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Muchos Trucos Pocos Resultados por SumTheHeaven

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Notas del fanfic:

Créditos a esa personita especial, por su ayuda al desarrollar mis primeros escritos en esta novela♥.

Notas del capitulo:

Los personajes no me pertenecen, si no a su creador original, Gosho Aoyama.

Bueno, Hola^^. Esta es una novela surgida después de mucho tiempo en vela por las noches. Típicas ideas que no te dejan dormir. Por fin pude darle vida, y aquí estamos^^. Espero que disfruten la novela-u-.

La versión de este capítulo es por supuesto la nueva editada que había estado planeando para volver a continuar este fanfic:D, pero no ha cambiado mucho, tan sólo el modo de narración, así que espero que les guste.

¡Gracias por leer!

 

Capítulo 1; {Diversión}

El detective estaba exhausto. Su cabeza estaba llena de crímenes recientes y en lo que habían finalizado. Sinceramente, su mente sólo divagaba y esto se volvía peligroso, no podía pensar en más que homicidios y los responsables. Haberse convertido en el asesor de la policía le resultaba cansino cada vez más. Las ojeras se le hacían notorias bajo sus ojos, en lo que pensó seguir el consejo de la detective Sato, que le había recomendado usar su día libre para distraerse. Incluso, le dio un boletín de un espectáculo de magia que se daría justo aquella noche.

No sé si sea lo mejor, pero no hay otra cosa que hacer. Convenciéndose así mismo, guió su auto hasta el lugar dónde estaban vendiéndose las últimas entradas para el evento. El lugar estaba abarrotado en gente, muchas chicas emocionadas dando gritos, otros más, observando las imágenes del que creía era el mago, pero el bullicio sobrepasaba los límites a los que él acostumbraba. No sabía exactamente a qué persona estaba yendo a ver, solo sabía que debía ser un mago reconocido, puesto que se veía la emoción en muchas personas. Avanzó entre toda la gente, llegando hasta la ventanilla, compró la entrada sin pensárselo dos veces. Echándose a caminar, se recriminó aunque fuese por una vez, el por qué habría comprado la entrada. Finalmente, sólo se encogió de hombros, subiéndose al auto para ir a cambiarse en lo poco que quedaba para que el espectáculo diese comienzo.

Agh—soltó un pequeño quejido, subiéndose al auto. Miró de reojo la fila dónde personas seguían esperando su entrada, luciendo lo incómodo que debía ser, pero que por aquella persona que aún desconocía a quién iría a ver, eran capaces de soportar todo aquello por esperar tener un lugar en ese afamado espectáculo. 

Condujo con rapidez para llegar hasta la mansión, lugar que se volvió en definitivo su casa. Pretendía darse un baño rápido, cambiarse y arreglarse bien antes de volver para el acto. Deseaba sacarse el sudor después de las actividades movidas de su día. Tan sólo era un asesor, pero le gusta ir al campo, las escenas de los crímenes, no solo permanecer en oficina, aunque por lo mismo acababa sofocado. Sabía que aunque él había podido conseguir la entrada, había mucha gente que aún corría desesperada por tener una entrada como aquella en sus manos. Debe ser un gran mago, para despertar tanto interés. Igual, admitía que de no ser porque era un famoso detective él, habría sufrido tanto como ahora algunos para conseguir la entrada.

Adentrándose a la mansión, echó nuevamente ojo a la entrada, de papel metálico color negro, con letras en tinte dorado;

It's showtime. Con agrado de recibirles, the magician of a thousand tricks.

Subió con rapidez las escaleras en dirección al baño. Debía ducharse rápido, puesto que no deseaba llegar tarde a semejante evento. Apresurado, acabó su relajante baño luego, para dirigirse a su habitación y colocarse ropa. Para la noche, deseaba un traje que pareciese elegante, pero a su vez le quedase cómodo. 

Finalmente acabó, otra vez hacía el auto, conduciendo con su acostumbrada velocidad hacía el lugar que indicaba la entrada. 

 

El escenario bastante elegante, con montón de detalles y extenso. El piso de tablas de madera que lucían un recién barnizado, cortinas rojas cubriéndolo todo, que se notaba a la lejanía su terciopelo. Los espacios del público estaban organizados de forma que ascendiesen a medida que se acercaba a la salida. De esta manera, se aseguraba que todas las mesas tuviesen alcance de vista al escenario. Los lugares de las distintas plantas que ascendían estaban ocupados por mesas refinadas en cada detalle, con copa y un licor acompañando, meseros que se paseaban por el lugar ofreciendo comida y más variedad de licor, a su vez, distinguiéndose otros miembros del grupo de magia que saludaban a los presentes.

El detective tomó asiento en la mesa correspondiente, la suya era de tan sólo una persona. Pensaba él no necesitar compañía, pues solo venía por un momento de diversión. Al mesero pidió vino, puesto que no le apetecía el vodka que acompañaba su mesa, el chico, luciéndose, sirvió con gusto la copa del reconocido Shinichi Kudou, guiñándole lascivo, sin embargo el mesero solo fue ignorado al comenzar la función, abriéndose el telón. La cortina roja se deslizó a los costados, dejando un silencio sepulcral en el salón, en lo que el escenario seguía a oscuras. Pisadas resonaron por todo el lugar, escuchándose con obviedad sobre la madera. Shinichi esperó paciente la aparición del mago, lo que, para su sorpresa, fue una nube de humo que explotó en medio del escenario, haciendo acto de presencia el joven mago al disiparse esto. El muchacho vestía de un galante color blanco, su cabello acomodado con sensualidad hacía atrás. Shinichi colocó su atención en aquella piel lechosa, pálida sin más, que hacía juego con el traje que usaba, pero aquel cabello marrón y ojos que apenas en su lejanía podía notar claros dándole aspecto de galán al que ni Shinichi podía resistirse. 

El mago, continuando su acto, hizo una reverencia para su presentación.

— ¡Damas y caballeros!—exclamó, con aquella sonrisa de suficiencia— ¡Que comience el espectáculo!—.

Shinichi, atento a cada movimiento del mago, observó detenidamente cada una de sus acciones, bebiendo a ratos de la copa de vino a su lado. Al principio, Kaito tan sólo jugó con trucos fáciles de deducir que en su forma, también eran alucinantes, incluyendo su simpleza al realizarse. El detective se vio impresionado de lo que seguía, lo que sin duda le dejaba mudo. No solo aparecía cosas, arriesgar su cuerpo o demás cosas, si no que iba más allá de eso. Parecía un mago con habilidad de ilusionista, fusionado ambos para crear trucos en pleno escenario que parecían imposibles de realizarse. Sin duda, hacían alarde a su título, mago de nivel de reconocimiento mundial.

Todos los siguientes trucos, el detective se vio en problemas al tratar de deducirlos, sin siquiera conseguir pistas de cómo esto era posible. Podía descubrir que lo ayudaba, pero no como hacía tales cosas realidad. Rápido, preciso, el mago parecía haber planeado todo con el mayor de los cuidados. Aún si el mago lucía en extremo concentrado, a su vez presentaba una flameante sonrisa, aquella que derretía corazones. Dándose a estos pensamientos, Shinichi no se dio cuenta cuando el mago, en su truco, de la nada apareció una fila más arriba de donde se encontraba él. Volteándose a ver al mago, descubrió en lo que él se acercaba, que el chico tenía ojos violáceos. Se sintió abrumado cuando el jovial mago le dirigió la mirada, aquella profunda que parecía atravesarlo. Nunca nadie, debía reconocer, había llamado tanto su atención como conseguía hasta ahora Kuroba, quién disimulando bien, sonrió al detective seductor, quien sorprendido se echó un poco hacía el respaldar de su silla, en una confusión interna.

Más el mago continuó lo suyo, el show no podía acabar aún, aunque poco duró después de un par de trucos más, en lo que desapareció en medio del escenario con una inclinación, tal y como había aparecido, de la nada.

El detective no se enteró de como a su mesa llegó una nota, en la que firmaba el mago, para su gran sorpresa.

Es un gusto, hermoso muchacho. Me he quedado, debo reconocer, anonadado ante su belleza. ¿Sería tan amable de esperar por mí? No puedo reprimir mis ganas de verle, pero no se preocupe, no le molestarán ni dirán nada si se queda, ya sabrán que usted sin duda ha llamado mi atención. Espero me conceda el capricho.

Kuroba Kaito. 

Un simple papel, con letra que parecía refinada, pero a su vez se notaba la rapidez con la que había sido escrita, puesto lo poco legible de alguna que otra palabra. No esperaba que el mago le pidiese tal cosa, quizá quisiese jugar un rato con él, divertirse y disfrutar, luego irse, una típica movida dónde solo sería un momento, una cosa del rato, más, decidió no negarse, después de todo, él mismo quería salir de su rutina, aunque dudaba de llegar hasta tales puntos con Kuroba.

Esperó, tal como el mago deseaba, más se dio cuenta de aquello, los meseros que cruzaban entre tanto miradas con él a forma de insinuación, ofreciendo algún alimento. ¿Qué pasa ahora, que parecieran todos mirarme? Interrogándose, negó con gesto amable lo que le ofrecía otro de los meseros. Al final, dejó caer su cabeza contra la mesa. El sueño debido al aburrimiento le estaba consumiendo entre tanto. Había pasado ya bastante el tiempo, y el que se decía Kaito no se dignaba en aparecer aún.

Su mente divagó, encontrándose con la idea entre tantas de que el mago posiblemente había conseguido otra mejor diversión. Acabó levantándose de la mesa, un poco decepcionado con el cansancio por encima, y mientras subía los escalones, escuchaba ciertos sonidos de parte de los que aún rondaban por ahí que le daban más motivos en apresurarse en salir. Encontrándose ya en el último escalón, una voz gritó su nombre. En principio, solo se detuvo en la duda de si era él o no, para más luego escuchar su nombre resonar con voz firme de parte de la voz que se le oía al mago.

— ¡Te pedí esperarme!—exclamó Kuroba, al comienzo de los escalones.

No sabiendo que responder, Shinichi miró por algún momento a Kaito, encontrándose segundos después el mago a su lado, mirándole de pies a cabeza, recorriéndole con la mirada enteramente.

— Kaito Kuroba.—se presentó, con una leve reverencia al detective—Un placer—.

— El gusto es mío, gran mago—respondió Shinichi, con la misma inclinación y una tenue risa baja—Soy Shinichi Kudo—.

— Vaya,—continuó, sonriendo juguetón—¿Le parecería si me acompañase, Sir?—.

— Llámame Shinichi—pidió el detective— Y por supuesto, supongo que será un honor, acompañar al famoso personaje en la magia—.

— Lo mismo digo.—El mago le miró fijo—Shinichi, ¿O más bien el gran detective?—sonrió divertido— Nunca habría pensado cruzármelo en uno de mis shows. Menuda sorpresa me he llevado, aunque grata, sinceramente—. 

— No es para tanto—aclaró el detective, sonrojado por los halagos—Aunque, he disfrutado salir de mi rutina—.

— ¡Mucho mejor!—exclamó con alegría, su sonrisa siendo una mezcla de emociones para entonces—¿Me permitía ser yo, una ayuda en ese cambio también, querido Shinichi?—.

— No me molestaría—dijo el detective, notándose su nerviosismo al hablar, con el leve rubor en sus mejillas, ladeando el rostro.

— Vamos,—Kaito posó su mirada atenta en él—Míreme a la cara. Me ofenderé si no lo hace ¿Tan desagradable soy?—.

— ¡No es eso!—dijo rápidamente, con un pequeño grito ahogado. Miró, entonces, a los ojos al mago, aún con ese adorable tinte rosa en sus mejillas.

— Acompáñame entonces. No se molestarán si no estoy por esta noche, además estará bien aprovechado mi tiempo.—Kaito jaló del brazo al detective, haciendo que ambos echasen a andar.

La vista del detective no se mantuvo por mucho abierta, debido que al salir del recinto, una helada ventisca les recibió. El mago le abrigó sacando una chaqueta de quién sabe dónde. Le dirigió a uno de los costados más ocultos del callejón trasero, viéndose a la lejanía una motocicleta, que disimulaba en la oscuridad. Kaito invitó al otro a subir, teniendo que este agarrarse fuerte a la cintura del mago para no caer en el recorrido que venía. Además de aprovecharse de la espalda de Kaito para evitar el frío que golpearía contra él. Kuroba lucía complacido por el agarre de cintura que le proporcionaba Shinichi, comenzando a andar por entre las calles más solitarias.

Al cabo de unos minutos, interminables para ambos por el doloroso frío, se vio más al fondo su objetivo, aquel restaurante a donde les dirigía el mago, que estacionó su transporte en el callejón del lado. Shinichi conocía el lugar, no era un restaurante de buen nombre, aunque tenía una estancia agradable y elegante. El detective solo sabía del lugar porque muchas veces había ido a parar ahí en busca de información o en la búsqueda de los criminales más inteligentes y fríos al matar, ladrones estratégicos o personas hábiles en el campo criminal. El mago, ahora, sin haberse dado cuenta Shinichi, vistiendo una gabardina negra, intercambió algunas palabras con un mesero del recinto, hombre de aspecto medianamente respetable y sincero, ya de avanzada edad. Luego de terminar de hablar con el hombre, Kaito regresó a su lado, agarrándole la mano para arrastrarlo escaleras arriba, donde el detective supuso era el piso con diversas habitaciones, y sólo con ver las paredes dedujo el grosor para la privacidad de las mismas. De solo pensarlo, acabó ruborizado. 

Un poco de miedo acompañó su rubor, ¿Qué pretendía hacer Kaito? Se cuestionó el detective, aun dejándose guiar por el mago hasta la habitación más alejada de la planta, las que había con más espacio en el interior y más cómodas del lugar.

— Me quieres decir, ¿qué pretendes hacer?—interrogó el detective, tratando en vano de alcanzar la velocidad del mago en que este tiraba de él.

— Me dejaste ayudarte a escapar de la rutina, ¿no? Ahora, permíteme mostrarte.—respondió el mago, sin detenerse a mirarlo, en lo que giraba la perilla para adentrarse a la elegante habitación.

El mago dejó a Shinichi tan solo para volverse a cerrar la puerta con llave, mientras se quitaba la gabardina, mirando de nueva cuenta al detective con la lujuria notoria. Kudou tan sólo dio un pequeño y disimulado salto de la sorpresa, mientras intentaba que su cuerpo respondiera por fin a sus órdenes coherentes, en lo que para ese entonces, Shinichi ya se hallaba sobre la cama, con el mago encima de él. Por supuesto, era su deseo cambiar de rutina, pero llegar a este extremo le hacía temer de las consecuencias después. ¿Qué pretendía, con sinceridad?

Kaito, ya sin camisa, se apoyó a los bordes, terminándolo de acorralar sobre la cama, su pierna derecha colocándose entre las de Shinichi, haciendo contacto con la parte íntima de este, que sin duda gimió en el leve contacto. Desde hacía rato su temperatura había subido con solo imaginarse lo que pasaría. El mago se inclinó hacia adelante, dispuesto a apoderarse de los labios del detective que le habían dejado prendado.

Notas finales:

¿Les ha gustado? Espero que sí^^. Como ya mencioné, es la nueva versión del capítulo, en lo que continuaré editando los otros tres capítulos para comenzar de nuevo a escribir más capítulos de esta novela^^. Gracias por leer y espero puedan comentar cuando deseen^^.


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