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El PLAY BOY DE HIELO por HakudiNN

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Notas del fanfic:

Hola, hola. Ejm ejm, en fin, ya sé que no he terminado mi fic pero simplemente no pude resistirme a la tentación de publicar este fic.


Disclaimer: Death Note no me pertenece asi como ninguno de sus personajes, pero la trama de este fanfic si. Escribo sin animo alguno de lucro.

ADVERTENCIA: Este fic contiene hard lemon (hard sex), BDSM, violencia, prostitución, sexo libre, consumo de alcohol y uso de lenguaje vulgar.



Hecha la pertinente advertencia, al fic, espero que les guste.
<3!

Mundo Alterno.

MxB o BxM/ MxM/ MxN / LxL

+18

Notas del capitulo:

POV MELLO

Mi nombre verdadero poco les puede interesar, puesto que cuando se enteran del tamaño de mi verga o de la fama que tengo (cinco estrellas, y es el máximo pues no han inventado una sexta)…es lo único que consideran relevante.
El punto aquí, por tanto, no es como mis padres me llamaron cuando pensaban que tendría un brillante futuro que, definitivamente, no incluía mi actual “ocupación”. Aunque…tampoco esta tan mal.
¿Qué mierda estoy diciendo?
No me desagrada lo que hago…y a ellas y ellos….les encanta lo que les hago experimentar.
¿Quién soy yo? Llámenme Mello, y es todo lo que necesitan saber.
¿A que me dedico? Bien, no los considero estúpidos, así que ya debieron haber deducido mi trabajo, y si no ¡joder! Tendré que decirlo: soy…sexoservidor. Si, prostituto, zorro, pendón masculino, como quieran llamarlo.
Eso hago. Y vaya que lo hago bien.
Sin embargo, eso no me hace un callejero de mierda que ande de esquina en esquina esperando algún automóvil detenerse, mierda, no. Soy, más bien, parte de una organización de lujo: no cualquiera tiene el honor de entrar en las habitaciones de la “Wammy’s House”, dicho sea de paso: que nombrecito tan inocente para el mundo exterior ¿eh?
Pues sí, el hecho de ser famosos no significa que también públicos. Como dije, es netamente exclusivo…y caro.
No vale la pena perder el tiempo contando cuanto gano al mes con unas cuantas folladas a la semana, donde vivo ni en cuales condiciones…ni tampoco debería decirlo, porque no es correcto, pero aun así lo diré: mi agenda siempre está ocupada…cada cita es registrada con semanas de antelación. ¿Se imaginan la dolorosa ansiedad de vivir dos semanas esperando un encuentro con Mello?
Pueden hacerles esa pregunta a tantas mujeres y hombres…he perdido la cuenta. Mas, puedo apostar mi propia vida a que ninguno de mis clientes ha olvidado un solo encuentro…se repitan o no.
¿Me importan? La verdad, no.
Por supuesto que es sexo, el placer de un orgasmo nunca falta aunque…ha llegado un punto en mi vida que simplemente ha dejado de ser algo extra, mucho menos especial: se trata de coger y ya. Cumplir unas cuantas fantasías sexuales y permanecer en la memoria de mis clientes por el resto de sus vidas.
Esa es la razón por la que cada cliente al revisar el libro de “servidores”, justo debajo de la fotografía de mi cabello rubio y las pupilas azules, hay una leyenda que reza así: “MELLO, EL PLAYBOY DE HIELO”
Para todos los beneficiarios de la Agencia, es interpretado como potencia, dureza…fuerza…y tampoco se equivocan. Pero la connotación que tiene ese sobrenombre dentro mi lugar de trabajo, la mansión Wammy, y con mis propios compañeros es por completo distinta.
En realidad, comenzó como una broma de mal gusto de uno de los idiotas con los que me cruzo todos los días: Light.
El muy imbécil intentó hacerme centro de un chiste pesado al llamarme de esa forma por primera vez, aludiendo claro a mi poco interés por mis clientes y las perfectas pantomimas que actúo con ellos. Diciendo que: “Mello es de hielo. No siente nada. Folla por automático”.
Así fue como gracias al comentario de Yagami que fuera conocido por todo el personal como “el playboy de hielo”, el que nunca cae, incapaz de enamorarse, quien jamás permite que su virilidad trastoque más allá del placer corporal, morboso o a veces solo erótico. Depende.
Da igual.
Hoy, es otro día exactamente igual.
--Buenos días, iceberg—recito una de las más estúpidas mujeres que he conocido en toda mi vida: Misa Amane. De nuevo abriendo la boca en una broma de pésima gracia.
Seguí de largo por el recibidor, ahogando mis pasos en la alfombra rojiza, acostumbrado al extenso salón de cristal y altos techos en forma de cúpula. Me dirigí hasta las escaleras de caracol, subiendo tranquilamente, ignorando por completo los cuadros que daban un aspecto hogareño pero elegante.
Un par de compañeras cruzaron mi camino cuando estaba por llegar a la tercera planta.
--¿Y dices que todo es cierto?—pregunto una con sumo interés.
--Nadie lo ha negado—respondió la otra, mordiéndose los carnosos labios—Quiero ver eso…--sus ojos se encontraron con los míos--¿Qué tal, playboy gélido?
--No molestes, Linda—replique.
--¿Ya has conocido al “nuevo”?—quiso saber, deteniéndome a mitad del escalón.
--No.
Es verdad, hacía poco había escuchado que ingresaba un “nuevo trabajador” a la Wammy’s House, alguien desconocido que estaba llegando con la más estúpida fama precipitada. Seguramente era un imbécil con una verga grande como cualquier otro.
--Al menos sabes lo que se rumora—insinuó la otra mujer. La mire con desinterés.
--Creo que “alguien” tiene miedo de quedarse sin el puesto de “empleado del mes”—insinuó Linda, echándose tras la espalda el cabello sujeto en dos coletillas.
Entorne los ojos con fastidio ¿Y esa que se creía? Yo soy el mejor aquí. Todos lo saben.
--Si tan interesada estas en examinar mi desempeño agenda cita y pasa por mi oficina—le dije con desdén, llevándome una barra de chocolate a los labios.
Su expresión se endureció. Pase de largo por las escaleras, apartándolas de mi camino. Tenía una cita que atender.
--Dicen que con una sola mirada puede hacer que cualquiera se venga—exclamo como quien no quiere la cosa.
Me di la vuelta, mirándola desde arriba.
--¿Qué?
--Ni siquiera necesita tocarte…
Me devolvió el gesto.
--Basta que te vea para que te excites y termines: así—tronó los dedos. Una sonrisa socarrona se extendió por mi rostro, no era la primera vez que oía ese rumor.
--Date un descanso Linda, follar te está afectando el cerebro. Tanto semen se va por otros conductos—me reí con burla.
--Idiota—mascullo, molesta—Ya veremos cuando el playboy de hielo se derrita…
Torcí los ojos, dándole la espalda y seguir mi camino.
De verdad esa mujer necesita vacaciones, está creyendo idioteces poco lógicas sobre alguien que nunca ha visto.
Desde que la noticia se convirtió en realidad dejando se ser un rumor interesante, todo el personal hubo esperado con ansias la “llegada triunfal” del nuevo. Efectivamente, había escuchado estupideces acerca del “ex actor” privado de películas erótico-pornográficas cuyas copias solo fueron extendidas por un número limitado de personas dentro de un exclusivo círculo social, o alguna mierda así…a un costo impresionante.
¿Qué era lo que podría tener ese estúpido?
Solo rumores, eso era. Y cuando al fin arribara, iba a decepcionar a todos sus pendejos fans que esperaron por nada, hundidos en un morbo por hallar interesante su vida.
Era evidente para cualquier lento mental: ¿Quién, en su sano juicio, iba a dejar un trabajo como el supuesto y prostituirse? No digo rebajarse, porque soy mejor que ese idiota desconocido y todos aquí…sin embargo al menos no lidiaría con clientes con aires de grandeza que tienen que recurrir a pagar por algo de buen sexo…
Di vuelta sobre el pasillo, tuve que detenerme bruscamente antes de estrellarme con un estúpido que venía en dirección contraria. Tan violento fue el movimiento que perdí la capucha con la que cubría mi cabeza.
--Disculpa—musito en voz baja.
--Muévete, estorbo—ordene con mala disposición, sin fijarme directamente. Al instante sufrí de arrepentimiento: no era una voz que reconociera de algún molesto compañero…aunque los clientes nunca salían o entraban por los mismos caminos que nosotros…entonces…Mierda, tenía que ser una jodida broma.
--¿Se perdió?—quise saber, con cautela para asegurar mi teoría, mordiendo mi barra.
--No vengo por sexo—dijo simplemente.
--Entonces si eres “tú”—exclame con fastidio, pasándolo de largo.
--¿Eres al que llaman “playboy de hielo”, verdad?—lo oí preguntar con la mayor de las indiferencias.
¿Se atreve a mencionar a Mello, el mejor de esta puta Agencia, con esa falta de…de…de…emociones?
Le vi de lado, contemplando con atención a mi interlocutor, tenía cabello oscuro y aunque se notaba cepillado también lo estaba alborotado. Vestía pantalones de mezclilla, playera de manga larga negra, guardaba además las manos en los bolsillos, así que, solo note su pálida piel debido a sus mejillas, que era la única parte de su rostro que no cubrían los mechones de cabello.
¿Era ese el tan esperado nuevo?
Vaya triste pero inevitable decepción.
--¿Y tú quién eres?—pregunté con autosuficiencia.
--Por favor llámame B—respondió sin volverse. Me hirvió la sangre ante su actitud.
--Solo si lo recuerdo.
--No suelo pasar desapercibido…
--Eso dicen—me encogí de hombros cínicamente.
--Sabes quién soy—exclamo con monotonía—entonces lo recordarás…
Me ofuscó.
--No te hagas ilusiones.
Movió su cabeza, pero ni así fui capaz de mirar el resto de su rostro que no fueran sus delgados labios blancos como la cal.
--¿Por qué lo haría?—retó mi inteligencia—A decir verdad, no tengo interés en ello. He oído algunos rumores sobre el playboy de hielo, es un sobrenombre adecuado solo cuando en verdad el portador no es susceptible de ser “quebrado”, pero descuida, como dije, no me importa—se encogió de hombros.
Sentí el fuego subir por mi espalda…ese idiota…
--Escúchame bien, imbécil: me importa un carajo quien seas pero te conviene no meterte en MI camino ¿entiendes?—amenacé en serio.
--Si con ello quieres decir que no inmiscuya en tus planes, no lo haré. Tampoco era mi intención conocerte…mucho menos tener algo que ver contigo.
--¡Como si pudieras! Solo mírate—me burlé—no eres más que un fraude de mierda.
Di media vuelta y retome mi camino sin mirar atrás, ese maldito estúpido ¿Quién se creía que era? Hablarme de esa forma ¡a mí! Peor, ¡creerse que podría quebrar al playboy de hielo!
Semejante idiotez.
Ahora me sentía sumamente molesto, lo suficiente iracundo como para descargar mi furia en el cliente de esta ocasión: una mujer con aires de diosa, solo un exceso de arrogancia sobre tacones altos.
Abrí la puerta tras la cual me esperaban, me adentre en la espaciosa habitación. Ella me recibió con un sonrisa…pero yo…a lo que iba.
Lo siguiente que debería decir es que aferraba su cadera para sostenerme en ella en cada embestida, lo único que escuchaba era sus jadeos contra el ambiente. Mi visión se centraba en su espalda solamente, al tenerla en cuatro puntos sobre la cama, justo frente a la puerta. Le había vendado los ojos siguiendo una fantasía suya…y realmente no me importaba.
Sus manos estrujaban las sabanas con fuerza, vibrando presa de mi fuerza.
Estaba comenzando a aburrirme…
Un movimiento capto mi atención: la puerta estaba abriéndose lentamente, mantuve mis ojos fijos allí ¿Qué mierda no sabían que cuando una puerta está cerrada es por algo?
Tuve el impulso de ponerme en pie y deshacerme del pendejo que arruinaba mi jornada, sin embargo, me contuve: si me movía de donde estaba, seguramente la mujer se daría cuenta y armaría un escándalo innecesario.
Menos dinero para mí y mi reputación.
La madera quedó suavemente bamboleante hasta chocar contra el muro.
La ira inundo mi cuerpo en cuanto la marmórea mano de aquel sujeto de apariencia patética, se separó de la superficie.
El momento pudiese haber sido terriblemente incomodo, pornográfico y exhibicionista, sin embargo, estaba acostumbrado por completo al sexo visible al público.
Ladeó el rostro con curiosidad, analizando la forma con la que follaba a esa mujer, como si fuese la primera vez que veía a alguien tener sexo. Luego simplemente retrocedió unos pasos hasta apoyar la espalda contra la pared.
Hice un ademán brusco con el rostro para ordenarle que se largara, que “esto” no estaba siendo transmitido en directo para su perversión.
Sus mechones cubrían su estúpido rostro y aun así estaba seguro que contemplaba los gemidos desenfrenados de la mujer… ¡Mierda! ¿Por qué no se va de una maldita buena vez?
Entorné los ojos con real amenaza, más le valía huir del maldito país antes de que le convirtiera en mierda.
El imbécil se limitó a ignorar el peligro, simplemente llevó una de sus manos hasta su pantalón, desabotonándoselo y bajando el cierre hasta la mitad.
Mi corazón reaccionó con desconfianza: ¿Qué carajo estaba pensando?
Introdujo su extremidad…logré divisar como frotaba su miembro por debajo de la ropa. Lo masajeaba …excitaba…allí, frente mío, no, me daba la impresión de estarlo haciendo solo para mí.
Por un segundo no logre concebir sus malditos propósitos…solo estaba allí, en medio del pasillo, rozándose por debajo de los pantalones, en un espectáculo solo para mis pupilas; mientras que, por mi parte mantenía el ritmo y fuerza de las embestidas.
No podía solo detenerme…
¿Qué demonios…?
Y entonces…levantó el rostro, sus cabellos liberaron sus ojos, delineando el contorno de su pálida piel.
Un espasmo me recorrió la espalda en cuanto mi mirada se enfrentó al color escarlata de esas pupilas que parecían brillar con su propio fulgor en medio de un mar de sombras.
Nunca antes había sido testigo de aquel color de ojos…de esa forma de mirar…en un momento me vi sumergido en un mar escarlata, liquido puro que emanaba desde la profundidad…
Mi cuerpo reaccionó por automático, estrechando el cuerpo de la mujer contra mi sexo.
Simplemente no lograba apartar la vista de sus pupilas, me tenían…enganchado, sujetado por alguna fuerza que no alcance a comprender.
¡Mierda! ¡Solo te está mirando!
Se mordió los labios en una mueca de placer, de estarlo disfrutando…
Y no apartaba la mirada…
Mi cuerpo reaccionaba por sí mismo, guiado por aquella mirada que desataba algo más peligroso…un detonante a los instintos…quise ser yo quien mordiera esos labios hasta hacerlos sangrar…
¿Qué…demonios?
Me encontré deseando que aquella mujer desapareciera, que tomara su puesto aquél extraño sujeto…Sus pupilas brillantes me contemplaban atentamente con una resolución que jamás había visto antes, aquella fuerza que parecía guiar mis movimientos, tomar posesión de mis caprichos…de mi libido…de mi sexo.
Extendió su otro brazo sobre el muro, rasguñándolo levemente, echando atrás el rostro en un claro reflejo de estar disfrutándolo.
Ese demente deseo por tenerlo a mi merced aumentó…la sangre me hirvió por ser yo quien le causara esas muecas de goce…de genuino placer…
Hormigueos peligrosos se centraron desde cada rincón de mi cuerpo hasta la entrepierna, que se hundía con mayor rapidez y profundidad… esperando, fantaseando con que fuera…él…
Y esos ojos…los mechones negros que bailaban ligeramente contra su piel de mármol. ¿Me controlaba?
Me contraje de golpe…mirando sus orbes… Fundido por completo en su interior, sudando sin control.
Vibré con fuerza, a destiempo, de golpe…en medio de un clímax que quizás desde mi primera vez no experimentaba.
Me dejé caer con violencia sobre la espalda femenina, alzando los ojos con curiosidad, mezclada con desconfianza…sospecha…confusión…mi visión era borrosa y el cuerpo se me erizaba todavía…
¿Qué había ocurrido?
Alcancé a ver como simplemente sacaba su mano desde el interior del pantalón, limpia.
¿Es que ni siquiera se excitó en verdad?
¿Lo fingió?...No… ¿sí?
¡Mierda! ¿Desde cuándo soy inseguro?
Agité los cabellos para concentrarme nuevamente. Cuando miré al pasillo, allí ya no había nadie.
Me puse en pie de golpe, me estremecí perdiendo el equilibrio un segundo. Logré reponerme y correr hasta el pasillo, pasando a tomar mi pantalón.
Me lo vestí en medio del corredor. Estaba desierto.
La mujer hablaba sobre algo…ni siquiera le escuchaba.
¿Dónde se metió ese hijo de puta?
Corrí en la única dirección que no tenía muro como final, crucé las escaleras y seguí corriendo hasta la parte trasera de la mansión. Abrí la puerta sin detener mi carrera.
Paseé la mirada por el extenso estacionamiento, algunos autos todavía estaban aparcados a pesar de la noche.
Bajé los cuantos escalones hasta el asfalto.
Sentía la piel ardiendo.
No había nadie alrededor.
Estaba por completo…solo.

Notas finales:

Gracias por leer =D!

Bshoosss tronadhoozzz 

rr???


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