Él habia llegado a este lugar hace poco tiempo, tal vez hace unas dos semanas, fue uno de los primeros en ser convocado, por ese dios patético llamado Caos, pronto empezaron a arribar otros guerreros pero ninguno despertó su interés, carecían de fuerza, valor o poder para servirle como marionetas, incluso tuvo que soportar a un payaso desequilibrado y sus burlas sin sentido, solo para descubrir que lo irritaba demasiado, hasta que llegaron tres nuevos integrantes.
La primera en llamar su atención fue la mujer, bella, fuerte, poderosa, pero imposible de controlar a su antojo, lo que le causaba un gran disgusto, pero a pesar de todo se alió con ella, el segundo fue un niño hermoso pero tonto, demasiado pagado de sí mismo para darse cuenta de su inferioridad, lo desecho de inmediato el era un mago no necesitaba otro hechicero como aliado, sería tan bueno como nada, si fuera su compañero. El tercero si le llamo la atención se veía fuerte seguro de sí mismo, un guerrero capaz de voltear las cosas a su favor, un hombre acostumbrado a recibir ordenes...para su decepción no parecía interesado en nada, al final lo descarto desdeñoso, no necesitaba a alguien que no estaba dispuesto a seguir sus mandatos.
Así fueron pasando los días, mirando con profundo desagrado como las cosas se repetían una y otra vez, en una ronda sin fin, pero sin embargo nada resultaba tan patético de ver, como los esfuerzos inútiles del genoma, para hacer que su hermano se uniera al mal. Fue después de uno de esos bochornosos espectáculos de ineptitud, cuando vio la lagrima solitaria, reflejo de la ira el dolor y la humillación que sentía el mago, que su parte sádica se estremeció de placer, quería verlo llorar, disfrutar al escucharlo gritar de agonía, su cuerpo se emociono ante la imagen, su mente rechazo de inmediato casi con asco, la atracción repentina por el pequeño y delicado hombrecito, cambio de opinión después de observarlo por un tiempo, el muchacho era un espectáculo para la vista, independientemente de su incompetencia..
En qué momento el desprecio se había tornado en interés le resultaba desconocido, fue sorpresivo e inesperado el darse cuenta, que lo atraía el muchacho díscolo y desafiante, siempre creyó que de ser posible, se sentiría más fascinado por Ultimecia o por el hombre misterioso de la larga katana, tal vez era solo un atracción física producto del prolongado celibato al que se había visto forzado al estar aquí, estaba tan acostumbrado a ocupar el sexo tanto para humillar, como para premiar a sus subordinados, que se volvió casi una rutina necesaria, resolviendo terminar sin dilación con el problema, tal vez un cambio de trajes ayudara a sus propósitos y ya satisfechos sus deseos, sus dudas se disiparian.
Con andar ceremonioso, pausado y elegante, empezó a buscar con la mirada al genoma, hoy no estaba presente en la sala o alguno de los lugares que acostumbraba frecuentar, encogiéndose de hombros camino a las afueras del castillo, en dirección al enorme jardín cuando escucho una voz melodiosa clara entonando una canción, se acerco intrigado guiándose por el oído para descubrir la procedencia del sonido, cuando su vista se detuvo en el espectáculo casi divino del cuerpo pequeño, desnudo y flexible del mago.
Éste se estaba bañando en la cascada, que estaba en uno de los extremos del amplio jardín, uno de los tantos lugares dispuestos por Caos para que sus guerreros se refrescaran, el muchacho era ajeno a todo lo que sucediera a su alrededor, demasiado embobado en sí mismo para notar al hombre… no al dios que prácticamente lo devoraba con los ojos, el espectáculo de la carne pálida rosada y limpia, despertaron el deseo del emperador que sin dudarlo desplego algunos ataques mágicos, aprovechando la distracción del muchacho, cuando todo estuvo en su lugar le dirigió.
—Nunca espere que en verdad, fueras un espectáculo digno a la vista, no después del escaso atuendo que acostumbras a llevar.
Kuja se sobresalto sorprendido por la voz que lo interpelo tan repentinamente, sin embargo se recompuso inmediatamente, a pesar de estar desnudo no se sentía avergonzado y aunque detestaba al hombre que estaba detrás de él, le halagaba el cumplido.
—Ho por supuesto, tú me consideras solo un muchacho tonto y ni siquiera has notado mis otras cualidades, como mi belleza extrema, mi hermosa voz, mi incomparable talento o mi gran inteligencia.
El déspota lo miro en silencio, en otro momento hubiera hecho pagar por su descaro e insolencia, al joven mago pero hoy no, el bello cuerpo del genoma era suficiente disculpa por las tonterías que salían de esa boca de labios sensuales, la piel delicada sin ningún defecto cubierta por las gotas de agua que se deslizaban por ella lo impulsaban a la acción, pero no sería quien era si actuara tontamente, así que continuo hablando.
—No niego las dos primeras, no cuando soy testigo de ello, pero tus planes siempre fallan así que dudo de las otras dos.
El mago se volteo furioso, disgustado ante el insulto, sonrojandose en cuanto vio el tirano, hoy él lucia como los mismos ángeles… no... como un dios, las hermosas halas blancas y el cabello de plata brillante resaltaban con el atuendo de color oro, se veía enormemente atractivo, haciendo que el cuerpo del genoma privado de afectos resurgiera a la vida, el emperador sonrió petulante cuando lo vio tratar de cubrir avergonzado sus partes intimas, era tan evidente interés sexual en él , que le daban lastimas esos fútiles esfuerzos por ocultarlo, jamás pensó en la posibilidad que el mago se entregara a si mismo voluntariamente y sin ninguna lucha o argumento de por medio, le divertía el hecho de que gasto energía inútilmente, avanzo con paso seguro y confiado ignorando, los espavientos del genoma para que se detuviera.
— No es lo que piensas yo.
—¿Por qué no te callas de una vez pequeño y arrogante muchacho? Es evidente lo que quieres y pienso dártelo— replico el emperador mientras se desnudaba—agradece a tu suerte y tu belleza.
El genoma soltó una carcajada ante la arrogancia del tipo, no estaba tan necesitado, para ceder ante las exigencias del hombre, su capacidad de raciocinio se corto cuando sintió el cuerpo cálido desnudo que se apretó contra el suyo y la boca exigente que empezó a devorar la suya.
Kuja se debatía, estaba muy enojado pero también quería disfrutar del cuerpo del dios hecho hombre delante de él, siempre le gustaron los ángeles el mismo era uno, creado para matar y aniquilar, pero le dieron en lugar de hermosas alas, una repugnante cola que muchas veces lucho por ocultar, el ultimo muro de resistencia fu borrado cuando éste se alejo un poco permitiéndole ver al hombre desnudo en todo su esplendor, solo sería por hoy, únicamente era sexo por diversión, no significaba que tenía que soportarlo después.
—Con voz seductora se acerco y susurro al oído ¿Qué se supone que puedes hacer con ese maravilloso cuerpo tuyo, hermoso dios?
El Emperador sonrió sádicamente— Estas a punto de saberlo chiquillo—dijo besando con dureza desmedida los suaves labios del mago y aprentando fuertemente, el trasero redondo y firme del muchacho, sus uñas clavandonse inmisericordes en la piel suave y delicada, cuando se separaron, el genoma tenía la boca hinchada por la rudeza del beso del despota, pero este no estaba conforme quería más mucho más, lo empujo contra el suelo habriendo de par en par las piernas del chico y así sin más entro en él, el joven mago estaba entre encantado y disgustado encantado porque era la primera vez que encontraba a alguién los suficientemente fuerte para dominarlo, disgustado porque lo trataba sin ninguna consideración o cuidado, era tan evidente en cada dolorosa envestida, que el dios encima de él solo buscaba su placer sin preocuparse del suyo, grito cuando una de las rosadas protuberancias de su pecho, fue mordida con dureza por el sadico, haciendola sangrar anunciandole que la noche apenas había empezado.
A la mañana siguiente, un hombre alto, guapo, delgado pero musculoso, e cabellera larga y plateada, se dirigió al jardin para entrenar, cuando su mirada se encontró con un espectáculo perturbador, con rapidez se quito el abrigo de cuero negro y cubrió el cuerpo del joven del joven mago, dudo antes de tomarlo en sus brazos y llevarlo a los aposentos hacia donde veía dirigirse al muchacho por las noches, no sabía si lo que paso fue voluntario o no, todo parecía indicar que sí, por la sonrisa en los labios del muchacho inconsciente, pero eso no cambiaba el deplorable estado en que lo encontró, desnudo y mojado en medio del jardín, donde si suposiciones eran correctas paso toda la noche, sin embargo lo desagradable eran los moretones y mordidas en la piel del mago, tal parecía que éste se había buscado un amante sádico, se encogió de hombros era indiferente a lo que pasara con otros, mientras no interfirieran con sus designios.
En otra lugar, el emperador descansaba cómodamente sentado en su trono se sentía calmado y fresco, hace tiempo que su demonio no tenía tanta diversión, todas sus personalidades se habían entretenido con el genoma, tal vez conservaría al muchacho como su juguete, como gobernante del universo era justo tener una mascota con la que solazarse de vez en cuando, con una sonrisa arrogante se levanto de su sitial, le pagaría una visita nuevamente a su mascota en otro momento, hoy era tiempo de dar comienzo a sus planes.