El día que su madre salió de la cárcel Ayase fue al unico lugar donde al menos podia sentirse bien emocional y mentalmente, la iglesia. Aunque no era creyente pero amaba la paz y calma que reinaba en el lugar. Cuando vio que la hora se acercaba se levató, hizo la señal de respeto y fue hasta su casa.
Su madre despues de la separacion tenia menos dinero para gastar, para afrontarlo pudo conseguir un plantel de amantes a quienes regularmente pedía dinero. Pero luego de su estadía en la carcel tenia que empezar de cero, por suerte luego de unas llamadas habia logrado recuperar dos de sus amantes. Eso le alcanzaba para poder correr con algunos de los gastos basicos. Pero ella era alguien que le gustaba gastar exorbitantes sumas de dinero en cosas obviamente beneficiosas solo para ella.
Ayase en tanto sufria sus recurrentes abusos y maltratos, hacia todos los deberes de la casa y se ocupaba de elaborar la comida con lo poco que podía conseguir mediante algún billete o fiado. La relación con su madre casi desde el principio fue mala; concebido en medio de una situacion conflictiva con el ex esposo de su madre, seguido de la noticia sobre la esterilidad de su madre debido a una enfermedad en sus ovarios fue el principio del fin de lo que podría ser una buena relacion madre-hijo. Pero habia algo mas que haria permanente: su madre sentía profunda antipatía y rechazo hacia su mismo género, al ver que su único hijo varón tenía rasgos delicados y suaves como lo de una chica, sentia que el cieloentero habia conspirado en su contra al darle un hijo con rasgos femeninos. Usando esto como excusa, hacia de todo que su hijo diera cuenta de su condicion, haciendo que se ocupara de ser el encargado de la casa e incluso le humillaba haciendo que llevara puesto ropas femeninas. Aunque no faltaban los golpes, gritos y regaños por casi cualquier cosa: que no estuviera listo a tiempo, que perdiera un lapiz, una mala notificacion de la escuela, cualquier cuestion era motivo de un golpe.
Y los reiterados golpes llegaron a un punto crítico cuando una vez, Ayase teniendo tan solo 5 años fue llamado a levantarse. Al no recibir respuesta, furiosa su madre fue hasta su habitacion descubriendo la cama del pequeño mojada. A los gritos, su made tomandolo de los cabellos lo sacó de la cama
-¡Te measte! ¡Te measte hijo de puta!- era lo unico que salia de su boca probocando que el pobre chico se encogiera apenado y llorara copiosamente. Su madre harta de que hacia meses sucedia lo mismo, miró justo hacia el patio donde estaba el lavadero para luego sonreir con malicia mientras siniestramente murmuraba
-Ahora aprenderás...-
Con terror, el rubio vio que su madre fue hasta el lavadero y tomo la plancha aun caliente. Adivinando sus intenciones corrió como si el diablo lo llevara en busqueda de un escondite. Pero no pudo hacerlo a tiempo, porque en un instante sentía como lo agarraba del brazo y lo tumbó al suelo. Mientras estaba en el suelo boca-abajo, sintio como era sostenido firmemente y su remera de piyama era levantado, hecho eso la madre sin remordimiento ni pena apoyó con fuerza en su desnuda la plancha caliente reiteradas veces.
A partir de entonces uso el metodo de la plancha en varias oportunidades, provocándole cicatrices que luego trataba con cremas diversas y otros remedios. Pero cuando no pasaba aquello le llevaba al medico inventando peleas con algun primo, caidas, accidentes en la cocina. Luego de varios años, finalmente un medico hizo la denuncia por sus numerosas internaciones, llevandola a la carcel.
Cuando salio, fue llevada por un familiar hasta la casa donde le esperaba Ayase en la cocina haciendo un guiso de arroz. El familiar que era primo de Ayase llamado Yuu, sabia de la tension entre la madre y su hijo asi que vivia con ellos. Era como su segundo hogar ya que sus padres habían muerto y teniendo 22 años estudiaba para ser policia. Pasaba los fines de semana en la casa y cuando podía aportaba algo de dinero mediante pequeños trabajos.
Mientras almorzaban, Yuu mantenia la tension estabilizada contandole a su tia sobre sus progesos y sobre lo poco que faltaba para recibirse. Y luego mirando a Ayase comentó con cautela
-Tambien hay que felicitar a Ayase, que hace unos días fue abanderado en el acto escolar por sus buenas notas. Habría que darle un buen regalo por sus 17 años ¿no?-
-Vaya que bien...- dijo la madre con una mirada neutral -yo en la carcel tambien estudiaba mucho y era muy buena- decía mientras revolvía con el tenedor el guiso buscando alguna verdura para rendirse e indignada apartar el plato bruscamente al tiempo que decia con furia
-¡Eres idiota! ¡¿Tienes idea de lo calórica que es este guiso de mierda!?- y señalando de forma acusativa al rubio inquirió -¿¡Acaso no sabes cocinar otra cosa!?-
Yuu trató de desviar la conversación, pero la tensión no disminuyó en lo absoluto. Ayase se excusó para irse a su habitación para refugiarse en el el resto de la tarde. Allí, se puso a escuchar música con un reproductor portatil que saco de una caja que habia sido un regalo de su primo. Tambien se dedico a juntar la poca ropa decente y acorde que tenia muy celosamente guardada y solo usaba cuando iba a la escuela o iba a salir con algun compañero, tambien regalo de su primo. En pocos dias tenia unas entrevistas de trabajo y eso lograba mantenerlo con la mente despejada y distraia del infierno hogareño.