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Ejemplar número doce por midori_bs

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Notas del fanfic:

vagamente inspirado en esto (básicamente por la otp y la idea de comprar una mascota online)

Un KriSoo porque es impresionante que no haya escrito nada de ellos antes ;_; 

Y un catboy!au porque me encantan ok<3

Advertencias: smut, catboys, celo, you know the drill 8D

pero este fic es más tierno que pervertido! se los digo antes de que se hagan ilusiones u_u

Notas del capitulo:

5,100+ palabras ♥

mucho krisoo love y cosas felinas en general ヽ(*゜∀゜*)ノ

 

Colocando la última caja dentro de su hogar, Yifan decide que es suficiente trabajo por un día.

Se había mudado a un nuevo departamento hace una semana, llevando sus cosas paulatinamente, hasta que por fin hoy había terminado de mover todo. Una mudanza es agotadora tanto mental como físicamente, y de verdad se merece un descanso.

Este departamento es más grande (obviamente) que el dormitorio en el campus que, además, compartía con otros dos chicos de su edad. Pero eso sólo re-esfuerza la sensación de fría soledad que dan las paredes blancas y apenas cubiertas por los dos o tres cuadros y fotos que posee.

Yifan no tiene mascotas de ningún tipo, y piensa que es demasiado pronto para ir buscando compañeros de renta. Tampoco está seguro de si realmente quiere uno.

Saca su notebook del estuche que la protege, dejando sobre la mesa un pote de ramyun recién calentado (con lo único que puede, realmente, sobrevivir). Las luces de Seúl brillan detrás de sus ventanas mientras se dispone a distenderse un poco online. Abre el explorador y las pestañas usuales y se detiene sólo para comer un poco de su cena improvisada. El sabor de los fideos comienza a causarle fastidio, tiene que recordarse pedir delivery mañana.

Internet es algo curioso, un momento está revisando sus mensajes en weibo, y al otro se encuentra revisando una página de mascotas, cortesía de un link publicitario. Cree haber visto Pet Kingdom en varios carteles por la calle.

Investiga las categorías de mascotas con un cierto nivel de interés en crecimiento, deteniéndose en un cartel más llamativo que el resto. "¡Ejemplares especiales! Venta limitada" con un botón de Comprar debajo.

Y por algún extraño impulso, Yifan se encontró dando clic.

Después de tres semanas Yifan se olvida del incidente completamente, con el único recordatorio siendo la suma de dinero faltante en su cuenta bancaria. 'Qué desperdicio' se dice, pero no hace ningún esfuerzo por denunciar a Pet Kingdom. La tarea titánica de acomodar todo el contenido de las cajas embaladas es suficiente para mantenerlo ocupado y eternamente exhausto.

Las paredes blancas aún transmiten fría soledad y él aun contempla la posibilidad de conseguirse alguna mascota pequeña e inofensiva.

Un miércoles por la tarde suena el timbre en su departamento y a través del portero eléctrico le comunican que tienen una entrega para él. Pensando que podría ser el microondas que había encargado el Lunes (aunque, vaya, ¡qué rápidos!) por Internet, Yifan dice 'bajo en seguida' y se coloca sus zapatos.

Una vez en la entrada, el repartidor le sonríe con ganas y Yifan observa el logo Pet Kingdom en su uniforme verde oscuro. Sus cejas desaparecen sobre la línea de su flequillo y firma en la planilla frente a él aún en una nube. Así que no se habían olvidado de su pedido, simplemente había demorado más de lo que pensaba. La caja frente a él tiene agujeros por varios puntos estratégicos y una pequeña puerta en el frente. Es grande, no tan alta como él pero al menos dos veces su ancho. Como una pequeña casa, nota. Le cuesta bastante llevarla dentro, a pesar de contar con ruedas en la parte inferior, y utiliza el ascensor de carga porque es imposible que pueda llevar eso hasta el quinto piso por la escalera.

En el corto viaje hasta su piso, se coloca cerca de la caja (rosada- ¿será hembra su nueva mascota? ¿O le gustará el toque tierno a Pet Kingdom? Ruega porque sea el último- el sexo femenino y Yifan no congenian tan bien como el mundo parece creer) y escucha con atención, tratando de adivinar algo sobre el contenido. Cree distinguir una respiración suave, pero bien podría ser su imaginación.

Lleva la caja fuera del ascensor, cerrándolo a sus espaldas y adelantándose para abrir la puerta de su departamento.

Ahora viene la parte difícil. Haciendo una mueca, maniobra la caja de manera que pueda pasar por el marco de su puerta y sin golpear demasiado al pobre residente en su interior. Milagrosamente, Yifan tiene éxito y pronto se halla inspeccionando su paquete en la privacidad de su departamento. En uno de los lados está escrito 'Ejemplar 12' y un poco más abajo '¡Tu mascota ideal!' (algo que si no llega a ser cierto, Yifan pretende denunciarlos por falsa publicidad).

Se muerde el labio inferior, rodeando la caja un par de veces como si fuera un objeto peligroso. ¿Debería abrir la puerta así sin más? ¿Debería tocar o hay algún otro código de etiqueta a seguir?

Al final se decidió por golpear suavemente dos veces la puerta y esperar. Con la respiración contenida, observó cómo se movía el picaporte lentamente, entreabriendo la puerta hasta que un par de ojos le devolvían la mirada.

Y Yifan estuvo al borde del desmayo.

El 'Ejemplar 12' parece encogerse por la reacción de su nuevo dueño, aplastando sus orejas triangulares contra su cabello.

Un chico gato.

Definitivamente no lo que Yifan esperaba.

—Buenos días —saluda su nuevo inquilino, voz apenas más audible que un susurro.

No queriendo ser descortés, Yifan recobra la compostura lo suficiente para devolverle el saludo.

—Buenos días. Mi nombre es Yifan, ¿el tuyo?

—Kyungsoo, pero puedes cambiarlo si quieres —el híbrido cambia el peso de un pie al otro, claramente incómodo y aún metido dentro de aquella caja hecha a su medida.

—No, no. Kyungsoo está bien —el rubio le sonríe cálidamente, señalando el sofá detrás de él—. ¿No quieres sentarte? Buscaré algo para que puedas comer, aunque… No cuentes conmigo para algo muy elaborado.

Kyungsoo se yergue ante la oferta de Yifan, apresurándose a seguirlo a la cocina.

—Está bien, puedo preparar algo para los dos si tienes ingredientes —una vez que calma su exabrupto, vuelve aquella mirada tímida a sus ojos grandes.

Es francamente adorable.

—Ingredientes —Yifan se acaricia la nuca—. Supongo. La mayoría deben estar intactos.

Es así como Yifan tiene su primer almuerzo casero en mucho, mucho tiempo.

Comprar a Kyungsoo resulta no ser una mala decisión, en absoluto. Yifan incluso llega a sentirse culpable por pensar algo semejante, en especial cuando vuelve a casa para encontrar el piso barrido, los muebles impecables, la cama tendida y olor a comida recién preparada que llega desde la cocina.

Kyungsoo es perfecto.

A veces es más como si hubiera contratado a un empleado doméstico que comprado una mascota. Pero el chico gato es una mezcla de ambos, haciendo los quehaceres de la casa y acurrucándose a su lado cuando se sienta a ver televisión por las noches, su ronroneo constante mientras Yifan acaricia sus orejas siendo un sonido confortante. Yifan se acostumbra a sus sonrisas en forma de corazón, a sus regaños cuando pasa mucho tiempo fuera de casa, a su figura cálida hecha una bolita junto a él en la cama, al sabor de su comida y a la suavidad de su pelo. Yifan nunca fue amante de los gatos (o de las mascotas, para el caso) pero de repente se pregunta cómo pudo haber sobrevivido hasta ese momento sin el chico gato.

Cada vez que pasa por un local de mascotas se asegura de comprar juguetes (Kyungsoo se sonroja cada vez que le acerca uno de esos monstruos chilladores, fingiendo ser un gato muy maduro para esas cosas y haciéndolos volar por el aire para atraparlos cuando piensa que Yifan no lo ve), bocaditos de pescado, sombreros de colores (con aberturas para sus orejas que Yifan encuentra tan adorables que podría chillar- pero eso no es de hombres, o de cualquier cosa que no sean tontos juguetes para gatos, realmente) además de collares de todos colores con cascabeles que Kyungsoo uso intercalados todos los días. Yifan se encarga de llenar la memoria de su cámara con fotos del chico gato modelando cada uno de sus regalos, por supuesto. Incluso manda a expandir y enmarcar una de ellas para colgarla en la sala. Kyungsoo se encarga de hacerla desaparecer todos los días, alegando que es 'vergonzoso' tener su rostro en la pared cada vez que hay visitas.

'Pero eres adorable' argumenta Yifan, y su gato deja rasguños y moretones en su brazo para reafirmar su disconformidad. El cuadro sigue siendo colgado en su lugar, no obstante.

-

 

Después de un día particularmente estresante (la clase de días donde todo sale exactamente contrario a lo que planeas, donde los accidentes tontos se multiplican, donde terminas con el ánimo por el piso y te arrastras a tu casa con esperanzas de que la mala racha de corte) Yifan ingresa a su departamento suspirando y sacudiendo la nieve de su cabello. Estaba esperando que nevara, pero no de esa forma. Y definitivamente no esperaba tropezarse y encontrarse cara a cara con aquella dura capa de nieve, nariz colorada por acción del frío mismo y del impacto.

Deja su bufanda y su abrigo colgados y se recuesta en el sillón, echándole un vistazo a la televisión y renunciando a prenderla pocos segundos después. Escucha paso sigilosos desde el corredor y sonríe.

—Hola Soo —murmura, acomodando uno de los pequeños almohadones del sillón bajo su cuello y estirándose. Kyungsoo le sonríe de regreso y asiente, sentándose en el extremo libre del sillón. Yifan conoce esa expresión perfectamente. Con todo el esfuerzo que requiere vence su pereza, Yifan se incorpora, dejando el pequeño almohadón de lado y descansando su espalda contra el respaldo del sillón. Las orejas de Kyungsoo se mueven ligeramente mientras observa su acción repentina, y no pasa mucho hasta que se envuelve a su lado, sus brazos rodeando a cintura del rubio y su cabeza apoyada en su hombro. Yifan lleva una de sus manos al cabello oscuro del chico-gato, masajeando su cuero cabelludo con las yemas de sus dedos y acariciando con cuidado sus orejas triangulares. Sus acciones desatan una cadena de ronroneos que mandan vibraciones por todo su pecho y lo hacen sonreír—. Siento que te dejo solo demasiado últimamente. Pero pasaremos Navidad juntos y te lo voy a poder compensar —asegura mientras continúa con su sesión de mimos. Kyungsoo asiente, comprensivo como siempre.

—No te preocupes, no te lo recriminaría —Kyungsoo se encoje de hombros y finge indiferencia cuando por dentro sabe que, a pesar de ser remarcablemente independiente, la sensación de soledad se había vuelta más que molesta en las última semanas, y que la sola idea de pasar Navidad junto a Yifan hace que lo invada una alegría irracional.

—Lo sé, pero aún así me siento mal.

—Podrías hacer más largas mis sesiones de mimos —sugiere Kyungsoo con una expresión perfectamente seria, logrando arrancarle un carcajada a Yifan.

—Lo tomaré en consideración, Soo.

 

-

 

Kyungsoo le da vueltas a una de las bolitas de decoración del árbol de Navidad, acostado sobre el sillón mientras espera que Yifan vuelva de clases. Arroja la decoración y la atrapa nuevamente, hipnotizado por el efecto que tiene el sol sobre su superficie brillante. En algún momento se aburre y lo deja caer sobre el piso de mármol, sin inmutarse al oír el impacto y lo que suena como un sonido de ruptura. El árbol está tan sobrecargado que Yifan seguramente no notará la desaparición de la pequeña bola roja del fondo.

Rueda hacia un costado, quedando peligrosamente cerca del borde del sillón, y sus orejas marrones se mueven ligeramente mientras contempla sus posibilidades para el resto de la tarde. Podría seguir destruyendo la decoración del árbol, dormir o ver televisión. Quizás incluso buscar sus juguetes para salvar al árbol aunque- ¿A quién le importa realmente? Sigue pensando que Yifan no lo notaría.

Y no tiene ganas de dormir, duerme tantas horas al día que comienza a sentirse una gran bola de pelo amorfa y perezosa. A Kyungsoo le gusta sentirse útil, y sobre todo, capaz de ser efectivo con el uso de su tiempo. Su cola se mueve lánguidamente detrás suyo al tiempo que piensa, alternando la vista del piso, al árbol y al reloj de pared.

Es un tarde lenta.

Últimamente todas son así, y el chico-gato comienza a analizar la opción de hacer un pequeño curso mientras Yifan tiene clase, para distraerse, o entrar a la Universidad de éste, con el mismo fin. Lo más seguro es que el rubio se preocupe si elige la primera opción, y que se niegue si elije la segunda. Al final, Kyungsoo no quiere ninguna de las dos, pero sólo pensar en ello ayuda para entretenerlo.

Se levanta del sillón y va en busca de la lata de atún que está seguro que guardó en la estantería de la cocina. Sonríe y pasa su pequeña lengua rosada por sus labios mientras deja la lata sobre la mesada de la cocina y toma el abrelatas de uno de los cajones de ésta. Normalmente habría hecho un esfuerzo mucho mayor para cocinarse un plato elaborado, pero no es tiempo ni de almorzar ni de merendar y sólo quiere un bocadillo.

Muerde un extremo de la lata y la transporta así hasta la sala, donde se deja caer nuevamente en el sillón, sentado esta vez, y procede a devorar su tentempié. El atún siempre sabe tan bien.

Faltan pocos días para Navidad, una fecha por la que Kyungsoo se había emocionado cuando era apenas un gatito. Sus padres y él solían decorar su pequeña casita cuando aún residía en una de los hogares de Pet Kingdom. Pero Kyungsoo debía seguir el destino del resto de sus hermanos y terminar en manos de un dueño humano. Al principio, la idea le había sonado espantosa. ¿Por qué tenía que separarse de sus padres? ¿Por qué no podía vivir una vida similar a los humanos? Al final, Kyungsoo no es humano, y no puede llevar la misma vida que ellos. Es la realidad, y aprende a vivir con ella a base de analizar las cosas con frialdad. Pensaba en conseguir un buen hogar, en llevar una vida digna junto a su 'dueño', en el instinto básico de agradar y ser amado que todos los de su especie poseen, pensaba en buenos escenarios para no consumirse con su amargura.

Observando sus alrededores en el tiempo presente, Kyungsoo se siente afortunado. Yifan lo trata bien, lo cuida, no lo degrada en ningún momento y le da su espacio cuando Kyungsoo lo necesita. Tiene comida, cama, juguetes, libros, televisión, mimos- Kyungsoo sólo puede quejarse del excesivo tiempo libre en sus manos cuando Yifan está fuera.

La vida es buena.

 

-

 

Su primera Navidad juntos pasa con tranquilidad. Yifan no puede evitar sentirse feliz al estar acompañado en ese día, renunciando a las invitaciones de sus amigos para permanecer en casa y comer platos caseros, brindar y desenvolver regalos. Suena como el día perfecto, lo cual es natural porque, como ya había dicho, Kyungsoo es perfecto en sí.

La comida es deliciosa, se llena tanto que casi tiene que decirle no al postre (lo cual haría enojar al chico-gato) y se pasa el resto del día acurrucado con Kyungsoo en el sillón, el último envuelto en su costado como siempre mientras escuchan los cds que Yifan le compró para que se entretenga cuando está solo (y las películas que compró para ayudar también a su entretenimiento reposan a un costado). El rubio disfruta del efecto tranquilizador que tienen los ronroneos de Kyungsoo, sintiendo los párpados pesados pero obligándose a mantenerse despierto y continuar acariciando la cabeza del chico-gato. El sombrero casero que recibió como regalo está apoyado en unos de sus muslos, mucho mejor confeccionado de lo que Kyungsoo se da crédito.

—Siento que este día de 'compensación' me salió algo pobre.

Yifan siente a Kyungsoo temblar ligeramente, en lo que asume es una risa silenciosa.

—Me hiciste cocinar, vaya compensación —antes de que Yifan pueda defenderse, agrega—: Aunque si te hubieras ofrecido a hacer tú la cena, ya estaríamos hospitalizados. No me gusta el olor de los hospitales.

—No estás siendo muy justo. No soy tan malo.

Kyungsoo simplemente emite un 'hmm' como respuesta y le da un pequeño cabezazo a su mano inmóvil para que continúe acariciándolo.

 

-

 

A veces Yifan siente compasión por sigo mismo porque es extremadamente evidente que Kyungsoo lo tiene comiendo de la palma de su mano. La mascota será el más bajo, pero es Yifan quien corre de una punta de Seúl a la otra para conseguir cualquier cosa que desee o que le parezca buena para el chico-gato. Es Yifan quien se pasa horas mimándolo hasta que los ronroneos se convierten en suaves ronquidos. Es Yifan quien no soporta ver el más mínimo signo de tristeza en su 'mascota'. Es Yifan quien se niega a decirle 'mascota'. Kyungsoo es parte de su familia, Kyungsoo es una pieza vital de su día a día, Kyungsoo es... más de lo que alguna vez le admitió que es, realmente. Le echa la culpa a las palabras, por ser incapaces de expresar los sentimientos que crecen día a día en su interior y que son causa del ser magnífico que es Kyungsoo en su totalidad, cuando realmente es su propia cobardía y negación que no le permite sentarse y reflexionar sobre las líneas que dividen la amistad entre una mascota y su amo y el algo más. Tampoco piensa que es exactamente ese algo más: si es amistad, hermandad, amor, obsesión, enamoramiento pasajero o fruto de su imaginación.

Y si cree que es amor... ¿Qué es el amor? ¿En qué medida se aplica a Kyungsoo? Y más importante, ¿qué pretende hacer con ese amor?

La noche de Navidad la pasa acurrucado con Kyungsoo en su cama, calefacción encendida por el frío y dos capas de acolchados en la cama por el mismo motivo, una de las orejas triangulares del chico-gato haciéndole cosquillas en el mentón, y durante las horas que le lleva conciliar el sueño Yifan piensa. Piensa en la posibilidad de confesarse, en el rechazo o aceptación de Kyungsoo, en ignorar los sentimientos para evitar tal rechazo y seguir viviendo una vida tan dulce como la de ahora.

Lleva mucho tiempo ignorando las cosas obvias, no obstante, y es quien más conoce la naturaleza comprensiva de Kyungsoo, por lo que se queda sin excusas y prosigue con la planeación de su confesión directamente.

Sólo que no tiene idea de cómo hacer tal cosa.

Honestamente, si fuera a crear mucha fanfarria para exponer sus sentimientos ante Kyungsoo, sólo lograría avergonzarlo y hacerle pensar que todo es un gran chiste. Yifan lo sabe porque él pensaría lo mismo. Decide ir por el camino de la simpleza y rezar porque ningún imprevisto ocurra.

La respiración tranquila de Kyungsoo junto a él es lo que lo empuja a dormir esa noche.

 

-

 

—Eres tan tonto a veces.

Yifan se obliga a cerrar la boca, en parte para no tragarse ninguna mosca y en parte para parecer menos el idiota aturdido que se siente.

—¿Tonto?

¿Acabo de decirte que estoy enamorado de ti y me dices tonto?

—Sí, tonto. Noté lo nervioso que estuviste estos días, lo mucho que tardabas en dormirte. Yo no pegaba un ojo hasta que tú lo hacías pero, claro, estabas tan ahogado en tus preocupaciones que no lo notaste.

El chico gato observa la tarta de atún en las manos de Yifan y sonríe. Que el mayor se huya atrevido a cocinar, y una comida de sus favoritas, es conmovedor y lo hace querer saltarle encima y llenarle la cara de besos.

Pero primero-

—Ah...

—¿Realmente tenías tantas dudas? Considerando que dejo que me saques fotos con los collares que me regalas (y sabes que me da vergüenza sacarme fotos), que permito que ese estúpido cuadro gigante con mi cara esté colgado en la sala (y por cierto, lo arrojé a la basura hace un rato, ¡no te atrevas a sacarlo!), que preparo tu café todas las mañanas cuando podría estar acicalándome felizmente en mi cama y tomando una siesta, e incluso que me pasé horas confeccionando el sombrero que te regalé para Navidad- ¿Yifan cómo podrías ignorar que te amo? Es tan evidente como que odias el atún por la cara que estás haciendo mientras sostienes esa tarta.

—Es Yifan-hyung. Y no puedo evitarlo, odio el pescado —Yifan intenta parecer calmado e inmutable, pero Kyungsoo ve más allá de su facha y sonríe cuando los nervios arruinan su perfecto disfraz—. De- ¿Tú de verdad me amas también?

Kyungsoo pretende verse personalmente ofendido por la pregunta.

—¿Crees que yo te mentiría?

—No. Es sólo que, aunque lo había pensado, no esperaba que tú realmente- No estaba listo, supongo.

—Eres tan tonto a veces.

—Deja de juzgarme y dame un abrazo, ¿por favor?

El más bajo obedece pero Yifan no estaba siendo totalmente sincero y, junto a su abrazo, le roba un beso muchísimo más delicioso que su tarta favorita de atún.

(Por dentro, Kyungsoo siente sus nervios convertirse en millones de mariposas que se esparcen por su estómago y- Dios. En las cosas en las que se convierte por culpa de Yifan...)

 

-

 

Kyungsoo es un gato manipulador.

Yifan suspira, retirando de la basura su foto enmarcada favorita del felino para devolverla a su legítimo lugar en la sala, y escucha el chillido de los juguetes de Kyungsoo cuando se estrellan contra el duro suelo o son atacados por sus dientes.

Yifan canceló todas sus salidas por los próximos tres días a pedido de Kyungsoo, simplemente porque éste raramente le pide algo y mucho menos si se trata de estar con sus amigos. Las pequeñas vacaciones de Yifan nunca son lo suficientemente largas para que se relaje con la gente que quiere, y Kyungsoo es tanto comprensivo como paciente. Esta vez, no obstante, había bastado pegar sus orejas a su cabello y agrandar sus ojos de por si grandes y expresivos para convencerlo de permanecer en casa.

El mitad felino ya está ronroneando cuando Yifan vuelve a la sala, juguetes abandonados en el suelo. Es extraño porque lleva mucho para que Kyungsoo comience a ronronear, pero Yifan se encoge de hombros y se sienta junto a él en el sillón. Kyungsoo gira el rostro y clava sus ojos castaños en Yifan, pupilas dilatadas significativamente.

—¿Soo? —cuestiona tentativamente el rubio, frunciendo el ceño. Kyungsoo es una persona/gato muy constante, los cambios de este tipo en su patrón de comportamiento son alarmantes. Y sin embargo, parece bastante sano a ojos de Yifan.

Yifan —ronronea en respuesta, sus ojos agudos aún observándolo. Ese tono seductor es tan poco Kyungsoo que Yifan lo examina nuevamente, como asegurándose de que ese es sin dudas su híbrido, y no alguien más.

El cabeza fría, independiente, maduro, eficiente-en-todo-lo-que-me-proponga, Kyungsoo está trepando por su regazo en estos momentos.

Ahora, eso es algo nuevo.

—¿Soo? —repite, desconcertado.

—¿Qué esperabas? No soy una roca, Yifan. Estuve conteniéndome todo este tiempo pero han sido meses y es en parte tu culpa por oler tan bien.

—Es Yifan-hyung —rezonga como de costumbre, sus ojos iluminándose con entendimiento segundo a segundo y— ...Oh.

Kyungsoo rueda los ojos.

—En serio, eres tan tonto a veces —se burla antes de proceder a succionarle la vida a través de la boca.

Aunque... Eso no suena ni remotamente romántico, a pesar de que Yifan arruina el momento ya de por sí al no corresponder, paralizado por el ataque tanto verbal como físico.

Y, maldición, Kyungsoo tiene unos labios extremadamente suaves.

El híbrido se relaja completamente cuando Yifan comienza a mover sus labios contra los suyos, llevando sus manos a los costados de su cuerpo y acariciándolo sobre la tela. Hay un claro calor abrasivo entre sus piernas y es reconfortante saber que Yifan puede ayudarlo a deshacerse de el. Su auto control sólo puede durar cierto tiempo y negar su naturaleza acarrea demasiada incomodidad y dolor que preferiría ahorrarse (además de volverse loco y terminar destruyendo la casa porque un híbrido gato en celo desprovisto de contacto es tanto molesto como destructivo). Su lengua se abre paso entre los labios del más alto y sus caderas se proyectan hacia adelante, buscando alivio en la fricción.

—¿Está pasando lo que creo que está pasando? —murmura Yifan cuando Kyungsoo rompe su beso para poder dedicarse a marcar la piel de su cuello. El híbrido detiene sus acciones un momento y rueda los ojos, sonriendo a pesar de sí.

—¿Qué crees que está pasando? Es mi celo, Yifan. Vamos a tener sexo. Creo que eso deja todo bastante claro —responde con naturalidad, más ocupado removiendo la simple remera gris que usa el rubio cuando está tranquilo en casa, y tirandola hacia a un lado. Lucha con los pantalones del más alto, que se apiada de él y alza sus caderas lo mejor posible para facilitarle la tarea.

Tras unos momentos de duda, no obstante, Yifan atrapa las muñecas del híbrido entre sus manos.

—Esto no es… ¿No es exclusivamente por tu celo, cierto?

¿No estás usándome, verdad?

Kyungsoo le sonríe, con una ternura que lo hace sentirse al mismo tiempo estúpido y querido.

—No, tómalo simplemente como… una especie de catalizador.

Y entonces su boca está sobre la suya de nuevo; caliente, dulce e insistente.

Yifan se deja llevar.

 

-

 

Por primera vez desde que compró a Kyungsoo por error, Yifan siente que puede acertar una cierta dominancia sobre él al poder guiarlo y hacerse cargo de las necesidades de su cuerpo. A pesar de los collares, de ser su hipotético ‘dueño’ y de proveerle lo básico para vivir, es siempre Kyungsoo el que lo cuida, lo alimenta y actúa como su soporte emocional y confidente durante los momentos difíciles.

Ahora, sin embargo, se deja moldear en sus brazos, todo confianza, escalofríos y quejas suaves cuando Yifan lo hace esperar demasiado.

Yifan se desliza dentro de él con facilidad, Kyungsoo está lo suficientemente húmedo para garantizar eso. El híbrido inhala profundamente ante la intrusión, y deja que su cuerpo se relaje antes de hacer el primer movimiento.

Yifan no está sorprendido por su impaciencia, sino más bien un poco divertido, aunque cada célula en su cuerpo grita por el éxtasis cuando su erección se ve afectada por aquella fricción. Sus caderas se mueven como por voluntad propia y Kyungsoo se retuerce encima suyo, sus piernas impulsándolo hacia arriba, hacia abajo, hacia arrib—

—Yifan —articula sin aliento, sus brazos van a engancharse alrededor del cuello de Yifan y su frente se apoya sobre la de éste—. Yifan, ah-

El rubio lentamente trabaja su próstata, golpeándola con la punta de su miembro con cada embestida (cada una más rápida y más potente porque Kyungsoo parece haber perdido la habilidad de decir algo más que no sea eso) y observando el progreso de las expresiones de Kyungsoo a medida que el placer le nublaba todo los sentidos, con una fascinación que habría hecho que el híbrido se sintiera avergonzado de haberlo notado. La cola de Kyungsoo se mueve detrás suyo, como si no supiera que hacer con ella, curvándose y estirándose impulsivamente. Sus orejas están aplanadas sobre su cabeza, tiemblan cada vez que un estallido de placer se dispara por su cuerpo.

Yifan coloca sus manos a los costados de Kyungsoo y lo ayuda a moverse sobre su cuerpo, tirando de él hacia abajo cada vez que sus caderas se impulsan hacia arriba y conteniendo un gemido de satisfacción. El sonido obsceno de su miembro deslizándose dentro de las paredes perfectamente lubricadas del más bajo y de la piel chocando contra piel lo hace ver miles de constelaciones detrás de sus párpados y sus dedos ejercen más presión sobre la cadera de Kyungsoo (probablemente hayan marcas moradas mañana en ese mismo lugar) al tiempo que vuelve sus embestidas más brutales. Antes de que pueda sentirse mal por abandonar todo tipo de delicadeza, Kyungsoo ronronea y tira su cabeza hacia atrás, liberando una exhalación del nombre del rubio lo suficientemente sensual para volverlo loco.

Es un gato astuto, no es la primera ni la última vez que lo piensa. Sabe bien qué botones oprimir para sacar los mejores lados de Yifan y beneficiarlos a ambos, y aunque Yifan es quien toma el papel dominante en esta situación, sabe que es gracias a las acciones de Kyungsoo que llegan al punto culminante y alcanzan una pequeña porción de cielo. Yifan termina dentro del híbrido, y por un momento piensa en la ridícula posibilidad de embarazarlo y criar pequeños bebés con orejas y colas que corren por toda la casa con sus risas infantiles—

Sacude la cabeza y Kyungsoo lo observa entre divertido y adormilado.

—¿Qué estás pensando?

—En nuestros futuros hijos.

Kyungsoo se ahoga con su propia saliva, recomponiéndose lo suficiente para echarle una mirada de la más pura incredulidad.

—¿Sabes que soy un híbrido masculino, verdad?

—Creo que eso me quedó bastante claro —Yifan bajo sus ojos hasta la intimidad del más bajo, haciéndolo enrojecer y saltar de su regazo, rodando hasta una posición cómoda en la cama (con su intimidad estratégicamente protegida de la mirada de cualquiera)—. ¿Por qué estás siendo tímido ahora? —cuestiona el rubio, genuinamente confundido.

—No estoy siendo tímido, no me gusta que me mires fijamente, mucho menos… ahí —murmura Kyungsoo, haciendo una mueca en cuanto mueve sus piernas de una cierta forma y su cuerpo protesta, acalambrado.

(Aunque por otro lado, todo lo anterior ciertamente vale la pena.)

Yifan se deja caer bruscamente de espaldas, disfrutando la sensación del colchón bajo sus músculos y sonriendo cuando Kyungsoo le lanza una mirada asesina, habiendo rebotado gracias a la fuerza de su caída. Viendo la forma en que su cola comienza a moverse (luego de tantos meses juntos –y con un vistazo rápido a una enciclopedia de gatos online- logra comprender que no es un buen signo, como en el caso de los perros) Yifan le sonríe para apaciguarlo, disculpándose. La cola café deja de moverse y Kyungsoo deja escapar un suspiro de contento, reanudando el ronroneo una vez que se envuelve en su costado. La calidez irradiando de su cuerpo es suficiente para darle sueño al rubio, aunque le gustaría limpiarse primero. Por otro lado, el baño está demasiado lejos.

Ya habrá tiempo después.

—Te amo, Soo —murmura entre las hebras de pelo oscuro de éste, recostando su cabeza sobre la suya. Las orejas de Kyungsoo se mueven, en parte por el roce de su aliento y en parte porque sus palabras lo hacen feliz.

—Y yo a ti, Yifan, aunque seas algo lento.

Yifan frunce el ceño y masculla protestas contra su pelo, haciéndolo reír.

—Está bien, te quiero así, tonto y todo —Kyungsoo alza la cabeza lo suficiente para plantar un beso corto en su mentón—. ¿No te enojes, eh? Durmamos un poco —su voz se vuelve pesada a medida que el sueño comienza a ganarle, pero no necesita moverse para ver que Yifan lo ‘perdonó’ por la forma en que sus brazos se ajustan alrededor de su cuerpo y en que sus labios se presionan contra la parte superior de su cabeza en un beso dulce.

El único sonido en la habitación pasa a ser un ronroneo constante y luego el sonido de sus respiraciones. 

Notas finales:

navidad está ahí porque lo estuve escribiendo para esa fecha (nótese lo abandonado que quedó que recién lo terminé hoy...)

Ya saben, ya sea porque lo disfrutaron o porque tienen críticas constructivas para compartir conmigo, espero sus comentarios con una sonrisa ♥

¡Gracias por leer!

@midori_bs

@ask.fm


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