Un pelirrojo se encontraba ordenando su bolso con una sonrisa instalada en su rostro. Un rubio se encontraba sentado en la cama del susodicho pelirrojo vigilando las cosas que las cosas que ponía en el bolso. El pelirrojo gritó de pronto y el rubio le miró, alzando una ceja.
— Shiraishi, ¿Quiénes irán a este campamento?— preguntó con curiosidad. Shiraishi Kuranosuke bufó por lo bajo y luego tomó aire para relajarse.
— Ya te dije, Kin-chan. Irán por escuelas y las invitadas son la Seigaku, el Hyotei, el Fudomine y el Rikkaidai— susurró. Kintaro le miró con un poco de fijeza. Era claro que esperaba más información— Sí, Kin-chan. Él irá— Kintaro Tooyama sonrió infantilmente y luego siguió echando las cosas que consideraba ‘necesarias’ para ir al dichoso campamento. La mitad se las sacaba luego Shiraishi porque eran solo tonterías.
Ahora bien, expliquemos de qué hablan estos dos chicos. La escuela Secundaria Shitenhouji había sido invitada a un campamento especial, los invitados eran los últimos participantes del torneo nacional. Todos los titulares del Shitenhouji y las demás escuelas estaban prácticamente forzados a ir al bendito campamento. En realidad y siendo totalmente sinceros Shiraishi ignoraba si realmente Él iría al campamento. ¿Quién era Él? Ryoma Echizen, Kintaro había dejado en claro que siKoshimae no iba él tampoco iría. Shiraishi tenía que mentir pues no podía dejar a Kintaro fuera del campamento, era el más fuerte del Shitenhouji y Osamu no se lo perdonaría. Rogaba porque realmente Echizen fuese al campamento porque si no tendría que soportar a un Kintaro mucho peor que de costumbre. Y la idea no era linda. Kintaro terminó la maleta y Shiraishi se levantó para salir con el novato hasta el bus que les llevaría al campamento.
Kintaro bajó de un salto del autobús, mientras que detrás de él Zaizen suspiraba y bajaba como las personas normales. Shiraishi ayudaba a bajar a Chitose, su novio, y Kenya bajaba detrás de ellos dirigiéndose enseguida hasta Zaizen. Yuuji bajó y ayudó a Koharu a bajar aunque éste le miró mal, ignorándole y bajando solo. Detrás de ellos, bajó el sub-capitán Koishikawa e Ishida Gin. Una vez todos los titulares estaban abajo, bajó el entrenador Osamu y se despidió del chofer del autobús para luego mirar el lugar en el que tendrían el bendito campamento. No era tan especial, era de hecho la misma edificación del Campamento del Equipo de Kantou para los partidos amistosos con otros países. Osamu había entendido que era un campamento especial para mejores participantes del torneo nacional y el actual campeón. Shiraishi miró alrededor y no vio a ninguno de los demás equipos por lo que tenía todavía tiempo para rogar que Echizen hubiese ido también al bendito campamento. Una vez dentro del lugar, Kintaro no tendría oportunidad de escape.
— Entremos— susurró el capitán del equipo, todos asintieron y entraron. Zaizen arrastrando a Kintaro, claramente.
Una vez dentro, Shiraishi agradeció a los dioses. Frente a ellos y reunidos en una mesa para diez personas estaba el Seigaku, novato incluido; en la mesa siguiente (ellos eran la primera mesa, vista desde la puerta de entrada) estaba el instituto Rikkaidai. La tercera mesa estaba vacia, y los estudiantes del Shitenhouji comprendieron que era su mesa, luego en la cuarta mesa estaba el Fudomine; y en la última y quinta mesa: el Hyotei. Kintaro pareció infantilmente feliz y sonrió ampliamente, Shiraishi sonrió para sí mismo pues su mentira había resultado ser verdad y luego arrastró a su equipo a la mesa vacía. Una vez estuvieron todos sentados, Osamu se separó de ellos y se fue a otro lugar para luego aparecer junto a los entrenadores de cada equipo: Ryuzaki-sensei, Sakaki-sensei, Tachibana y Yukimura. Los muchachos del Shitenhouji se callaron totalmente cuando su entrenador tosió para ese propósito, todos los demás hicieron lo mismo.
— Sean bienvenidos— hablo la profesora Ryuzaki— Este campamento ha sido creado para los últimos cinco equipos del Torneo nacional, incluido a su campeón— pareció bastante orgullosa al decirlo, estaba claro— Este campamento durará solo dos semanas, en las que todos los miembros de los equipos se mezclaran en tres grupos. Cada grupo tendrá catorce miembros— prosiguió la profesora— los equipos se harán por sorteo aquí mismo, cada uno sacará un papel en que habrá un número. Cada equipo tendrá un entrenador particular, que seremos Sakaki, Osamu y yo misma. ¿Está todo claro? Muy bien, saquen los papeles— todos los miembros de los equipos fueron a sacar su papel.
Los equipos quedaron así: En el primer grupo a cargo de Sakaki (entrenador del Hyotei) estaban Tezuka Kunimitsu, Kamio Akira, Atobe Keigo, Sanada Genichirou, Chitose Senri, Kaidoh Kaoru, Ibu Shinji, Akutagawa Jiroh, Kuwahara Jackal, Shiraishi Kuranosuke, Kirihara Akaya, Echizen Ryoma, Uchimura Kyosuke y Tooyama Kintaro. En el segundo grupo a cargo de Osamu (entrenador del Shitenhouji) estaban Oishi Suichirou, Tachibana Kippei, Shishido Ryou, Yukimura Seiichi, Oshitari Kenya, Momoshiro Takeshi, Mori Tatsunori, Ootori Chotarou, Yanagi Renji, Koharu Konjiki, Hiyoshi Wakashi, Muhaki Gakuto, Yagyuu Hiroshi y Zaizen Hikaru. Y en el tercer y último grupo a cargo de Ryuzaki (entrenadora del Seigaku) estaban Fuji Syusuke, Ishida Tetsu, Kabaji Munehiro, Marui Bunta, Ishida Gin, Kikumaru Eiji, Sakurai Masaya, Taki Haginosuke, Niou Masaharu, Koishikawa Kenjirou, Inui Sadaharu, Kawamura Takashi, Oshitari Yuushi y Hitoji Yuuji.
— Eso es todo, los equipos han de reunirse en tres horas con su entrenador. Mientras tanto, id a vuestras habitaciones. Revisad la lista de las habitaciones en los papeles de la entrada de los dormitorios— dijo Sakaki, y todos se dispersaron.
En los dormitorios…
Habitación de Echizen Ryoma & Tooyama Kintaro.
Kintaro estaba feliz, y estaba claro, reía y saltaba celebrando que tenía que compartir habitación con Koshimae vigilado por el mismo mencionado Koshimae. Ryoma siempre que lo veía saltar de esa forma pensaba lo mismo, cuando le veía celebrar de aquella manera pensaba lo mismo. Siempre pensaba lo mismo.
— Eres tan infantil— susurró. Kintaro se volteó a verlo e hizo un puchero, Ryoma esbozó una media sonrisa para luego acercarse al joven y unir sus labios. Kintaro pasó sus manos por el cuello del novato del Seigaku y sonrió contra sus labios al separarse.
— Pero te gusta— susurró y Ryoma no pudo estar más de acuerdo.