Caminaba distraído de todo el mundo a su alrededor, estaba acostumbrado a fantasear de esa manera cada vez que lo veía. Se sentía tan vivo, tan feliz y contento cuando entregaban el manuscrito a Marukawa, que olvidaba todas sus demás responsabilidades y compromisos. Sin darse cuenta, Yanase Yuu, había entrado siguiendo a Hatori, el editor, hasta el cuarto piso de la editorial.
Tras darse cuenta de su descuido dio media vuelta y mientras esperaba el ascensor se acercó un editor, un tanto peculiar, y por simple cortesía comenzó a hablar con él:
-Que bonito día, no es cierto?- Comentó el sonriente editor, Kanade Mino.
A Yanase no le molestaba hacer conversación con un extraño, después de todo estaba de un humor exelente.
-Sí, muy lindo de verdad- Rió el asistente.
-Usted es asistente de Yoshikawa-sensei, verdad?
-Sí, por qué lo pregunta?- Extrañado, preguntó Yanase.
-Simple curiosidad, usted debía entregar el manuscrito? - Indagó aún más el editor.
-Eeh...- Nervioso por contestar, balbuseó un poco- No... Yo, me distraje y cuando me di cuenta... estaba en el cuarto piso.
Sentía vergüenza de distraerse solo por ver a su amigo, lo amaba en secreto, aún así debía aprender a controlar sus emociones.
-Haha- Rió en bajo sin parecer burlón, y dedicándole una sonrisa respondió- Yo siempre he sido muy distraído, no tiene que sentir pena de ello.
Yanase devolvió la sonrisa con una más pequeña, a pesar de sentir vergüenza no se sintió incómodo de hablar con un extraño. Las puertas del ascensor se abrieron, Yanase entró y rápidamente volteó para ver si el editor entraría pero para su sorpresa no lo hizo.
-Soy Kanade Mino, editor de la sección Emerald- Se presentó el extraño- Es un gusto conocerlo.
-Yo...- Al intentar presentarse, las puertas terminaron de cerrarse, sin darle a Yanase ni la más mínima oportunidad de terminar de hablar con Mino. Esto fastidió un poco a Yanase, pero tampoco era tan grave para bajarle los ánimos así que siguió en su camino para volver a descansar luego de un largo período de entregas.
Luego de varios días de no saber sobre trabajo, Yanase por fin pudo descansar de tanta presión, a pesar de que sabía que en poco tiempo estaría devuelta ayudando a su gran amigo, y amor platónico, Yoshino Chiaki. No le molestaba que le pidiera ayuda, después de todo era trabajo, lo que sí le frustraba era que lo hiciera tres o cuatro días antes del período de entrega del manuscrito.
Por el momento se dispondría de disfrutar el tiempo libre que le quedaba. Era media tarde del viernes, y recordó un gran salón de té cerca del edificio de la editorial, así que salió de su apartamento directo a dicha cafetería.
Estando a punto de entrar, logró ver a alguien que conoció por un descuido suyo al subir hasta el 4to piso de Marukawa, al editor Mino Kanade. Caminó con apuro hacia él, esperando que todavía lo recordara.
-Buenas tardes, Mino-san - Saludó cortésmente.
-Oh...- Mino volteó sorprendido - Yanase-san ¿Cómo está? ¿Qué hace por aquí?
-¿Eh? - Un tanto sorprendido preguntó - ¿Cómo supo mi nombre?
-Hatori-san me lo dijo, solo le pregunté por el nombre del asistente de Yoshikawa-sensei - Respondió un tanto apenado, se sentía como un acosador.
-Ah... Ya veo - Yanase habló lentamente, pensando en cada palabra que decía - Yo... Me sentía apenado por no haberme podido presentar ese día, pero me alegra que Hatori le hablara de mí, me siento más aliviado.
Mino también se sintió más aliviado de no haberlo incomodado, ese día sintió curiosidad por saber su nombre y no pudo evitar preguntarle a Hatori, a pesar de que solo había sido una pequeña charla sin importancia.
-Mino-san, ¿Quisiera ir a tomar un café? Iba solo pero ahora que lo encuentro por aquí preferiría ir acompañado - Sugirió Yanase con una amable sonrisa.
-Claro, no tengo nada que hacer ahora, con gusto iré con usted.
Ambos fueron a la cafetería, riendo y hablando sobre cualquier cosa, aunque al entrar la sonrisa amable de Yanase se volvería una sonrisa amarga al ver a Hatori con su amor platónico, Yoshino Chiaki.