Primer Recuerdo:
Debería estar feliz.
°°Un Drabble GaaNaru Anti-GaaLee°°
Sentía una gran presión en su pecho. Todo se escuchaba distante. Ni siquiera Gai podía descifrar que era lo que pasaba por la mente de su joven pupilo. ¡Y es que Lee no escuchaba a nadie! Por más que su sensei agitaba su hombro con rapidez, el pelinegro no quería reaccionar, no podía.
Sus ojos estaban abiertos como platos. Escuchaba los gritos y aplausos tan lejanos... Sus manos estaban empezando a sudar. Y sus ojos se cristalizaban más con cada segundo que pasaba.
Feliz. Debería estar feliz. Quería sentirse feliz. ¿Por qué no podía sonreír? Todos los demás lo hacían, y vaya que lo hacían. Temari, Matsuri, Nakami, hasta Kankuro estaba feliz... ¿Y por qué no habrían de estarlo? El Quinto Kazekage de Suna había vuelto a la vida... Era obvio que un numeroso grupo de gente alrededor del pelirrojo estuviera gritando de felicidad. Y Lee estaba en primera fila.
¿Entonces por qué no había felicidad en su corazón?
Recordaba el miedo que había experimentado cuando Sakura confirmó la muerte del Kage. Sintió el corazón partido en dos al ver el cuerpo de Gaara allí, inerte. Perdió toda esperanza. Su vida era inútil sin ese pelirrojo.
Oh, pero alguien no había perdido las esperanzas aún. Alguien lloró a mar abierto por su perdida y aun así luchó por regresarlo a la vida. Claro que sin la abuela Chiyo todo habría sido en vano, pero ese alguien fue quien verdaderamente logró traer al joven Kage de vuelta.
Algo que Lee no pudo hacer...
¿Por eso se lamentaba? Nah... De hecho se sentía orgulloso de su amigo rubio. ¿Entonces qué pasaba?
Sus ojos miraron a Gaara. Y lo notó al fin. Esos ojos turquesa que lo habían enamorado a primera vista, estaban brillosos, hermosos, llenos de vida y calor. Y se enfocaban sólo en una cosa. En esos zafiros metálicos, preciosos y luminosos que eran los ojos de Naruto.
"¿Amor?" Pensó Lee.
Las manos del rubio se entrelazaban en las del pelirrojo. Las mejillas de Gaara se ruborizaron al momento en el que Naruto atrajo su rostro al de él. Lee se estaba muriendo.
Gaara suspiró y entrecerró los ojos. Naruto tomó su mentón y lo levantó.
Lee apretó los puños.
Y se unieron rozando sus labios. Gaara enrolló sus brazos en el cuello de Naruto y este a su vez abrazó al pelirrojo por la cintura. Se separaron.
—Te amo, Gaara— escuchó decir.
Lee tragó saliva tratando de ahogar el nudo en su garganta.
—Yo también te amo, Naruto— dijo el pelirrojo para volver a unir sus labios con el rubio.
Y la lágrima cayó.
FIN
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