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Coincidencias Navideñas por Syarehn

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Notas del capitulo:

Meses sin escribir hacen que me empolve y me llene de telarañas. Este fanfic es mi intento por retomar la escritura de modo que salió improvisado. 

Advertencias: Se desarrolla en un Universo Alterno a Marvel y la historia consta de 5 capítulos. Subiré uno cada noche (hora de México). Espero que les guste.

 

 Diciembre 29

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Cuando salió de Estados Unidos había peleado con su prometida, Pepper, él reconocía que era culpa suya pero le estresaba que ella no lograra entender su necesidad de alejarse del mundo por un tiempo para luego retomar sus actividades. Él no podía estar trabajando todo el año, ¡menos en año nuevo! ¡Imposible!

De modo que tomó su jet y apuntó al primer lugar lejano que se le ocurrió. Recordaba tener una cómoda y espaciosa casa tipo cabaña en Dalarna, Suecia, cerca del lago Siljan. La vista era hermosa y los días pasaban tranquilos debido a la poca población, o eso recordaba. La realidad era que hacía años, muchos años, que no visitaba la ciudad y mucho menos su casa allí, había ido alguna vez cuando era un adolescente inquieto pero más tarde olvidó que tenía una propiedad allí…

«Patético» Se dijo.

Dejó el avión en un hangar privado del aeropuerto y siguió el viaje en taxi, después de todo eran las 11 de la noche y nevaba intensamente, ya iría al día siguiente a conseguirse un auto. Así que sin más, le dio la dirección al taxista que parecía entender muy bien el inglés.

Con sólo una chaqueta gris en mano salió del taxi y caminó hacia la entrada de la cabaña que vagamente reconocía. La nieve caía vigorosamente, era 29 de diciembre y Tony Stark, se encontraba dispuesto a pasar año nuevo en fría y tranquila soledad.

Suspiró resignado al saber que el lugar debía estar sucio, lleno de polvo y telarañas, con un aburrido olor a humedad y encierro así que, resignado, sacó la vieja llave de su bolsillo —la cual había encontrado gracias a JARVIS— y la incrustó en la perilla haciéndola girar.

Enarcó una ceja cuando, al encender la luz, vio todo pulcramente arreglado. ¡Pero qué buen servicio de quien hubiese estado a cargo! Encendió la calefacción y sonrió ante la calidez de la sala, se preparó un café cargado y decidió tomar un baño largo y lleno de burbujas.

Sin encender la luz del pasillo avanzó por él, si su memoria no le fallaba su habitación era la segunda puerta a la derecha, pues la primera era un estudio, el de enfrente era un dormitorio extra y al fondo había un espacioso baño.

Cuando salió del baño sentía que sus parpados se cerraban solos, el baño y una merecida atención a su miembro lo habían adormilado. Caminó evitando mojar la alfombra pero al llegar a la habitación y al arrojar la toalla que lo cubría recordó que no llevaba ropa de repuesto… pensó en buscar entre los cajones para ver si algo de lo que había dejado allí le quedaba pero su pereza fue mayor y se tiró en la mullida cama sin prenda alguna, cubierto sólo por los edredones pachoncitos que le protegían de aquel frío desgarrador, abrazándose a ellos y aspirando su aroma, aunque éste le resultase demasiado masculino para su gusto, ¿por qué no usaban detergentes con olores frutales? Eran deliciosos.

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Aquel día no había sido malo pero si agotador, a veces sentía que la agencia lo explotaba. Llevaba 3 largos años viviendo en esa fría ciudad sueca y ya comenzaba a olvidar lo que era el calor de un verano en Florida, no es que no le gustara Dalarna pero extrañaba su país, él siempre fue un nacionalista arraigado, por ello trabajaba para la CIA pero la necesidad de su hogar comenzaba a hacer mella.  

Su trabajo actual consistía en investigar a un presunto terrorista que residía allí, pero Steve se sentía realmente mal, Bruce Banner, el sujeto en investigación, le caía bien. Pequeño error. Su trabajo era sacarle información, no hacerse su amigo, pero para él fue más sencillo hacerse su amigo para sacarle información. Ahora de verdad apreciaba a Bruce como un amigo…

De hecho, esa tarde le había dicho que estaba trabajando en un algo-que-no-entendió de rayos gamma y que se lo mostraría en cuanto estuviese terminado. ¡Dios! ¡Su trabajo había dado frutos!  Pero Steve casi podría jurar que era inocente, Bruce era más como un retraído científico que como un peligro mundial ¡y se había convertido en un buen amigo!

«Ser agente encubierto es nefasto» se dijo, o al menos él se sentía nefasto por traicionar su confianza de aquella forma. Cerró los ojos agotado, necesitaba pensar qué hacer…

Entró a la casa deseando que el destino fuera benevolente y le quitara el pesado bulto de culpa que lo atosigaba, pero si existe un dios no está para cumplir caprichos, de modo que decidió echarse en la cama y dormir hasta que la luz de sol se colara en su ventana y eso era alrededor de la 1 pm.

«Bendito polo norte» pensó agradecido por la duración de las noches.

Dejó las botas negras en el recibidor, el pesado abrigo lleno de nieve en  el perchero, junto al abrigo gris que yacía allí, y su húmeda camisa fue arrojada al sofá  y contra todas sus costumbres, se quitó el pantalón también húmedo debido a la intensa nevada arrojándolo al sofá igualmente, mientras él avanzaba descalzo por la alfombrada sala, regocijándose con la calefacción encendida.

Cuando llegó a su habitación se tiró en la cama deseando perderse y dormir, así que se abrazó a su almohada, sonriendo por la deliciosa sensación de calor que le brindaba la calefacción. Se aferró más a sus cobijas y suspiró complacido, al parecer esa noche dormiría bien…

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Tony se removió entre suspiros, era la primera vez en mucho tiempo que su sucia mente se hacía presente en sus sueños llenándolo de deseo contenido. Gimió sin notarlo cuando la Pepper de su sueño acarició su pecho, su cadera y besó sus labios con pasión, sintió su respiración agitada en su cuello. Le daba la impresión de que Pepper estaba más apasionada de lo normal. Él la apegó más hacía la chica, haciéndole notar su erección al frotarse contra sus torneadas piernas y gimió más fuerte al sentir la suya embistiéndolo también…

… ¿La suya?

Tony abrió los ojos de golpe, agitado y a punto de infarto pero sintió que el aire le faltaba al notarse, sentirse y verse aprisionado entre un par de fornidos brazos masculinos, uno lo apegaba a su pecho tomándolo por la espalda alta y el otro estaba posado descuidadamente entre sus glúteos.

¡¿Cómo había ocurrido eso?! ¿¡En qué momento?!

Sintió la necesidad de empujar al hombre frente a él pero algo en su interior se removió haciéndolo sentir necesitado. No es que se sintiera enternecido o admirado, ¡tenía hambre! Sus intestinos le exigían alimento y su erección atención.

Tony empujó el rubio para despertarlo y quitárselo de encima, para que una vez despierto le gritase que era un asqueroso pervertido, pero lejos de despertarlo sólo logró que éste lo abrazara más fuerte, hundiendo su cara en el cuello bronceado y frotando sin querer su incipiente erección sobre la de Tony.

—Oh~ Dios… —No fue una queja, fue un gemido disfrazado de lamento. Se sentía extrañamente excitado ante la vulnerabilidad que le hacía sentir ese hombre en aquella situación.

Tony sonrió travieso mirándolo a ojo crítico. No estaba mal. Nada mal.

Enredó sus manos en su cuello juguetonamente y decidiendo aprovecharse de la situación, si aquello fuese un asalto el hombre ya no estaría allí (ni sus cosas), así que, o estaba demente o era un estúpido. Su vanidad le dijo que podía lidiar con ambas cosas.

El moreno comenzó un suave vaivén en sus caderas y sin mucha demora sintió en prominente miembro aumentando de tamaño y una respiración agitada quemándole la piel, unos brazos aferrándolo más fuerte y después un vaivén más enérgico. Se quejó de nuevo al sentirse dominado, quizá ya era momento de parar el juego y sacar al intruso de allí.

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Sentía la sangre arder ante el fantasma de un cuerpo sensual arrancándole gemidos y despertando instintos que hacía mucho no hacían acto de presencia. Movió la pelvis a un compás que le calmara las ansias y eso significaba ser cada vez más frenético, más apremiante, más  vehemente…

Entonces abrió los ojos, perdiéndose en un par de lagos de miel que lo miraban confuso. Pensó que soñaba y recriminó a su subconsciente por plantarle tan irreverente y exquisita visión con forma de hombre, porque a él no le gustaban los hombres, sin embargo, aquel espejismo era incitante.

Lo sostuvo en sus brazos hasta que el frío que entraba por la ventana abierta y la voz de su visión lo hicieron notar que no soñaba.

—Sé que soy irresistible pero meterte en mi cama no es una idea brillante, chico. —Steve lo miró incrédulo, ¿meterse en su cama? Oh, por Dios.

Se levantó de un salto, apenado, apresurado y con una enorme erección entre las piernas.

—Lo lamento, de verdad lo lamento, no fue mi intención yo… —Y buscó mil escusas para disculpar su error. Había entrado, seguramente, a una casa equivocada, sí, eso había ocurrido. ¡Qué estúpido! —. No volverá a suceder, discúlpeme.

Tony reía ante la patética escena, ¿de verdad había sido un error?

—Debo admitir que es una curiosa estrategia para seducirme. Incluso lograste llamar mi atención. —Siguió regodeándose Tony aún desnudo sobre la cama.

Steve salió de la habitación buscando su ropa desperdigada por el lugar, pensando en la barbaridad de haber entrado en una casa ajena, y de paso notó el tono marfil en las paredes, la alfombra escarlata, el cuadro de las cascadas del Niágara que le había regalado Bruce y la maceta de begonias secas que había matado la helada del miércoles y que había olvidado sacar…

Aún no recogía su pantalón cuando ya estaba regresando a su habitación. ¡Aquella era su casa!  No era él el equivocado.

Destapó sin cuidado alguno al hombre de piel canela que se había arremolinado de nuevo entre las cobijas y lo miró acusativo.

—Esta es mi casa —sentenció. Tony enarcó una ceja, mirándolo curioso e indagando, examinando el cuerpo desnudo que tenía delante. Steve se sonrojó al notar el escrutinio.

—¿Disculpa? ¿Aparte de agasajarte conmigo planeas sacarme de mi propiedad? —dramatizó—. Y devuélveme las sabanas, hace frío y me siento expuesto. —Entonces Steve notó la desnudez del hombre frente a él y deseó que se lo tragara la tierra al sentir la necesidad animal de subir a la cama y tomarlo. 

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Notas finales:

Mañana siguiente capitulo. 

Gracias por leer. 


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