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EL CHACAL Y EL DRAGÓN por desire nemesis

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Notas del fanfic:

NO SOY DUEÑA DE LOS PERSONAJES QUE SON DEL CREADOR DE YU-GI-OH. Y HAGO ESTO SIN FINES DE LUCRO.

 

ESTE ES EL PRIMER FIC EN QUE TRATARE DE PROBAR EL PRIDESHIPPING Y EL PUZZLESHIPPING POR ESO TAL VEZ NO LO HAGA EXITOSAMENTE

PERO TENGAN POR SEGURO QUE ES UNB PUPPYSHIPPING

 

^^

ESTE NO ES EL TÍPICO FIC DE PRINCIPE, SACERDOTE Y ESCLAVO

HAY MUCHAS SORPRESAS

El chacal y el dragón

 

 

 

 

 

 

Corría el año 52 de la vida del Faraón Aknotep. Su heredero estaba en su sol número 23 y todos creían oportuno halagarle. Yami era apuesto y exitoso en todo lo que emprendía como era de esperar del próximo faraón de Egipto.

 

Como era de suponer estaba comprometido para casarse con un miembro de su familia pues era necesario mantener puro el linaje de los dioses. Como no tenía primas ni hermanas se escogió para él al único doncel de su clan.

 

Yugi era el joven que su familia había cuidadosamente criado para él. Era un primo lejano pero que tenía en sí la sangre tan pura como la del mismo faraón.

 

Pero Yami tenía su secreto. El estaba prendado del hermoso sacerdote de ojos azules que era hijo y heredero de su padre como sumo sacerdote de Ra.

 

El joven de cabello castaño y piel de alabastro se había robado el corazón del príncipe a primera vista. Era tan apuesto y todos hablaban de lo inteligente que era.

 

¡Alteza! ¿Deseaba algo de mí?—dijo Seth Kaiba al presentarse ante él, hincándose en una rodilla.

 

El príncipe se levantó de su trono y se acercó al sacerdote que se puso nervioso pues eso no era lo usual en las entrevistas con la realeza. Usualmente ellos permanecían quietos en su lugar y solo decían a sus súbditos lo que deseaban de ellos.

 

La mano de Yami intentó tocar la piel de la barbilla del joven Kaiba pero este retrocedió ante tal acto. Normalmente le irritaría tal comportamiento, pero ver que el otro se sorprendía y mantenía su cara a salvo de todo contacto le satisfacía porque era una garantía de su pureza.

 

¡Deseo que me mires a la cara!—dijo Atemu.

 

Mi señor, eso está prohibido—dijo el pasmado sacerdote.

 

¡Yo decido que está prohibido y que no! ¡Ahora levanta la vista y véeme a la cara! ¡Es una orden!—le dijo el heredero al trono y el sacerdote obedeció. Así él pudo ver de nuevo esa mirada azul. Sonriéndole benéficamente le dijo— ¡Tu y yo somos los herederos de los puestos más importantes en todo Egipto! ¡Sería bueno que entablaramos buenas relaciones por el bien del reino. ¿No lo crees?—

 

Si vos lo consideráis oportuno es lo que debe hacerse—dijo el correcto sacerdote bajando la mirada, cosa que agradó a Atemu. Seto intentaba adivinar las intenciones del príncipe pues todos le conocían como un taimado estratega que jamás comunicaba sus intenciones de frente.

 

¡Me agradas!—dijo abiertamente el futuro faraón, asombrando un poco al otro pues jamás habían cruzado palabra. –He preguntado sobre ti y todos me han dicho que eres una persona capaz e inteligente lo que es difícil de hallar—agregó el joven de cabellos coloridos.

 

Me alegro mucho de oirlo—dijo un poco menos confundido Kaiba.

 

Entonces con un rápido movimiento el heredero empujó al otro obligándolo así a pararse y una vez lo tuvo ante sí de esa forma lo llevó hasta la pared mas cercana arrinconándolo.

 

Me alegro de que te agrade la idea de que nos convirtamos en amigos muy íntimos—dijo Atemu a los ojos azules que le miraban impresionados antes que su boca probara la fruta madura de sus labios.

 

¡Príncipe! Esto no es correcto—dijo el castaño con el alma en vilo.

 

Mis deseos son los deseos de Ra. ¿Te opones a Ra?—preguntó Yami astutamente. El otro bajó la mirada sumisamente y el heredero de Aknotep sonrió triunfal.

 

Sus manos deshicieron las ataduras de la túnica que era blanca con detalles en hilo de oro y que se resbaló de los hombros del gentil para mostrar bajo ella el suntuoso cuerpo del sacerdote solo cobijado por un taparrabos y dos brazaletes de oro macizo, signo de su posición social.

 

La mano del futuro Faraón se coló bajo la única prenda que vestía a Seth y de inmediato las mejillas de éste se colorearon.

 

Eres exquisito—dijo Atemu acariciando con su otra mano el rostro encendido de Kaiba. –No te permito que tengas otro amante que no sea yo. ¿Lo has entendido?—añadió Yami mientras su mano llevaba al orgasmo al joven sacerdote que asintió sin aliento. El otro le tomó del cabello de la nuca y obligándolo a llevar hacia atrás la cabeza le dijo—Tu Seth Kaiba ahora eres de mi propiedad y solo mía. Por toda tu vida no tendrás más amante que yo y el que osase ponerte una mano encima tendrá el más duro de los castigos—dicho esto puso su boca sobre el cuello de Seth y mordió con fuerza mientras su mano aplicaba presión en el miembro erecto.

 

La sangre brotó de la herida y se oyó un gemido mientras el castaño se corría entre los dedos de Atemu.

 

Después el príncipe de Egipto obligó al otro a hincarse y en esa posición se abrió su falda para mostrar su hinchado falo al sacerdote.

 

¡Ahora sáciame!—le ordenó.

 

La virtuosa boca rodeó el miembro sin mucha idea de cómo hacer eso y oyó otra orden de Yami.

 

Primero con la lengua—dijo éste.

 

El ojos azules lamió el pene con lentitud pues no estaba muy seguro de hacerlo bien, provocando en el ojos violetas intensas sensaciones.

 

Cuando no pudo más, apretando con fuerza la cabeza del sacerdote para obligarlo a embutirse el erecto miembro, Yami le dijo—Ahora con la boca. Succ… succiona—

 

Su grito de placer al venirse fue estridente y regó todo el interior de la boca del castaño quien se tragó el blanquecino líquido con un regusto amargo.

 

Desde entonces pasaba dos de las horas  nocturnas en el dormitorio del príncipe quien le había dicho que en esas ocasiones íntimas le llamara su Faraón. Esas ocasiones estaban ocultas por el más alto secreto ya que Atemu le prohibió que se lo contara a nadie. Ni siquiera a su padre. Quedaba tan  extenuado después de estar con Yami que necesitaba media hora de descanso después de terminado todo para poder salir de la alcoba.

 

El príncipe succionaba su duro pene mientras el sacerdote se retorcía bajo él.

 

¡Alteza, no lo haga!—pidió el castaño al ver que el miembro de la realeza profanaba su boca tocando su parte íntima.

 

Dejando un poco el falo el ojivioleta le miró y le dijo—Ya te he dicho que el que decide que se hace y que no, he de ser yo—luego continuó succionando hasta hacerlo explotar. Más tarde le poseyó de forma salvaje pero eso no desagradó al ojos azules que en sí no sentía nada por el príncipe. Solo era sexo pero se sentía bien. Nunca antes el castaño lo había tenido y creía que no tenía necesidad de él hasta ahora. Tampoco se había enamorado ni tenía necesidad de, como él pensaba, caer en tan estúpida emoción.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Así fue que la primavera siguiente llegó el cumpleaños número dieciocho del primogénito y sucesor del sumo sacerdote de Ra, hombre enérgico y tradicional, que amaba ante todo su posición social y ser el supremo regidor de Egipto después del Faraón.

 

Como era la costumbre los regalos y las ofrendas llegaron por montón  y la principal que se ofrecía por cada población era la de sus virginales jóvenes.

 

El padre de Seth, Amenón insistió en que su hijo escogiera de entre todos ellos al joven que sería suyo pero su hijo le dijo que no escogería a ninguno, enfadándolo. Pues no sabía en verdad bajo que reglas estaba sometido su hijo por el príncipe.

 

Agarrándolo fuertemente del brazo aunque su hijo le igualaba en estatura lo llevó al patio del templo para que allí escogiera a su esclavo. Con reticencia y el entrecejo fruncido miró a los jóvenes decidiendo escoger a cualquiera pero vio entre ellos a uno que llamó poderosamente su atención.

 

Lucía incómodo como los otros jóvenes y no tenía una belleza especial, más bien deslucían su piel unas cicatrices que tenía en los hombros y el pecho y que se veían claramente porque todas las ofrendas solo estaban vestidas de taparrabos. La única virtud que todas esas personas debían tener era que sus cuerpos jamás hubieran sido mancillados por el deseo carnal. Todos eran vírgenes.

 

Seth escogió a este pues era el menos llamativo de todos.

 

¿Estás seguro hijo? ¡Hay muchos mejores que ése!—dijo el sumo sacerdote.

 

Es el que deseo, padre—dijo su hijo.

 

Sea tu voluntad pues es tu presente—dijo el mayor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuando ingresaron al joven rubio dentro del cuarto y Seth entró después de él, el muchacho se puso a la defensiva. No sabía como actuaría pero estaba seguro de que no serviría de nena para ese sacerdotucho por muy rico que este fuera. No era justo. Su familia había decidido por él pues eran los más pobres de su pueblo. Todavía recordaba como habían ofrecido a su hermana dos años antes por la mayoría de edad del hijo del Faraón. Su hermana a la que no vería de nuevo.

 

El castaño pasó por él sin mirarlo y se sentó en un cojín a comer la fruta que allí estaba dispuesta.

 

Puedes estar tranquilo porque nada voy a hacerte. Cumplo mi palabra y la he dado a alguien más de que no tendré más amantes—dijo el sereno Kaiba.

 

Vuestro padre no sabe de esto. ¿Verdad?—preguntó el joven despertando la curiosidad de su dueño.

 

¿Por qué lo dices?—preguntó el ojos azules.

 

Si lo supiera no os hubiera obligado a escoger a alguien de las ofrendas—dijo el astuto esclavo.

 

El rubio se le había acercado con la guardia baja y Seth se paró en un momento y estuvo a su lado para pasar los dedos por una de sus cicatrices.

 

¿Quién eres? ¿Y cómo te hiciste estas cicatrices?—preguntó y el otro entendió que el castaño no estaba obligado a contestarle pero él si.

 

Soy Jouno. En mi pueblo practicaba para ser soldado—contestó.

 

¿Y eras bueno?—preguntó con su mirada intensa el sacerdote.

 

Jamás nadie me ha ganado—replicó el otro levantando su barbilla con orgullo.

 

Eso será suficiente. Estarás a cargo de mi seguridad personal—dijo el más alto satisfecho y se sentó a desayunar.

 

Por extraño que pareciera Jouno sintió que podía confiar en él.

 

Y por extraño que fuese el sacerdote sintió lo mismo.

Notas finales:

ESPERO LES GUSTE

^^

ES GENIAL VOLVER AL RUEDO

PERO TAL VEZ NO PUBLIQUE TAN SEGUIDO COMO MI OTRO FIC

TRATARE PERO NO PROMETO NADA

MATA NE


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