Llamada de madrugada
by koru
Se había acurrucado sobre un sofá grande provocando que su menudo cuerpo, acorralado en una esquina, se viera diminuto. Un suspiro invadió aquella extraña atmosfera melancólica mientras sus ojos se posaban pensativos sobre la penumbra de la ciudad iluminada con aquellas lucecilla, que desde su planta, se apreciaban como si fuesen pequeños puntitos circulares de variadas tonalidades, las cuales alumbraran la viva noche nipona.
Cruzó su sweater por sobre su pecho esbozando una pequeña sonrisa cargada de recuerdo de su pareja… ex pareja, esa que a pesar del tiempo, aun no se apartaba de su corazón. Se preguntaba, mientras veía el serpenteo de sus translucidas cortinas con la cálida briza de verano, si su recuerdo le hacía bien o de lleno el dolor le carcomía de forma dolorosa, pero así como era atormentado los bellos recuerdos se convertía en el antídoto para ese mal.
Se levantó del sofá para coger entre sus manos su teléfono celular, tenía aquella necesidad de saber cómo estaba. Posó aquel aparato sobre su mentón luchando con aquellos deseos destructivos de escuchar su voz, a pesar que todo ya hace muchísimo tiempo se había quebrado y los había dividido, a pesar de aquello, él aun no me acostumbraba, su recuerdo esta marcado a fuego en su piel.
Sabía que era un error, no sabía con que se encontraría al otro lado de la línea, si le contestaba otra persona a esa altísima hora de la madrugada, a pesar de esa fortaleza que siempre se mostraba, era imposible negar que se derrumbaría si ocurriera aquel hecho.
Mirando la pantalla brillante frente a sus ojos se dedicó por minutos enteros a deslizar la pantalla en la opción de contacto, a pesar de que ya había encontrado su nombre, tenia temor de marcarlo, pero por un impulso inconsciente tocó aquel nombre grabado a fuego y de inmediato el auricular dio tono de llamado, los segundo eran asfixiantes mientras esperaba con el corazón en la garganta, sólo desea escuchar su voz y que de sus labios le articulara que a pesar del tiempo aun no podía borrar su recuerdo, porque él sentía que jamás lo podría borrar de los suyos.
“– ¿Ruki? –“
Su voz retumbó sus tímpanos y el latir de sus corazón se desenfrenó; aun no lo tachaba de sus contactos, aquel llano detalle era significativo ¿aun era importante para él?
– Hola… perdón por molestar a estas horas. –
Se levantó inquieto por la situación, sentía que el aire le escaseaba y sofocaba, se acercó al gran ventanal de su departamento de una vista envidiable y abrió esta unos centímetros para sentarse en el suelo percibiendo como la brisa cálida de verano se adentraba acariciando su piel lechosa.
“– No te preocupes, ¿estás bien? –“
Preguntó mientras Ruki se rascaba la nuca y sentía unas ganas descontroladas de llorar ¿estaba bien? Él mismo se preguntaba. Cuando su relación se agrietó y se terminó por quebrar, supo que todo debía acabar y que la vida continuaba. Aquel sujeto había pasado por su vida y muchos pasarían por esta, pero no anticipo que aquel hombre se clavaria tan profundo en su corazón, pero la vida seguía; sin él.
– Eso creo… –
Murmuró aclarando su voz contendido las lágrimas que empañaban sus ojos.
– ¿cómo has estado? Ha pasado tiempo… –
“– ¿Seis meses? ¿Eh? Si, bastante… –“
Escuchó como al otro lado de la línea se movía una silla de escritorio y se alzaba con el típico crujir de su acolchado asiento, escucho sus zapatos chocar contra la cerámica del suelo y como corrían una ventana; ambos miraban el mismo cielo, aquel que alguna vez miraron juntos.
“– He estado bien… con mucho trabajo, ya sabes, viajando de aquí para allá… –“
– Y ahora ¿estabas trabajando? –
“– Si…–“
– Perdón por molestarte entonces… Debes estar cansado si estas a esta hora en ello… –
Dijo en un suspiro sintiéndose derrotado por no llevar una conversación como lo solía hacer antes. No se explicaba cómo tanto fuego se había consumido, dejando apenas unas brasas que estaban por volverse ceniza, pronto serian unos extraños, unos desconocidos que dudan hasta de la existencia del otro y poco les importaría, pero él no se quería convertir en un nombre más en su agenda telefónica, él quería ser su pasado, su presente y su futuro.
“– Me alegró escucharte… –“
Aquellas palabras lo habían descolocado, su corazón se había detenido y ahora latía con más frenesí, se preguntaba si lo que había escuchado era real ¿lo era?
– Podríamos llamarnos, hablar más seguido…cuando nos necesitemos… –
Llevó una de sus manos a sus labios cuando se percató de lo dicho. Su corazón palpitó frenético, se estaba delatando más de la cuenta. Una tenue risilla, al otro lado de la línea, se escuchó seguida de su nombre en un suspiro:
“– Ruki, ¿de verdad estas bien? –“
El menor apoyado de espalda en una gélida pared se había terminado derrumbando por dentro, no cabía duda que aquel hombre lo conocía de verdad.
– Reita… ¿quieres que te mienta? –
Sonrió con las mejillas inundadas de brillantes gotas saladas.
“– No. ¿Sabes? Yo no estoy bien. –“
Informó haciendo que los ojos claros y aguados se abrieran de sobre manera.
– Y ¿qué es lo que estamos haciendo? ¿No hicimos lo correcto? –
“– Hicimos lo correcto… tal vez era mejor que nos separáramos, que cada cual hiciera su vida separada por un tiempo… –“
El silencio fue sepulcral por parte de ambos.
“– Continuemos así y sanemos esas heridas… que aun no cicatrizan… –“
– ¿Estas saliendo con alguien? –
Se atrevió a preguntar con un nudo que le escocía la garganta, recibiendo como respuesta más silencio.
“– Ruki… me gustó escucharte, pero ahora debo cortar… –“
–Reita… –
Sonrió con melancolía hacía la nada del gélido y frio suelo, deseaba con anhelo que aquel alto y acogedor rubio estuviera frente a él, que tomara esos mechones blanquecinos de ondas, que ahora, cubrían su cara y que con cariño pusiera estos detrás de sus orejas para luego limpiar con las yemas de sus dedos aquellas traicioneras lágrimas. Sabía que lo tenía que olvidar, se hacía daño, le hacía daño, su tiempo ya había pasado, pero aquel platinado pequeño se aferraba a este con uñas y dientes…
“– ¿Mmm? Dime…–“
Él era su antídoto para la melancolía; para ese insomnio cargado de recuerdos.
– Por favor, no me apartes de tus recuerdos. –
Articuló aquellas palabras quebradas esbozando una sonrisa en labios de mueca tristona mientras limpiaba sus mejillas y abrazaba sus piernas sintiéndose pequeño en aquel enorme departamento.
“– Jamás te he apartado, y jamás lo haré, sólo quiero que no nos hagamos más daño, quiero que seas feliz. Tal vez esto no resultó y no quiero que volvamos a lo mismo… fue suficiente todo lo que nos lastimamos en el pasado –“
Comprendió sus palabras, entendió que debía dejarlo ir, y tal vez cuando todo el mal que se hicieron y que el tiempo haya curado las heridas, y si el destino hace una jugada estratégica, tal vez se puedan reencontrar en un futuro y hacer de el únicamente suyo.
Su recuerdo siempre va a estar incrustado en su pecho, el cual que ahora apretaba aprehensión arrugando con desespero la delgada lana de su sweater. No hacía bien, pero tampoco mal… sabía que aun estaba atrapado en el adiós y que aun recordaba sus besos y el recorrer de sus manos por su cuerpo.
– Lo sé… pero soy obstinado. –
Una risilla que animó su alma se dejó escuchar por el otro lado de la línea.
“– Cuando quieras llámame, estaré aquí para ti… –“
Le quiso decir que él también estaría para él, que él era únicamente suyo y de nadie más, pero sabía a la perfección el frio temple de sus ex pareja. Compendia que él jamás se mostraba débil y alicaído; él protegía, siempre prestaría de sus abrigadores bazos hasta tranquilizarte.
El silencio ahora rondaba su alrededor. Hundió su cabeza en sus rodillas mientras estas eran abrazadas y su teléfono era empuñado en una de sus manos. La llamada había llegado a su fin, pero el timbre grave de aquel hombre aun resonaba en su cabeza. Con una sonrisa alzó la mirada prendándose en la belleza nocturna que le regalaba los grandes y resplandecientes cristales.
Estaba atrapado en el pasado, en el adiós, en el hasta siempre, estaba inmerso en un anhelo y esperanzas, pero esa llamada lo recargó como placebo de felicidad, aun estaba presente en sus recuerdo y a pesar que llevaban aquella dura separación de distinta forma, eso no quería decir que no se tuviesen presentes en la vida del otro, seguramente tendrán que pasar diversas barreras, el de conocer gente nueva, deberán madurar; crecer como personas, pero sólo el tiempo dictará si el destino es tan real como para unir esos dos caminos que se han separado por completo, pero que se necesitan el uno al otro, ahora sólo deben continuar con el anhelo de los recuerdo vividos.
Su recuerdo continuaría ardiendo y la llama que alguna vez flameó se avivaría, pero todo a su debido tiempo, por ello: –Tu recuerdo continuará vivo hasta ese momento, hasta que podamos hacer nuevos recuerdos, juntos.