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Dos cuerpos, una habitación por InuKidGakupo

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Dragon Ball, sus secuelas y sus personajes no me pertenecen, son obra de Akira Toriyama y la Toei. 

Notas del capitulo:

“Mi novena historia para DB :D”  Siempre me pregunté por qué Toriyama nos ocultó lo que pasó ahí dentro, esta es mi versión, creada dentro de mi mente alucinada. Aclaro, esta historia podría no ser un AU como el resto de mis historias, en fin, ojala les guste. 

Tomó un grande suspiro y miró de reojo a su padre, quién se mantenía indiferente ante la situación, avanzando y derrochando orgullo por todas partes, tan frío y diplomático que daba escalofríos. Volvió la cabeza al frente y trató de calmarse, siguiendo atento los pasos del señor Piccolo y Goku en dirección al dichoso cuarto, al cual llegaron en cuestión de minutos, deteniéndose justo frente a la puerta de madera.

-Recuerden, si tienen problemas no duden en salir…- comentó Goku, mirando fijamente al joven, quien dio un leve asentimiento.

-Es solo un día, si se pasan del plazo de tiempo…-

-¡Ya lo se! Cierra la boca de una vez- gruñó Vegeta, mirando amenazante al Namek y pasando de largo a la habitación, abriendo la puerta dejándola emparejada después de entrar.

Trunks siseó, mirando por última vez a Goku y dando breves pasos hasta atravesar el umbral, cerrando finalmente la madera que los separaba del otro mundo. Fijó sus ojos en la espalda de su padre, quien observaba cruzado de brazos el lugar, con una sonrisa dibujada en sus labios, pero sin dejar ese ceño fruncido que lo caracterizaba.

-Gracias por aceptar…- murmuró con algo de miedo, con la intención de romper el incomodo silencio que había entre los dos.

-No me mal interpretes, muchacho, yo lo hice por mi, no me importa si tengo que compartir la habitación contigo. Lo único que me importa es volverme más fuerte y exterminar con mis propias manos a esas basuras…- respondió tajante, ocasionando que el muchacho tragara fuertemente.

Vegeta bufó, andando a través del único cuarto hasta la plataforma blanca característica del sitio, sintiendo el aumento de gravedad y el aire pesado que era difícil de trasportar a los pulmones. Trunks lo siguió tímidamente, soltando una exclamación al contemplar el inmenso lugar, sosteniéndose a penas de caer desprevenido por el aumento de peso.

-¿Deberíamos entrenar ahora?- inquirió un poco más confiado, mirando de nuevo la nuca del otro hombre.

-Tu no se en que vayas a perder el tiempo, YO me voy a entrenar…- miró de reojo al muchacho, alzando el vuelo y desapareciendo solo unos segundos después.

Trunks siseó, presionando los puños y sintiendo algo de rabia contenida por la manera cortante en la que su padre acababa de irse, remarcando aun más su indiferencia para con él. –Maldición…- susurró para si mismo, regresando a la única habitación, observando con más detalles las cosas, para luego, salir un rato a tener su propio entrenamiento.

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El sudor frío le recorrió por la frente, ahogando un grito mientras se despertaba dando un salto sobre su cama. Miró asustado a los lados, confundido por unos segundos acerca del lugar donde se encontraba, reconociendo el cuarto unos momentos después. Se dejó caer sobre el colchón, mirando la cama contigua y observándola una vez más, vacía. Como lo estaba durante todo el mes que llevaban ahí. Se sentía sumamente cansado, fastidiado y hastiado estando solo en un lugar así de horrible. Quería salir, quería volver a algún lugar que no existía y escapar de este infierno tormentoso que no le estaba sirviendo para nada.

Viajó su mirada a uno de los tantos relojes que pendían de la pared, siendo a penas consiente de las horas que había dormido. Se levantó pesadamente, arrojando las sabanas a un lado y tocando el piso caliente con sus pies desnudos. –Esto no esta funcionando…-

-¿Cómo planeas que funcione cuando duermes tantas horas?- dijo Vegeta parando a un lado, provocando que Trunks diera un salto en su lugar atemorizado.

-No se como lo hagas tu, pero yo si necesito dormir…- respondió de manera agresiva igualmente, angostando los ojos de la misma manera que lo hacía Vegeta.

-¿Crees que no duermo, imbécil?- preguntó, riendo por lo bajo y cruzándose de brazos.

-Jamás te he visto hacerlo…- respondió el otro, mirando la cama completamente pulcra y sin arrugas perteneciente a Vegeta.

-No lo haces por que estas inconsciente sobre tu cama cuando lo hago- sonrió de lado a manera de burla, y Trunks presionó la quijada algo irritado. –Duermes demasiado, es por eso que nunca me has visto, te la pasa de holgazán en esta cama…-  agregó, avanzando despreocupadamente a los almacenes de comida.

-Claro que no, he estado entrenando duramente todo este tiempo…- se defendió levantándose de su lecho.

-No parece…- se burló el otro, buscando entre las ollas algo que comer.

-¿Qué dices?- la voz de Trunks se escuchó apretada por la ira.

-¿A parte de holgazán, también eres sordo?- pasó a su lado con una de las vasijas, colocándola sobre la mesa y destapándola con calma.

-¿Por qué dices eso, papá?- preguntó Trunks acercándose al otro con cautela. – sabes bien que he estado entrenando igual que tu…-

-Claro que no, te he visto perder el tiempo en jueguitos que no te ayudarán en nada…- respondió con voz seria, pasándose enteros varios tipos de frutas endulzadas.

-Entonces deberíamos entrenar juntos…- Trunks dijo, sonando en tono de reto en lugar de una propuesta, que es lo que realmente era.

-¡Ja! No perderé mi valioso tiempo entrenando a un niñito tonto que no sabe nada…- mencionó sarcástico, terminando de pasar lo que tenía en la boca.

-¡De eso se trata, padre! ¡Hemos venido a entrenar, apuesto que si hacemos un combate entre nosotros las cosas resultarán más eficientes!- exclamó entusiasmado.

-Eso sucedería si fuéramos dos guerreros, pero no estas a mi nivel muchacho, entiéndelo…- espetó molesto, repitiendo en su cabeza la humillación al saber que el hibrido había alcanzado el Súper saiyajin antes que él, y que además de eso había venido a presumir su fuerza.

Dejó el tarro vacío a un lado, pasando de largo al muchacho con total indiferencia, mirando de reojo como era observado con atención. –Eres justo como mamá me decía que eras…-  soltó de repente, y Vegeta se frenó para mirarlo por sobre su hombro.

-Esa mujer esta loca, todo lo que te haya dicho seguramente es una mentira…- declaró, alzando el vuelo y perdiéndose una vez más en la lejanía y blancura del horizonte.

-Dijo que eras un ególatra de mierda sin sentimientos, creo entonces que no falló…- susurró para si mismo, a sabiendas que su padre estaba muy lejos y que incluso no hubiera sido capaz de decirlo frente a él.

Se dejó caer sobre una silla de la mesa, tomando el bote donde su padre comía momentos atrás, encontrándola llena justamente a la mitad. Sonrió por alguna razón desconocida, como cada vez que alguna vaga idea de que su padre era diferente a como todos decían atravesaba su mente. Estaba seguro de que algo de lo que habían dicho podría ser mentira.

Recordó entonces a Gohan y a su madre, haciendo que la molestia de segundos atrás desapareciera. Sí, su padre parecía un loco desquiciado egoísta y orgulloso, pero cuando Trunks se decidió ir al pasado, tenía como objetivo oculto, el conocer y tratar a esa persona que dio su vida en un intento de salvar la de los demás. Quería conocer a su padre más allá de esa vieja foto y relatos absurdos, más allá de ese ceño fruncido y rostro siempre inmutable.
Él se había prometido no juzgar a su padre, tal y como se habían encargado de hacer todos los demás.

A su mente vino Gohan en primer lugar, su mentor y su amigo el cual le había contado millones de anécdotas de cuando todo era tranquilo, pacifico y feliz. Cuando el y su padre, Goku, salvaban el mundo y se divertían riendo y andando de un lado para otro.
Luego vino su madre, Bulma, aquella mujer que le relataba con lujo de detalles las locas y emocionantes aventuras que paso con su amigo de la infancia entrañable en busca de las esferas del dragon. Sí, otra vez Goku.

¿Dónde quedaba Vegeta? ¿En que hueco de la historia se perdió en donde nadie quería saber de él? ¿En donde estaba su padre?

Aquella tarde de verano, durante un entrenamiento justo antes de su primera batalla contra los androides en su tiempo, su pregunta fue simple, “¿Cuántas veces salvó mi papá la tierra? ¿Cómo ayudaba al señor Goku a vencer?” No hubo respuesta, en su lugar un silencio abismal cruzó, en un rostro inexpresivo y pensativo de Gohan.
“Bueno, le curó una vez… en Namek… emm… Bulma debe saber más de esto que yo, sabes…”

Y no dudó en preguntarle a la mujer, esa que llevaba atacando con cuestiones similares toda su vida. “Vegeta era un poco testarudo, pero, bueno, de algo le debió haber servido a Goku contra Freezer…” fue su respuesta, usando un tono burlón y dudoso, quedándose inmóvil y perdida en recuerdos desconocidos para Trunks.

Y de nuevo las circunstancias le llevaron a lo mismo, una vez, tras otra. “¡Si mi papá viviera las cosas serían diferentes!”, “Goku, ¿Por qué te moriste? ¡Si estuvieras aquí no tardarías en eliminar a esos malditos!”, “Mi padre no se daría por vencido nunca, por eso debo seguir…” “Goku es el único que podría ayudarnos, si no hubiera muerto… si no hubiera muerto…”
Todas y cada una de las veces que su mentor y su madre dedicaron a mencionar al ´salvador de la tierra´ como único capaz de hacer la diferencia, desplantando a su padre y a los demás. “Mi papá murió en las manos de los androides… ¿acaso Goku sería lo suficientemente fuerte?” pensaba, sin obtener respuesta y sin capaz de hacer dudar a su madre sobre sus decisiones.

Después vino la propuesta de su madre, viajar en el tiempo, para cambiar el pasado y hacer un mundo diferente, y lo que debían cambiar, la única esperanza que aparente había para hacer que el mundo marchara diferente, se basaba en esa persona, Goku. Goku de nuevo, ¿Por qué mejo no viajaba y salvaba a su padre? ¿Por qué no pedía la posibilidad de llevar a Vegeta a salvar el mundo? ¿Por qué Goku y no otro?

Presionó los puños, sintiendo nuevamente la furia que lo corría siempre que pensaba en esas cosas, en la diferencia que existía entre su padre y el otro saiyajin. Una visión injusta para Vegeta, en donde no era nada, en donde su presencia no significaba nada, en donde no era nada. Y ser nada no era algo que a Trunks le pareciera.

Se sintió impotente tanto tiempo, siendo impulsado a odiar cada célula del saiyajin que idolatraban, ese que no era Vegeta. Pero ahora, finalmente se sentía capaz de poder cambiar ese punto de vista de todos, de ese guerrero orgulloso y sobrante, ese con el cual Gohan siempre se quedaba callado y no era capaz de contarle lo que ocurrió en su primer encuentro. Ese con el que su madre fruncía el ceño y lo insultaba al cansancio, terminando siempre con un ´presumido ególatra imbécil´

No, él no quería ver esa versión oscura y nublada de su padre, ya no. Trunks quería saber que Vegeta era algo más que eso, él sabía que no era el monstruo psicópata que todos describían y temían, podía sentirlo, había algo ahí, dentro de Vegeta, flotando en el aire y volando a través de su  aura, gritándole a su instinto que en ese hombre, había algo más, y estaba dispuesto a averiguarlo, fuera lo que fuera.

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Pasaron dos semanas desde ese día, casi dos meses desde su entrada a la habitación, y como a diario, entrenaba arduamente frente a la única construcción del lugar, lanzando patadas y golpes que movían cada uno de sus músculos. Sus ojos se apretaban mientras enfocaba toda su atención en su única motivación, fortalecerse, matar a Cell y los androides y salvar a todos aquellos que no tenían que morir.

Su mente volaba en millones de cosas, pero ni por un segundo dejaba de registrar la energía de su padre, lejos de ahí y completamente estable para su tranquilidad. Había fluctuaciones, pero eran las consideradas normales durante un pesado entrenamiento.
Giró dando unas cuantas piruetas más en el aire, lanzando ataques en el proceso para aterrizar de pie momentos después, con los puños extendidos al frente y jadeando completamente exhausto.

Se tomó unos segundos para recuperar el aliento en su posición, siendo atacado por todo el dolor muscular de golpe, sintiendo sus brazos y piernas temblar y el sudor escurrir a lo largo de su espalda. Se limpió la frente con su antebrazo, abriendo los ojos y recuperando una postura donde a penas se sostenía en pie.

Caminó dolorosamente y de manera lenta de regreso a la casa, perdiendo ya la cuenta de cuanto tiempo llevaba sin dormir, el que fuera, debía hacerlo ya o moriría en cualquier momento. Se sentó en una de las sillas alrededor de la mesa, tratando de frenar su corazón agitado por el entrenamiento antes de comer un poco e ir a dormir, pero sus deseos se vieron frenados de golpe.

El leve siseo y aterrizaje sobre el mármol del ´interior´ de la habitación llamaron su atención, encontrándose con un Vegeta agitado y jadeante, completamente exhausto al igual que él. Los ojos de su padre se fueron contra él, dejándolo inmóvil ante la imponente presencia, quedándose sin parpadear mientras se acercaba a él.

-Maldición…- susurró Vegeta, pero después de ese corto tiempo, sabía que las maldiciones en boca de su padre eran bastante normales. El príncipe se detuvo a unos pasos de la silla del muchacho, tomando una de las grandes ánforas de agua y bebiendo como un desesperado, sin importar que mojara la mitad de su cuerpo en el proceso.

Trunks abrió la boca para decir algo, pero el estruendo de la olla vacía cayendo al suelo, (sin quebrarse) le cortó las ideas, quedándose fijo en la figura de Vegeta, quien bruscamente se arrancó la armadura y la camisa de entrenamiento azul en el proceso. -¿T-Tienes calo?- preguntó estúpidamente, sintiéndose más imbécil de lo que se había oído.

-Este lugar parece el infierno…- respondió Vegeta naturalmente, y Trunks suspiró aliviado en un leve siseo. –Estoy sudando demasiado…- agregó el un susurró, casi como si hablara solo, pasándose una de sus fuertes manos por el pelo.

El menor tomó otra ánfora, bebiendo con mucha más calma y en menos cantidad el agua, deteniéndose solo cuando la mirada afilada de su padre lo puso lo suficientemente nervioso como para hacer temblar sus manos.
Tomó valor y enfrentó los ojos negros de Vegeta, quien parecía escudriñarlo con los ojos verazmente, y en un intento por querer parecer igual de intimidante, comenzó a hacer lo mismo.

“Su clavícula, su pecho, su abdomen, sus brazos marcados, sus piernas torneadas que se dibujan a la perfección en sus pantalones azules pegados… su mirada fiera, su cuello… sus pectorales brillantes por el sudor… su quijada apretada, su pose imponente… ¿ya dije su pecho?” iba contando Trunks de arriba hacia abajo con ira y valentía al principio, la cual disminuyó considerablemente después de unos escasos segundos, en donde todo lo que sentía era su corazón acelerado otra vez y su respiración agitada.

El brillante color blanco del lugar se reflejaba en la piel morena de Vegeta, haciéndola brillar de un modo impresionante, enmarcando cada una de las gotas de sudor que recorrían su musculoso pecho y abdomen de un modo que Trunks comenzó a sentir esa temperatura del infierno que su padre mencionó… justo en sus pantalones.

-¿Qué tanto miras, muchacho?- rompió Vegeta con su poderosa voz el hilo de sus pensamientos.

-Y-Yo… nada…- contestó, sonando tímido y torpe como al principio, cuando había querido esforzarse y demostrarle a su padre que era más que un niño llorón. Vegeta endureció en rostro, y Trunks llevó sus manos a su entrepierna de manera instintiva, agachando la cabeza y procurando mirar a otro lado.

-He estado pensando…- dijo el príncipe, tomando lugar en la silla justo al frente del muchacho, llamando la atención de este. –Esto no va a funcionar así…- trató de sonar lo más indiferente posible. –Lo mejor es que entrenemos juntos…- declaró, y el joven olvidó lo de sus pantalones después de esa declaración.

-Padre, yo te había dicho eso desde el principio…- contestó el otro algo ofendido.

-Sí, pero no estabas preparado, se ve que has estado esforzándote… pero basta de juegos, niño…- Vegeta se levantó de golpe, tomando una toalla de su cama y secándose el cuello y espalda. –Será mejor que duermas bien por estas horas, el verdadero entrenamiento va a comenzar, necesito que estés preparado…- Continuó, mientras Trunks lo seguía con la mirada a lo largo de la habitación.

-De acuerdo, lo estaré…- aceptó, entusiasmado repentinamente, tanto, que fue capaz de ponerse de pie y caminar confiado a su cama, frenándose a un metro al observar a Vegeta tomar lugar en su lecho correspondiente.

“Jamás lo había visto dormir…” pensó, atentó a como se giraba en el colchón dándole la espalda y se cubría con una leve manta. Entonces, al ver su cuerpo quieto en ese lugar, el joven Trunks recordó lo de hace unos pocos momentos, avergonzándose y apartando la mirada de la nuca del mayor, dando breves pasos hasta estar topando con su colchón. “¿En que demonios estaba pensando?” se reprimió, tumbándose en el colchón y tratando de no apoyarse en ningún punto adolorido. “Soy un idiota retorcido… solo a mi se me ocurre semejantes cosas…” se dijo, cerrando los ojos y dejándose absorber por el cansancio poco a poco. “Mañana empezará la verdadera convivencia, debo estar listo para encontrar la oportunidad de conocer a mi padre, a mi padre y nada más que eso…”

 

Continuará…

Notas finales:

Estos dos personajes son mis favoritos, y amo los Fics de ellos, son los mejores (Punto sin retorno, Ángel de la guarda, En la habitación del espíritu y el tiempo. Son mis primeros tres lugares :3) Pero no he leído yaoi de ellos en esta situación, no dudo que haya, pero yo no he leído. Quería escribir desde hace mucho, pero apenas tengo la oportunidad. En fin, mi nueva maestra me dijo que no escribiera mucho en las notas, así que, nos vemos la próxima...

Ho, y Feliz navidad y año nuevo a todos!!!


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