Aquella noche, en una de las habitaciones del barco se encontraban Yami y Yugi sentados en silencio sobre la cama dado que cada uno se encontraba perdido en sus pensamientos por el tan difícil duelo que tendrían ambos al otro día. Ambos tricolores siguieron en estado por horas hasta que el menor de los dos, levanto bruscamente de la cama, camino hasta quedar en frente del mayor y lo miro con decisión en su mirada.
- ¿Qué sucede Yugi?- pregunta el faraón preocupado dado que pocas veces había visto aquella mirada en los ojos de su aibou.
- Yami yo quiero…quiero…- responde el ojivioleta algo nervioso por lo que no le salen las palabras.
- ¿Qué es lo que quieres?-interroga el mayor con seriedad.
- Quiero darte mi virginidad como regalo de despedida-contesta Yugi decidió a la vez que lo mira a los ojos.
- -sorprendido- Yugi yo no puedo aceptarla
- ¿Por qué no?-cuestiona el menor confundido.
- Porque ese regalo se lo debes dar a la persona amada, no a tu mejor amigo- responde Yami dedicándole una dulce sonrisa.
- Por favor Atem-se arrodilla- te lo suplico, acéptala
- -suspira- Esta bien pero levántate
- -lo hace- Gracias por aceptar mi regalo
- Por nada- se para de la cama y lo mira a los ojos- ¿Estás seguro de esto?
- Claro que si
Atem toma en brazos al pequeño tricolor para recostarlo en la cama al mismo tiempo que besa sus labios con pasión a la vez que sus bocas luchan para ver quién sería la que recorrería la cavidad del otro. La lengua de Yami gana el combate y recorre toda aquella dulce e inocente boquita hasta que se les termina aire por lo que se tiene separar para poder volver a respirar.
Luego de haberse separado, uno le quita la sudadera negra al otro, las cuales terminaron en el suelo de la habitación. Después que ambos quedaran con su pecho al descubierto, el mayor de los tricolores dirigió sus labios a besar, morder y lamer el cuello del menor. Mientras que sus manos apretaban las tetillas de Yugi hasta dejarlas erectas.
Por otro lado el pequeño duelista solo podía gemir ante las caricias recibidas en aquellos sectores de su cuerpo. Cuando Yami termino con aquellas labores, movió sus manos hacia el cinturón de su compañero el cual quito y mando al piso para luego sacarle los pantalones de un solo jalón junto con los bóxers a los cuales también mando al suelo.
Después que el ojivioleta quedara completamente desnudo, este no tardo en sonrojarse e intentar sacarle el resto del la ropa a su mou hitori no boku. Sin embargo no lo consiguió por lo que Atem se dio cuenta de aquello y se levanto un poco a la vez que se desnudaba para quedar en igual de condiciones que Yugi.
Luego que el mayor de los tricolores quedara completamente desnudo, este bajo sus labios al pecho del menor donde lamio cada rincón mientras que sus manos masturbaban el miembro del pequeño duelista. Después que Yami terminara de lamer todo el pecho de su aibou, el bajo su boca al miembro de Yugi el cual comenzó a succionar primero despacio y después un poco mas fuerte a la vez que metía un dedo en la entrada del pequeño provocando que este viniera en la boca del faraón.
Atem trago todo ese contenido para luego subir a besar los labios del menor para que probara su propio sabor al mismo tiempo que metía otros dos dedos en la entrada del menor para que su entrada quedara bien dilatada para la penetración. Al terminar el beso, el mayor puso las piernas de su aibou sobre sus hombros y comenzó a entrar con su miembro a la entrada del ojivioleta a quien le salieron lágrimas por aquella intrusión.
Yami entro por completo dentro de Yugi y se quedo quieto hasta que el pequeño comenzó a mover sus caderas lo que provoco que el mayor comenzara con las embestidas hasta que los dos se vinieron. Atem se vino dentro del menor mientras que se corrió manchando los estómagos de ambos.
Después que los terminaran aquel acto, el faraón salió del cuerpo de su compañero, se acostó a su lado y al igual que su aibou, se quedo profundamente dormido.
Al otro día ambos se despertaron al mismo tiempo, se bañaron, vistieron y fueron con los demás hacia la salida del barco dado que este había llegado a su destino.
Luego que todos estuvieran debajo de la nava, comenzaron a caminar hacia la cueva donde estaba la roca del milenio en donde Yugi puso los siete artículos y comenzó el último duelo que tendría con Yami. El duelo había sido lleno acción, emoción y palabras de gratitud hasta que llego el minuto de llevarlo a su fin.
- Hazlo, Yugi- dice Atem en tono de orden.
- -con lagrimas en los ojos- Mago silencioso ataca sus puntos directamente
- Ag
- -cae de rodillas al piso- Yo...Yo…
- Yugi, un campeón jamás debe arrodillarse ante su rival- le menciona Yami a la vez que pone una mano sobre los hombros del menor.
- Es...que...yo
- Pequeño no llores mas, aunque no estemos juntos físicamente nuestros espíritus siempre estarán juntos no lo olvides-le dice el mayor a la vez que se levanta para quedar en frente de aquella de puerta.
- Faraón diga su nombre- menciona Ishizu.
- Mi nombre es Atem
- Atem como decimos aquí, es tu turno- dice Yugi quien le dedica una sonrisa de despedida.
Yami solo levanto el dedo pulgar en forma de despedida mientras entra en la puerta del mundo de los espíritus. Luego que esta se cierra, la cueva comienza a derrumbarse por lo que todos los demás deben salir rápidamente de ahí.
Dos semana después…
CONTINUARA