Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

FRISSON por hexotic

[Reviews - 17]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

 

 

Cuando eran aún unos niños, Sehun siempre buscaba la manera de poder quedar con Jongin a pesar de vivir en lados puestos de la ciudad.

            Jongin era más grande que él solo por unos meses, de invierno para ser exactos. Su piel era morena, con una sonrisa deslumbrante y ojos dormilones, era unos centímetros más alto que Sehun y contrastaban enormemente, aun así, no podían estar lejos del otro aunque solo fuese por algunos días.

            El menor vivía en aquel entonces con sus tíos en una casa modesta y tradicional de Busan, sus padres preferían Seúl, donde el negocio familiar prosperaba y solamente en las vacaciones tenían tiempo para visitarlo; al contrario, su amigo vivía en el este de la ciudad, a unos cuantos bloques del puerto, donde el sol pegaba sin escrúpulos y el aire llegaba caliente, casi asfixiante, incluso en el invierno y era algo Sehun realmente odiaba.

            Por lo general, quedaban de verse en casa de Jongin, quien, a pesar de vivir con sus padres y sus dos hermanas mayores, siempre estaba solo.

            No hacían mucho mientras estaban en la casa del moreno: veían películas, jugaban algún videojuego o simplemente comían atún enlatado con mayonesa; si el clima pintaba bien, lo llevaban en sus mochilas hasta la playa, nadaban un rato hasta que el atardecer se acercara, después comían y regresaban a sus respectivas casas. Era una amistad normal, común porque no hacían nada extraordinario. Ni siquiera asistían al mismo colegio, pero se entendían perfectamente.

             Se habían conocido un día cualquiera, años atrás; Sehun se había perdido en el centro de la ciudad mientras buscaba una tienda dónde pudieran envolver el regalo de aniversario que había comprado para sus padres y enviarlo esa tarde por correo, pero, sin darse cuenta, terminó perdiendo el tiempo observando a un perro en una tienda de mascotas.

             Ese día estaba también un niño ahí, con ojos cansados y mirada perdida, llevaba un pantalón con peto y una playera blanca debajo. Se veía igual de perdido que Sehun mirando a aquél precioso french poddle que solo movía sus orejitas mientras comía. El niño no hablaba y solo se acercaba más al vidrio para ver de cerca al perro, a veces dibujaba cosas en él, como si tratara de enviar un mensaje, Sehun solo lo veía. El niño no notaba su presencia y le ignoraba completamente, después de un rato el niño se fue con dos niñas más altas que él, ellas iban vestidas con cierto parecido al niño y le entregaban un vaso de helado con chispas, después se fueron. El menor no supo ya que hacer, era tarde porque el sol se escondía y no había completado su misión y no sabía siquiera dónde estaba. El hombre que atendía la tienda llevó al animal a un cubículo que se encontraba en el fondo del local y cerró todo con candado, al salir le preguntó al pequeño si alguien pasaría por él, cosa que el menor negó con la cabeza, después le preguntó por dónde vivía pero él aún no se sabía la dirección, ya habían pasado algunas horas desde que había llegado y no podía recordar el camino de regreso, solo recordaba el teléfono.

            Como en esos años los teléfonos celulares eran considerados un lujo y, al ser una ciudad pequeña no había suficientes por las calles, el hombre llevó al pequeño a unas cuadras adelante, donde una pequeña repostería estaba a punto de cerrar. El hombre saludó a la señora que lavaba los cubiertos con un suave beso, le contó la historia del pequeño niño y le pidió prestado el teléfono del local, marcó el número que el niño antes le había dicho y habló con el tío de este, informándole en que lugar estaba el niño y si podían recogerlo, por desgracia, los tíos de Sehun no contaban con un auto propio y tardarían en llegar hasta conseguir un taxi, cosa que el señor respondió diciendo que podía llevarlo él, que tenía un hijo de la misma edad y sería bueno si se conocieran para entablar amistad y que después de cenar lo llevarían. Su tío aceptó y le dijo la dirección.

            La señora Kim –como momentos después se presentó- le dio un pastelito de fresa con arándanos al pequeño y poco de leche caliente, fue a la parte de atrás e instantes después aparecieron tres niños. Las dos niñas altas y el niño que había visto Sehun afuera de la tienda de mascotas; los tres eran hijos de aquella adorable pareja y se presentaron, las niñas eran lindas, pero Jongin era diferente y Sehun no podía quitarle los ojos de encima. Todos cenaron pequeños pastelillos y el señor Kim llevó al niño hasta su casa cuando acabaron. La familia Oh estaba afuera de su casa esperándole y agradecieron a la amable familia, el pequeño Jongin no había hablando en todo ese tiempo pero se despidió del menor con un abrazo. Y de ahí todo continuó.

            Tiempo pasó y visitaba regularmente aquella tienda. Saludaba al señor Kim y preguntaba si Jongin iría, a veces le esperaba mientras desde afuera y otras veces entraba y acariciaba al perro y lo alimentaba, si llegaba su moreno amigo iban por helado o caminaban hasta el parque. Jongin si tenía un buen sentido de la orientación y no se perdía, no hablaba mucho al principio, pero después le hacía bromas a Sehun.

             El pequeño, además de querer visitar la tienda de mascotas para encontrarse con Jongin, ahorraba día a día ahorraba todo lo que podía para poder comprar el perro, su familia tenía dinero suficiente para comprar lo que él quisiera si lo pedía, pero se sentía mejor si él se esforzaba por lo que quería: comprar a aquel french poddle café, era su sueño.

            Debido a las vacaciones de verano de sus padres, por un par de semanas no pudo ir a visitar a su canino amigo ya que salieron de la ciudad, en cuanto regresaron, fue a la tienda con el dinero en mano y una correa que había comprado en el aeropuerto, era blanca con pequeñas perlitas que brillaban muy bonito en el sol, pero se llevó una gran sorpresa al ver que el perro había sido vendido justo dos días antes. Lloró todo ese día y el siguiente. Le preguntó al señor Kim si tendría un perro parecido pronto y el dijo que tenía dos, pero estaban en su casa y no los vendería nunca porque eran de Jongin.

            Después de ahí, comenzaron las visitas a casa de su amigo. Como no tenía quien lo llevase, aprendió a tomar todos los camiones debidos y se aprendió todas las paradas para llegar a casa del moreno. Ya habían pasado varios meses desde que se conocían y su relación era más natural. Jongin no tenía amigos en su escuela y no jugaba más que con sus hermanas. 

            —Para ser tan pobre, tienes lindos perros. —Dijo Sehun la primera vez que vio a Monggu y Jjangu, los perros de Jongin. No lo había dicho de forma grosera, fue un comentario que se le salió repentinamente, aun así, su amigo pareció no interesarse por lo que dijo y le invitó a ver la televisión. Igual, no había nada que hacer.

            Jongin habitualmente cortaba hojas de los árboles cuando salía a caminar por la calle, prefería tomar las que fueran más grandes y más verdes, al principio, Sehun no entendía sus acciones pero lo dejaba pasar; había mucho más que no entendía de su moreno amigo.

            Años pasaron, y de tener nueve a catorce años se notaba. A veces no se podían juntar hasta las vacaciones. En invierno podían quedarse en la casa de los Oh, su tía preparaba chocolate caliente y le tejía bufandas a ambos, cuando llegaba el invierno y el sol pegaba horriblemente, preferían quedarse en casa del moreno. Sehun hacía limonada (bastante amarga para el gusto de Jongin) la servía en bolsas de plástico con cierre hermético, le gustaba dejar pequeños gajos del limón, tal y como su tía acostumbraba y les colocaba un popote. A veces eran más hielos que nada, pero les gustaba compartir momentos así de íntimos y simples con el mayor. Su amistad era bastante linda, decían las hermanas de Jongin, que lo molestaban con que serían una linda pareja en el futuro.

▼▲▼▲▼

             A los quince años, Jongin le confesó su amor a Sehun indirectamente.

            Al principio, le tomó mucho tiempo asimilarlo. Sus compañeros de clases tenían novias bonitas, el mismo Jongin se sentía atraído por una niña de su curso, con pelo largo, ojos grandes y piel blanca, casi como Sehun, pero, por eso mismo, su amigo de la infancia siempre se le venía a la mente cuando pensaba en qué tipo de personas le gustaban.

            No le gustaban las mujeres en sí. Solo si eran parecidas a su Sehun.

            No tenía amigos cercanos durante la escuela media, pero había un chico chino que era igual de antisocial que él y le hacía compañía en el almuerzo. Fue al primero y al único que le contó sobre su vida amorosa.

            El chico, llamado ZiTao, tenía un crush en un chico de preparatoria llamado Chanyeol. Se veían después de clases puesto que le ayudaba con su coreano. Jongin le tenía confianza suficiente ya que no iría y le contaría a nadie (y su límite en el idioma también era una ventaja). Cuando Jongin habló con Tao, sintió una alegría enorme. No era el primer ni último hombre por sentir algo ‘mal’ por su mejor amigo y se sentía feliz de por fin sacarlo y contarle a alguien. Varias veces sus hermanas trataban de sacar el tema sobre la homosexualidad de Jongin, pero este se hacía de oídos sordos y distraía la conversación. Sus padres nunca lo aceptarían.

            Cuando el moreno por fin tuvo el valor suficiente de decirlo, Sehun le contó que estaba enamorado de su amiga Krystal.

            Realmente, a Jongin no le dolió tanto como le contó a Tao, pero el inquietante sentimiento de perdida y soledad le quemaba por dentro cuando los veía salir y agarrarse de la mano.

            Sehun era torpe en las citas, a veces le preguntaba a Jongin que debía hacer y él solo le decía que la tratara como la persona más especial del mundo, que, si él tuviera la oportunidad de salir con quien quería, no le importaría darle el sol.

▼▲▼▲▼

 

            Jongin, cada que no podía dormir, dibujaba un sol en su libreta.

            A veces lo coloreaba con acuarelas, pasteles, plumones o con lo que tuviera a la mano. No siempre era amarillo, a veces más naranja o rojo, dependiendo de su modo, pero el amarillo era más común, le tranquilizaba.

            En Julio 7, el día que se le confesó a Sehun, llevaba aquella libreta llena de soles coloreados en su mochila. No eran muchas hojas, quizás veinte, pero en cada una había por lo menos diez astros.

            El clima cambiaba constantemente e incluso si hacía un calor horrible durante el medio día, en la noche el viento pegaría frío y sería inevitable escapar de él. Ambos estaban a la orilla del mar, comiendo paletas de coco que la mamá de Jongin había hecho para vender, pero su hijo tomó algunas y se las llevó a su pequeña cita con su mejor amigo.

            Ese día, Sehun estaba perdido viendo las olas, sus ojos veían el mar, la inmensidad y lo interminable y extenso que era, lo grande que el océano podía ser y lo pequeño que era ante el mundo. No notaba que su paleta de hielo chorreaba sobre su mano, pero si podía captar el nerviosismo de su amigo, sin pensar más, comenzó a habar:

             —Krystal cortó conmigo hoy en la mañana — Dijo Sehun, incrédulo, como si aquella niña hubiese dejado escapar al mismísimo príncipe azul — No me lo dijo. Solo me mandó un mensaje, me dio tanto coraje que lancé el teléfono por las escaleras y lo dejé ahí. Ya no quiero saber nada del mundo.

            —Pero perderte en las olas no es lo mejor. El mar da miedo. — Respondió Jongin después de unos minutos. No podía procesar todo al mismo tiempo. Se alegraba bastante de la ruptura, pero sabía que Sehun perdía interés en el mundo cuando algo le entristecía. — Seguro hay alguien más para ti.

            —No creo. Yo… simplemente quería estar con ella. — Dijo más derrotado — No me gustaba todo de ella en sí. Era grosera y gritaba por todo, pero… quería comprobar algo.

            —¿El qué? — contestó el moreno, acomodándose en la silla de playa donde estaba sentado. El sol comenzaba a bajar, la noche se aproximaba.

            —Que no creo que me gusten las mujeres. No del todo. Más que nada… quería estar con ella para experimentar, como en esos vídeos ¿recuerdas? Krystal tiene ese cuerpo que siempre me ha llamado la atención. Tiene curvas y es delgada, su cara es bonita y su familia tiene mucho dinero es perfecta ¿no crees? Aún así, siento que algo le falta.

            Oh, ahora todo tenía un poco más de sentido. Cuando tenían aproximadamente trece, el pequeño niño Oh encontró una caja de vídeos pornográficos de su tío. Como no tenía con quien verlos, llamó a Jongin, quién se quedó por primera vez en su casa a dormir. Los pusieron en la videocasetera de su tío, la que estaba en la sala. Las primeras imágenes eran muy grotescas para sus inocentes cabezas, pero terminaron viendo cerca de cinco películas. Sehun veía cada acción con mucho detalle, como si fuera un tema para examen, en cambio, el mayor trataban de esconder el disgusto que le daba. Sabía que de esa forma el mundo se seguía poblando pero no le daban ni pocas ganas de hacerlo con una mujer. Al contrario, en cierta cinta, eran tres personas. Dos hombres y una mujer y, eso fue lo único rescatable en la opinión del moreno. Ambos sujetos se besaban mientras la mujer se tocaba viéndolos. Tal vez no fue mucha acción –en palabras del menor- pero a Jongin le había parecido algo extraordinario. Cuando acabaron con su pequeña sesión informativa, ambos durmieron abrazados en el sillón, solo en bóxers y con el ventilador cerca, era una noche caliente de noviembre.

            —Sehun ¿Puedo leerte algo que escribí?— Habló con voz clara el moreno. Él único que había escuchado antes sus escritos fue ZiTao, incluso, el chino le ayudó con algunas partes. El menor solo asintió mientras le miraba fijamente, sabía que Jongin era muy reservado en montones de cosas y, cuando le quería compartir alguna de sus extrañezas, no podía más que maravillarse.

            Jongin era otro mundo.

             El moreno tomó aire y abrió la libreta justo en medio, donde había un post-it que indicaba la página exacta, vio las letras de nuevo y, como si fuera por unos segundos, olvidó como leerlas y todas se dispersaban, cerró los ojos y, de nuevo, inhalando aire, dejó salir aquello qu tanto había preparado.

            —No te puedo comprar el sol. Ni darte el verdadero, pero puedo hacer un sol para ti cada día, no serán diez días,* pero si será por siempre. No te van a quemar. Se esconderán cuando duermas, pero seguirán queriéndote. Puede que se pongan tristes si te ven salir con la luna, pero te mostrarán su luz en la mañana. Pueden que caigan en desgracia si los abandonas, pero yo seguiré dándote soles, serán a prueba de los milenios y tempestades.

            Su voz no tembló cuando habló. Su cuerpo no se movió ni su cara mostró todo el amor que quería darle a su amigo, pero su corazón casi salía disparado en ese instante. Sus palabras, aunque sonaran ensayadas y monótonas por su tono de voz, había causado que Sehun le viera con ojos abiertos pero inciertos, como si se debatiera para soltar palabra.

            —Wow ¿eso escribes cuando no estamos juntos?

            —También reparto flores. — Respondió con sencillez

            —Eres asquerosamente romántico. Por eso no tienes pareja. — Dijo el rubio mientras veía al sol esconderse del lado opuesto a la playa. Se levantó de su silla y fue hacía donde Jongin estaba, quedando justo en frente de él. — Que bueno que yo no soy como tú.

             —Pero tú me soportas así ¿no? — Dijo el mayor mientras veía al sol en los ojos del mismo Sehun. El sol se reflejaba con intensidad y su cabello rubio brillaba aún más. Jongin podía jurar que era la vista más hermosa del mundo, el mar justo detrás de él, como si fuera una bella mítica creatura que salía a encantar hombres justo en la puesta del sol.

            —Un poco— Dijo en voz baja el pequeño, acercándose cada instante más, hasta rozar sus labios con los del moreno — Aun así, el Sol no se va a esconder ¿cierto?

            —No, nunca.

            —Bien, vamos a casa, Jonginnie. Tu mamá hizo un pay de fresa ¿no? Quiero un poco.

 

“Sehun ¿Prefieres al Sol o a la Luna?” Fue la parte que nunca leyó.

 

 

▼▲▼▲▼▼▲▼▲▼▼▲▼▲▼▼▲▼▲▼

A/N:

*[leyenda china] En la semana de diez días china, existían diez soles, cada uno viajaba con su madre la diosa Xi He al Valle de la Luz día a día, después se cansaron de la rutina (de salir cada uno un día y esperar hasta su turno) y aparecieron todos al mismo tiempo, creando un gran caos en la tierra, así, el emperador Yao, mandó al padre de estos (Di Jun) a calmarlos, pero no hicieron caso, así que le pidió al arquero Yi que asustara a los soles, pero mató a nueve de ellos, dejando solo a uno con vida.

-el próximo capítulo sera 'M' (y aparecerá Kris cof cof) primero quería dar una pequña introducción de como se conocieron Jongin & Sehun♥ /o/

-¡comentarios son realmente apreciados!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).