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DESCONFIANZA por nurikosan

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Han acabado las luchas y ahora Ikki y Shun viven en una pequeña casa de dos plantas a las afueras de Tokio. Junto a ellos se ha instalado Yhoga, quien ha vuelto de un viaje a Siberia para visitar por última vez las tumbas de su maestro Cristal y su madre.


Shun estudia en la universidad magisterio, quiere dedicarse a dar clase a niños pequeños. Ikki es el directivo de una de las compañías de Saori, y Yhoga se dedica a cuidar de la casa y de los dos hermanos, especialmente del pequeño Shun, quien es su debilidad.


Una tarde Ikki regresa temprano a casa. Se extraña de no ver a su hermano en su cuarto estudiando, pues sabe que los miércoles no tiene clase. Después de darse una refrescante ducha y ponerse ropa cómoda baja a la cocina para prepararse algo de comer. Pero justo cuando va a abrir la puerta se detiene en seco para prestar atención a la conversación que esta teniendo lugar dentro de la misma.


- Vamos, Shun, no seas malo… solo un poquito.


- No quiero, Yhoga. Sabes que no me gusta.


- Pero si esta muy rico… es muy suave y esta caliente…


- No insistas, ya te he dicho que no.


- Shun, nunca imagine que fueras tan estrecho de miras.


- Yo no soy estrecho, simplemente no me gusta esa cosa.


- Pero si esta muy rica… todos los que la han probado han quedado encantados…


- No lo dudo, pero a mi me da asco.


- Vamos, Shuny, solo la puntita, veras que leche más rica da…


- Que no quiero Yhoga….


- Yo se que lo estas deseando, anda abre esa preciosa boquita tuya y deja que te la meta, ya veras que rica esta…


- No quiero… y deja de perseguirme… no me vas a convencer…


- Vamos, hazlo por mi, solo un poquito… si una vez que la tengas en la boca no te gusta te prometo que no volveré a insistir.


- No, no y mil veces no. No quiero meter esa asquerosidad en mi boca, es repugnante…


- Una sola vez, amor… solo una…


- ¡Aleja eso de mi! ¡Te he dicho que no lo quiero hacer! No insistas más.


Ikki ya no puede aguantar más y abre la puerta de golpe para plantarse en medio la cocina con cara de pocos amigos.


- ¡Maldito pato, deja de acosar a mi hermano! ¡Voy a romperte todos los huesos del cuerpo!


Ambos muchachos se vuelven a mirarle sorprendidos y algo asustados por el tono amenazante de su voz.


- Hermano, ¿qué te pasa? ¿Por qué estas tan excitado?


- Ikki, ¿te encuentras bien?


Ikki los mira fijamente al tiempo que su rostro se pone más rojo que la grana al comprobar lo que realmente ocurre en la cocina.


- Hermano, te estas poniendo muy rojo. ¿Tienes fiebre? Deberías descansar más y trabajar menos.


- Shun tiene razón. Últimamente trabajas mucho.


Yhoga se acerca a él y le tiende la cuchara que tiene en la mano.


- Ten tomate esto. Estaba tratando de convencer a tu hermano de que lo probará. Te sentara bien.


- ¿Qué es eso? – pregunta mirando fijamente la cuchara y el tarro de cristal que tiene en la otra mano.


- ¿Esto? Es kéfir. El yogurt de los tártaros. Es muy bueno para aumentar las defensas y regular el cuerpo.


- Puede ser todo lo bueno que quieras, pero yo no lo pienso probar. Solo con ver el hongo que lo produce me da muchísimo asco.


- Pero la leche y el yogurt que produce es exquisito. Vamos, Ikki pruébalo tú también.


- No, creo que yo tampoco lo probare. Solo… solo venía a por un refresco mientras se hace la cena…si solo eso, un refresco…


Mientras trata de excusarse abre nerviosamente la nevera y saca una lata de cola para salir disculpándose una vez más de la cocina.


- Shun, tu hermano a veces se comporta de un modo que no entiendo.


- Supongo que al oírme quejarme pensó que me estabas haciendo algo raro.


- ¿Algo raro?¿Yo a ti hacerte algo raro? Eso es absurdo, yo nunca te haría nada que tú no quisieras precioso mío.


- Ya lo se… pero me pregunto si él lo sabe – sonriendo y besándole en los labios se dirige a la puerta- Te dejo solo para que acabes la cena. Mientras terminare algunas cosas para las clases de mañana.


Yhoga se encoge de hombros viéndole salir y vuelve a dejar su tarro de yogur tártaro sobre la alacena para ponerse con la cena suspirando por un lado de placer al recordar el ligero beso de Shun y por otro de pena al pensar que nadie quiere probar su exquisito yogurt.


Han pasado varios días desde la escena de la cocina. Ikki sigue vigilando a Yhoga. No sabe muy bien por que, pero presiente que hay algo raro en la forma en como mira a su hermano. Y aunque tiene presente el ridículo que hizo al entrar de esa forma en la cocina, no deja de estar siempre dispuesto a saltar a la mínima indicación de que haga algo imprudente con su pequeño hermanito.


Ya es sábado por la mañana. Yhoga vuelve del mercado cargado con un montón de pesadas bolsas llenas de comida.


- ¡Shun, por favor ayúdame! Tengo las manos agarrotadas de tanta bolsa…


- Claro – dice Shun acercándose hasta el rubio y cogiendo las bolsas de una mano.


- Ufffff! Gracias, creí que no llegaba. Mira mis dedos están morados y mi espalda toda agarrotada…


- Creo que se como relajarte. Si me dejas hacer te dejare como nuevo.


- Hmmmm, eso suena bien. Me pongo enteramente en tus manos Shuny.


Shun lo coge de la mano y lo sube a su habitación cerrando la puerta.


Ikki lo ha oído y se acerca silenciosamente hasta la puerta y pega el oído para escuchar. No es que sospeche de su hermano, pero no se fía nada del rubio. Podría intentar cualquier cosa y quiere estar preparado para impedírselo.


- Ahhhhhhh! Es maravillo Shun – gime Yhoga en la habitación.


- ¿Te gusta así?


- Siiiiiii…. Me encanta… sigue así… que bien lo estas haciendo…


- Si te hago daño me lo dices y aflojo el ritmo.


- No… así esta muy bien… aaaahhhhh!... que delicia…


- Jajajajaja, me alegro de que te guste. No estaba muy seguro…


- Más fuerte, Shuny… más… quiero más… no pares…


- Tranquilo Yhoga…tenemos todo el tiempo…


- En ese punto… insiste en ese punto… así…. dioses tienes un don para esto…


- Gracias, me halagan tus palabras…


- Que maravilla!!! Eres mejor que Camus…


Mientras afuera Ikki esta totalmente atónito. No puede creer lo que esta oyendo. Su dulce e inocente hermanito esta … esta… Sacude la cabeza bruscamente, apartando ese pensamiento. Es imposible, no puede ser. Shun es incapaz de hacer algo así. Es totalmente inocente. Pero sin embargo los gemidos de Yhoga están llenos de placer y la risa feliz de Shun… Sin pensárselo más respira profundamente y abre la puerta para de un salto plantarse al lado de la cama.


- ¡Hermano! Me has asustado, ¿por qué entras así en mi habitación?


- Ikki, ¿te sientes bien? Parece que va a darte un ataque al corazón o algo así.


- Estoy perfectamente bien pato. Es solo que quería ver a mi hermano. ¿Acaso no puedo?


- Claro que puedes hermano. Pero como ves ahora estoy ocupado. ¿No puedes esperar a que acabe de darle el masaje a Yhoga? Tiene la espalda totalmente contracturada por el peso que ha traído con la compra.


- Puedo esperar perfectamente, no te preocupes Shun. Estaré en el jardín. Cuando acabes baja a buscarme y charlaremos un rato.


Sin decir una sola palabra más sale cerrando la puerta y deseando para sus adentros ser tragado por la tierra por el nuevo ridículo que ha hecho. Debe empezar a controlarse o comenzara a parecer un terrible hermano mayor celoso de todo el mundo y no haciendo más que el espantoso ridículo continuamente.


- Shun, creo que tu hermano piensa que estamos liados.


- ¿Por qué habría de pensar eso? No hacemos nada malo en su presencia, ¿verdad?


- No, pero él empieza a ver fantasmas por todos lados. En fin termina con mi espalda y baja a hablar con él antes de que le de algo.


- Si, ya solo me queda este nudo de aquí.


En cuestión de minutos más le deja la espalda perfectamente relajada. Cubriéndole con una colcha le deja dormitar un rato en la cama mientras el baja a ver que quería con tanta urgencia su hermano.


El resto del día pasa sin ninguna incidencia más. Pero no así el domingo.


Al día siguiente por la tarde, Shun y Yhoga desaparecen después de la comida en la habitación de este último. Ikki se queda leyendo un libro en el sofá del salón escuchando música, cuando de pronto oye un grito proveniente de la planta de arriba. Se levanta rápidamente tirando el libro y subiendo las escaleras para detenerse en la puerta de Yhoga. Esta vez quiere estar seguro de que no están entretenidos en un inocente juego o algo así, por lo que se queda totalmente quieto y en silencio escuchando atentamente.


- Shun si no te abres de piernas no podré hacerlo bien.


- Pero es que duele mucho…


- Ya lo se precioso, pero te aseguro que solo es la primera vez…


- Haaaayyyy! Por favor ten más cuidado.


- Vamos, vamos, no es nada…


- Más despacio… duele…


- Si aflojo el ritmo te dolerá más… ¡Shun no cierres la piernas!


- Lo siento… es reflejo…


- Así esta mejor precioso… si… totalmente abierto…


- ¿Por qué no me dijiste que dolía tanto?


- Por que si lo hubiera hecho no habrías querido hacerlo…


- Snif… supongo que tienes razón… snif…


- Ya casi he terminado… un poco más…levanta las piernas sobre mis hombros…


- ¿Así esta bien?


- Perfecto… te estas portando muy bien…


Ikki ahora esta seguro de que ese maldito pato esta aprovechándose de la inocencia de su hermano. Y no se lo va a consentir. De un empujón medio derriba la puerta y entra como una tromba cogiendo por el cuello a Yhoga y levantándolo en alto lo aleja de su hermano.


- ¡Ikki! Suelta a Yhoga, lo vas a ahogar.


- Esa es mi intención, ahogarle por aprovecharse de ti…El pobre Yhoga esta golpeando las manos de hierro que le sujetan el cuello impidiéndole respirar y lanzando patadas al aire tratando de acertarle para que le suelte.


- ¿Aprovecharse de mi? Ikki, eso es absurdo. ¡Suéltale ahora mismo!


- Pero Shun, te estaba… - de repente se queda mudo y con los ojos abiertos de par en par al volverse a mirar a su hermano.


- Yhoga no estaba haciendo nada malo.


Ikki suelta de golpe a Yhoga quien cae al suelo frotándose el cuello y cogiendo aire desesperadamente.


- ¡Maldito imbecil! ¿Qué pensabas que le estaba haciendo? – le grita cuando recupera el resuello.


- Yo lo siento… creí que le… le estabas…


- Hermano, Yhoga solo me estaba depilando con cera las piernas. En el club de natación me han dicho que debo hacerlo para oponer menor resistencia frente al agua y nadar más rápidamente. Dicen que tengo muchas posibilidades de hacerme con la medalla de oro de este año.


- Claro… la medalla de oro… os dejo… la cera se esta enfriando… lo siento… lo siento mucho…


- Anda, vuelve abajo y déjanos acabar. Enseguida estaremos contigo…


- Si, no tengáis prisa…


- Ikki – grita Yhoga cuando esta a punto de salir- Espero que me arregles la puerta. No pienso quedarme con ella en esas condiciones.


- No te preocupes. En cuanto acabéis me pondré con ella. La dejare como nueva.


Sin decir una sola palabra más vuelve a la planta baja maldiciéndose por lo estúpido y desconfiado que es. Se promete a sí mismo que no volverá a ocurrir, oiga lo que oiga no volverá a interrumpir de esa absurda forma.Yhoga termina de depilar a Shun en silencio, y una vez que ha recogido todo y le ha dado friegas con crema para quitar el escozor se sienta en la cama mirando como se viste el peliverde.


- La verdad es que no me extraña que desconfié tanto. Yo en su lugar también lo haría. Eres realmente adorable.


- No digas eso.


- ¿Por qué no? Es cierto. Una sola palabra tuya y me tienes a tus pies.


- Jajajajajajja.. ya lo se. Quien sabe… quizás algún día no muy lejano la pronuncie – guiñándole picaramente un ojo sale al pasillo para reunirse con su hermano.


Esa misma noche después de cenar y estar un rato viendo la tele, Shun se despide de su hermano y de Yhoga para subir a su habitación y acostarse temprano.


- Yhoga, quiero disculparme por mi comportamiento de estos días. Lo lamento mucho, pero es que no puedo evitar el desear proteger a Shun de todo.


- El ya no es un niño, pero no te preocupes te comprendo. No importa, pero a partir de ahora trata de controlarte. Sabes que tu hermano es importante para mi y jamás le haría algo que él no quisiera.


- Lo se, lo se… pero me cuesta no verle como el bebe que cuide… Dios ha crecido y no puedo aceptarlo…


- Debes hacerlo… algún día se enamorará y tendrás que aceptarlo o le perderás.


- Si, tienes razón. No te preocupes cuando ese día llegue solo tendrá que decirme que ama a esa persona y todo estará bien pro mi parte.


- Estupendo, me alegro de oír eso. No quiero pasarme la vida escuchando tus gritos y arreglando puertas.


- ¿Qué has querido decir con eso pato? ¿Acaso tú y él…?


- El y yo nada, así que no saques conclusiones precipitadas. Solamente digo que me gusta la vida tranquila. Y ahora, si me disculpas voy a descansar. Estoy cansado…


- Claro, ve… yo me quedaré un rato más viendo la tele…


Yhoga sube las escaleras para meterse en su habitación. Al dar la luz se encuentra con Shun en su cama esperándole.


- ¿Por qué has tardado tanto?


- Shun ¿Qué haces aquí?


- Te dije que no tardaría en pronunciar esa palabra, ¿recuerdas?


Yhoga se acerca a la cama y destapándole descubre que esta totalmente desnudo.


- Shun, ¿estás seguro de que quieres esto?


- Claro que sí. Quiero que lo hagamos esta noche.


- Niño, te quiero de verdad. No eres solo un capricho. Si no estas seguro de tus sentimientos, prefiero no hacer nada…


- Yhoga, estoy totalmente seguro. Te amo y quiero que me hagas tuyo.


El rubio sonríe y poniéndose en pie se desnuda lentamente para el muchacho que no aparta los ojos de él.


Esa noche cuando Ikki se va por fin a la cama, al pasar por la habitación de Yhoga escucha los gemidos y suspiros de Shun. Por unos instantes esta tentado de entrar en la habitación, pero recordando el ridículo de estos días decide pasar de largo encogiéndose de hombros y pensando que estarán haciendo cualquier cosa inocente. Solo que esta vez no es así.



 

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