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Golden Milk por Satory

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Notas del fanfic:

Hola!

Esta historia es la primera que escribo… hace unos (muchos) años intente hacer un fic de FullMetal Alchemist…. Pero no pase del segundo capítulo xD, y ahora vuelvo a intentarlo con una ida que me surgió de repente… seria un one-shoot pero al escribirlo, no pude parar y ahora estoy hasta encariñada con los personajes…

Espero que disfruten mucho de él, es una historia linda, está llena de momentos cómicos… mi sentido del humor es bastante absurdo así que leerán muchos chistes bobos xDD y creo que en realidad el punto fuerte será la relación entre personajes, les aseguro que al final amaran a alguno de ellos xDDDD… todos son tan lindos!!! x3 Tendrá Lemon en el futuro… ahora estoy atorada en eso… y algunas cosillas tristes pero nada muy fuerte xD

También espero que mi inexperiencia redactando no sea un problema, y puedan entender fácilmente :D Me esforzare en mejorar basada en sus criticas así que espero mucho sus comentarios, o quejas 

 

(^w^)/ Ojala les guste!!!

Notas del capitulo:

Este capítulo es más una introducción, para que puedan ir conociendo a los personajes principales, se que la historia ira lento, pero espero compensarlo haciéndola lo más entretenida que pueda :D

Sin más, les dejo para que puedan leer a gusto :9 Gracias!

Capítulo 1 ~Ese día~

 

 


¡Ese día era un asco!, ¡Se le había hecho tarde y no por su culpa!, ¡Eso debía quedar muy claro!, ¡Él no era el culpable!... Sí había que culpar a alguien ¡Sería a Arthur! Ó a Amada... Ó al ¡Pésimo sistema de transporte público! ¡Claro! ¡Esa porquería de subterráneo era el culpable! Sí el fuera el dueño, ya habría hecho los cambios necesarios, pera empezar eliminaría las ratas y sólo tendrían escaleras automáticas ¡De alta velocidad! ¡Como había perdido tiempo con esas escaleras!

Era natural, hacía mucho que no usaba el transporte público, y definitivamente nunca había usado el de New York; que era útil pero no eficiente, y dado este hecho, perdió valioso tiempo en ¡Las malditas escaleras! ¡Sí, hasta la gente que usaba las normales parecía subir más rápido! Definitivamente eso no era para él, pero tampoco quería aventurarse a usar un taxi, de verdad les tenía aversión, uno podía subir, dar la dirección y simplemente no volver a aparecer, o tal vez sí, en un río, cortado en pedacitos o algo peor; no es que fuera un paranoico pero aún después de 5 años esa ciudad seguía sorprendiéndolo.

Y ahora se encontraba más irritado... Había seguido las instrucciones de los letreros, y por lo visto ¡Eran erróneas! Tomo la salida a la avenida donde estaba el edificio en el que trabajaba, ¡Pero no estaba! Y para colmo ¡No reconocía nada! Miro a un lado, y no, eso no lo conocía, miro al otro y tampoco; dio un par de vueltas a la acera para ver sí encontraba algo familiar entre las calles aledañas; pero también fue inútil, definitivamente debía reconsiderar lo de ser paranoico, porque empezaba a perder la calma, y se devanaba los sesos con la loca idea de pedir indicaciones, a pesar de su desconfianza a las personas, ¡Y sí sólo Arthur lo hubiera llevado, él no estaría tan preocupado!

Ah pero él también tenía culpa en eso, había dicho "¡No hay problema!" ¡Oh, esa frase! Nunca más la usaría...

Sería bueno aclarar...




Eran las 4 de la tarde, y ahí estaban, él y Arthur en el auto de este, todavía discutiendo, habían ido a mostrar una propiedad sólo por gusto, él creía que la casa era perfecta para Arthur, y estaba empeñado en que la viera antes de que una oferta formal apareciera, así que aprovechó el hecho de que solicitaron verla, para llevar a Arthur y hacer que se decidiera ¡En ese instante!

Pero todo salió mal, por lo indeciso de Arthur llegaron tarde, y el vendedor asignado les mostró la casa a los clientes que ya estaban desesperados, cuando por fin Arthur y él llegaron, esos "Clientes infelices" ¡Tenían esa mirada! La mirada que pone alguien al planear el futuro y uno especialmente rosa, había perdido la oportunidad, nuevamente ¡Culpa de Arthur!

Terminaron de ver la propiedad ¡Sólo para hacerlo sentir mal! ¡Oh sí! Porque Arthur debía sentirse mal. Anne, la prometida de Arthur; merecía una linda casa, en un lindo vecindario, con gente tan linda como ella, pero el imbécil de su amigo, mejor dicho, de su único y mejor amigo, tenía un micro departamento de dos habitaciones, una de ellas, era el estudio, la otra, el cuchitril que llamaba "Cuartito Arthurstyle"... ¡A la fregada! Eso era un cuchitril, ropa regada por el piso, papeles regados y comida regada con días añejando. Todo en ese micro lugar estaba regado, y ahí quería vivir después de la boda; Anne, tenía un lugar más acogedor... le gustaba más el "Annestyle", pero era más pequeño, los dos eran muy parecidos, tenía buenos trabajos y ganaban bien, eran listos, y buenas personas, realmente humildes; para él ahí estaba el problema, les gustaba vivir sin lujos, con lo justo para ellos y ya, pero también era cierto que ansiaban una familia, una gran familia, y sus reducidos departamento no eran adecuados para una familia con hijos, ni siquiera para una familia de dos más un pececillo, así que le insistía en buscar un lugar mejor; pero también Arthur insistía en que no quería una casona con cuartos vacíos, a lo que le contestaba "Pues llénalos de crías" y entre broma y broma perdía su objetivo.




Ahora estaban ahí, frente a una estación del subterráneo en el auto de Arthur, ya eran más de las 5 y seguían en esa discusión, Arthur no cedía.

Jean, era un gran empresario, en parte a su obsesión al trabajo y en otra por su gran carisma que lograba tratos absurdamente beneficiosos, pero era un completo inútil en cuanto a desplazarse en la ciudad y Arthur lo sabía bien, durante toda su vida Jean había sido un hombre de bicicleta, que vivía cerca de la universidad y de su trabajo como mesero, para cuando llegó a la agitada New York se topo de frente con una infinidad de problemas, empezando porque nadie entendía su acento, era claro que el inglés no era su idioma madre, y como él era más bien un pueblerino, no había mucho que hacer, lo realmente complicado para él era adaptarse a lo caótico, no estaba hecho para una vida tan histérica; Arthur era un gran amigo así que en cuanto Jean se hizo de un auto, le regaló un GPS, había sido una locura enseñarle a usarlo, una experiencia tan horrible que sólo fue superada por las clases de manejo, porque obviamente no sabía manejar, sí se lo preguntaran hoy, Arthur simplemente pasaría de su amigo y su inutilidad en cuanto a este problema, porque para cualquier otro asunto Jean era genial, bueno, era tonto y algo lento, pero sus ganas de mejorar eran increíbles, eso atraía a Arthur. Desde pequeños lo admiro, se volvió su amigo, y cuando Jean dijo que estudiaría para trabajar con su padre... Ese que había estado ausente durante años, Arthur decidió acompañarlo en esa aventura; años más tarde, al terminar sus estudios, Arthur ya vivía en New York, así que él ayudó a Jean en su mudanza y a cambio este le consiguió un puesto en la empresa de su padre, y todo había estado bien, mucho mejor que bien, llevaban una buena vida hasta un mes antes cuando todo se jodió; Arthur suspiro cansado, y fijo su vista en el GPS del auto...

¡Ah claro! Ese condenado aparatito, Jean se había hecho dependiente de él y del auto de Amanda que usaba los días en que el suyo no circulaba, pero ahora que todo estaba jodido y viendo que Jean no tenía auto una vez a la semana, se ofreció a ser su chofer; eso era beneficioso, llegaría temprano y saldría de la oficina cada vez que se sofocara el inútil de Jean, sin embargo, el día que transcurría había sido un día muy movido, estaba a punto de caer dormido, sólo un compromiso más y podría descansar, por el contrario Jean tenía que volver a la oficina, checar algunos papeleos y por fin su pesado día concluiría con una junta administrativa a las 8; pero había un problema, Arthur tenía una cita a las 7 al otro lado de la ciudad; no podía llevar a Jean a su junta, y sí que estaba preocupado.

—Entonces por favor ve con calma, y asegúrate de no perderte, terminando iré a dormir un rato, así que háblame con confianza al terminar tú junta, yo paso por ti, y sí quieres, nos vamos a mi casa, cenamos algo rico, y nos desvelamos viendo una película— Arthur hablaba como la madre de Jean, tal vez por eso era su mejor amigo.

—¡Arthur!— Interrumpió Jean —¡Sí dices algo más saldré del auto e iré directo al tráfico!— Arthur lo miro, con más calma —¡No hay problema estaré bien! Te veo en la noche— Jean salió del auto con rumbo a la estación.

—¡Por quinta vez! ¡Sí te pierdes, no vengas a quejarte!....— Grito desde su auto y Jean sonrió —¡Sí algo pasa me llamas!—




¡Pero claro! podía marcarle a Arthur y preguntar por indicaciones, llevó su mano al bolsillo dispuesto a tomar su celular.

—Disculpa, ¿Buscas algo?— Jean se detuvo y giro para encarar a quién lo llamó, era un jovencito, de cabello y ojos... No podía asegurar de qué color eran, de hecho ni siquiera podía notar su tez, las luces de la ciudad en temporadas navideñas eran tremendas, así que no podría distinguir con claridad, pero tenía rasgos "Lindos" como cualquier otro jovenzuelo con las ventajas de la juventud... Ya empezaba a hablar y sentirse como todo un viejo.

—¡Oh! ¡Claro que sí!— Dijo Jean con alegría ¡Alguien! Alguien había aparecido ¡A rescatarlo!... Que era un chico joven no impedía que pudiera ayudarlo, y mejor aún era el joven quién se aventuro a acercarse, ¡Aún había gente buena en el mundo!, el chico le sonrió.

—¿Buscas compañía?— Nuevamente le sonrió, tanto que sus ojos se cerraron, y lo tomo del brazo enganchándose en él, arrastrándolo por la acera.

—¿Ah?— Alcanzó a decir Jean, mientras su cerebro hacia conexiones —Ammm más bien necesito ayuda, ja ja— Dijo al jovencito cuando detuvieron su andar.

—Mm eso lo puedo hacer, y más— Le sonrió el chico, ahora sí podía verlo bien, cabello castaño tan claro que se acercaba al rubio, ojos color miel, tez blanca, y buena estatura aunque se veía flacucho.

—¡Mil gracias! Podrías decirme como llegar a L'CTower? Según yo, debería está por aquí, y no ubico nada— Le dijo al chico; este abrió mucho los ojos y soltó una risita.

—¡Ah ya veo!, creí que buscabas una ayudadita— Le sonrió, el joven miro su entre pierna y entonces la verdad lo golpeó. El chico era un... Un... Bueno, su oficio era... Ammm... El chico no le dio tiempo de reaccionar y entonces señaló —Sí vas a esa esquina, camina tres calles a la izquierda y ahí la encontrarás— Volvió a reír con una amplia... ¡Oh! "¡La junta!" Le grito su yo interno dejando atrás todo lo que su mente le revelaba, debía apresurarse.

—¡Mil gracias! ¡Te lo agradezco mucho jovencito!— Jean salió corriendo —¡Que tengas buena noche!— Y se perdió entre la gente.

Apenas y llegó a tiempo.

 

 

 

 

Notas finales:

Bueno si llegaron hasta aquí, ya tienen mi corazón en sus manos! :D

Espero que les gustara tanto como a mí! :3 Les puedo asegurar que actualizare cada semana así que si tienen ganas de volver el próximo miércoles aquí las estaré esperando con otro cap (*w*) También espero sus reviews!!! X3


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