Capítulo 1: El Hermoso Prisionero Y Los Aviones De Papel.
“Siempre… Siempre… Oscuridad… Odio… Rencor e incluso muerte… Es lo único que ha tenido mi vida, ¿Para qué seguir con ella? ¿Por qué jodida razón tengo que seguir con este estúpido intento? ¡Todos somos solo un efecto colateral de la muerte! [1] Le haría un favor al mundo con solo desaparecer… No hay nada que me haga querer estar con vida”
En este entonces yo tengo 19 años y llevo tres años encerrado en la cárcel de Lost Town bajo el crimen de asesinato agravado… Fui encontrado en la escena del crimen a la edad de 16 años con unas tijeras llenas de sangre de la persona a la que le habían atravesado el cráneo con ellas… Mi condena era cadena era perpetua, siempre estaría en ese lugar, en el cual lo único que podía hacer era sentarme cerca de una alta alambrada metálica rematada con bucles de alambre de espino que siempre se encontraba electrificada. No había nada más que hacer… Nada más por lo cual aspirar, no tengo nada por lo que quiera vivir.
Ese sentimiento simplemente cada vez se hace se más y más grande en mi interior… Si de verdad existía algo como el destino, el mío es muy jodido.
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Abrí mis ojos, de nueva cuenta mi padre estaba aún lado mío, siempre está cuidando de mí, supongo que entiendo su paranoia pero… Hasta cierto punto, ¡es irritante!
- ¿Cómo amaneció mi hijo favorito? – Preguntó con esa voz tan entusiasmada con la que lo hacía casi siempre.
- No sabía que tenía competencia por el título de hijo favorito – Agregue intentando corresponder a su entusiasmo, porque sé lo mucho que se esfuerza.
- Hablo bastante en serio, ¿Cómo estás?
- Bien… - Respondí rápidamente con una sonrisa mientras lentamente comencé a levantarme de la cama - ¿Qué haremos hoy?
- Tengo que ir a ver la prisión, Sion
Mi padre es el supervisor general de la prisión de Lost Town, tenerme como hijo y cuidar de presos no es precisamente un sueño vuelto realidad pero nunca lo he oído quejarse, por lo menos no conmigo.
- Quisiera ir contigo… - Susurro de manera nerviosa, no acostumbro salir mucho de estas cuatro paredes que me mantienen prisionero en este lugar… Pero necesito aire, necesito saber que sigo estando con vida.
- Sion… - Su voz dice mi nombre con cierto aire preocupado.
- ¡Por favor! – Lo alcanzo y tomo su brazo.
- … - Un suspiro escapa de sus labios, de verdad creo que la idea no le agrada – De acuerdo, puedes venir conmigo… - Dice despacio mientras una sonrisa de pronto se dibuja en mis labios – Pero ni pienses que vas a entrar conmigo a ese lugar, tendrás que esperarme afuera – Agrega con su tono de voz paternal.
- ¡Me parece justo! – Canturreo, esa sería la primera vez que saldría a la prisión con él.
No me emocionaba en sí al lugar al que iríamos, era feliz cuando salía… No tenía motivos para hacerlo así que simplemente era maravilloso respirar aire fresco.
Tardamos menos de lo que quería en llegar al lugar, tal como su nombre lo indicaba aquella prisión parecía una ciudad completamente abandonada.
- Iré adentro, tal vez tarde un poco… ¿Podrás arreglártelas? – Preguntó mirándome fijo, como solo un padre podría hacerlo
- Si, solo estaré por aquí… ¿Te parece si regreso solo a casa? Quisiera dibujar – le dije al momento que mostraba mi libreta de dibujo.
- Ah, no tienes remedio de verdad… Solo trata de no llegar tarde – Agregó
- No lo haré… - Mis pasos ansiosos querían llevarme a recorrer aquel hermoso lugar que se dibujaba ante mis ojos, pero mi padre sujetó mi mano una vez más así que la duda se hace presente en mi rostro por tal gesto.
- Una cosa más… Esta valla está electrificada, trata de no acercarte mucho a ella, ¿de acuerdo?
- ¿Electrificada? ¿Por qué? – Sin duda eso ha movido mi curiosidad
- Para que los presos que están allá dentro no escapen.
- Ya veo… - Aun siento la curiosidad creciendo.
- Nos vemos en la casa, Sion.
Cuando me percato de que por fin se ha decido a dejarme marchar, comienzo a avanzar a una distancia prudente de aquella alambrada metálica. Hay algo en ella que me hace no apartar la vista y entonces, de la nada ante mis ojos lo veo…
De lejos no puedo ver más que una delegada silueta de lo que quiero imaginar es un chico de increíbles cabellos azules. Tiene en sus manos una libreta y un lápiz hasta donde alcanzo a percibir, sin saber porque me encuentro completamente cautivado de aquellos movimientos que hace al momento de hacer un trazo.
Algo dentro de mí ha comenzado a gritarlo, debo acercarme a él, pero luego recuerdo que no debo acercarme a esa valla. Tendría que haber una forma de captar su atención… Gritar no era una opción, no era de buen gusto… Giro la vista hacia el cuaderno que tenía en mis manos y una discreta sonrisa se dibuja por mis labios… Había una forma de llamar su atención.
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Entre las únicas pocas cosas que podía hacer en este lugar, -mi particular infierno- estaba poder dibujar, aunque después de unos años, se había vuelto algo molesto… Pero hoy había algo en el ambiente que me impulso a tomar este viejo cuaderno.
Estaba tan sumido en los detalles de mi dibujo, que de verdad me tomó por sorpresa cuando sentí un objeto pasar cerca de mi rostro, mis reflejos me habían salvado la vida más de una vez pero está vez me habían traicionado de alguna manera. Busqué rápidamente el objeto causante de la distracción y por un momento mi mente se quedó en blanco.
¿Eso era un avión de papel?
Si, lo era… Tenía demasiados años sin ver uno, es más el último había sido mucho antes de terminar encerrado en la pocilga en la que me encontraba.
Con mano temblorosa tomé aquel papel que se encontraba tan afortunadamente cerca de mí, a simple vista me di cuenta que tenía algo escrito en su interior y la curiosidad me pudo mucho más que otra cosa. En donde estaba actualmente jamás pasaban cosas como esa y debía aprovechar.
“Hola… ¿Cómo te llamas?”
Esa era la simple línea que estaba escrita, aunque debía admitirlo, la caligrafía se veía bastante bien, incluso me recordaba a los libros que tanto acostumbraba leer cuando tenía una vida.
Alce la vista por simple inercia, intentando buscar al responsable de aquel avión de papel, y encontré a un chico de curiosos cabellos blancos a una pequeña distancia de la valla, mirándome, ¿Estaba esperando una respuesta? Algo dentro de mí se encendió en ese momento, arranqué una de las últimas hojas del cuaderno que tenía apoyado en las piernas y escribí:
“¿Estás loco?”
Doblé el papel para posteriormente arrojarlo con fuerza hacia aquel chico, quien lo atrapó de una manera bastante torpe. Abrió aquel pedazo de papel y me pareció escuchar… ¿De verdad acaba de reír?
Se dio prisa y también arrancó otra hoja de su libreta sentándose en el suelo y escribiendo también, en cuestión de segundos… Yo tenía otro avión de papel en mis manos.
“Es la primera vez que me califican utilizando ese término… ¿Tan extraño es querer saber el nombre de alguien?”
Dudé por unos momentos pero tomé una hoja más, algo me impulsaba a contestar aquellas torpes palabras… Tal vez mi aburrimiento y desasosiego eran el principal factor.
“No, por favor no se ofenda. Es bastante común querer saber el nombre de alguien… ¡Pero de es de locos preguntárselo a un preso!”
Tenía demasiado tiempo sin emplear un sarcasmo a pesar de lo mucho que me gustaba hacerlo… Ahora ese chico se levantaría y se iría, claro… No hay quién soporte esta personalidad que tengo.
Otro avión de papel atravesó en mis pensamientos aterrizando en mis piernas. Con cierta incertidumbre lo abrí curioso de saber qué era lo que este chico quería
“Supongo que no lo había pensado de esa manera… ¿Te molesta que este aquí?”
Simplemente no podía creer lo que leía… ¡Yo era quien lo estaba intentando molestar!
“No, su majestad… Usted no me molesta… Pero su torpeza me extraña”
Al enviárselo de nueva cuenta pude escuchar como reía de manera baja, estábamos a una distancia de unos 17 metros máximo uno de del otro… Y aun así, me pareció distinguir que sonreía
“¿Majestad? Eso suena muy extraño… Pero lo tomaré como un halago si no te importa. Es grato saber que no te molesto”
Si no hubiera sido porque contesté demasiado rápido a eso… Tal vez me habría reído de la forma tan seria en la que me estaba contestando.
“Nezumi”
Fue muy curioso ver la expresión de duda que se ponía en sus expresiones corporales, era como si no entendiera lo que estaba ahí. Casi podía predecir lo que diría, algo como: “¿Qué es eso?”
“¿Te gustan los ratones?”
Una sonrisa discreta se deslizo por mis labios, ¿Cómo podía ser tan impredecible y a la vez tan inocente?... Inocencia… Eso tal vez era lo que lo hacía tan anormal.
“Ese en mi nombre”
Dudo un poco en enviar la carta, ya que eso no era verdad… No del todo… Ese era el nombre que había adoptado.
“De alguna manera lo imaginaba un poco diferente… ¡Pero es muy grato que me lo hayas dicho! ¡Muchas gracias! Mi nombre es Sion”
Nunca antes había conocido a un chico que tuviera el nombre de una chica y menos de una flor…
Así fue como de pronto una valla se había convertido en un puerto aéreo, entre ella los aviones que ambos enviábamos entraban y salían.
-(N/A: A partir de aquí los mensajes en los aviones los pondré como los siguientes para no estar escribiendo tanto entre que se envían y reciben…)-
Nezumi: “¿Siempre es así su majestad? ¿O estoy teniendo un trato especial?”
Sion: “Nunca me he comportado así con nadie… Supongo que es trato especial”
Nezumi: “Oh, su alteza me halaga con sus palabras…”
Así fue como por primera vez desde que entré en ese infierno un día se me iba de esa manera tan rápida… No quería que terminara pero… la noche comenzaba a caer y de pronto me mandarían de regreso a mi celda, aquel chico se iría y tal vez jamás regresaría. Eso sería lo más normal del mundo. Después de todo… Sólo soy un preso más
Sion: Nezumi… Yo… Me preguntaba… ¿Puedo venir a verte mañana?
Al leer esas palabras esta demás decir que la sorpresa me invadió hasta cada célula… Es decir… ¡Volver! Hacia más tiempo del que podía recordar desde la última vez que alguien me había hecho una promesa… Creo que a esto que estoy sintiendo la gente le llama “entrar en pánico” puesto que no tengo ni idea de qué contestar.
Pero aun así obligo a mis dedos y al lápiz a moverse sobre el papel.
Nezumi: Si no le causa ningún problema a su majestad… Yo no tengo nada mejor que hacer
Eso no era lo que quería decirle, pero… Tampoco diría algo como “Oh, sí por favor… ¡Ven!” simplemente era un chico que había logrado des-aburrirme y en cuánto me cansara, le diría que me dejara en paz.
Eso era todo.
Sion: ¡De acuerdo! Lo siento pero debo ir a casa… Ten una linda noche, Nezumi. ¡Hasta mañana! ¡En este lugar!
Observé como de pronto ese chico de pronto comenzaba a irse, hasta que pronto se detuvo y se giró de nueva cuenta hacia mí, haciendo un gesto de despedida con la mano al cual no correspondí.
Diablos que si era un tipo extraño.
Pero lo único más extraño… Era que a cada paso que daba me sentía más solo, cada centímetro que se alejaba hacía que mi asquerosa realidad se acercara más a mí. Estaba por irme a mi celda, hasta que de pronto vi las hojas que me había enviado en el frio césped, las tomé por un reflejo que ni siquiera yo mismo entendí y observe con atención la última línea del último mensaje “¡Hasta mañana! ¡En este lugar!” Era increíble como 22 letras, habían cambiado mi estado de ánimo, mientras por primera vez me dirigía a mi rutina esperando un mañana.
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- ¡Es muy tarde! ¿Dónde estabas? – Mi padre estaba preocupado, lo cual era muy lógico… La noche ya había caído.
- Lo siento, perdí la noción del tiempo – Hablé de manera sincera de verdad era lo que había pasado.
- ¡No te diste cuenta que estaba haciendo frío! – Todavía más molesto
- … - A decir verdad, no… No noté el frío tampoco hasta que comencé a regresar a casa.
- ¿Estás sonriendo?
- ¿Eh? - Hasta ese momento me di cuenta de que lo estaba haciendo.
- ¿Paso algo bueno?
- Pues… Si – Sonriendo más ampliamente
- Dime por favor, que fue lo que paso
- Ehm… - Simplemente no podía decirle “Hey, encontré a un preso que me agrada y quiero ir a verlo mañana” sé que se molestaría, lo sé tan bien, que por primera vez, pienso ocultarle algo – Encontré un lindo ratón [2] – Estaba dudando un poco sobre lo que diría ahora… Porque no sabía si me dejaría hacer lo que yo quería con toda el alma… Me mordí un poco el labio.
- ¿Algo más?
- Bueno… Me estaba preguntando si era posible que yo… Fuera a verlo mañana…
- Normalmente diría que no… Pero, Sion, si encontraste algo que te haga sonreír de esa manera que no veía en años, puedes hacerlo… ¡Mientras vayas bien abrigado!
- ¿De verdad? – No pude evitar la impresión
- Sí, completamente… - Acarició levemente mi cabello, como siempre solía hacerlo – Ahora, sube a bañarte y metete a la cama.
- ¡Sí! ¡De verdad gracias! – Por primera vez en mucho tiempo comencé a subir las escaleras de manera animada
- Tu medicina está donde siempre… ¡No olvides tomarla!
- ¡De acuerdo!
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Estaba acostado en mi cama, observando de nueva cuenta las cartas extrañas de un chico todavía más extraño, decidí que era más peligroso tenerlas a plena vista, debo esconderlas… Pero, ¿dónde?
La idea no era la mejor que podía tener pero estarían seguras aquí. Con sumo cuidado de no hacer ruido levanté el colchón de mi “cama” si es que puedo llamarla así y metí delicadamente las hojas en él.
No hay nadie más en este cuarto conmigo pero… No quiero que piensen que tengo una debilidad. Tengo una reputación bastante considerable aquí, nadie se atreve a acercarse a mí puesto que mi habilidad con la navaja es bastante respetada.
Me recosté y mi mirada se fue al techo… ¿Realmente ese chico iría mañana?
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Después del baño entre en mi cuarto y tomé las pastillas que estaban sobre la mesa, yo sabía que no hacían ninguna diferencia, después de todo era mi cuerpo el que lo sentía pero… Si con eso hacía feliz a mi padre, ¿Qué más podía hacer? Ya le había quitado mucha felicidad.
Tomé entre mis brazos los papeles en forma de bolita que me había enviado ese chico, Nezumi, quería conservarlas… Eran el mejor recuerdo que tenía en esos momentos, así que tome una caja de madera que estaba cerca de donde estaba mi cama y para mi suerte estaba vacía por lo que metí las hojas ahí.
No pude evitar mirar esa letra por unos momentos, tomé mi diario y comencé a escribir lo que sentía, como siempre
<Viendo la forma en la que Nezumi escribe solo puedo preguntarme una cosa… ¿Cómo es tu voz, Nezumi? ¿Cómo eres más de cerca? ¿Cómo son tus rasgos?>
Diablos, no pude evitar sonrojarme cuando un pensamiento invadió mi mente
<Realmente eso no importa… ¿Por qué? Porque para mí ya eres la persona más interesante en mi mundo… Ya que en este mundo, a un hermoso prisionero visité y la única forma de poder hablar con él, es por aviones de papel>
Sonreí al momento de cerrar el diario… Y en algún momento Morfeo me tomó en sus brazos.
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[~ Sora Jigoku ~]