Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Encajes y Volados por midori_bs

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

I HAVE NO SHAME.

Día 24 del desafío 30 días de smut: cross dressing~ (no, no hago las cosas en orden, no escribiría nunca gente!!1!)

Así que sí, decidí poner a Jongin en un vestido y dejar que Yifan se divierta con él. Y esto iba a ser, claramente, un pwp pero se me fue la mano y- wow tres mil palabras???

Así que yo no sé si realmente califica como pwp OTL (debe haber una trama ~sutil~)

Para todas las shippers de kairis que están mal alimentadas de fics de estos dos :c ♥

Tecera instancia de mi spam navideño!

Notas del capitulo:

Revisé algo por primera vez!! O un intento de revisión. Pero no debe haber muchos dedazos que les hagan incómoda la lectura...

Disfruten este 3,2k de kairis con volados y encajes ♥

Yifan detona la situación con una proposición con más naturaleza de broma que otra cosa. Sus palabras, no obstante, dan vueltas por la cabeza de Jongin por varias semanas hasta que piensa que va a enloquecer si no lo intenta.

"¿Por qué no?" es lo que se dice cuando le da clic al botón de compra, repitiéndose que no es necesario sonrojarse.

Hace esto por Yifan.

(Y por él mismo, por esas fantasías que Yifan puso en su mente aquella tarde que soltó un "Te verías muy bien con un vestido y medias con portaligas".)

Se le pone la piel de gallina mientras saca el vestido de la caja que había llegado por entrega hace unos minutos. Es de un color azul marino (sabe que se ve bien con ese color) y tiene volados, moños y encaje blanco, es entallado en la cintura y corto, dejando a la vista la expansión de sus muslos firmes y resaltando lo largo y delgado de sus piernas con las medias (y el portaligas) también azuladas. La pena yace olvidada mientras termina de arreglar las prendas sobre su cuerpo, buscando los zapatos (bajos, porque no es suicida ni estúpido) que había conseguido para la ocasión.

De vez en cuando se pregunta "¿Qué estoy haciendo?" pero la imagen del rostro de Yifan cuando lo vea así hace que le valga la pena intentarlo. Es una mezcla de incertidumbre, curiosidad y adrenalina que corre por sus venas, impidiéndole acobardarse. Intenta hacer que su cabello se vea decente, habiendo renunciado a la idea de una peluca sabiendo lo mucho que Yifan amaba su cabello natural, pasando siempre sus dedos por los mechones oscuros y halagando el brillo y la suavidad de éstos.

Observa el reloj de pared e inhala profundamente, calmando sus nervios lo mejor posible y esperando la llegada de Yifan de un momento a otro.

Se mueve de un lugar de la casa a otro, sin poder decidirse por la mejor ubicación para empezar todo aquello, y terminando por elegir la opción más viable y sentarse en el sillón, la falda de su vestido acomodada impecablemente debajo suyo, las medias en su lugar y los pies juntos. Espera no estar sudando, porque eso arruinaría el aspecto de su cabello.

(Que de todos modos seguramente no sobreviva toda la noche perfectamente peinado.)

El ruido de la puerta destrabándose por trabajo de un juego de llaves y el sonido de la manija siendo girada, hacen que Jongin pierda el ritmo de su tranquila respiración unos momentos, obligándose a reanudarla luego mientras la figura alta de Yifan entra en su campo de visión.

—Buenos días, Jongin-ah —saluda el rubio, dejando su campera sobre perchero junto a la puerta y acomodando sus zapatos en el rincón correspondiente. Sus ojos oscuros se congelan unos segundos en Jongin, y el menor jura que puede oír los engranajes de su cabeza girar, hasta que Yifan aparece frente a él y lo hace ponerse de pie—. Jongin.

Ante aquel tono de voz, Jongin sonríe con algo de vergüenza.

—¿'Taraan'?

La forma en que parece devorarlo con la mirada inyecta algo de confianza en sus venas, impulsándolo a dar una pequeña vuelta, los volados meciéndose junto a su cuerpo.

—¿Te gusta?

—Gustarme sería un eufemismo, Jongin. Espero que no te hayas sentido presionado por lo que dije el otro día.

Los dedos de Yifan contornean la cintura entallada de su vestido, haciéndolo temblar ligeramente. Esta clase de aprobación es la que causó que quisiera volver las fantasías realidad.

—No, quería hacerlo.

—Te ves adorable —Yifan acaricia el encaje de sus mangas, sonriendo. Ni en mil años habría imaginado que podría ser testigo de una visión semejante. Siempre consideró que Jongin era atractivo, pero de esta forma, es casi tan hermoso como cuando está desnudo en sus brazos.

—¿Adorable? —Protesta el menor—. Esa no es la palabra que estaba buscando, hyung.

—Adorable y sexy —ríe Yifan, besando la comisura de los labios de Jongin y acomodando una de sus manos sobre la parte trasera de sus muslos para impulsarlo a saltar. Jongin comprende y rodea con sus piernas la cintura de Yifan, acomodando sus brazos sobre los hombros de éste y sonriendo.

—Eso está mucho mejor.

—Hm —Yifan comienza a caminar, manteniendo a Jongin entre sus brazos, quien ríe al interpretar sus intenciones, escalofríos de anticipación recorriendo todo su cuerpo.

Hyung —ronronea, dejando escapar un pequeño chillido cuando Yifan lo deja caer sobre la cama de su habitación, sonriendo inmediatamente. La falda de su vestido se levanta y vuelve a caer en su lugar desordenadamente, exponiendo muslos color miel, firmes y con la suficiente espesura para hacer salivar al rubio.

Jongin le sonríe sugestivamente, ojos marrones ligeramente entrecerrados y piernas arqueadas, tapando apenas su intimidad y-

¿Qué está usando por ropa interior?

Repentinamente, Yifan descubre que es más difícil respirar y se apresura a subirse a la cama, colocándose sobre Jongin mientras se dedica a apreciar más de cerca el resultado de toda una tarde. Sus dedos juegan con el borde de sus medias, rozando las yemas de sus dedos por la piel de sus muslos, tan sutilmente que Jongin tiembla.

—De verdad, ni siquiera en mis fantasías, me imaginé que podrías verte tan bien —los ojos oscuros de Yifan lo devoran con tanta intensidad que Jongin se remueve en su lugar, demasiado caliente y demasiado impaciente. Y Yifan es de los que se toman su tiempo, explorando su cuerpo como si no lo hubiese visto ya, haciéndolo embriagarse en la lujuria lentamente, hasta el punto en que no puede evitar rogar y gemir porque 'ya no aguanto más'.

Es desesperante, pero Jongin nunca lo cambiaría. El resultado final vale mil veces la pena cuando se prolonga tanto por los juegos de Yifan.

Sus piernas son separadas por las manos del rubio, que se acomoda entre ellas para poder dejar besos húmedos en la cara interna de sus muslos, rozando de vez en cuando la piel con sus dientes mientras disfruta de los sonidos ahogados que saca de Jongin.

Contento con las marcas que florecen en los muslos de Jongin, la posesividad siendo uno de sus motores principales, Yifan lleva su atención al torso del menor, trabajando en los botones frontales de la parte superior de su vestido y deslizándola por sus hombros para descubrir la expansión de su piel color miel. Deja que las yemas de sus dedos adoren su estómago y posa sus labios sobre las clavículas prominentes, succionando hasta estar satisfecho. Roba un vistazo al rostro de Jongin, observando sus labios entreabiertos por su respiración superficial y el pozo sin fondo de lujuria en sus pupilas. Le fascina reducirlo a ese estado.

Y aún falta tanto...

Sus labios rodean un pezón, endureciéndolo en pocos segundos y enrojeciéndolo con su tratamiento poco delicado. Jongin gime bajo él, cerrando los ojos cuando Yifan le dedica la misma atención a su otro pezón y girando su cadera contra una de las piernas del mayor, buscando fricción como si fuera lo que mantuviese vivo. Sólo puede anticipar con latidos desenfrenados el momento en que Yifan observe debajo de la larga falda con volados y-

Jesucristo, Jongin.

Una sonrisa juguetona se forma en sus labios llenos poco a poco. Yifan tiene esa mirada atónita, aquella que deja a paso la más profunda satisfacción.

Vale la pena soportar el extraño material entre sus piernas por verlo ponerse así.

Yifan traza los contornos de la delicada ropa interior (blanca, Dios, blanca) tirando con cuidado del encaje y memorizando la silueta visible del miembro de Jongin contra el suave algodón. Puede verlo volverse más y más duro bajo su mirada penetrante.

—¿Estabas totalmente dispuesto a matarme, eh?

—Si voy a hacer algo, voy a hacerlo bien —responde el menor, sin perder la sonrisa, piernas separándose más como reflejo al deseo evidente en la voz de Yifan. El frente de su braga se humedece visiblemente y Yifan hace un esfuerzo sobre humano por no arrancar la tela de su cuerpo y tomarlo en ese momento, sin preparación ni nada. Opta por levantarse de su lugar en la cama para librarse de los confines de su ropa, buscando el pote de lubricante a basa de agua y el condón. Jongin observa sus movimientos desde la cama, humedeciendo sus labios cuando es expuesto frente a él todo el esplendor del cuerpo desnudo de Yifan, una de sus manos yendo hacia el frente de su ropa interior y masajeando su erección sobre la tela mojada. Es casi vergonzoso lo mucho que un simple roce puede provocarle cuando está en tal estado de sensibilidad.

—Si te corres antes de que te ponga un dedo encima habrá consecuencias, Jongin-ah —advierte el rubio en un tono engañosamente dulce, haciendo que Jongin tenga escalofríos al recordar ocasiones donde Yifan se encargó de enseñarle algunas lecciones a base de incontables horas en el dormitorio.

Es un buen escalofrío. La boca se le seca con sólo pensar en sus 'castigos', más de una vez había ignorado sus advertencias para recibir una corrección luego.

En esos momentos, no obstante, Jongin sólo quiere que Yifan lo toque de una vez, por lo que retira (no sin cierto titubeo) la mano que acariciaba su entrepierna.

—No, hyung, sólo ven aquí —protesta, feliz cuando el mayor reasume su lugar en la cama, destapando el pote en sus manos y tirando de la ropa interior de Jongin hasta la mitad de sus muslos. Jongin respira hondo cuando el primer dedo abre su paso hacia su interior. Yifan acaricia una de sus mejillas, su intento de distraerlo de la incomodidad a base de toques gentiles que hacen que Jongin se derrita y lo ame un poco más—. Yifan —murmura, y el mayor comprende su pedido silencioso, acercando su rostro al suyo y besándolo. Su lengua recorre cada recoveco de la boca ajena mientras sus dedos trabajan preparando al cuerpo de Jongin para lo que está por venir. Succiona ligeramente la comisura de su boca y el menor se remueve bajo suyo, moviéndose contra sus dedos largos para sentirlo aún más. Yifan acaricia el material de sus medias, retirando los dedos que estiraban sus paredes y colocándose el condón lo más rápidamente posible para cubrirlo con el lubricante después. Se posiciona frente a la entrada rosa del menor, apenas levantando su falda pero nunca haciendo un intento por quitársela. Tener sexo con Jongin usando un vestido (aunque la parte superior estaba hecha un bollo bajo su espalda) se escucha demasiado tentador para arruinarlo.

Jongin rodea el cuello de Yifan con sus brazos, escondiendo su rostro en el hueco del cuello del mayor y obligándose a relajarse ante el lento ingreso de su miembro en su interior. El calor del cuerpo de Yifan es confortante, como también lo son los suaves besos que deja en su sien y las palabras apenas más altas que susurros que están destinadas solamente a sus oídos.

—Puedes moverte... —murmura contra su piel en llamas. Yifan comienza a marcar un ritmo con su pelvis, convirtiendo la molestia en placer y el placer en delirio. El material de su vestido es incómodo y sofocante en contraste con la temperatura de su piel, algunas de las capas de la falda de pegan a sus muslos sudorosos y los volados se mueven ligeramente con cada embestida de Yifan. Aún así, Jongin no insiste en deshacerse de la prenda, sabiendo cuanto la está disfrutando el mayor. Sus uñas cortas se incrustan en los hombros de Yifan—. Más rápido —jadea, moviéndose contra su miembro pulsante para lograr tenerlo más profundo. Su propio miembro continúa rozando la tela de su vestido, y esa fricción extra combinada con el pene del rubio haciendo maravillas en su interior es suficiente para hacerlo gemir más fuerte que nunca—. ¡Más!

Yifan aumentó la velocidad con que su cadera se movía y chocaba con la parte trasera de los muslos de Jongin, respiración irregular y pensamientos nublados porque mierda, Jongin es tan estrecho. ¿Cómo puede ser después de tantos meses?

Pero el cuerpo del menor siempre tiene formas de hacerlo enloquecer.

Y la estúpida prenda azul marino, resaltando toda la belleza de su piel y agregándole una cierta delicadeza a los músculos firmes y masculinos, es un enemigo más a su auto control. Aunque, por supuesto, Yifan ya no se interesa tanto en el auto control cuando se trata de Jongin. Jongin es suyo, está enamorado de él y Yifan nunca le haría daño consciente o inconscientemente. ¿Para qué sirve el auto control en su relación?

(En este momento, para evitar que se corra por cada pequeño sonido saliendo de su linda boca...)

Jongin cruza sus piernas en torno a la cintura de Yifan, falda cayendo unos centímetros más y exponiendo más piel brillante por la fina capa de sudor. En una de sus embestidas, el mayor logra dar con aquel punto y los ojos de Jongin ruedan hacia atrás, párpados cerrándose y un gemido agudo rebotando entre las cuatro paredes.

El sonido de la obscena entrada y salida del miembro del mayor a través de su estrecho anillo de músculo, la piel chocando contra piel y la madera de la cabecera golpeando contra la pared de su dormitorio forma una especie de sinfonía a los oídos de Yifan y Jongin, perdidos en su pequeña burbuja de placer.

—No voy a durar mucho más —advierte en voz baja Yifan, la vista demasiado erótica de Jongin con sus labios rojos e hinchados entreabiertos por los gemidos que no deja de emitir, su pelo ligeramente húmedo pegándose a su rostro, las marcas de su piel demostrando a quien le pertenece, la deliciosa estrechez de sus paredes rodeando a su erección y- No, definitivamente no va a durar mucho más. Aquella sensación en sus testículos es completamente familiar.

—Tócame —ruega Jongin, sintiendo la fuerza abandonar sus piernas pero negándose a soltar su agarre en el mayor. Yifan es rápido en deslizar una de sus manos debajo del vestido de Jongin, empuñando su pene y masturbándolo con la misma velocidad con que sus caderas se mueven contra su cuerpo, prestándole atención a su glande sensible y esparciendo el líquido pre-seminal para moverse con menor dificultad.

Y claramente está haciendo algo bien porque Jongin comienza a removerse bajo suyo, sin decidirse si empujar contra la mano en su entrepierna o el miembro obrando magia en su interior. El placer es tan abrumador que en pocos segundos se corre con un grito de ¡Yifan! y cesa de moverse, quejándose sin fuerza por la extrema sensibilidad cuando Yifan continúa tocándolo hasta que su miembro se vuelve flácido.

Yifan agarra los muslos del menor y levanta su cadera para poder embestirlo con menos dificultad, rápido y errático mientra su orgasmo se acerca más, y más, y más-

Jongin, jadea después de ese momento culmine, llenando el condón y atándolo antes de arrojarlo al pequeño tacho de basura junto a la cama. Se recuesta en el espacio junto a Jongin y lo atrae al círculo de sus brazos, sin importarle el sudor en sus cuerpos. Jongin gruñe, destetando la sensación de sus medias a medio quitar y sus bragas en el mismo estado, pateando ambos artículos de ropa a un costado de la cama antes de desabrochar el maldito vestido.

—No lo trates así. Mira lo que ocurrió gracias a él —bromea Yifan, acariciando una de las mejillas de Jongin y sonriéndole con cariño. El menor se siente enrojecer, comenzando a caer en la cuenta de lo que acababa de hacer.

—¿No crees que soy raro, cierto? —murmura, repentinamente inseguro.

—¿Por qué lo creería? Fui yo quien te lo sugirió.

Jongin se encoge de hombros, evitando el contacto visual colocando su rostro contra el pecho del mayor.

—Aunque... —continuó luego de una pausa Yifan— debo admitir que no esperaba el detalle de las braguitas.

Con un sonido similar al de una ballena agonizando, Jongin lo golpea, sin abandonar el escondite de su pecho.

—¡Venía con el vestido! —se defiende, rostro hirviendo de toda la sangre que le subió hasta allí.

—¿Y sin corpiño? —Yifan alza una ceja, extrañado. ¿Un conjunto incompleto?

—Y-yo —Jongin balbucea unos minutos hasta recomponerse lo suficiente para articular una oración coherente—. Creí que quizás era demasiado. Y ni siquiera tengo pecho para hacerlo verse bien, no como tú hyung.

—¿Creíste que ponerte un vestido de volados y unas bragas con encaje estaba bien pero un corpiño era demasiado? Jongin, eres espec- ¿Qué dijiste, mocoso? —espetó el mayor hacia el final, observándolo con ojos entrecerrados.

Jongin le ofreció su mejor sonrisa encantadora, dientes blancos y ojos brillando. Yifan era débil ante esa sonrisa.

—No te preocupes hyung, a mi gusta tu pecho —como si probara algo, Jongin deja un camino de besos por dicho lugar, deteniéndose en uno de sus pezones para tomarlo en su boca y darle vueltas con su lengua.

—Ya, te creo Jongin-ah. No me provoques porque voy a tener que devorarte, ¿hm? —advirtió con voz grave Yifan, dejando que las yemas de sus dedos rozaran apenas los costados de Jongin, delineando la zona de sus costillas.

Con un escalofríos poco disimulado, Jongin le susurró:

—Quizás quiero que me devores.

Y nuevamente la habitación se llena de su sinfonía amatoria.

Con una mirada rápida al reloj Jongin confirma que sí, son las cinco y falta media hora para que Yifan vuelve a casa. Apaga la televisión con el control remoto y se estira en el sillón, perezoso. Sobre la mesa del living descansa su última compra, dentro de una caja que llegó con el correo horas antes. Jongin aún no se tomó el tiempo de observar su contenido aunque, por supuesto, ya conoce bien los ítems.

Faltan veinte minutos para que Yifan llegue y la curiosidad comienza a florecer dentro suyo. Con un movimiento de hombros y un '¿por qué no?', Jongin va hacia la caja y comienza a trabajar en abrirla, quitando la múltiples capas de cinta adhesiva. La impaciencia se hace evidente al final, tirando la cinta descartada en el suelo y recordándose levantarla luego, y sonríe con ganas cuando sus dedos tocan la tela de una de sus nuevas adquisiciones. Con cuidado, levanta la prenda y la extiende frente a él, admirándola en persona y confirmando su belleza que lo había tentado a través de la pantalla de su notebook.

"Qué suave" murmura para sí mismo, dejando el vestido rosa viejo a un lado y levantando otro color verde agua. Todos se ven como si fueran a entrarle perfectamente y de repente los cinco minutos que faltan para que Yifan cruce la puerta de su departamento parecen eternos. Muere por ver el rostro del rubio cuando Jongin le enseñe su nueva colección, todos y cada uno para su disfrute exclusivo, todos y cada comprados con él en mente.

Jongin nunca se sintió más hermoso el día en que Yifan lo observó usando su vestido azul marino, por lo que la tentación de volver al store online donde lo había conseguido era imposible de ignorar.

La inseguridad seguía latente en el fondo de su mente, aunque la cubría con las ventajas pulcramente listadas en sus pensamientos, y Jongin se consolaba pensando que, aún si Yifan estuviera disgustado, jamás sería excesivamente cruel. Porque Yifan lo ama demasiado y jamás querría perderlo.

—Jongin-ah, volví.

Aprieta la tela delicada contra su pecho y prepara la sonrisa favorita de Yifan.

Notas finales:

¡Gracias por leer! Sé que algunos me van a odiar porque lo dejé un tanto picando. Perdón pero ese fue el final siempre en mi mente xD ♥

Si les gustó o tienen algo que señalarme, por favor dejen un comentario ^^ El feedback es un buen motor para ser productiva<3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).