Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

De la vez que salvé al dragón... por Eruka Frog

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Disclaimer: Naruto no me pertenece, me ofende que me confundas con un hombre japonés de mediana edad.

Notas del capitulo:

Gao.

 

Esta historia salió de ciertas cosas que han estado pasando en estos días y de algunos comentarios que he estado releyendo. Siempre me han gustado los cuentos, y me gusta escribir historias sobre ellos, desde mi particular punto de vista. Este en particular es complicado para mí, pero de verdad espero que les guste.

Todo amante es un soldado en guerra.

Ovidio

 

De la vez que salvé al dragón…

Por: Eruka Frog

Sakura me gustaba desde que la conocí, hace mucho tiempo (aunque vale, soy muy joven). Me parecía que era como una princesa, con ese esponjoso cabello rosa, esa bonita sonrisa y ese carácter tan fuerte y terco, pero femenino de alguna manera. En primaria la observaba a distancia mientras ella cultivaba amistades más glamorosas que yo, en secundaria tuve mi primer acercamiento con ella mientras lloraba por sus primeros novios, y en instituto finalmente salí una esplendorosa vez con ella.

Ahorré durante dos semanas, me ofrecí como niñero de mis molestos vecinos y hasta le sonsaqué un préstamo a mi mejor amigo. Así que el día pactado nos vimos en el parque de los patos, comimos helado sentados en una banquita, tomamos café en una costosísima cafetería al más puro estilo inglés, y finalmente la dejé en el umbral de su casa. Ella me dirigió una de sus bonitas sonrisas y me sostuvo la mano durante algo así como treinta segundos.

 

Eso es todo.

 

Si te estoy contando todo este prefacio, es porque quiero que te des una idea de todo el tiempo que la amé y hasta qué punto. Quiero que sepas que cuando tenía 17 años, yo habría dado mi vida por ella con la misma emoción con que la habría besado. Necesito que lo sepas, porque sólo de esa manera comprenderás hasta que punto me destruyó cuando, unos días después de nuestra idílica cita, ella consiguió por fin convertirse en la novia de Uchiha Sasuke.

 

Sasuke…

 

Todos lo conocíamos, en cada escuela suele haber un chico que parece sacado de un cuento de fantasía por su hermoso aspecto. En nuestra escuela había cuatro, como una mala broma. Neji Hyuga, Amane Sai, Sabaku no Gaara y Uchiha Sasuke,   Sai y Gaara eran pareja, por lo que resultaban inofensivos. Neji era excesivamente serio, por lo que muy pocas chicas se atrevían a suspirar en serio por él. Sasuke, aunque parecía emanar frío desde dentro, era excesivamente guapo, inteligente y hasta carismático cuando te permitía conocerlo, era el foco de atención. El premio mayor para todas las chicas y  casi un motivo de ofensa para los varones.

 

Yo lo odiaba desde el momento en que Gaara, mi mejor amigo y amigo de toda la vida de Uchiha, además de un patético bebedor de sake, me contó entre balbuceos incoherentes cómo se llevaba a las chicas a la cama, cómo las dejaba y cómo, ocasionalmente, les pegaba. Era un malnacido que se aprovechaba de sus rasgos de príncipe cuando por dentro rugían las llamas heladas de un dragón  desagraciado.

 

Y mi princesa había sido secuestrada por él.

 

De pronto lucía marcas de ojeras bajo los ojos.

 

Después pasaba largas temporadas sin ir a la escuela.

 

Comenzaron las horribles marcas moradas cubriendo su preciosa piel.

 

Tenía que rescatarla.

 

Primero intenté con los profesores, sobreponiéndome al hecho de que me llamaran maricón y soplón, me acerqué discretamente a nuestro tutor y repetí palabra por palabra lo que sabía de la situación. Lo último que supe de él fue como había llamado a los padres de Sasuke y como, inmediatamente al día siguiente, había vaciado su escritorio. Siguió el turno de la plática paternalista con el amor de mi vida y la velada amenazada de llevarlo todo a oídos de sus padres. Con amargura, ella aseguró que sus padres no se creerían ni una palabra. Finalmente llegó el momento de la confrontación. Arrinconé a Sasuke en el patio más abandonado con el  que me topé, le reclamé a voz en cuello y amenacé con arrancarle los miembros uno a uno si no la dejaba en paz.

 

Se rió tanto que de pronto todo el hielo que se conservaba duro y peligroso en su interior explotó como cuchillas hacia mí. Así fue nuestro primer beso, rodeado de mi odio y mi vergüenza y barnizado con su altivez y dignidad. Podrás pensar que en ese momento no había manera de disfrutarlo, ni de sentir satisfacción sobre toda la humillación. Yo te digo que estaba harto, había llegado a un callejón sin salida y de pronto se me abría una inesperada ventana.

 

—Este es el trato –dije después de que el bastardo intentara colar sus manos en mis pantalones –deja en paz a Sakura, y yo haré todo lo que me pidas.

 

No sé por qué aceptó.  No soy especialmente feo pero no era tampoco un príncipe sacado de un cuento como él. Además, como después supe, cuando comenzó a joderme ya se estaba acostando con otros tres chicos  y no necesitaba saciar su libido conmigo. Pero no importan las razones, porque así comenzó todo. Las citas en su casa solitaria, los manoseos en los baños, los apodos que de denigrantes pasaron a simplemente burlones.

 

Yo le gustaba y si Sakura era libre por fin, podía soportarlo. Aún cuando ella abandonó la escuela, yo creí que estaba bien. No había peligro, estaba sana y salva en alguna bonita escuela en donde podría seguir siendo una princesa. De cualquier modo, después de la manera en que yo había gemido en los brazos del sujeto que había mancillado su piel de muñeca, no merecía que fuese mía.

 

Los meses pasaron. El asco también.

 

Y las confesiones comenzaron a fluir el día en que, como si doliera, le dije a Sasuke que lo quería.  “Te quiero aunque sé que es una porquería, que tú eres una mierda y que me vas a arruinar la vida. Así te quiero, con esa certeza y con toda mi alma”. Se lo dije así porque no encontré otra manera y me sentía asfixiado por una culpa que ya pesaba sobre mis ojos y que definitivamente ya no podía ocultar.

 

—Yo no le pegué a Sakura –expresó Sasuke al otro lado de la cama, sin esperar realmente que yo le creyera. –Ni siquiera le pedí que saliera conmigo. Ella insistió e insistió.

 

—¿A ella no y a las otras sí? –refunfuñé casi indiferente.

 

—Cuando decidí dejar a Karin, al finalizar secundaria, ella me dijo que le contaría a todos que yo le había pegado –tampoco ahora espera que le creyera –así que le pegué y le dije que ahora no tendría que mentir. No me disculpé, ni lo haría ahora.

 

—Bonita excusa –repliqué incorporándome –no me interesa. Gaara me contó todo.

 

—Gaara te contó que yo le pegaba a las chicas porque me regodeé de ello. Estaba harto de los rumores que Karin iba esparciendo por ahí, y terminé burlándome.

 

—Vaya actitud más madura, ¿Qué pretendes con todo esto? ¿Te crees que no vi las ojeras de Sakura? ¿Qué no noté sus ausencias?

 

—Sakura sabía que me gustaban los hombres –informó con amargura –así me convenció. Le dije que saldría con ella y ella me juró que me “curaría”. Si no dormía, si faltaba a clases, no es mi culpa.  Es culpa de una mente ignorante, yo dormía con otras personas y ella seguía a mi lado pese a lo mucho que yo la detestaba.

 

—Sakura no es ninguna ignorante, y mucho menos prejuiciosa –aseguré con la pasión que había dormido en mi pecho desde que nos habíamos despedido.

 

—No sé a qué chica conociste tú, pero definitivamente no es la misma que conocí yo. Es verdad, me tiré a un montón de chicas, y es verdad también que las dejé. Pero no las dejé porque me aburrieran, las dejé porque no me gustaban. Porque no podían gustarme ni hacerme normal.

 

—Supongo que en este punto de la conversación eres una pobre víctima a la que tengo que cuidar y consolar.

 

—Me preguntaste por qué te cuento esto, vale, te lo cuento porque no quiero que sientas que amas a un hijo de puta. No he tomados las mejores decisiones, ni he sido un alumno ejemplar ni un modelo de bondad… pero bajo ningún concepto quiero que te sientas culpable por quererme. Por favor.

 

Era suficiente.

 

Pasé los siguientes días mareándome con una historia que no podría ser real. Recordando una cabellera rosada y unos ojos como el jade que me negaba a creer que pudieran estar llenos de alguna malicia. Y sintiendo que mi pecho se comprimía, dándome excusas para no sentir lo que sentía.

“Él accedió a acostarse contigo ventajosamente”.

 

“Pero en primer lugar tú se lo ofreciste, pudiste simplemente romperle la cara”

 

“Él se ha acostado contigo durante meses sabiendo que te asqueaba”

 

“Y tú has accedido a hacerlo”

 

“No puede ser sincero”

 

“¿Y si lo es?”

 

“El profesor… ese que desapareció”

 

Sasuke no intentó comunicarse conmigo durante un tiempo. El final del instituto se acercaba y a ratos creía que era lo mejor, porque no volvería a verlo. Mientras tanto estábamos en grupos diferentes y no teníamos que cruzarnos si éramos cautelosos. No tenía que enfrentar su sinceridad o su falsedad, y aunque me moría de ganas por investigar toda su historia, por saber si en Sasuke había algo que mereciera ser amado, no lo hice.

 

El último día de clases, sabiendo que no nos veríamos nunca más si alguno de los dos, prudentemente decidía faltar a la ceremonia, me llegó una nota muy simple en una pedazo de papel rasgado. Perfecta y minúscula caligrafía.

 

“Ya sé que no quieres hablar conmigo, hasta cierto punto yo tampoco quiero. Sin embargo, no puedo dejar pasar todo esto así. Aquél día te mentí, u omití una parte de mi ridícula explicación, realmente no sé qué fue lo que pretendí. Te conté todo esto no porque no quiera que te sientas culpable (o creo que al menos no sólo por eso), lo hice porque me salvaste. Me salvaste, Naruto, y aunque nunca llegues a comprender el impacto que tu presencia ha tenido en mi vida, quiero que lo sepas. Si crees o no que yo también te quiero, es una decisión en la que no puedo inferir, que apenas me importa comparado con lo mucho que necesito que sepas que me salvaste. Lo hiciste, y siempre voy a estar agradecido.”

 

Recuerdo que rompí la hoja.

 

Seguro creerás que la rompí porque  decidí no creerle o porque me repugnaban sus palabras de afecto. Lo hice porque en ese momento yo me di cuenta de que, en un desesperado y bobalicón intento por rescatar heroicamente a la princesa, había terminado rescatando al dragón. Y no me arrepentía.

 

Y luego salí por completo del cuento.

 

Sin preguntas, sin investigaciones ni explicaciones fervorosas, sin juramentos, sin promesas a futuro. Probablemente incluso sin finales felices. Yo quería a Sasuke, a Uchiha Sasuke.

 

Lo  iba a querer por siempre.

 

Notas finales:

¿Les gustó?

 

Espero que sí. Por favor disculpen la ausencia de guion largo, trato y trato y no puedo ponerla ni reemplazar a los guiones. En cuanto tenga acceso a otra computadora, editaré.

 

Creo de verdad que a veces las peores personas son las que más te quieren, no siempre, y a veces necesitas descubrir que en realidad no es horrible, pero cuando te decides a querer a esas ciertas personas, todo puede salir o muy bien o arruinarte la vida. Tú decides.

 

Estoy en un momento muy tranquilo y muy feliz por muchas razones,algunas de las cuales son totalmente equivocadas y torcidas, pero mientras tanto espero que disfruten estos fics esperanzadores. En cuanto se me pase, o irremediablemente se repitan las cosas, les traeré todo el angst que a ustedes y a mí nos gusta xDD

Kissus ^x^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).