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Lágrimas de hielo 2 por Khira

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Lágrimas de hielo 2

Un fanfiction de Slam Dunk por Khira

Disclaimer: La mayoría de los personajes que aparecen en esta historia son propiedad de Takehiko Inoue.

****************

I.

Eran casi las once de la mañana, pero gracias a las gruesas cortinas el dormitorio permanecía en penumbras y no hacía mucho calor. Se dio la vuelta en la cama, sólo para comprobar que Kaede ya no estaba con él.

“Este kitsune… no sabe lo que significa estar de vacaciones.”

Y es que después de meses de entrenamientos extenuantes, partidos clasificatorios, viajes y play-offs, la temporada de la liga ACB donde ambos jugaban por fin había terminado. Pero este año, en lugar de volver a Japón unas semanas para descansar y ver a los amigos, decidieron comprarse una casita en la costa y pasar allí el verano. Lo cierto es que desde que la prensa japonesa publicara una noticia falsa que casi le costó su relación con Kaede, además de provocarle al moreno una recaída y una crisis de ansiedad muy fuerte, Hanamichi no tenía ningunas ganas de volver a su país.

El lugar elegido para reponer energías fue la isla de Mallorca, concretamente una pequeña y tranquila urbanización llamada Sa Rápita, formada en su mayoría por chalets unifamiliares, donde ni siquiera se podían construir hoteles a pesar de tener cerca unas playas preciosas. En toda la urbanización sólo había unos cuantos bares y restaurantes y una discoteca, y apenas pasaban apenas coches por las calles, sólo niños en bicicleta. Era casi el paraíso.

Bostezó y se estiró en la cama. Después fijó su vista en el pequeño calendario de pared que colgaba a un lado de la habitación. Aunque no tuviera la fecha disimuladamente marcada, estaba seguro de que no se le habría olvidado.

Ese día cumplían un año de casados.

Quién se lo iba a decir a finales de su primer año de secundaria alta, después de meses de peleas y odio irracional por su parte, que doce años después estaría felizmente casado con Kaede Rukawa?

Y todo gracias al país donde se encontraban, España, que les había concedido la nacionalidad y por lo tanto el derecho a casarse allí, donde a la hora de contraer matrimonio ya no importaba que dos personas fueran del mismo sexo, sólo que se amaran.

“Como nosotros”, pensó Hanamichi con una sonrisa. En doce años sólo habían permanecido uno separados, cuando después de terminar sus estudios en la Universidad de Philadelphia en Estados Unidos, Kaede de Arquitectura y Hanamichi de Magisterio, y tras cinco años espectaculares jugando en la NCAA, el primero fichó por los Boston Celtics y el segundo por el Winterthur FC Barcelona. Kaede fue el que peor llevó la separación, y la temporada siguiente, gracias a Yohei, el que ahora era el representante de ambos, consiguió fichar por el DKV Joventut, un equipo muy próximo al de Sakuragi pues además de ser ambos de la ACB tenían la sede en la misma provincia, Barcelona.

Un ruido interrumpió sus recuerdos. Era el sonido del agua al correr; venía del patio trasero, así que Hana supo que Kaede había llegado de su entrenamiento matutino y se estaba duchando con la manguera.

Sólo de imaginarse a su koibito desnudo y con el agua recorriendo su piel el cuerpo de Sakuragi comenzó a reaccionar; y es que a pesar de llevar tanto tiempo juntos la pasión que sentían el uno por el otro no había disminuido ni un poco. En ese momento Hanamichi estaba desnudo precisamente porque se habían pasado casi toda la noche haciendo el amor.

Poco después escuchó ruidos en la cocina, y una idea cruzó por su mente. Se levantó de la cama sin hacer ruido, y lo más sigilosamente que pudo salió de la habitación y se dirigió a la cocina de puntillas, donde estaba su kitsune con el pelo mojado y en camiseta y calzoncillos, preparando el desayuno. Cuando llegó a él le abrazó por la cintura atrayéndolo a su cuerpo con fuerza, Kaede del susto dio un respingo y dejó caer el cuchillo con el que estaba untando una tostada de mantequilla.

- Buenos días – rió el pelirrojo.

- Serás… Vaya susto me has dado… - dijo Kaede con una sonrisa.

- Feliz aniversario, mi amor… - susurró en su oído.

- Feliz aniversario, Hana…

Kaede intentó darse la vuelta para quedar cara a cara con su do’aho, pero este no le dejó.

- Qué estás…? – se interrumpió al notar la desnuda erección de Hanamichi frotándose en sus nalgas y un pequeño sonrojo inundó sus mejillas.

- Te pasa algo, kitsune? – preguntó el chico más alto con burla.

- No… Aaahhh! – gimió al notar la mano de Hanamichi acariciar su propio miembro por encima de los calzoncillos.

- Te gusta?

- Sí…

Hanamichi continuó masajeándole, cada vez con más fuerza, mientras con la otra mano seguía sujetándole fuertemente por la cintura. Tras unos minutos, complacido por los gemidos cada vez más fuertes que estaba provocando, le soltó un momento sólo para bajarle los calzoncillos, que quedaron enrodillados a sus pies.

Animado por Hanamichi, que le empujaba con una rodilla, Kaede sacó un pie de los calzoncillos y separó las piernas mientras apoyaba un codo en la encimera, inclinándose. Hanamichi lamió dos de sus dedos y los introdujo suavemente en su interior para prepararle, mientras Kaede empezaba a masturbarse furiosamente.

- Házmelo ya… - jadeó después de pocos minutos.

Hanamichi no se hizo de rogar, sacó sus dedos y agarrándole de la cadera le penetró lentamente. Tuvo que hacer uso de toda su fuerza de voluntad para no hacerle el amor de forma salvaje y lastimarlo, pues la postura animaba demasiado a ello. Se contuvo lo más que pudo y tras unos minutos de embestirle alcanzó el orgasmo; sin salir todavía de su interior se inclinó sobre su espalda, apartó la mano con la que el kitsune se estaba masturbando y continuó él hasta que Kaede también terminó.

Se dejaron caer al suelo medio abrazados, sudando y respirando trabajosamente.

- Me acababa de duchar… - se quejó Kaede con una mueca divertida.

- Bueno, pues nos duchamos juntos ahora… - dijo Hanamichi mientras le lamía el cuello.

- Pues vamos ya, que tenía el desayuno ya preparado.

Kaede se levantó el primero y ayudó a Hanamichi a hacer lo mismo. Salieron por la puerta de la cocina, que daba directamente al patio, y allí Kaede terminó de desnudarse quitándose la camiseta. Desenrolló de nuevo la manguera y sin avisar le dio al grifo de agua fría y apuntó directamente a la cabeza del pelirrojo.

- AAARGGHHH!!! – gritó Hanamichi intentando desviar el chorro con las manos – Está muy fría!!!

El moreno se limitó a partirse de risa sin dejar de apuntarle.

- Teme kitsune!

- Es mi venganza por el susto que me has dado antes! – rió.

Hanamichi consiguió avanzar hacia él a través del chorro de agua e inició un forcejeo para hacerse con el control de la manguera. Después de varios minutos de luchas, risas y besos, consiguieron ducharse y luego se fueron a desayunar.

oooooooo

La costumbre española a la que mejor se habían adaptado era la siesta veraniega. Y en Sa Rápita parecía un acto sagrado: entre las cuatro y las cinco de la tarde no se escuchaba ni un alma por la calle. Por supuesto, el que estaba más encantado con cumplir con esa costumbre era Kaede.

Eran ya las cinco y media cuando Hanamichi se despertó y, arriesgándose a recibir un manotazo de desagrado, zarandeó suavemente a Kaede.

- Qué hacemos esta tarde? – preguntó Hanamichi – Te apetece ir a la playa?

- Vale… - murmuró Kaede mientras se estiraba en la cama – A cuál?

- A la de Sa Rápita, a Ses Covetes… me da igual, la que prefieras.

- Por qué no a la de Es Trenc?

- A la nudista? – exclamó – Ni hablar!

- Por qué no? – rió el kitsune.

- Ya llamamos demasiado la atención en bañador como para encima ir por la playa desnudos…

- Ya ya, lo que te pasa es que te da corte…

Pero tenía razón el do’aho. Dos orientales de metro noventa, uno con el pelo teñido de rojo fuego, no pasaban precisamente desapercibidos. Llevaban dos semanas allí y de momento la prensa aún no les había descubierto, pero sí lo hacían, mejor que no les pillaran en cueros por la playa. La prensa española también era muy sensacionalista y seguro que saldrían en portada, y eso a sus clubes no les haría ninguna gracia.

- Y si vamos a la Colònia de Sant Jordi? – preguntó Hanamichi.

- Está muy lejos para ir en bicicleta – objetó Kaede.

- Bueno, pues vamos en coche.

Kaede hizo una mueca de desagrado. Odiaba ir en coche si no era absolutamente necesario, Hanamichi lo sabía y aún así siempre le insistía.

- No pongas esa cara – se quejó Hanamichi.

- Sabes que no me gusta ir en coche.

- Dirás que sé que te da miedo ir en coche…

- Eso no es cierto! – exclamó.

- Ah no? Entonces explícame porqué con 28 años aún no te has sacado el carnet.

- Déjame en paz.

Kaede se levantó de la cama pero Hanamichi en un rápido movimiento lo volvió a tumbar sobre ella y se colocó encima.

- No te enfades, por favor – le pidió con su mejor expresión de corderito degollado, a la que sabía que Kaede no se resistiría – Vamos hoy con el coche a la playa, y lo que queda de semana haremos cada día lo que tú quieras.

- Estamos a sábado… - gruñó Kaede intentando parecer enfadado, pero su media sonrisa lo delataba.

- Pues tendrás que aprovechar mañana… - sonrió el pelirrojo.

- Ya aprovecharé ya…

Después de un furioso beso, ambos se levantaron y se pusieron el bañador y encima una camiseta. Salieron de la casa y entraron en el garaje, donde les esperaba el flamante Audi orgullo de Hanamichi, y que a pesar de las quejas de Kaede conducía con demasiada emoción, y diez minutos después llegaban a la Colònia de Sant Jordi, un pueblo cercano y más grande pero mucho más turístico que Sa Rápita.

La playa de la Colònia de Sant Jordi, como todas las de la zona, estaba a rebosar. Aún así encontraron un hueco y después de ponerse crema mutuamente y aprovechar para meterse mano, se tumbaron en las toallas para tomar el sol.

- Vamos esta noche a cenar a Ca’n Pep para celebrar nuestro aniversario? – preguntó Hanamichi incorporándose en la toalla al cabo de un rato hasta quedar sentado.

- Mmmm… - murmuró Kaede, que estaba boca abajo en la toalla.

Hanamichi le miró un momento y comprobó envidioso que el kitsune ya estaba más moreno que él. Luego paseó la vista por la playa y su mirada se detuvo en una pareja de mallorquines, un hombre y una mujer de unos treinta años, que hablaban y jugaban con sus hijos en la arena cerca de donde estaban.

Contempló a los chiquillos extasiado. La niña tendría unos cuatro años, y el niño unos siete.

Sintió un pinchazo en el pecho al recordar que él no podría tener hijos biológicos con Kaede; pero le amaba demasiado como para renunciar a él por esa razón. Además siempre les quedaba la adopción, y en España desde que se aprobó la ley de igualdad entre matrimonios heterosexuales y homosexuales no tendrían porqué tener ningún problema para conseguirlo.

Miró de nuevo a su pareja, que seguía medio dormitando en la toalla ajeno a sus pensamientos, y tuvo el repentino impulso de proponérselo.

- Kae…

- Mmmm…

- Que te parece si adoptamos un niño?

Desde su posición Hanamichi no lo vio, pero Kaede abrió los ojos como platos. Siguió estático un momento, y luego se dio la vuelta y se incorporó, mirándole desconcertado.

- Cómo…? – balbuceó.

- Ya me has oído – repuso calmadamente el pelirrojo.

- P-pero… a qué viene eso?

- Viene a que quiero ser padre.

Kaede continuó mirándole un momento sin decir nada, y luego desvió la vista hacia el mar.

- Lo sé – musitó.

Hanamichi no se sorprendió.

- Y tú? – preguntó esperanzado – Quieres ser padre?

Kaede tardó en contestar. Hanamichi empezó a tener miedo de su respuesta, pero para su alivio vio de pronto como el chico más bajo sonreía levemente.

- Sí… - murmuró finalmente. Y entonces su sonrisa se hizo más amplia – Sí, me gustaría…

Hanamichi no se contuvo y lo abrazó fuertemente.

- Gracias… - susurró en su oído.

- No me las des… - dijo Kaede respondiendo al abrazo – Crees que seremos unos buenos padres…?

- Por supuesto que sí… seremos los mejores…

****************

N/A: Holaa! No lo he podido evitar! Me voy a matar yo misma por empezar otro fic antes de terminar los que tengo en marcha, pero repito, no lo he podido evitar. El otro día estuve pensando porqué siempre tenían que acabar estos dos tortolitos en la NBA, de acuerdo que es la mejor liga del mundo, pero que demonios, y que hay de la liga profesional de baloncesto española, la ACB? No será tan espectacular, pero también tiene su prestigio! Viva la ACB y viva España! XD Y ahora después de este arrebato patriótico, aclararles que todos los lugares aquí descritos son reales, y es que Sa Rápita es mi lugar de veraneo jejeje. Me estoy aficionando a escribir sobre estos dos de mayorcitos, y para ahorrarme el inicio de su relación, que mejor que hacer una continuación de uno de mis fics? Así que escogí ‘Lágrimas de hielo’ porque era la historia que más me convenía para desarrollar la idea que tengo en mente. Porque por supuesto, aunque este capítulo haya sido tan romanticón, ya me conocen… aunque quizás en este fic les doy una sorpresa y cambio mi ‘modus operanti’ XDD. Ah, y perdón por el título tan original… soy malísima poniendo títulos, y además así no hay confusiones…

Besos

Khira

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