El agua fría recorre nuestros cuerpos, tu frente apoyada en mi pecho, las respiraciones acompasadas forman una melodía lenta, ligera, hermosa. Siento tu sonrisa, tus labios, tus besos, te acaricio lentamente el brazo, desde tu mano hasta el hombro, asciendo hasta tu mentón y hago que me mires a los ojos.
-Déjame limpiarte.-
A ti, que eres blanco, puro, angelical, a ti que cada vez que intimamos te ensucias con mis deseos, mis odios, mis frustraciones, a ti que sonríes tranquilo así te lance palabras de desprecio, debo limpiar todo rastro de mi y hacerte volver a tu gloria.
El jabón ahora en mi mano te recorre, como a las cuerdas de una guitarra, tan placentero para ambos, tan simple, solo caricias porque te estoy limpiando. Cierras los ojos y sueñas con telarañas de oro, de cristal, de suspiros, sonrío porque amo que viajes tan lejos con una caricia, recuerdo que soy yo quien te estoy atando, el agua debe caer y llevarse todo.
Sé de las cosquillas que tienes si me acerco a tu abdomen, mi mano se pasea lentamente, casual, escucho tu queja y me hago el desentendido, aún no sabes que he descubierto eso de ti, algo más que ignoras.
El frasco de shampoo es abierto y emana tu aroma, tu recuerdo en mis manos. Te hago una seña y bajas la cabeza, reparto caricias con esa excusa, cierras fuertemente los ojos, mi parte favorita.
-No los abras que no quiero lastimarte.-
Asientes, siempre obediente, siempre haciendo lo que quieres, sabes cómo desarmarme sin ni siquiera saber nada, el agua en mis ojos es parte del escenario.
Los minutos pasas y empiezas a relajarte en mis manos. El deseo que sea así siempre me domina, te tengo cerca, te tengo aquí, sigue cerrando los ojos, hay muchas cosas que no quiero que veas, muchos defectos, muchas heridas, mucho odio. Si vieras todo esto ¿Qué pensarías?
-Kaoru, ya me aburrí, quiero abrir los ojos.-
Me niego, no hay forma de que lo permita. Mi mente egoísta quiere mantenerte así, amándome por siempre, confiando en mis manos.
Intentas abrirlos y te beso rápidamente – Solo un poco más pequeño, no seas impaciente.- Prometo en vano una vez más, y tú me crees, realmente te amo.
Juego con las burbujas, esperando que no se revienten, tus sueños deben ser eternos también, así serás feliz, así seré feliz. Mi ego, mi sonrisa, mi técnica, lo que te gustaba de mi lo he mejorado, he escondido lo malo lejos, muy lejos, en un lugar en las montañas que suelo visitar sin ti, aunque confíe en tus sentimientos si supieras todo eso perderías tus alas. No puedo.
El agua sigue cayendo y se lleva todo, vuelves a ser Hiroto, limpio de todo mí, lejos de mis pecados.
Te observo, tiemblas ligeramente, tus pestañas, tus labios, te dibujo en mi memoria, intentas abrir los ojos y me niego, te abrazo.
-No abras los ojos, no te quiero hacer llorar.-
Mi más sincero deseo es develado.