- YUKI! Te amo, por favor no me saques, ya no hare nada, me portare bien te lo prometo – rogaba cierto peli rosado sujeto fuertemente a las piernas del rubio escritor que lo miraba con el ceño fruncido.
- si tanto insistes en no querer irte – jalo fuertemente su pierna haciendo que el chiquillo lo soltara – yo me largo – paso por su lado tomando su saco y dejándolo ahí, con las lagrimas recorriendo su cansado rostro.
Era la cuarta vez en la semana que se peleaban, si bien, al principio habían sido pequeñas disputas por la ya habitual actitud de Shuichi, esto, poco a poco había hecho enfadar a Yuki, que tenia la entrega del borrador de su novela tan cerca que el estrés se multiplicaba al triple y como siempre acababa pagándolo su pequeña bola rosa.
Shuichi se quedo ahí, sin moverse, prácticamente sin respirar, solo pensando en todo lo que había pasado desde que había empezado a salir con el escritor hacia 3 años, la noche en el parque, cuando lo empezó a buscar, cuando se enamoro y cuanto trabajo le dio el que su rubio lo fuera aceptado, aunque sus palabras le dolían y sus acciones lo magullaban, no estaba dispuesto a dejar ir, todo lo que había luchado para estar a su lado, al menos, esta vez no dejaría ir a Yuki sin arreglar las cosas.
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Dio una calada a su cigarro abriendo la puerta de su auto, suspiro pesadamente echando una última mirada hacia las escaleras, era lo mejor, le daría tiempo para pensar y tranquilizarse, estaba dispuesto a subirse cuando algo lo hizo parar en seco, unos pasos, mas bien, alguien venia corriendo, mordió su labio girando la cabeza lentamente para ver a Shuichi bajando a una velocidad sobrehumana pero sobretodo peligrosa.
- YUUUUKIIII! – grito el menor al tiempo que se arrojaba a los brazos de su escritor, el nombrado no hizo nada por resistirse, le hacía falta y se sentía culpable por todos los días que hizo llorar a su pequeño, ocasionando que este no pudiera dormir correctamente y como consecuencia le salieran unas horribles ojeras que tenía que ocultar para que K no lo asesinara por no cuidar su imagen – perdóname, Yuki, por favor, no te vayas, dame otra oportunidad, mejorare… aprenderé a cocinar y limpiare el departamento – Yuki sonrió sin poder evitarlo, nuevamente Shuichi prometiendo cosas imposibles la última vez que dijo eso, tuvieron que llamar a los bomberos para que apagaran el incendio que empezó por intentar preparar pan tostado.
Y aun así, Yuki se sentía culpable, porque Shu le estaba pidiendo disculpas aun cuando él no se tenía la culpa de nada, “maldito orgullo”.
- súbete al auto, baka… este no es un buen lugar para hablar – dijo el rubio soltándose de su abrazo y metiéndose en el auto, esperando pacientemente a que su koi tomara asiento a su lado, prendió otro cigarro y puso el auto en marcha, tenía que admitir que estaba sorprendido, puesto que el cantante estuvo todo el camino callado mirando únicamente por la ventana hasta que llegaron al sitio que Yuki pensó, entonces lo miro con los ojos brillando de la emoción y una hermosa sonrisa en sus labios.
- kyaaa! Yuki! Me trajiste a una cita? Que romántico!! – grito abrazando del cuello a su amante una vez que se bajaron del coche, Yuki entorno los ojos.
- suéltame si no quieres que me arrepienta y te deje aquí tirado, total, que al rato pasan por la basura.
- Yuki, que cruel eres! – murmuro Shuichi haciéndose el ofendido, aunque en realidad sabía que no podía estarlo, cuando Yuki lo había llevado a un parque a las afueras de la ciudad, apartado de todo y en el que apenas se podían apreciar a unas cuantas personas pasando por ahí, eran muy pocas las luces que habían y eso lo convertía en el lugar perfecto para sus demostraciones de amor exageradas.
- ya cállate y siéntate – dijo Yuki llegando al lugar más apartado de todo, tomo asiento en una de las bancas y espero pacientemente a que Shuichi lo alcanzara y se sentara a su lado, se quedaron en silencio un par d segundos hasta que Yuki suspiro pesadamente – ahora me contaras porque bajaste tan suicidamente las escaleras?
- y- yo… - Shuichi se puso nervioso, no había pensado en lo que le diría a Yuki una vez que lo alcanzara, cerró los ojos y se armo de valor – no voy a dejarte ir, Yuki – el escritor abrió los ojos completamente sorprendido, que había dicho ese pedazo de idiota?
- que has dicho? – dio una última calada a su cigarro antes de botarlo entre los arbustos.
- lo que escuchaste, yo… no pienso dejarte escapar, no después de todo, ya sé que no sé hacer muchas cosas y que a veces te harto – el pequeño se mordió los labios – pero Hiro dice que su relación con Ayaka va bien porque ambos se aman mucho y…
- quien dijo que yo te amo? – pregunto el rubio con su ya natural frialdad, sin embargo, el peli rosa no se inmuto, ya se lo esperaba.
- tú mismo, con tus acciones, Yuki… a veces eres demasiado celoso y posesivo sobre todo cuando Ryuichi anda cerca, entonces es cuando te amo mas – soltó una risita – voy a seguirte a donde vayas, no importa si muero, yo… reencarnare para estar contigo.
- idiota, debería prohibirte ver películas a partir de ahora – susurro el rubio con un grueso nudo en la garganta.
- hablo en serio Yu… Eiri, no has escuchado eso que dicen de que cuando las personas son buenas y se aman, a veces se les dan segundas oportunidades? No crees en ellas? Yo creo en eso, pero tal vez no la necesite – sonrió mirando las estrellas y tanteando hasta tomar la mano del rubio – porque te tengo ahora y… es suficiente para mí.
El escritor lo miro, a la luz de la luna, tranquilo, sonriendo tan tiernamente con sus cabellos rosas cayendo descuidadamente por su rostro, no podía creer lo afortunado que era al estar al lado de Shuichi, “es el momento, tengo que decirle lo que siento” pensó Yuki apretándole suavemente la mano.
- Shu, yo…
- a quien tenemos aquí?!! – hablo una voz a su espalda, el rubio volteo rápidamente para encontrarse con un hombre de estatura media, delgado y castaño en otra circunstancia Yuki lo habría golpeado por haber interrumpido un momento tan importante para él, pero no en esa, menos cuando apuntaba con una pistola a su pequeño amante – quien diría que me encontraría a la famosa pareja de oro – rio escandalosamente y ambos pudieron darse cuenta de que estaba borracho.
- te daremos todo lo que traemos…
- cierra la maldita boca cantante de mierda!! – Yuki apretó los puños y tenso la mandíbula, no permitía que nadie más que el insultara a su baka.
- sabes qué? Odio a los gays como ustedes, son simplemente asquerosos, repugnantes, dime estrella – se acerco y puso el cañón de la pistola sobre la frente de Shuichi – se siente bien coger con un hombre? Te gusta que te la metan por detrás? – Shu miro de reojo a su amante, mientras una delgada lagrimas resbala por su ojo, Yuki también se había dado cuenta, no era un simple ladrón, era de esos malditos homofóbicos que destruían parejas y estaba seguro que no saldrían completos de ahí – CONTESTAME!! – grito, sobresaltando a la pareja, fue en un movimiento rápido, Shuichi se encontraba en el piso sollozando con una brecha sangrante en la cabeza, le había golpeado, el animal le había golpeado.
Eso fue el acabose, Yuki no lo soporto más y se lanzo a por ese imbécil, lo golpeo fuertemente en el rostro y torso pero el tipo no tenía intenciones de soltar el arma, empezaron a forcejear, ambos sudaban por el esfuerzo que hacían.
- YUKI CUIDADO!! – el rubio miro a su koi, esa distracción no paso desapercibida por el atacante.
BANG.
Silencio…
“¿el mundo dejo de moverse o soy yo el que siente que ha parado?”…
Se escucha como cae pesadamente un cuerpo sobre el concreto, manchando a su alrededor todo color sangre.
- SHUICHIIII ¡!! – el escritor avanza rápidamente hasta el cuerpo de su amante, lo sostiene entre sus brazos y le tapa la herida del pecho, del que brota sangre, demasiada sangre – baka, me oyes? Si no abres los ojos ahora, juro que te voy a golpear – hablo con dificultad Yuki, su cuerpo tembloroso al igual que su voz le impedían razonar, solo quería que lo escuchara, sus suplicas fueron escuchadas porque Shu empezó a abrir los ojos lentamente.
- Y- Yu…ki… creí que… te iba a dispa- rar – sonrió débilmente apoyando su fría mano en la mejilla del escritor, este solo cerró los ojos dejando las lagrimas bajar.
- no hables, Shu… yo, llamare a una ambulancia y volveremos a casa, te hare de comer y veremos esas películas cursis que tanto te gustan…
- Y- Yuki… recuer- das lo que… te d-dije? No… importa s-si…
- CALLATE! No digas esas cosas, vas a estar bien. Te amo Shu, te amo, lo dije lo oíste idiota? Te amo, no me puedes dejar – entonces lo beso, un beso triste, con lagrimas y dolor de por medio, Eiri sentía que le arrebatan todo y Shuichi sentía que con cada segundo su corazón latía mas lento – perdóname… perdóname!!
- es- espera la segunda… - el cantante tosió escupiendo sangre – t- te amo… Eiri.
- la segunda qué? – pregunto Yuki difícilmente a causa de los sollozos, pero Shuichi no le contesto, había cerrado sus hermosos ojos amatistas, su cuerpo se había vuelto lánguido y ya no sentí el latir de su corazón, lo sacudió fuertemente pidiéndole a gritos que por favor despertara, que lo amaba y grito, grito tan fuerte que temió que toda la ciudad fuera a ver lo que pasaba, “es mi culpa, yo elegí este sitio”, no dejaba de repetírselo porque su mente no daba para más y su corazón no podía soportar el dolor que estaba sintiendo en ese instante, tan fuerte, que la muerte sabría mucho mejor.
- HAHAHA! Estas muerto! Lo mate!!! Al fin – escucho esa repugnante voz a su espalda, beso una última vez a su amante, disfruto por última vez su perfume y lo deposito suavemente en el piso, antes de lanzarse con el puño en alto por el bastardo que le había quitado a su koi, lo golpeo, una, dos… seis veces, la ira lo cegaba solo quería verlo sufrir, quería verlo sufrir como él estaba sufriendo ahora.
En medio de la golpiza, escucho como cargaba la pistola y segundos después la bala le traspasaba el cuerpo, sonrió satisfecho, cerró los ojos cuando sintió la sangre salir de su herida, se arrastro débilmente hacia donde estaba su pequeño, le tomo la mano y espero a que la muerte lo engullera.
“yo tampoco pienso dejarte escapar, Shuichi”
Esa noche, todo se tiño de rojo y tanto la luna como las estrellas dejaron de brillar, presenciando la tragedia que se había vivido en ese parque.
- K apaga la televisión por favor, solo esperamos a Shindou- kun y empezamos la junta por el tour de Bad Luck – dijo con su sonrisa habitual Thoma, Hiro nervioso se paseaba de un lugar a otro llamando a su amigo, 10 llamadas y no había conseguido respuesta.
- of course, Seguchi…
- “ noticia de última hora, hoy en la mañana un civil ha encontrado dos muertos en el parque de la media luna, se han reconocido como la pareja de oro, Yuki Eiri y Shindou Shuichi, quienes al parecer han sido baleados, aun se desconocen los detalles y…”
Ya nadie podía escuchar con claridad las palabras de la noticiera, todos inmersos en sus pensamientos, todos sin terminar de creerse lo que acaban de escuchar, al pasar el shock inicial, se empezaron a escuchar llantos desgarradores y gritos por toda la empresa, mientras rogaban que fuera un sueño, desgraciadamente no era un sueño, era tan real que hubiesen preferido estar en una pesadilla donde al menos todos estuvieran juntos.
Nueva york muchos años después
Un chico de ojos amatistas y cabellos rosados caminaba a altas horas de la noche por el parque camino a su casa, tarareando una dulce melodía y dejándose llevar por la música que salía de sus audífonos, tan metido iba en sus pensamientos que no se dio cuenta de que alguien caminaba distraído hacia él, hasta que chocaron.
- imbécil! Fíjate por dónde vas? Deberían prohibir andar por el parque a gente tan estúpida como tu – dijo una enfadada y fría voz a su lado, levanto la mirada para encontrarse con unos ojos dorados que lo miraban fríamente, el rubio le devolvió la mirada sorprendido, era los ojos más hermosos que había visto, la gente no solía ir por ahí con ojos color violeta.
- cómo te llamas? – pregunto el peli rosado sin apartar la mirada.
- Eiri…- trago saliva.
- yo me llamo Shuichi – sonrió y saco la lengua juguetonamente – estás hablando con un futuro cantante famoso.
- con el poco talento que posees lo dudo, mejor ríndete – respondió el rubio poniéndose de pie, limpiándose el polvo y pasando de largo, el pequeño frunció el ceño.
- puedo demostrarte que te equivocas – dijo con una sonrisa, el rubio se detuvo y al igual que el mocoso sonrió discretamente.
- inténtalo…
“Eiri, no has escuchado eso que dicen de que cuando las personas son buenas y se aman, a veces se les dan segundas oportunidades? No crees en ellas?”
“Ahora creo, baka…”