John se despertó por un suave sonido proveniente del piso de abajo, sus ojos se sentían pesados mientras los forzaba a abrirse. No hace muchas horas que se había ido a dormir y pensó que Sherlock también lo había hecho, pero aparentemente no.
Levantándose de su cama, se colocó su bata y se la ató vagamente alrededor de su abdomen, dejándola colgar de su cuerpo desnudo.
-¡Por el amor de Dios! -murmuró, parpadeando lentamente mientras descendía las escaleras y miraba alrededor buscando el sonido que se volvía más y más fuerte. Sonaba como un crujido y luego un pequeño golpe, una y otra vez- ¿Sherlock? -preguntó, fregándose los ojos mientras miraba la vacía sala de estar- ¿Estás despierto? -agregó después, pero no obtuvo ningún sonido como respuesta más que el crujido.
Su preocupación crecía, John se movió silenciosamente y se dirigió a la cocina para ver a Sherlock allí parado, con la heladera abierta, murmurando quedamente para sí mismo.
-Mm... Desayuno... -gruñó mientras John se acercaba.
-Sherlock, ¿qué estás...? -comenzó antes de interrumpirse. El hombre era sonámbulo. Ni una sola vez en los años que vivió con Sherlock, el hombre había caminado dormido y no estaba muy seguro de qué hacer. Él sabía que era peligroso despertar a un sonámbulo, por lo que esa no era una opción- Ven a la cama -dijo simplemente y el más alto murmuró algo incoherente cerrando la puerta de la heladera.
-Nnh... John... -Sherlock saltó, dando un manotazo al aire antes de girarse y dirigirse a las escaleras.
-Sher... Nunca me referí a mi cama -John alcanzó a su amigo, pero solo soltó su mano y lo siguió.
-Jooooohn -murmuró Sherlock, bajando las escaleras lentamente y una vez arriba empujó la puerta del cuarto de John para abrirla. Se tendió en la cama del otro y se enroscó en una pelota, con una pequeña sonrisa en sus perfectos labios. John permanecía de pie cerca de él, cruzando los brazos, mirando la escena. ¿Qué debería hacer? No podía dejarlo en su cama pero no quería dormir en el sofá y no se atrevía a tomar la cama de Sherlock por temor a que se despertara molesto, entonces, suavemente, ase acostó al lado del hombre, apoyando las manos en su pecho y mirando fijamente el techo.
-Yo... John, detente -el hombre se removió, su pequeña sonrisa extendiéndose en su rostro- No~ -
-¿Qué...? -susurró John para sí, girando su cabeza lentamente hacia el otro- ¿Está soñando conmigo? -no podía ayudar pero encontró su rostro en un abrasador color rojo ¿Por qué estaba Sherlock soñando con él? De pronto, Sherlock se removió, estirándose y girando para acercarse más, presionando su frente contra el hombro de John, provocando que el rostro de éste se avivara una vez más.
-She... Despierta -movió ligeramente su hombro, tratando de despertar al otro pero falló,solo haciendo que él se moviera más cerca, apoyando ahora su mano en el estómago de John. "Por Dios" pensó, cerrando sus ojos. Tal vez él solo estaba soñando... muy vívidamente. Se quedó ahí por un momento, escuchando la respiración del hombre a su lado, una brisa fría se deslizaba por la ventana, disminuyendo rápidamente la temperatura de su cuerpo.
-John... -pronunció Sherlock de nuevo antes de reírse despacio y moverse para besar la mejilla de John. Sus labios eran tibios, suaves y gentiles contra la piel del más bajo.
Esa pequeña acción provocó que los ojos de John se abrieran rápidamente, su corazón acelerándose y su mente dando vueltas. Había sido solo un pequeño beso en la mejilla y sin embargo se había sentido extraño por eso. Muy extraño. Se volteó hacia el hombre de cabello ondulado y sonrió levemente antes de inclinarse cerca y presionar débilmente sus propios labios contra los otros. Su corazón latía tan fuerte que temía despertar al hombre dormido hasta que, en un instante, sintió las manos de Sherlock sujetar las lados de su rostro y presionó sus labios más fuerte contra los de John.
El beso se prolongó y John encontró sus brazos rodeando el cuello de Sherlock, sus dedos enredándose en la perfecta cabeza de ondas oscuras. Lentamente Sherlock se deslizó para quedar encima del otro, quien ávidamente aceptó, quedando tumbado sobre su espalda mientras el otro hombre escabullía sus largas piernas por encima, terminando sentado a horcajadas sobre las caderas de John, sin romper nunca el beso. Entonces, de repente, Sherlock se incorporó y sonrió sinuosamente, dejando a John allí acostado, sus ojos salvajes y respirando pesadamente.
-Funcionó -dijo, bajándose de John, elevándose por encima del hombre.
-¿Q...? ¿De qué estás...? ¿Qué? -se esforzaba en pronunciar John.
-Te estaba probando. Estuve despierto todo el tiempo -dijo simplemente, su sinuosa sonrisa se volvía más salvaje.
-¿Entonces tú... Tú besaste mi mejilla a propósito? ¿y posiste tu mano en mi estómago y viniste a mi cama? -John estaba conmocionado y confundido. En el nombre de Dios ¿qué pretendía probar Sherlock aquí?
-Obviamente, ¿o no estuviste prestando atención en los últimos quince minutos? -Sherlock rió entre dientes, el profundo y líquido sonido llenaba la débilmente iluminada habitación- Tenía curiosidad de ver qué harías -
El rostro de John se avivó una vez más con eso. Él fue el que inició el beso, por lo que esta vez era todo su culpa.
-¿En... Entonces? -tartamudeó, alzando las cejas.
-O, no te sonrojes, lo disfruté y por lo ridículo que luce tu rostro justo ahora solo puedo asumir que tú también lo hiciste -golpeó el estómago del doctor con su dedo índice- Por más divertido que haya sido éste experimento, estoy extremadamente fatigado. Te veré en la mañana, John -dijo Sherlock inclinándose y plantando otro dulce beso en los delgados labios de John, deslizando su mano dentro de la bata del otro mientras arrastraba sus uñas por su lado desnudo y gentilmente frotó su pulgar contra el hueso de la cadera de su amigo antes de pararse, sonriendo torcido y dejando la habitación sin otra palabra.
John se quedó allí por unos momentos completamente conmocionado antes de incorporarse en sus brazos, mirando hacia la puerta.
-¿Qué carajo fue eso? -se preguntó antes de que un interesante pensamiento se arrastre a su cabeza y sonrió sinuosamente, escurriéndose de su cama y dirigiendose al cuarto de Sherlock.