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AL FINAL DE LA NOCHE por Amaya Kurau

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Notas del fanfic:

Los personajes de Vampire Knight y algunos sucesos que se mencionan en ésta historia no me pertenecen, son propiedad de Matsuri Hino.

 

Así mismo, he usado la traducción de algunos fansub para la recreación de varios flashbacks. No recuerdo todos pero el mas importante es Menos FreeTime. Mi agradecimiento y el crédito que les corresponda.

Notas del capitulo:

Esta historia está destinada a ser un ZeroxKaname, KanamexZero... una historia un tanto simple, con mucho sentimentalismo sin caer en la cursileria (espero). Sin mas... disfrutenla.

 

PRÓLOGO : Con las alas rotas

 

 

Se encontraba sentado en el piso mojado; recargado sobre la pared a medio derrumbar de uno de los edificios de la academia. Aunque resultara increíble, estaba gravemente herido. La lluvia golpeaba con fuerza contra él mientras veía como los cuerpos tendidos a su alrededor eran empapados por ella y como el agua que se acumulaba en el piso se mostraba teñida de rojo y despedía intensamente el aroma característico de la sangre. Podría ser para cualquier vampiro una imagen y un aroma provocador, pero a él en ese momento le provocaba nauseas.

Miró una de sus manos, de a momentos su vista se nublaba. Sé sentía mareado y débil. De manera dolorosa, los recuerdos volvían a su mente. 

Todo había sucedido tan rápido. Los sangre pura estaban furiosos porque él había decidido sacrificarse para crear el nuevo metal para las armas de los cazadores; ya que el anterior había perdido su poder. En respuesta se habían agrupado y habían arremetido con furia contra la academia junto a un séquito de ex humanos y nobles buscando eliminarlo antes de que arrojara su corazón al horno.

En su momento sólo Zero les hizo frente sin temor, y pese a lo que él suponía, por primera vez el había pedido su ayuda. 

Desde un principio sus planes eran dejarle al chico el trabajo de contener a los vampiros mientras él se dirigía al horno; pero por algún motivo, después de escuchar que lo llamaba fue hasta él para pelear a su lado. Quizá eso había sido en parte debido al hecho de que el cazador había dejado a un lado su orgullo por el bien de la academia y de Yuuki; sin embargo, a él esa decisión le costó mucho. En sólo unos instantes todo fue un terrible caos; y mientras peleaban contra los intrusos, Yuuki, su Yuuki se les había adelantado y había arrojado su propio corazón al horno sin que él ni nadie pudiesen evitarlo.

En ese momento, con todo el aroma a sangre esparcido por doquier, él sólo pudo percatarse de dicha acción cuando el grito de Zero resonó en el lugar. Con desespero lo había buscado con la mirada creyendo que había sido herido; pero en vez de eso, lo halló corriendo hacia el horno eliminando a cualquiera que se le atravesara en el camino.

Por un instante la confusión lo había embargado al punto que no comprendió por qué Zero corría; hasta que cayó en cuenta de lo que sucedía cuando un fuerte aroma a sangre conocida le provocó una terrible angustia. Yuuki ya se encontraba parada frente al horno y girándose hacia ellos se despedía con una cálida sonrisa.

Se había quedado petrificado, sin poder moverse y sin saber qué hacer. Por primera vez su mente estaba en blanco. En respuesta, dolorosamente sitio como su corazón era atravesado por la mano de uno de sus enemigos. Pero ese dolor no se comparaba al dolor que sentía su alma.

Su corazón había estado a punto de ser arrancado, después de todo él era el principal objetivo; pero alguien distrajo a su enemigo y él, reuniendo su fuerza, se deshizo de aquel vampiro e intentó ir hacia ella. En ese momento Zero ya la tenía entre sus brazos y lloraba mientras Yuuki tocaba su mejilla consolándolo y le dedicaba sus últimas palabras. En cambio él estaba tan lejos y cuando apenas dio un par de pasos hacia ella, en un segundo Yuuki ya se había convertido en una lluvia de brillos y polvo.

Seguido de esto, en el lugar había resonado el grito desgarrador del cazador y ante eso él había sentido que se quedaba sin respiración. Luego, casi como en repuesta al dolor del joven, el metal salió del horno y junto a éste, Zero también desplegó su poder como nunca antes, aunque no parecía haber estado del todo consciente de ello.

Ambos arremetieron con furia contra los vampiros enemigos, destruyéndolos a casi todos, incluido a aquel que lo había herido a él. Cuando los sangre pura que aún continuaban con vida vieron esto, huyeron seguidos de muchos de sus súbditos.

Pero eso ya era ajeno a él. Lo único que había podido hacer en ese momento era ver a Zero llorando mientras abrazaba con fuerza contra su pecho el vestido que había traído puesto Yuuki. Era una imagen irreal, no podía ser cierta de ningún modo. 

Con esta idea había continuado caminando hacia el horno apoyándose del muro que estaba a su lado y oprimiéndose con fuerza el pecho. Sin embargo no había podido resistir más y había resbalado al piso quedando inconsciente.

Ahora que había abierto los ojos y que la lluvia lo golpeaba con fuerza, intentó ponerse en pie nuevamente pero se sentía muy débil. La herida en su pecho sangraba un poco y las del resto de su cuerpo, como ésta, no podían sanar ya que habían sido hechas por armas de cazadores y esto retrasaba su regeneración.

No sabía realmente por cuanto tiempo había estado inconsciente; su mirada estaba borrosa y oía voces amortiguadas a su alrededor. Miró nuevamente el piso, efectivamente, el agua que corría era color carmesí. El dolor se hizo mas fuerte; pero no se trataba sólo del dolor físico sino también el de su alma que era el más insoportable.

Intentó incorporarse nuevamente, pero fue inútil; entonces levantó el rostro y con eso cayó en cuenta de la masacre. Había cuerpos de cazadores por doquier, ya que estos, a diferencia de los vampiros no se convertían en cenizas y los cazadores que aún continuaban en pie los estaban recogiendo dirigidos por Yagari; mientras que Ichijou y los demás vampiros súbditos suyos, atendían a los cazadores heridos y a sus propios compañeros.

Él estaba solo y cubierto por una gruesa gabardina que debía ser de alguno de sus vampiros. El motivo vino de inmediato a su mente; era demasiado tentador estar cerca de él estando todos heridos; por eso los vampiros suponiendo que él estaría bien, pero necesitaba tiempo, se mantenían alejados ayudando a otros.

Para entonces su vista ya no estaba borrosa. Giró su rostro hacia el frente y se percató de la presencia del director que se encontraba al lado de Zero, quien estaba arrodillado. La lluvia había pegado su pelo a su rostro y su ropa al igual que la del joven cazador, estaba teñida de rojo. Intentaba consolar a su hijo aunque él mismo parecía haber envejecido muchos años. Zero simplemente no le prestaba atención.

Alrededor del cazador, el metal que había abandonado el horno para acabar con sus enemigos, se había convertido en cientos de hermosas mariposas platinadas que revoloteaban por todo lados, especialmente alrededor del joven cazador, pero también de Kaien y ahora que lo notaba, de él mismo; y poco a poco  se dirigían de regreso al horno. 

Entonces también recordó como Zero había desplegado su poder, pero ahora ya no estaba rodeado de aquellas ramas plateadas y luminosas que brotaban de él cuando se hacía uno con la bloody rose. Sin embargo continuaba llorando ya que podía ver los ligeros temblores de su cuerpo. Nunca lo había visto de esa manera, estaba sufriendo realmente y eso provocó en él que el dolor de su alma se hiciera incomprensiblemente aún más insoportable

Tuvo entonces el fuerte deseo de ir hacia él y borrar de alguna manera ese dolor; pues por un momento sintió que si lo hacía, su propio dolor disminuiría

-       Ze…Zero.  

No sabía por qué este nombre es el que había brotado de sus labios; aún así intentó hablar con fuerza, quería realmente llegar al horno, pero su voz era apenas audible. Quizá Zero no se percató de su voz, pero el director se giró hacia él.

-       Ka…name… kun-. Apenas lo dijo en un susurro y se giró completamente hacia él.

El director tenía una expresión de profundo dolor. Kaname intentó ponerse en pie de nuevo, fue entonces que el director se dirigió hacia él.

-       Estás herido. Todos están muy heridos. Tus vampiros prefirieron mantenerse alejados. Yagari dijo que te atacaron directo en el corazón. Él te cubrió con su gabardina después de ver tu herida. ¿Cómo te encuentras ahora?

-       Me siento débil… pero eso no es importante… Yuu…ki… ella. ¿Por qué ella?... no debió pasar… yo… no quería…. Ella…

-       Lo sé… ella actuó por su cuenta… mi hija Kaname… ella… -. Las lágrimas amenazaron con nublar la vista del director.

-       Perdóname, fue mi culpa… yo debí protegerla y en cambio -. Inconscientemente su mirada se posó en la figura del cazador.

-       Ella quería protegerlos a ambos, proteger a la academia y sobre todo a los humanos.

-       ¡Pero ella no tenía que sacrificarse!... esa era mi decisión.

-       Lo sé… aunque me duele demasiado… fue lo que ella quiso, por primera vez mi pequeña quiso ser egoísta.

-       No tiene sentido, no lo tiene.

-       Lo sé… pero por ahora tenemos que atender tus heridas.

-       No.

-       Kaname… por favor… permíteme hacerlo…. De otra forma me derrumbaré aquí… Zero tampoco me escucha...

-       Llévame hasta el horno…

-       ¿Qué vas a hacer?

-       Lo que vine a hacer a este lugar.

-       No, eso no… por favor.

-       Déjame, Kaien…

-       Pero…

-       Sólo cuida de él – dijo mirando hacia Zero - no permitas que haga una tontería. A Yuuki la entristecería.  Él, sé que él podrá lograr mucho ya que es un cazador y un vampiro que una vez fue humano. Creo que él podría ser el único capaz de comprenderlos a todos...

-       Para… no digas eso… tú…

-       Yo… yo no puedo estar sin ella, no puedo, no otra vez. Ya había decidido que mi tiempo había llegado, además estoy muy herido – Kaien lo miró suplicante - No me mires así, te recuerdo que soy más viejo que tú, al menos deja que decida cómo quiero morir.

El director no dijo nada más, le ayudó a levantarse y lo condujo hasta el horno. Sin que se le pidiera y pese al dolor que debería estar sintiendo también, lo dejó solo junto a Zero quien ni siquiera lo miró.

-       Kiryuu, yo… no quería que esto sucediera… esto no tenía que ser así… quien iba a arrojar su corazón en el horno era yo.

-       ¡Cállate miserable, no quiero oír tu voz!

Kaname miró al cazador, no sabía qué hacer, quería atraerlo hacia sí y abrazarlo.

-       Realmente lo siento, yo la amaba… sé que sabes lo que eso significa… sólo espero que puedas perdonarme.

-       ¡Te dije que te callaras!... esto no debió ser así, ella no tenía por qué hacerlo, todo fue culpa tuya, siempre manipulando a todos, si no hubieses comenzado tu maldito juego… ella…-  el cazador apretó sus puños sobre el suelo mojado.

Kaname sintió que nuevamente atravesaban su corazón.

-       Lo sé, todo fue mi culpa, yo había decidido arrojar mi corazón, yo quería que ella se quedara a tu lado, sabía que sería feliz… ahora ella se ha ido, y yo no puedo vivir sin ella… yo no puedo vivir con este dolor. Lo siento, pero por favor, sigue adelante...

Dio un paso al frente y colocó su mano a modo de cuchilla y la dirigió hacia su pecho; sin embargo apenas rasgó su camisa ya que la mano del cazador detuvo la suya.

 Kaname sorprendido por la rapidez del movimiento, lo miró y perdió  el equilibrio cayendo sobre una rodilla al piso seguido del cazador que aún sostenía con fuerza su mano.

-      ¡¿Qué crees que estás haciendo?!

Entre  sorprendió y molesto intentó zafarse del agarre.

-       Suéltame.

-       ¡No… y te hice una pregunta! – Kaname miró a los ojos al joven, estaba completamente empapado y su pelo se pegaba a su rostro;  tenía los ojos enrojecidos por el llanto pero aún con ello lo miraba furioso.

-       Lo que vine a hacer.

-       ¿Acaso eres un maldito cobarde?

-       ¿Q…qué?

-       ¿Vas a dejar que el sacrificio de Yuuki sea en vano?, ella lo hizo por ti, ella no quería que tú te sacrificaras; y ahora como si nada vas a arrojar tu corazón también. No te lo voy a permitir.

Kaname lo miró, ahora podía verlo perfectamente; este chico tenía la misma mirada que su primer amor, el único; aquella mujer que arrojó su corazón al horno para crear las primeras armas de los cazadores. Ya se había percatado que Kiryuu tenía su mismo color de ojos y de pelo, pero ahora el parecido era asombroso.

-       Yo… yo no soy como tú.

-       No, no lo eres – El cazador había soltado su brazo, pero ahora lo tenía sujetado del cuello de su camisa - Pero eres el rey de los vampiros. Se supone que tendrías que ser  mejor, por eso ella te amaba a ti, no puedes renunciar, no lo voy a permitir. En este momento yo mismo desearía dispararte con esta arma y desaparecerte, pero no lo voy a hacer por ella. Así que si quieres arrancarte el corazón, hazlo cuando sus deseos se cumplan.

-       Estoy muriendo Kiryuu – dicho esto un hilo de sangre brotó de su labios; Zero lo soltó y lo miró con lo que le pareció al sangre pura, un ligero matiz de aprensión -  Me apuntaron al corazón, y me hirieron con armas anti vampiros, tu sabes lo que eso significa, estoy muriendo.

-       ¡No…no… tú no vas a morir, yo no voy a permitir que Yuuki haya muerto por nada!

-       Kiryuu…

-       ¡Cállate!

Dicho esto, el cazador miró alrededor, estaban prácticamente solos, así que se descubrió el cuello.

-       ¿Qué…  qué haces?

-       ¿No es obvio?, te estoy ofreciendo mi sangre…así que bébela para que tus heridas…

-       No es tan fácil, tu sangre no podría.

-       ¿Cómo  lo sabes?… he bebido de varios sangre pura ¿no?...

Ambos se quedaron mirando en silencio, había dejado de llover pero el cielo aún rugía y se iluminaba con los estruendos.

Con un movimiento rápido Zero lo sujetó de la nuca y lo atrajo hacia él. Una descarga eléctrica lo recorrió y le provocó un temblor en todo el cuerpo, ahora su rostro estaba en el cuello del cazador. Cerró los ojos, Kiryuu tenía razón, Yuuki no quería que él se sacrificara, por eso lo había hecho, ella no quería que todo lo que amaba desapareciera.

Kaname con el rostro oculto en el cuello del cazador, comenzó a llorar en silencio. En verdad el joven poseía la fortaleza que a él le faltaba. Quizá hace mucho tiempo que él había querido que todo acabara, pero con Yuuki viva se había detenido, ahora irónicamente era el cazador quien lo sostenía para evitar que se hundiera.

Sin poderlo evitar se aferró a los brazos de Zero, sujetando con fuerza su camisa mientras las lágrimas corrían mas copiosamente mojando el ya de por si empapado pecho del cazador.

Sabía que cualquiera que los viera no podría dar crédito de lo que sus ojos veían y por un segundo agradeció que Kaien se hubiese llevado a todos y los hubiese dejado solos.

Se acercó más al cazador, aspiró su aroma y extrañamente esto pareció nublar sus pensamientos, pues sin ser muy consiente, comenzó a pasear su nariz del lóbulo de la oreja al hueco de la clavícula del joven. Con esto, Zero no pudo evitar que un ligero tono carmesí se instalara en sus mejillas, por lo que cerró los ojos; y sus dedos, que sostenían la nuca del sangre pura, temblaron ligeramente.

-       Mierda Kuran… sólo bebe…

El sangre pura  no escuchó el reclamo del cazador, simplemente comenzó a lamer su cuello, justo donde había elegido morderlo. Un suspiro entrecortado brotó de sus labios cuando abrió su boca, y entonces, de forma sutil pero decididamente clavó sus colmillos en aquel esbelto cuello, inmediatamente la sangre fluyó y comenzó a beber lentamente.

Después de unos segundos no pudo evitar sentirse culpable, Yuuki acababa de dejarlo y él no podía evitar que su cuerpo se estremeciera ante  el sabor  de la sangre  del cazador. Era tan exquisito, en ella podía sentir tristeza y dolor, pero también calidez y seguridad. Su corazón comenzaba a latir con fuerza y con cada sorbo parecía que su sed aumentaba en vez de disminuir.

Zero comenzó a sentirse mareado, y la vista empenzó a nublársele.

-       Kuran, es suficiente - intentó separarlo de sí, pero el sangre pura no lo escuchaba y parecía que inconscientemente se aferraba más a él.

-       ¡Oye!…  para… yo tampoco tengo intención de morir aún.

No había reacción en el sangre pura, pero pudo darse cuenta que estaba llorando intensamente mientras bebía.

-       ¡Kaname… es suficiente!

Al escuchar su nombre el vampiro reaccionó y sé separó del cazador. Aun con los ojos carmesí, lo miró. Era una mirada intensa y el joven desvió su rostro para rehuirla.

-       Yo… lo siento

-       Está bien… ¿cómo te sientes? – preguntó el cazador, con la mano sobre el lugar donde el sangre pura había bebido.

-       Parece que después de todo tu sangre si funciona…

-       Mmm.

-       Oye, tú también fuiste herido con un arma ¿no es así?

-       Eh?…

-       Aún no cierra… la mordida.

-       No es nada… voy a estar bien…- dijo Zero, pero la tristeza se veía reflejada en su ojos.

Este chico realmente poseía una gran fortaleza y por Yuuki era que intentaba mantenerse en pie y no darse por vencido. Él sabía que tenía un gran dolor en el alma. Entonces se dio cuenta que no sólo había llorado por su propio dolor sino también por el de Kiryuu, al beber su sangre. Sabía que el cazador fingiría estar bien, pero no era asi.

-       Permíteme – dijo sujetando su brazo antes de que el cazador se pusiera en pie. Zero lo miró desconcertado – al menos déjame hacer esto.

Acercó sus labios al cuello del joven y éste intentó retroceder, pero lo sujetó de la camisa para impedirlo. Un ligero halo de energía violeta apareció entonces entre sus labios y la piel del cazador  y los orificios dejados por sus colmillos comenzaron a sanar. Zero se ruborizó y se apartó de él bruscamente

-       Ya te dije que voy a estar bien, ahora quiero estar solo, sólo eso – dijo poniéndose en pie. Observó un instante el horno y con una mirada de profundo dolor le dio la espalda y se dispuso a marchar. Antes de alejarse mucho volvió ligeramente el rostro y lo miró por encima del hombro – No se te ocurra hacer ninguna estupidez. Tienes que terminar lo que empezaste. Eliminar a esos sangre pura que atacaron la academia y buscar una manera más adecuada de lograr una coexistencia con los humanos.

Kaname lo miró sorprendido y se quedó ahí arrodillado viéndolo marchar. La lluvia comenzaba a caer de nuevo llevándose consigo los rastros carmesí de la batalla. Levantó el rostro al cielo y permitió que las gotas lo mojaran. Zero tenía razón, aún no podía rendirse; el cazador no lo haría, estaba seguro. Sonriendo  amargamente se puso en pie y se giró hacia el horno.

-       Yuuki…no pude evitar que te sacrificaras… el dolor que has dejado en mi es tan grande que no sé cuánto tiempo podré resistir con él. Pero lo aprovecharé para terminar lo que inicié, antes de eso no podré verte nuevamente; pero te juro que pronto nos volveremos a reunir.

Dicho esto se alejó.

 

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Un suspiro entrecortado brotó de sus labios mientras su vista se perdía otra vez el hermoso horizonte que delataba el inicio del crepúsculo vespertino, con sus tonalidades carmesí y predominantemente violetas que siempre le hacían recordar aquel día.

La línea que separaba al día de la noche estaba frente a sus ojos mostrándole nuevamente el reflejo de aquello que más añoraba.

¿ Cómo puedo deshacerme de este profundo anhelo?

¿Cómo me hago a la idea de que no podré tenerlo jamás?

Una vez más se volvía a hacer las mismas preguntas y una vez más, como en muchos años, no tenía la respuesta a ellas.

Cerró los ojos y deslizó suavemente la punta de sus dedos sobre sus labios y luego posó su mano sobre su cuello; mientras su corazón comenzaba a acelerarse y algo parecido a una opresión se creaba en su estómago. No era una sensación completamente placentera, pero ya se había acostumbrado a sentirla cada vez que los recuerdos acudían a su mente. Una sensación producto de la mezcla de arrepentimiento, dolor, tristeza, miedo, deseo, calidez y esperanza. Algo que no podía evitar sentir, algo que  cada día que trascurría le hacía más difícil reprimir el deseo de volver.

No sabía a ciencia cierta en qué momento  había comenzado a sentir todo eso. Quizá siempre fue así, pero había tratado de no prestarle atención. Quizá le deseo desde sus días en la academia, cuando el joven era prefecto y él el presidente de la clase nocturna; siempre retándose, aborreciéndose y disputándose el amor de ella. O quizá fue desde que lo conoció aquel día nevado en esa montaña junto a su gemelo, cuando aún mostraba esa mirada inocente y dulce y que más tarde una de su especie le arrebataría. O tal vez  fue desde aquella vez cuando le atacó con ese cuchillo y él conoció por primera vez aquella mirada de desprecio que a partir de ese momento le dedicaría siempre. No, no tenía la más mínima idea. Pero de lo que si estaba seguro era que algo había cambiado ese día trágico hace cinco años y que aún recordaba claramente como si hubiese sido ayer…  Ese día perdió a Yuuki, pero descubrió algo más.

Ese día se separaron, pero algún día volvería a él y se ganaría su perdón.

 

 

 

 

Notas finales:

Hola, soy nueva por aquí, espero que la historia sea de su agrado. Este es el inicio. No estará muy separada del universo de VK, pero obviamente la pareja principal si. Espero la disfruten.


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