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Con sigilo por Hyoneschwan

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Notas del fanfic:

¡Buenas! Acá son las cuatro de la mañana y yo subiendo este pequeño fic de mi pareja favorita.

Es mi primera historia k-pop y me alegra mucho que sea de estos dos sujetos ♥ (Sí, quiero llenar al mundo de Kray<3). 

 

DISCLAIMER(?). Ninguno de los involucrados es de mi invención. 

 

El fanfiction es LIME. No lemon; aunque tal vez (y sólo tal vez(?)) le haga una secuela donde se den amor del bueno(?). Si no mal recuerdo, el lime implica roces y manoseos y blablabla1313 pero NO penetraciones. Y bueno, es mi primer Lime también, porque me cuesta dejarlos con ganas y siempre terminan en la cama o el sofá :c. ♥

 

No los entretengo más, disfruten de la lectura y ojalá les guste<3.

Y ahí la cuestión que continuamente se presenta en la mente de Yixing: ‘¿Qué es lo que más le gusta?’ Es una pregunta demasiado complicada para hallarle solución con facilidad.


Quizás son los labios ajenos presionándose contra los propios, pero también el aliento tibio contra su pómulo le causa escalofríos. Tal vez esas manos, esos grandes dedos deslizándose por su cintura, acariciando la tersa piel de su torso por debajo de su camiseta mientras su pecho se encuentra apresado contra el de su contraparte.


Pero entonces aparece aquella lengua. Ese músculo húmedo y rosado, desplazándose con elegancia a través de su labio inferior y direccionándose luego a su belfo superior. También le gusta, mucho, y no tarda en dar completo acceso ante ese movimiento. Siente cómo su hábil lengua ingresa en su cavidad bucal y los cabellos de sus brazos y piernas se erizan en cuanto ésta entra en contacto con el músculo propio. Sus finos dígitos se enredan en esas hebras rubias, acariciando de vez en cuando su cuero cabelludo. Sus ojos, cerrados, le permiten concentrarse plenamente en cada una de las sensaciones que le son brindadas por los roces con el ajeno. Su corazón acelerado, desequilibrado como en todas las ocasiones en que no hay palabras entre ellos, sólo acciones y algunos sonidos provocados de manera refleja, como los suspiros o gemidos, además de aquellos causados por el simple contacto, como las caricias o la saliva.


El cuerpo ajeno avanza, obligándolo a retroceder. Obedece y de forma torpe mueve sus pies hacia atrás hasta que se ve incapacitado de continuar, pues la pared tras su espalda se lo impide. Rápidamente se encuentra atrapado, apresado por las extensiones y torso del mayor. Siente como una de las manos ajenas escapa de debajo de su prenda superior, subiendo hasta encontrar la suya, que está perdida entre su cabello. La toma de la muñeca y la presiona delicadamente contra la pared, a un lado de su cabeza. El beso se torna más intenso y puede notar como su respiración no es la única que se entrecorta.


Sus labios se ven liberados en cuanto el ajeno lo dispone. Entreabre sus ojos, confundido, no deseando que eso terminara ahí, pero reconfortándose de cierto modo en cuanto nota que la atención no es cancelada, sino que trasladada más al sur; más precisamente, a su cuello. Esa parte es extremadamente sensible y al ajeno parece hipnotizarlo, siendo casi siempre dicha extensión de piel el centro de sus mimos. Yixing tiembla y se retuerce mientras un leve suspiro abandona sus labios. No es como si pudiera evitarlo de todos modos; esa persona besándolo en aquella parte puede ser una combinación catastrófica para él y para cada uno de sus sentidos.


Sin embargo, esta vez la atención en su cuello resulta ser más breve que de costumbre, regresando de nuevo a sus labios, los cuales lo reciben gratamente. Siente las mordidas, las leves succiones que le son proporcionadas y miles de escalofríos lo recorren. Su cuerpo continúa estremeciéndose mientras se dedica a devolver esos juegos a la boca adversa. No hay trampas, puede hacerse uso de dientes y lenguas, manos y dedos, roces y jadeos sin discriminación alguna, sin recibir un castigo indeseado ni pasar un mal momento; teniendo un único resultado: que la satisfacción los envuelva a los dos.


El tono rosado en sus mejillas no se debe a la vergüenza (a esa altura ya no tiene inhibiciones, al menos no con él), sino al cambio notorio en su temperatura. Su corazón bombea con fuerza increíble dentro de su cuerpo, incitado por la lujuria insensata que comienza a invadir y nublar sus pensamientos.


La distancia entre ambos es nula. Su pecho se encuentra unido al contrario, su cadera contra la ajena, sus piernas intercaladas con aquellas y su rostro pegado al suyo. Sin duda no hay cosa que le guste más que eso.


Ahí estaba su respuesta.


Todo. Todo le gusta, el conjunto de cada cosa que el contrario puede brindarle y cada uno de los gestos que tiene con él. La sensación de sus manos recorriéndolo; el latido desesperado de su corazón contra su propio pecho; la unión de sus bocas; la calidez exagerada producida por semejante cercanía.


Todo lo enloquece, lo vuelve, quizás, irreconocible. El calor se hace cada vez más presente mientras nota esa gran mano dirigiéndose hacia abajo, posándose sobre uno de sus glúteos y tomándolo con facilidad mientras son dejadas caricias y algunos ligeros apretones. Un jadeo escapa de sus labios, ¿hace cuánto tiempo no lo acaricia tan íntimamente? Sin dudarlo es algo que extraña mucho. Si bien su fama no es la de tener buena memoria, es capaz de recordar perfectamente esa época en la que podían hacer el amor todos los días (a escondidas de los mánager y del resto de los miembros); pero ya no puede ser así. No tienen suficiente tiempo a solas ahora, no con todos los eventos y preparativos que hay por llevar a cabo.


Pocas son las ocasiones en las que tienen encuentros como el de este momento, donde son presentes roces con intensidad variable en distintas zonas; seducciones; tentaciones; manoseos; mordidas; lamidas; un jadeo por aquí y otro por allá. Sus cuerpos se extrañan y se necesitan tanto como ellos mismos y no pueden simplemente ignorar ese deseo que se tienen el uno al otro.


Opta por provocar también y desliza sus manos por su cuello, apoyándolas en sus hombros para bajarlas al pecho ajeno y raspando con sus uñas la camisa que le impide el contacto directo con su caliente piel. En efecto puede escuchar un gruñido bajo escurrirse entre los labios del más alto y eso sólo ayuda a aumentar su excitación. Imágenes del contrario susurrándole contra la nuca mientras la capa de sudor cubre a ambos y los movimientos en vaivén otorgados le proporcionan el más profundo placer se apoderan de la poca cordura que le queda aún intacta.


Claramente su imaginación no es algo que lo ayuda a controlarse. Puede sentir como el bulto en sus pantalones se vuelve cada vez más y más presente, pero algo le dice que no es el único en encontrarse en ese estado. Siente como las manos contrarias descienden, acariciando sus costados y centrándose en su trasero para luego dirigirse a sus muslos. Ya sabe qué es lo que sigue, por lo que procede a reafirmar su agarre en el cuello que tiene enfrente, dejándose levantar y rodeando con sus piernas la cadera del ajeno con la excusa de sostenerse.


El beso comienza a dejarlo sin aliento, de hecho el oxígeno en sus pulmones es casi nulo ya. La intensidad se vuelve mayor a cada segundo, sin embargo, siente una presión contra su entrepierna y es consciente al instante de que había sido provocada por su acompañante, intimidad contra intimidad. Interrumpe el beso con la necesidad de liberar gemidos, bajos pero continuos, quizás necesitados, aunque tratando de disimularlos para que no se escucharan demasiado. No debe dejarse pasar tampoco que otra de las cosas que extraña es la posibilidad de poder expresar sonoramente las gratas sensaciones que el más alto le transmite, con libertad, sin tener que preocuparse de dónde se encontraran ni de quién podría oírlos.


Tiene calor. Las ganas de quitarse toda la ropa no faltan, pero lo que sí falta es tiempo. Tiempo para que puedan amarse como corresponde, besarse y tocarse sin tener que estar alertas y sin encontrarse pendientes de que se hiciera tarde.


Sus pensamientos sobre los movimientos pélvicos ajenos se materializan en cuanto siente su cuerpo ser presionado más intensamente contra la pared en la zona de su cadera, convirtiéndose en un vaivén más constante y fluido y, por ende, provocando que los espasmos empiecen a hacerse presentes.


El beso se deshace, permitiendo que sus labios, levemente hinchados y jadeantes, queden en un ligero roce. Sus alientos chocan, mezclándose entre ellos en el proceso e impactando contra el rostro enfrentado de manera lenta e incluso excitante. Pero claro, ¿qué no era excitante en esa instancia ya? Estando en esas posiciones, frotándose de esa forma y encontrándose gimientes, con el corazón acelerado y el cuerpo a miles de grados de temperatura.


Las fricciones perduran por un momento más, pero comienzan a detenerse, dejando a ambos calientes, desesperados por algo que es imposible conseguir en ese momento.


 


—Yixing… —logra oír de la boca ajena. Esa voz simplemente lo desequilibra, notándose en ella la falta de aire y su actual estado, derramando sexualidad por donde sea que se le escuche.


 


—Dime, Fan. —murmura, de manera sólo audible para el aludido. Siente, entonces, una mano sobre su mejilla, acariciándolo con una suavidad extrema. Una sonrisa inevitable levanta sus comisuras, casi instantáneamente, pues esa delicadeza para tocarlo característica del mayor es algo que le encanta. Pronto su atención se desvía, cerrando sus ojos una vez más mientras se dedica a corresponder cada beso que es dejado sobre sus labios.


 


—Te amo, Xing. —esas palabras le son fáciles de distinguir entre los besos que continúan depositándose sobre sus belfos, provocando otra tonta sonrisa apoderarse de sus facciones.— Quiero hacerlo… Me volveré loco si no y lo sabes… —escucha, sintiendo caricias en su muslo por parte de la mano que había quedado sosteniéndolo. Es consciente de que el rubio puede convertirse en una máquina de sexo brutal si se encuentra en abstinencia por mucho tiempo, ya le tocó sufrir sus consecuencias en una ocasión.


 


—También te amo. —Responde a aquello primero, aflojando el agarre que uno de sus brazos mantiene en el cuello ajeno para poder utilizar esa respectiva mano, acariciando el flequillo del más alto y limpiando un poco del sudor ubicado en su frente mientras lo observa con gran cariño.— Y lo sé, lo recuerdo bien… Pero sólo debemos aguantar un poco más. Tendrían que darnos un descanso pronto, mi hermoso líder. —Agrega con voz tenue, manteniendo una sutil sonrisa, sabiendo que a Yifan esos gestos lo calman. Lo conoce demasiado, después de todo, y sabe cómo controlarlo en situaciones como éstas. Aquello es confirmado en cuanto esa impecable sonrisa aparece en el rostro ajeno, mostrando sus dientes ligeramente y parte de su encía superior. Aproxima su cabeza y deja un beso más sobre esos labios que tantas sensaciones le brindan, siendo apoyado en el suelo segundos después. Dirige sus manos a la camisa del más alto y la presiona un poco, queriendo alisarla y arreglarla un poco. Luego sube hasta su cuello y lo acomoda, aprovechando la cercanía para acariciar las mejillas del más alto por un momento. El rubio lo acicala de igual forma, peinando su cabello sutilmente e inclinándose para dejar un beso en medio de su frente. Sonríe, gesto que se amplía al sentir los besos que le siguen a aquel: entre sus cejas, en su tabique, sobre la punta de su nariz y finalmente en sus labios.


Ambos inhalan, recuperando el aire perdido, y se observan, dedicándose una última sonrisa antes de llevar la vista hacia el frente y dirigirse al escenario, donde la próxima presentación y los miles de espectadores los esperan junto al resto de sus compañeros.

Notas finales:

¿Les gustó? 

Si tienen algún comentario, queja, consejo, duda o lo que sea, recuerden dejar un review. Son muy importantes, siempre motivan a que las autoras continuemos buscando fuentes de inspiración.

Nuevamente me pondría a hablar de la carga psicológica que involucra un review. Y lo haré, con brevedad.

Los comentarios positivos suben mucho el autoestima y causan felicidad y satisfacción por el trabajo realizado, por ende, el escritor lo recordará y buscará alguna manera de volver a percibir este sentimiento, queriendo recibir más comentarios de aquella índole, y se esforzará para conseguirlo.

Las críticas constructivas siempre son útiles: de los errores se aprende; pero uno nunca se entera del error si no hay quien se lo comunique, ¿cierto? Con todo se puede mejorar y de todo se puede aprender.

BUENO, YA ♥ Háganme feliz así como les dije y les traeré más fics o, quizás también, la secuela ifyouknowwhatImean de este one shot. 

 

Nos vemos.

Hyone.


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