a su hermano. A diferencia del otro, éste ya se encontraba perfectamente despierto. En comparación con el de cabellos más largos, cuya camisa que usaba para dormir estaba mal abrochada y dejaba parte de uno de sus hombros al descubierto. Su espalda todavía la mantenía encorvada y había rastros de saliva seca en su mejilla izquierda.

 

 

-Más bien me pides a mí hacer el desayuno… otra vez-

 

 

-¡Vamos, ambos sabemos que te quedan deliciosos a ti!-

 

 

Con una gran cuchara, Alfred, el hermano de cabello corto, abrió un envase de helado y luego hizo una enorme bola que sumergió en el vaso de leche. Mientras tanto, Matthew, el de cabello ondulado, puso a funcionar una cafetera, se estiró y bostezó mientras buscaba los ingredientes para hacer los pancakes caseros que a su hermano y a él les gustaban tanto.

 

 

-¿Matti, podemos pintarlos de colores?- Preguntó Alfred que con gran fuerza y facilidad, adquiridos con la práctica, batía su vaso con helado sin ver a su hermano, ya sabía que en esos momentos estaba reuniendo los instrumentos de cocina.

 

 

-Pero esos colorantes son para las galletas de navidad y ya están a menos de la mitad de su capacidad, no nos van a durar si seguimos pintando la comida y tampoco son baratos… pásame la leche y los huevos-

 

 

Su hermano desilusionado, estiró su mano con el cartón de leche, el ojos violeta tomó una bandeja llena con diferentes harinas con una mano y el cartón de leche con la otra, la mezcla seca comenzó a adquirir una textura pastosa cuando le fueron agregados los huevos y la leche, Matthew la revolvió con rapidez hasta que todo se hubiera integrado y ahora tuviera apariencia de masa, luego engrasó la sartén y en ella vertió el líquido espeso que al contacto con el metal caliente se cocía a gran velocidad, luego éste tomó la espátula y volteó el pancake que pronto estaría listo de los dos lados. Mientras tanto, su hermano se levantó para ir por un control remoto que reposaba sobre el cojín de su sofá pequeño mientras bebía de su malteada improvisada y prendió el televisor, cambiando rápidamente de canales, terminó en uno donde mostraban calles cercanas a su casa, cintas amarillas de “no pase” y a reporteros preguntando a los policías de allí. Curioso, Alfred le subió al volumen.

 

 

“Aún no sabemos con exactitud si fue un conflicto entre mafias, pero las víctimas encontradas en las escenas del crimen parecían simples civiles…”

 

 

-¿Qué ves Al?-

 

 

Matthew puso dos platos con la misma gran cantidad de comida y en medio puso miel, mantequilla y jarabe de maple.

 

 

-Al parecer hubo un tiroteo cerca de aquí, pero yo nunca oí nada-

 

 

-¿De veras? ¿Cuándo?-

 

 

El chico se acercó para ver las calles vacías donde habían colocado siluetas en blanco de los cuerpos que fueron recogidos y los periodistas al fondo tomaban fotografías. El policía entrevistado explicaba que teóricamente se había dado el altercado entre las 12 y las 3 de la mañana en muchas zonas de la ciudad, pero sólo en un reducido número de ellas se encontraron cuerpos heridos de balas. Finalmente dijo que mantendrían a la prensa informada de la investigación.

 

 

“En otras noticias, astrónomos de la universidad de Tokyo han descubierto un comportamiento lunar no visto en más de…”

 

 

Alfred apagó el televisor, se levantó del sofá y corrió hasta su plato ansioso para devorar con alegría su alimento, su hermano; en cambio, fue hasta la cafetera, ya llena, y vació un poco de café en una taza. Antes de beberla, miró con reproche a su gemelo que bebía la malteada de lo que alguna vez fue helado napolitano para bajar los enormes bocados que se metía  a la garganta.

 

 

-No deberías beber eso tan temprano y ya te dije que comieras bocados más pequeños, un día de estos te vas a ahogar-

 

 

-Ya Matti, relájate ven a desayunar que te pones de mal humor cuando no comes nada, después compramos más helado-

 

 

El mellizo caminó hacia la mesa tomando en el camino un sorbo de su café negro, pero su garganta se cerró de improviso impidiéndole tragar el caliente líquido. Matthew, de repente sofocado, escupió el café y comenzó a toser tratando de recuperar el aire, su hermano fue corriendo para ayudarlo a mantenerse de pie y dar palmadas fuertes a su espalda pensando que se había atragantado con algo.

 

 

-¡¿Estás bien?, ¿te quemaste?, ¿el café estaba mal?!-

 

 

Matthew lo miró luego de recomponerse, se limpió los labios embarrados con su propia saliva, tocó su cuello que aún dolía por la quemazón antes de recuperar la capacidad de hablar. Miró su taza y dijo.

 

 

-N-no lo sé, el café estaba bien… no fue nada, aún sigo algo dormido-

 

 

ooo

 

 

En otra parte de ese mismo edificio, un joven adulto de piel morena y ojos verdes, cabello castaño, de unos 24 años y armado con un delantal hacía un rápido desayuno con huevos, tomates, papas y carne que encontró en el refrigerador del hogar. El olor despertó a dos personas más, uno rubio de ojos azules con el pelo amarrado en una desastrosa coleta baja, con aspecto desaliñado y unos cuantos pelos creciendo en su barbilla, también de 24 o 25 y el otro, un poco más bajo, también rubio pero de cejas muy pobladas y ojos verdes, con el pelo igual de revuelto que parecía de 22, pero en realidad tenía la misma edad de sus compañeros.

 

 

-Toño… ¿qué hora es?- Preguntó el rubio con barba.

 

 

-Casi la una, no puedo creer que hayamos dormido tanto, hace media hora salí a comprar huevos que ya no había y me encontré con la anciana que vive a un lado preguntándome sobre un escándalo que hubo anoche, ¿alguno sabe de qué hablaba?-

 

 

El más bajo de todos, de cejas pobladas, se rascó la nuca y se fue a sentar a una de las tres sillas del comedor-cocina que había en casi todos los departamentos de ese gran edificio para dignarse a hablar con voz perezosa y algo hastiada.

 

 

-Pues yo no sé nada, siento como si hubiera dormido una semana entera y mi cerebro aún no calibra…-

 

 

-¿Tú a qué hora te levantaste?- Preguntó el rubio de ojos azules asomándose al platillo de Antonio y oler de cerca el vapor que la comida bien hecha soltaba.

 

 

-Al medio día, los vecinos de arriba estaban haciendo mucho escándalo-

 

 

-Mon dieu (Dios mío), Al parecer Yao-kun también se quedó dormido, a veces lo compadezco, ser el único adulto entre tantos niños y tener que cocinar para todos- El hombre de ascendencia francesa puso una mano sobre su frente y se lamentó de la mala suerte del vecino de arriba. El rubio de las cejas pobladas hizo una sonrisa ladina y rió malvado.

 

 

-Mira quién lo dice Francis, tú equivales a 3 mocosos fastidiosos- Se burló “cruelmente” de su compañero. Rápidamente, éste olvidó el desayuno, fue hasta él con paso amenazante, moviendo los brazos estirados y sus nudillos hechos puño que se movían en forma pendulante y un tanto cómica para comenzar una discusión sobre cuál de los dos era realmente el más infantil y ruidoso.

 

 

El chico moreno detuvo su pelea interponiéndose entre los dos y moviendo un brazo de arriba hacia abajo; pues con el otro sostenía el sartén con la comida ya hecha; para que le prestaran atención.

 

 

-¡Ya, paren los dos, Francis, Arthur! Mejor calmémonos y comencemos a desayunar-

 

 

Sirvió el platillo en tres partes iguales y los otros dos no tuvieron de otra que dejar sus berrinches de lado si querían desayunar, se sentaron en sus respectivos lugares y comenzaron a comer en silencio. Antonio sonrió tranquilo al ver la paz de regreso a casa y se les unió.

 

 

Arthur dejó su tenedor junto al plato y se separó un poco de la mesa, buscó rápido entre un pequeño montón de revistas, libros y periódicos viejos tirados sobre un sofá cercano hasta hallar el control remoto de su televisor y lo prendió.

 

 

“…la luna estuvo en perfecta sincronía con los demás planetas, que por estas fechas se tiñe de rojo, así que por esta noche, nuestro satélite natural se coloró de un rojo oscuro, los estudiantes encontraron grabados de más de mil años en diferentes partes del mundo sobre este evento astronómico y cada uno de ellos  hablaban de…”

 

 

Desinteresado, Arthur continuó cambiando de canales hasta llegar a uno que tenía programación para niños. Ni Francis ni Antonio emitieron alguna queja, inclinaron sus cabezas para ver también la tele. Aunque fueran estudiantes de universidad nada les impedía disfrutar de esas cosas.

 

 

ooo

 

 

En una pequeña casa cercana de allí, un joven de pelo rubio, alto, musculoso y de ojos azules salía de su habitación, miró el reloj de la cocina y suspiró frustrado. Nunca se hubiera esperado dormir tanto, él era esa clase de personas que se levantaban temprano para hacer cosas temprano para que todo el día fuera productivo, pero ya era la una de la tarde y apenas se había levantado. Buscó en su refrigerador y comenzó a sacar queso, carne y un par de tomates frescos, miró hacia la ventana de su cocina y pensó en tal vez cortar una hoja de la planta de albahaca que un amigo suyo le había regalado hace unos meses.

 

 

-¿Qué pasó ayer?-

 

 

Como buen joven de ascendencia alemana, dejó impecable el comedor y puso la mesa para dos personas, el cartón de zumo de naranja en medio y cuando iba a poner un tazón con yogurt, recordó que ya no había fruta fresca para el desayuno. Tomó un saco, una bolsa, dinero, su móvil y sus llaves. Pero antes de salir, giró su cabeza en dirección al cuarto de alguien más y gritó.

 

 

Bruder! ¡Saldré a comprar fruta!-

 

 

Lo único que recibió fue una clase de ruido gutural, más dormido que despierto demostrando que había sido escuchado, mientras cerraba la puerta de su hogar pensó una vez más en la noche anterior tratando de recordar qué tan tarde regresaron para que se hayan dormido tan a deshoras pero no logró recordar nada, sólo le dio la espalda a su casa y caminó cuesta arriba de la calle hasta una tienda. Allí la mujer lo atendió cordialmente, como todos los días y mientras regresaba por su pedido de plátanos, moras y otras frutas, un par de personas susurraban a su espalda.

 

 

-Oye, lo de anoche estuvo horrible, pero todavía no se hacen cargo de atrapar a los culpables, yo no creo que haya sido cosa de mafias, siento que fue algo mucho más siniestro-

 

 

-Esas pobres personas, ¿todos los que encontraron eran civiles, cierto? ¿Ninguno trabajaba en algo que pudiera relacionarlo con algo sospechoso?-

 

 

-Dicen que encontraron a dos que podían tener algo qué ver, uno trabajaba en relaciones exteriores y otro trabajaba de cajero en un banco, pero fuera de eso no se relacionan en nada, es más bien, como si las víctimas se hubieran dado al azar…-

 

 

El joven escuchaba con atención, levemente conmocionado. ¿Anoche pasó qué cosa? ¿Y a qué hora?

 

 

La mujer regresó con la fruta lista y él pagó rápidamente. En el camino de regreso a casa, sacó su teléfono móvil celular y buscó un número en la agenda, esperando internamente, con mucha angustia a que el dueño del número le contestara…

 

 

-¿Ludwig? ¿Eres tú?-

 

 

La voz del otro lado parecía tan angustiada como sus propios pensamientos, probablemente esa persona con voz dulce también se había enterado del disturbio de anoche.

 

 

-Yo estoy perfectamente, ¿están…tú y tu hermano bien?-

 

 

-Sí, ilesos… nos enteramos de todo hace poco, ¿qué hubo un tiroteo, cierto? Los noticiarios dijeron que fue entre las 12 y las 3 de la mañana pero nadie sabe con exactitud el por qué, estaba preocupado por ti y por Kiku, estaba por llamarte pero Lovino se llevó mi celular para llamarle a Antonio. Que fue una “ola de violencia” porque pasó en diversos lugares al mismo tiempo, cerca de nuestra escuela y nuestras casas, Kiku llamó temprano diciendo que todos en su casa estaban bien-

 

 

Ludwig sonrió calmado. –Entonces todos están a salvo-

 

 

-Sí, todo el mundo ya se reportó por eso, incluso nuestro vecino dijo que había sido todo un escándalo, pero ni mi hermano ni yo lo oímos, ni siquiera recordamos nada de lo que pasó anoche, o a qué hora regresamos… ¿tú recuerdas algo?-

 

 

El rubio cerró los ojos otra vez tratando de recordar y lo único que le vino en mente fue una escena donde sus dos amigos y él salían de la escuela luego del festival, todos se encontraban sonriendo, pero después de allí todo se nublaba, aún así el recuerdo lo tranquilizó.

 

 

-No recuerdo a qué hora nos fuimos ni cuándo llegué a mi casa, pero supongo que nos salvamos por poco-

 

 

Una muy suave risa parecida más bien a un jadeo en la otra línea le hizo pensar que su compañero había salido al fin de su estado de tensión. Después escuchó un grito de fondo de alguien bramando  “¿Con quién hablas estúpido fratello?” y luego un suspiro cansado.

 

 

-Ludwig, tengo que colgar, Lovino está molesto porque aún no ha desayunado-

 

 

-Bien, yo igual debo preparar el desayuno para Gilbert, hasta pronto Feliciano-

 

 

-Ve~ Hasta pronto Ludwig, dale mis saludos a tu hermano y cuídense-

 

 

Ambos colgaron y el alemán regresó a casa con una sonrisa. Al entrar lo primero que vio fue a otra persona, de complexión un poco más baja y delgada que él, sólo un poco, de cabello blanquecino y ojos rojizos.

 

 

-¡Lud! ¡Hola!-

 

 

Su hermano Gilbert y único miembro, además de él, de la casa, ya se encontraba sentado en la mesa esperando su comida.

 

 

-¿Sabes algo? ¡Desperté con muchas ganas de comer huevo, así que hice un rápido omelett con crema, queso y la albahaca de la ventana!-

 

 

El rubio sonrió tranquilo, al menos su hermano no le dejaba la cocina a él solo.

 

 

-Yo igual amanecí con ese antojo, por cierto, Feliciano manda saludos-

 

 

Entró y se quitó los zapatos en la entrada, colgó el saco y dejó las llaves en un gancho, fue a la cocina y allí se puso a lavar la fruta.

 

 

-¡¿Feliciano-chan?! ¡¿Lo viste en el camino?!-

 

 

-Hablé con él por móvil, despertó en la misma situación que nosotros-

 

 

-¿Desvelado y con amnesia? Cuando desperté creí haberme ido a emborrachar con Francis y Antonio, pero hablé con ellos hace poco y no saben si lo hicimos, pero creo que sí lo hicimos porque amanecí con resaca, estoy sediento-

 

 

El hermano llegó a la mesa con una bandeja de fruta cortada, ya que a pesar de que vivieran solos, eran organizados y cuidaban de su alimentación.

 

 

-Feliciano dijo que tampoco recordaba a qué hora volvimos o qué hicimos luego del festival, es como si a todos nos hubieran dado algo para olvidar-

 

 

Su hermano hizo una divertida mueca picarona mientras se servía su porción de fruta.

 

 

-Hablas de él con tanta familiaridad… Kesesese~ Todavía recuerdo los días en que ibas a la primaria y los niños se alejaban de ti porque te tenían miedo, qué bendición fue que conocieras a Feliciano-chan, ahora mi dulce hermano menor ya tiene con quién jugar…-

 

 

-No hables de él como si ya nos hubiéramos casado…-

 

 

-Lo que yo hubiera dado por tener a ese niño en mi salón, tan pequeño, lindo y sonriente, preparándome deliciosos almuerzos a la hora del…-

 

 

-¡Ya deja de hablar así de él!- Ludwig se sonrojó de golpe, incapaz de tomar los pedazos de fruta por el nerviosismo al recordar a su mejor amigo de ascendencia italiana y por escuchar la risa de su hermano que se divertía con su nerviosismo.

 

 

ooo

 

 

Al mismo tiempo en otra casa pequeña, un chico de cabellos castaños, con un rulo largo y bien definido que se alzaba por el lado izquierdo, terminaba una ensalada de lechugas, tomates, aceitunas, cebollas, piñones y rebanadas de huevos cocidos en la mesa, frente a él, otro chico con la misma apariencia, tamaño y complexión, con la mínima diferencia del rulo levantado por el lado derecho y que tenía una sonrisa ansiosa, tomó un par de cubiertos grandes de madera y revolvió la mezcla hasta que todo terminó bien integrado.

 

 

-Al fin algo de comer, ¿oye fratello, a qué hora dijiste que pasó la balacera?-

 

 

-Entre las 12 y las 3 am-

 

 

-¿Y a qué hora se supone que iba a terminarse el festival de la escuela?-

 

 

-A las 10 o 10:30… Pero… recuerdo haber visto un reloj y eran más de las 11-

 

 

-Es muy extraño todo esto, ninguno tenía por qué estar a esas horas afuera, nadie recuerda nada y todos nos despertamos muy tarde-

 

 

Cuando la ensalada estuvo lo suficientemente revuelta, el gemelo del rulo derecho comenzó a servir la mezcla en dos platos y uno de ellos se lo dio a su hermano.

 

 

-Al menos todos estamos bien, cuando Ludwig habló se notaba preocupado-

 

 

-¿A quién le importa ese macho patatas? ¡Feliciano, odio que hables con él!-

 

 

-Pero es mi mejor amigo, lo es desde sexto de primaria y no ha hecho nada para que siempre lo trates mal, además te agrada su hermano Gilbert-

 

 

-¡Claro que no! ¡Y no me vengas con que “¿Recuerdas ese sábado que fuimos al centro a jugar videojuegos y todo el día estuvimos juntos los cuatro y olvidaste que los odiabas luego de estar por tres horas enteras en equipo con Gilbert en el juego de matar zombis?”! ¡Eso ya fue hace mucho y no hemos vuelto a salir con ellos, así que esa escusa ya es vieja y por lo tanto inválida!-

 

 

Mientras Lovino gritaba, Feliciano se sentó en su silla, ignorando los reclamos de su hermano gemelo y comenzó a comer viendo las divertidas expresiones del otro cuando se enrabietaba. Luego de haber gritado lo suficiente, Lovino se sentó de golpe en su silla, quedando en una muy mala postura para comer, con las piernas abiertas, con los talones de los pies en el aire y con la espalda encorvada y recargada en el respaldo de la silla, olvidó el pleito de hace unos segundos y ensartó su tenedor directo en el bowl de la ensalada llevándose el trozo de huevo cocido más grande.

 

 

-Como que a esto le falta algo-

 

 

-Tienes razón, iré a buscar los ajos-

 

 

 Feliciano se levantó de la mesa y abrió unas puertas de su refrigerador situado junto a una pequeña alacena donde guardaban granos y condimentos, los ajos se encontraban en un cajón especial para las verduras, sacó una bonita cabeza, se la llevó al lavabo y allí le dio un chorro de agua esperando limpiarla lo mejor que se pudiera, luego fue hasta una tabla de madera y en ella se puso a pelar el ajo recién lavado. Tomó un cuchillo grande y filoso, y con él empezó a cortarlo en pequeñas rebanadas.

 

 

Aunque parecía que estaba poniendo la debida atención a sus cortes, internamente se sentía algo disperso, como si el conocimiento y la razón no hubieran vuelto en su totalidad. ¿Qué había pasado con sus recuerdos? Se suponía que hace semanas habían acordado Kiku, Ludwig y él asistir al festival y divertirse allí toda la noche, se suponía que iba a ser una noche digna de recordar, llevaban 5 años de amigos los tres, con Ludwig había pasado más tiempo, seis años enteros y debían de celebrarlos.

 

 

Quiso volver a recordar mientras sus manos se movían solas, de repente a su mente los vagos vestigios del día anterior comenzaban a tomar forma en su cabeza como una película vieja y maltratada. Habían ido a la escuela, habían comido juntos en el jardín sus respectivos almuerzos que a veces intercambiaban para comer más variado, después se habían separado, Ludwig se había ido a su club de lucha grecorromana, Kiku a su club de kendo y él a la pista de carreras. Al final acordaron cambiarse de ropas y regresar a la hora en que el festival comenzara, todos pensaban que iba a ser maravilloso, además, Kiku estaría ocupado en la exposición de kendo, no podían dejarlo solo entre tanta gente, Lud y él irían al puesto de helados y comerían salchichas asadas… Todo iba a ser grandioso, ¿pero entonces por qué después de despedirse e irse rumbo a casa todo se perdía? Intentó ver con más fuerza, pero nada, todo estaba negro. Intentó ir todavía más adentro, y lo único que obtuvo fue una terrible punzada en la cabeza.

 

 

El filoso cuchillo se le resbaló y terminó en su dedo índice izquierdo. Lentamente levantó el dedo cortado y miró la fina línea que segundo a segundo se iba tiñendo de rojo. Luego el líquido comenzó a bajar por la extensión del dedo, de dividió en delgados riachuelos, la sangre empezó a gotear sobre la mesa, gota por gota, cada vez más rápido, cada vez en más cantidad, de repente su misma mente se tiñó de rojo y jadeos comenzaron a oírse, junto a él estaba Kiku corriendo y jadeando con una expresión de terror en sus ojos, volteó la cabeza y se encontró a Ludwig en el mismo estado, volvió a girar la cabeza hacia atrás, había una luz y dos siluetas. Los quejidos, los fuertes jadeos, los pasos que se oían pesados, ¡eran de ellos! De repente lo embargó el miedo y la angustia, tenía que correr, ¡correr más rápido! ¡Los estaban persiguiendo!

 

 

-¡Feliciano!-

 

 

Parpadeó, estaba frente a la mesa de la cocina, con la tabla manchada con un par de gotas diminutas de sangre. Giró los ojos encontrándose con Lovino, mirándolo enojado.

 

 

-¡Idiota! ¡No te quedes allí parado! ¡Estás sangrando!-

 

 

Lovino tomó un papel y lo envolvió en su dedo. Éste también se manchó con rojo, pero sólo un poco, muy poco. Tal vez con haberle pasado el papel encima ya había dejado de sangrar.

 

 

-¿Feliciano?-

 

 

El joven de ascendencia italiana subió la cabeza, se dio cuenta rápidamente de que todo su cuerpo estaba tenso, había alucinado, su frente estaba mojada, seguramente con sudor frío y tenía un horrible nudo en la garganta.

 

 

-…No fue nada… me conmocioné un poco, creo que estaba soñando despierto-

 

 

-¡Vaya que eres descuidado! …Al menos con eso despertaste, por cierto, ¿qué hacemos para comer en la tarde?

 

 

ooo

 

 

A diferencia de los demás hogares donde el día comenzó bien, había otra, tampoco muy alejada de allí donde el sol no brillaba con la misma calidez. En esa pequeña casa, vacía y oscura, todo estaba hecho un desastre, una persona muy alta revolvía entre el caos una y otra vez buscando algo que nunca encontraba. Jadeando angustiado, y derrotado, la persona de gran estatura, cabello claro y gris, de ojos morados y enorme naríz, corrió ahora a buscar su celular, tecleó un par de números y presionó el de un contacto en particular. Mientras la otra persona contestaba, trató de tranquilizarse y normalizar su respiración para hablar claro.

 

 

-¿Iván? ¡Hola, ¿qué pasa aru?!-

 

 

La voz alegre y cálida del otro relajó otro poco más la expresión tensa del joven, único habitante de esa casa.

 

 

-Yao… Hola, ¿de casualidad tienes mi bufanda?-

 

 

-¡¿Tú bufanda aru?! ¡¿No está en tu casa?!- La voz del otro lado se contagió de su preocupación, seguramente ahora le pondría más atención.

 

 

-No, y no recuerdo tampoco dónde la pude haber dejado, no la encuentro por ningún lado- Su voz salió más aguda de lo normal, le dolía demasiado su pérdida.

 

 

-¡Q-quédate allí Ivan, iré a tu casa ahora mismo aru!- De fondo escuchó cosas ser empujadas y la voz de unos niños. Probablemente Yao en verdad se estaba preparando para salir en esos momentos.

 

 

-No te vayas a tropezar con algo Yao-

 

 

-¡Descuida, nos vemos en dieeeee…! ¡¿Quién dejó esta mochila en el piso aru?!-

 

 

Con cada sílaba que pronunciaba esa otra persona, todo parecía mejorar, su amigo pronto llegaría, estaba seguro que con su querido Yao todo estaría bien.

 

 

-L-lo siento Ivan, llegaré a tu casa en diez minutos, espérame en tu puerta… ¡Por cierto…!-

 

 

-¿Qué cosa?-

 

 

-¿Ya desayunaste? …Y yo tampoco puedo recordar nada de ayer aru-

Notas finales:

¡Espero que les haya gustado! XD


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