Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

*~Blood Pledge~* por barahime

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:


Y vengo con un nuevo bebé cuando no puedo con los otros.

Lo sé soy una masoquista, irresponsable.

Perdón... 

 

 

Notas del capitulo:

Hola!

Bueno, este día vengo a subir algo asi como pues un one-shot, sé que no es la gran cosa, porque de verdad no tuve el tiempo o mas bien, no me di el tiempo para hacerlo adecuadamente.

Algunos notarán mas de un error y bueno, los acepto, por que yo sé que los hay. ¿el motivo? Bueno eran muchos los elementos y pocas las palabras que se me otorgaron para realizarlo, por lo cual muchos de mis puntos los dejé al aire y sin aclarar. 

La cuestión es que este fic en si es para un concurso que se realizará en mi escuela y como buena fujoshi amante de las letras no me pude resistir. El escrito como lo leeran ahora lo entregaré así tal cual. Por lo que sinceramente no se si me vayan a mandar el cuerno por hacerlo de tematica gay. Aunque sinceramente me controle al ser para eso.

Dependiendo de cómo sea recibido hoy este shot, me plantearé el hecho de reeditarlo e incluso hacerlo un poco mas largo, ya definiendo como se debe cada punto; ya que quien sabe del tema se dará cuenta de que hay una que otra cosa que no pude aclarar.

En fin, segun sus rew´s (si es que me dejan) veré el futuro de mi bebé.

Y ya dejando el choro les dejo leer.

 

 

*~Blood Pledge~*

 

“La oscuridad es mi reino”

“Susurra mi nombre, es lo único que me mantiene cuerdo”

 

Capítulo I

“De cómo comenzó”

 

Corría el año de 1890, el invierno había sido quizás uno de los mas fríos en los últimos 10 años, aun así yo estaba allí caminando entre toda esa gente bulliciosa para poder entrar al recinto.

“La dama de pica” se estrenaba por fin en el famoso Teatro  Mariinski de San Petersburgo”, y a diferencia de todos, yo caminé con calma entre ellos. Caminé hasta la puerta y di mi nombre; solo hizo falta eso para que me dejaran entrar.

Mi familia era una de las más poderosas de entre todas las familias extranjeras que habían emigrado a Rusia, mi país natal era Japón, pero por el trabajo de mi ocupado padre terminamos mudándonos a una de las grandes mansiones de aquella ciudad.

No me fue difícil aprender el idioma, era un “chico prodigio”; o eso era lo que decía la gente.

Entré y me acomodé en el palco de mi familia, esperando para que la opera comenzará. Fue ahí donde le conocí; alto, delgado pero con un cuerpo tan trabajado como el de un modelo de esculturas. De cabello castaño hasta por debajo del hombro, de facciones tan finas que bien podían pasar como las una bella mujer. Japonés sin duda, cuando nuestras miradas se cruzaron sentí un choque eléctrico recorrer mi cuerpo al mirar la sonrisa que me dedicaba, no pude hacer más que desviar la mirada y sentir el calor subir por mi rostro y quedarse plantado en mis pálidas mejillas.

Al finalizar la opera me dirigí a la salida topándome de frente con esos ojos del color de la miel, casi asemejándose al oro, otra sonrisa se marcó en sus rojos labios, contrastando con lo pálido de su piel.

—Buenas noches— me dijo con voz grave.

—Bue…buenas noches— dije nervioso ante su presencia.

—Deja que me presente—  dijo tomando mi mano— mi nombre es Takashima Kouyou, pero puedes decirme Uruha— dijo y besó mi mano dejándome totalmente sorprendido.

—A…Akira Suzuki Akira— le contesté con ese rojo invadiendo de nuevo mi rostro.

Después de aquella noche nos hicimos los mejores amigos, me enteré que al igual que yo su familia se había mudado a Rusia con el fin de emprender un gran negocio; le pregunté si acaso sus padres no conocerían a los míos pero se limitó a decirme que a él no le interesaba el mundo de los negocios.

Uruha tenía a diferencia de mí la libertad de hacer con su vida —de recién cumplidos los veintitrés— lo que fuera, por lo que solo se dedicaba a ir y venir de los teatros y salones, le encantaba asistir a uno o tres bailes por semana.

Un día lo acompañé a uno, y aun hoy me arrepiento de ello.

La velada fue lenta, a eso de las tres de la mañana por fin los invitados empezaron a irse uno a uno; a Uruha le perdí la vista hacia casi dos horas mientras que a Shura, la mujer con quien estaba la había visto con otro hombre. En definitiva lo había rechazado, o eso pensaba yo. El salón estaba casi vacío, el señor Vasiliev organizador de la fiesta aun se encontraba hablando con varios de los hombres de negocios que habían asistido.

Ya cansado de esperar a Uruha, vagué por la casa para ver si  podría encontrarlo, si no, simplemente me iría del lugar y lo vería al día siguiente. Caminé sin un rumbo preciso, solo con la meta de encontrarlo y que me llevara de vuelta a mi hogar. Subí al segundo piso, fijándome en las habitaciones que se hallaban ahí, cuidadoso de no hacer ruido si es que alguien más se encontraba en alguna; estaba por darme por vencido cuando escuché un ruido al final del pasillo.

Sé que una persona sensata habría salido del lugar y no habría ido a averiguar de qué se trataba, pero no, mi curioso ser me llevó a querer saber qué o quién era lo que había hecho ese sonido. Caminé con sigilo, tratando por todos los medios que mi presencia se viera desapercibida en aquel instante.  Abrí con cuidado la puerta, esperando que quien fuera que estuviera dentro no se diera cuenta de mi intromisión. Pero jamás esperé encontrarme con lo que ahí había. Sobre la cama se hallaba Uruha con Shura entre sus brazos, brazos fuertes y pálidos como el cielo nublado.

Delineaba su piel con la lengua mientras ella gemía de placer, aquello sin duda era algo que no debía de ver, por lo que quise salir antes de ser descubierto, pero antes de que pudiera hacerlo escuché cómo de un momento a otro Shura gritaba y era acallada por la mano de Uru, me percaté de la mueca de terror que se plantó en su rostro. La vi forcejear y estuve a punto de entrar y ayudarla hasta que pude ver cómo el movimiento de su cuerpo y sus gritos ahogados cesaban, su cuerpo cayó sobre las sabanas blancas y de apoco su cuello y pecho se llenaban de sangre. Mis ojos se abrieron con asombro al presenciar aquello, estaba a punto de salir cuando la mirada de mi amigo se dirigió a mí.

Sus ojos estaban coloreados de un rojo tan profundo como la sangre que emanaba del cuerpo muerto de Shura, así como la que mojaba sus labios. Abrí la boca lleno de asombro, perdí por completo la noción de lo que pasaba en ese instante hasta que lo sentí frente a mí, acariciando mi mejilla ahora fría y pálida.

—Mi querido Akira— susurró cerca de mi boca— si tan solo no fueras tan curioso— me dijo enredando sus dedos en mi cabello castaño.

— ¿Qué eres?— le pregunté en un hilo de voz apenas audible para ambos.

— ¿Qué soy?— repitió mi pregunta soltando una risita. Sus ojos pronto volvieron a su color original, pasó su mano sobre su boca limpiando los hilos de sangre que aun se derramaban sobre sus labios limpiándose—. Soy lo que quieras que sea— me dijo severo— un asesino— dijo señalando el cuerpo inerte de Shura que reposaba sobre la cama— un monstro o un simple vampiro hijo de la noche como muchos otros nos suelen llamar— dijo en un suspiro casi cansado.

Mi corazón latió con fuerza, rápido, lleno de… no sé qué era lo que sentía, mi mejor amigo, el único hasta ahora se plantaba ante mí como un ser adicto a la sangre, portador de la muerte.

—Vampiro…— susurré aun no creyendo lo que decía, lo que acababa de ver. Retrocedí a la puerta, queriendo escapar de la presencia de aquel hombre al que ahora desconocía.

— ¿A dónde crees que vas?— dijo, y antes de que pudiera reaccionar perdí el conocimiento.

***

Cuando desperté me encontré en una habitación que jamás había visto, mi boca estaba seca y mi estomago echaba de menos el alimento del que había sido negado hace… ¿Cuánto tiempo había pasado desde lo ocurrido con Uruha? Más aun, ¿En dónde estaba él, en dónde está yo?

—Por fin despiertas— escuché a mis espaldas su voz.

— ¿En dónde estoy?— pregunté con miedo, lo miré a los ojos, esos malditos ojos de los que con anterioridad estaba prendado.

—Bienvenido a mi hogar— escuché decir a otra voz de la cual desconocía al dueño, volteé para todos lados pero no logré ver a nadie más, solo a Uruha que me sonreía como burlándose de mi frustración.

—Déjame ir— le dije a Uruha en tono serio, pero antes de que éste pudiera responderme un niño se apareció frente a mi asustándome.

—No te puedes ir— me dijo con una gran sonrisa que me aterrorizo por completo, sus ojos eran de un color casi blanco, grandes y abiertos de par en par examinándome— tu curiosidad te hará pagar muy caro— me dijo posando sus dos pequeñas manos a cada lado de mi rostro— Uru me contó lo que viste y bueno, no te podemos dejar ir así como si nada— me dijo y se sentó junto a mí en aquella cama.

—No diré nada— dije con desesperación, no me podía quedar ahí ni un segundo mas, en cualquier momento podría ser devorado por estos seres que en mi vida pensé fueran reales.

—No es tan fácil como un simple “no diré nada”— me dijo él niño cruzándose de brazos— aquí la única manera de no decir nada es— dijo con una sonrisa— matándote— dijo colocando su pequeña y pálida mano sobre mi cuello— o haciéndote uno de nosotros— finalizó.

Aquello me tomó por sorpresa, ¿ser uno de ellos?

—Así que escoge Akira, Ruki te está dando la posibilidad de elegir tu destino— dijo por fin Uruha.

—Seré uno de ustedes— dije sin más mirando al pequeño niño que Uruha había nombrado como Ruki.  Aceptando la perdición de mi alma.

—Estas son las reglas— dijo el pequeño niño que ahora con calma caminaba por el cuarto en el que estaba— número uno, tu vida de ahora en adelante esta perdida, te olvidarás de tu familia, amigos, casa, trabajo, escuela; todo lo que te ataba al mundo de los vivos ahora no existe para ti— dijo tomándome por sorpresa.

—Pero Uruha anda entre ellos como si nada— le dije con reproche.

—Eso es diferente, Uru tiene más de ciento cincuenta años, y nadie de las personas que ahora lo rodean vivieron en su época— eso sin duda me asombró, ya que Uruha de verdad aparentaba los veintitrés años que me había dicho tenia—. Número dos, tu nueva vida será eterna de hoy en adelante, vagaras por el mundo en busca de tu supervivencia, cuidándote ante todo de que nadie nunca te descubra. Numero tres, nunca, jamás te enamores de un humano, aquello seria simplemente tu perdición— me dijo mirándome severo, aquel niño simplemente me daba terror, cómo un cuerpo tan pequeño podía ser empaque de tanta maldad y emanar tanto terror como él lo hacía— y por último y más importante que todo esto que acabo de decirte, cuídate de jamás encontrarte con un Crusnik y si llegara a pasar huye lo más rápido que puedas—dijo serio— ¿Dudas?— preguntó finalizando con todo aquello.

— ¿Qué es un Crusnik?— pregunté.

—Un vampiro que vive de la sangre de otros vampiros, tan letales como nosotros lo somos para los humanos— explicó— así que si no tienes más dudas es hora de convertirte— dijo llenándome de miedo— como Uruha fue el tonto que dejo que lo descubrieras— dijo mirándolo, Uruha hizo un puchero raro con su boca, denotando su enfado ante las palabras de su compañero— él se encargara de convertirte, él de ahora en adelante será tu padre, o hermano, o como tú lo quieras ver; y solo él podría terminar con tu vida— dijo dándole paso a mi “amigo”.

—Espera… ¿no acaso los vampiros son inmortales? ¿Es verdad que con el sol morimos o cosas así?— pregunté sacando una mueca de hastiamiento al pequeño ser.

—Haber— dijo con desesperación— somos inmortales en un 98%, el primer 1% es porque nuestro creador nos puede matar con su propia sangre, es decir después de la primera vez que pruebes su sangre, ya jamás lo volverás a hacer o morirás, puedes probar la sangre de otros vampiros por gusto, pero no hasta matarlos o igual serias un Crusnik, y el otro 1% es el que tienen los Crusniks sobre nosotros, ¿entiendes?, nada de sol, agua, cruces, etc.— explicó.

—Está bien…

—Bueno, empecemos— dijo Uruha— no te dolerá, al contrario, sentirás un placer sin igual mas allá incluso que un orgasmo— me dijo, pero lo que vi con Shura se alejaba de eso totalmente— con Shura fue diferente— dijo como si hubiera leído mis pensamientos— a ella la maté, mi intensión no era convertirla— me explicó—. Ahora solo ten calma en un instante pronto tu nueva vida comenzará.

 

Uruha se sentó a mi lado, descubriendo mi cuello, me tomó entre sus brazos fuertes y pude sentir el frio de su cuerpo erizar mi piel. Contuve el aliento al tener tan cerca a ese hombre hermoso del que había quedado prendado desde la primera vez. Me miró por un momento y me dedico una sonrisa cálida que quise tomar como una forma de alentarme y no tener ya más miedo.

Se acercó a más y puede sentir su helado aliento, un escalofrío me recorrió por completo. Sentí su lengua recorrer mi piel, hasta que lo sentí, un dolor como ningún otro, eso nada tenía que ver con el placer, quise quitármelo de encima pero no pude, su fuerza era mucho mayor a la mía, en ese instante pude comprender el dolor agonizante de Shura, grité pero fui callado por su mano. Hasta que sentí como mi cuerpo poco a poco se calentaba, como de repente mi visión se nublaba y empezaba a sentir una sensación casi como la excitación que se siente al tener sexo. Mi cuerpo estaba ardiendo mientras mi sangre era poco a poco succionada, pronto perdí la cabeza pero antes de que perdiera el conocimiento Uruha se detuvo, me tomó con más fuerza y me acomodó entre sus brazos.

—Mírame— dijo con serenidad y le hice caso, sus ojos rojos me dieron miedo pero de repente una sensación de necesidad se apoderó de mi, hambre, dolor, frio; todo me atacó dejándome agonizante— de hoy en adelante serás uno de los nuestros, serás mi creación y mi siervo, yo seré tu maestro y guía, tu primera y última palabra; para siempre, así que bebe— me dijo y acercó su cuello a mí, por un momento me sentí incapaz de hacerlo pero aquello que se apoderaba de mi me impulsó a morder ese pálido cuello que emanaba un olor tan exquisito como el más caro perfume.

Hundí mis nuevos colmillos en su carne y succioné su sangre, era un sabor que jamás había experimentado, dulce, caliente, sin igual. Sentí como aquella desesperación que me había embargado desaparecía, pero aun así esa sangre me llamaba y me incitaba a seguir, pero Uruha no me dejo.

—Es suficiente Aki— me dijo limpiando mis labios con sus largos dedos— si tomas más de la cuenta podría morir— dijo con una calidez que jamás me había mostrado, ¿ese era acaso el nuevo trato que como su siervo iba a tener?

 

Pues estaba equivocado, porque después de aquello solo fui su juguete, su diversión, su golosina en decadencia de sangre humana; si ahora tú me preguntas si me arrepiento de haber entregado mi alma a un demonio como aquel, te puedo decir que completamente…

 

Capitulo 2

“Despertar”

 

Tokio, Japón, 1956.

 

Habían pasado sesenta y seis años desde lo ocurrido ese día; un día después de convertirme, Uruha me llevó a China a comenzar una nueva vida, una vida que odiaba más que nada. Estaba cansado de ir y venir con él, de fiesta en fiesta acabando con la vida de más de uno; de ser su juguete y humillarme ante él, de que me usara para sus deseos y pasiones más bajas, de maltratar mi cuerpo, de pisotearlo y hacer con él lo que le pareciera mejor.

Mi cansancio se alargo hasta que diez años después no pude más y hui de su lado. Me dirigí a Egipto, sabía que no había medio por el cual pudiera encontrarme y dicho y hecho, no volví a saber de él. Estuve en aquel país durante casi cinco años, viviendo en el silencio de las noches y el frio del desierto, alimentándome de la sangre de las serpientes que encontraba. Su sabor sin duda era horrible, pero estaba cansado de terminar con la vida de tanta gente inocente. Después de eso regresé a mi natal Japón, todo estaba tan cambiado aun así supe cómo adaptarme.

Kaoru Nishima, Takahiro Yamamoto, fueron algunos de los nombres que use por cuarenta años desde que llegué a Japón, cada diez años me movía de ciudad con un nuevo nombre, inventando cualquier cosa para que la gente me tomara como uno más; al final Akira Suzuki, mi antiguo y verdadero nombre fue el ultimo que usé para cuando llegué a Tokio.

Lo primero que busqué fue un lugar en dónde quedarme en lo que encontraba un hogar fijo. Me dirigí al centro de la ciudad para quedarme en algún hostal  o pensión; en la gaceta de la ciudad encontré una que parecía ser lo mejor para mí en estos momentos: “Yorusamu” era el nombre de aquella estancia, que ofrecía un cuarto con baño y los tres alimentos por un pago a la semana de quinientos mil yenes, era todo una ganga. Me preguntaba si no habría algo turbio en todo ello; pero no importaba, después de sesenta y seis años viviendo como un vampiro nada ya podía asustarme, o eso creí…

Llegando al lugar me recibió un hombre de largo cabello negro y ojos tan oscuros como la noche, sentí algo extraño en el instante en que percibí el olor de su sangre, incluso pensé que podía tener la misma procedencia que la mía, pero después de mucho pensarlo me di cuenta de que tal vez  estaba equivocado. Su nombre era Shiroyama Yuu, tenia veinticinco años y vivía en aquel lugar desde la muerte de sus padres hacia ya cinco años.

— ¿Cuánto tiempo te quedarás Akira?— me preguntó Yuu mientras me servía un té.

—Sinceramente no lo sé, acabo de llegar a la ciudad y no tengo ni idea de qué hacer— le dije mientras recibía con gusto la taza de té verde recién hecho— tal vez primero busqué un trabajo y después un hogar permanente, o no sé— le dije bebiendo aquella cálida bebida.

—No hay necesidad de que busques algo mas— me dijo él sentándose  frente a mi— si quieres puedes quedarte aquí, te puedo acomodar en una de las habitaciones mas grades y calcularte una renta mensual — me ofreció con una sonrisa formada por sus carnosos labios.

— ¿Estás seguro?— le pregunté y el asintió con otra sonrisa—. Está bien, entonces estaré como tu nuevo inquilino, cuida de mí por favor— le dije haciendo una ligera reverencia.

—Pues bienvenido a “Yorusamu”— me dijo y estiró su mano para estrecharla con la mía. En el instante en que nuestras manos se tocaron sentí una corriente eléctrica atravesar mi cuerpo, por un instante aquella sensación me hizo recordar a Uruha, un nudo se instaló en mi garganta pero hice lo posible por que aquella sensación se alejara de mi; sonreí a Yuu que me miraba como esperando una reacción de mi parte.

—Lo siento…— le dije soltando su mano y él solo sonrió de nuevo.

—No te preocupes— me dijo sereno— ahora lo mejor será que te lleve a tu nueva habitación— dijo dirigiéndose a la puerta para que yo lo siguiera.

 

***

 

Los siguientes días fueron bien, cada semana me contactaba con mi proveedor de sangre, así que al final de cada domingo me era entregada una caja con siete bolsas de sangre. Una por día, solo necesitaba de ello para poder subsistir. Sin duda la sangre empaquetada tenía el sabor de la muerte en cada mililitro, pero simplemente los días en que los vampiros mataban por alimento habían quedado en el pasado, si bien aun había países en los que algunos aun continuaban con la práctica, yo simplemente había desistido de ella.

Solo había algo que no me gustaba de todo esto, y es que era el que Yuu día a día me recordaba más y más a Uruha. No sabía el porqué de ello pues eran totalmente diferentes, tanto en complexión como en carácter, mientras que Uruha era un libertino que se la vivía de fiesta en fiesta, Yuu era más serio, siempre que lo veía estaba en el jardín de su casa con un libro entre las manos.

Poco a poco entablé una amistad con él, las tardes la pasábamos platicando de alguna que otra vivencia, yo tratando de que todo sonara a la época en la que nos encontrábamos. Las horas pasaban rápido con él a mi lado, hasta que un día, después de casi seis meses de vivir ahí, fue que me di cuenta de que por él sentía algo mas, algo que en sesenta y seis años no había sentido, ¿amor?... tal vez, la verdad es que no tenia certeza de ello. Porque simplemente jamás había pensado en ello desde lo que había sentido alguna vez por Uruha.

— ¿Qué tienes?— me preguntó un día en el que de nuevo me había perdido en estos pensamientos.

—No tengo nada— le dije volviendo a la realidad, encontrándome de frente con aquellos ojos negros que tanto me gustaban, mas aun que los dorados de Uruha.

—Has estado raro estos días— me dijo enarcando una ceja, mirándome fijamente, como queriendo escudriñar en mi mente para saber los motivos de mi tan continua perdición.

—De verdad no tengo nada— le dije tratando de guardar la calma, su cercanía de un momento a otro me llenaba de nerviosismo. Estos sentimientos simplemente eran más fuertes que yo, era como si mi lado humano resurgiera desde las tinieblas—. Solo que… a veces pienso que tal vez mi corazón esta albergando sentimientos que no sé reconocer— dije más bien para mí mismo, pero ahí está Yuu, escuchándome atento con un deje de curiosidad y confusión.

— ¿Es que acaso estas enamorado?— me dijo con burla, pero más que hacerme reír hizo que me tensara por completo. Yuu cambió su cara burlona a una de preocupación, de seguro mi propio rosto era un poema en ese instante—. ¿De verdad estas enamorado?— me preguntó un poco más serio acercándose más a mí.

—No sé…— le contesté con nerviosismo, tenerlo tan cerca simplemente era embriagador, mi cuerpo pedía a gritos que mis dientes se clavaran es su pálido cuello, fue ahí cuando me di cuenta de mi equivocación, tal vez no era amor, sino solo su sangre que me llamaba para ser probada—. No estoy seguro de que lo que sienta realmente sea algo parecido al amor, simplemente no es posible— le dije frustrado.

—¿Cómo sabes que no es amor?— me preguntó mirándome con calidez, esa tan común en él— debes experimentar, probar si lo que sientes es o más bien, puede ser real— me dijo y se puso de pie.

—No des consejos de los que te puedas arrepentir— le dije y al igual que él me levanté del pasto en el que estábamos sentados.

— ¿Por q...— pero antes de que pudiera terminar su pregunta lo callé con mis fríos labios.

La sensación simplemente fue electrizante, como si algo totalmente nuevo despertara en mi interior; jamás había sentido aquello ni con todos esos labios que alguna vez besé, ni siquiera los de Uruha se comparaban con los de Yuu. Sentí como su cuerpo se tensaba bajo mi toque, pero poco a poco se fue entregando a mí, hasta que aquel contacto se había tornado más rápido, pasional, desesperado. Enredé mis dedos en su sedoso cabello, delineé sus labios con mi lengua, mientras él se limitaba a sostenerse de mi camisa con fuerza, como tratando de sostenerse de esta y no caer.

El beso empezó a tonarse más calmado anunciado su desenlace. Lentamente nos separamos, tenía miedo de ver sus ojos, de reflejarme en esos pozos negros que dé a momentos me hipnotizaban. Estaba seguro de que si aun estuviera vivo, el rojo cubriría mis mejillas. Me devolvió la mirada pero no pude leer ninguna expresión en él. No sabía si estaba enojado, si con ese acto de repente me echaría de su casa, si saltaría sobre mi lleno de furia para molerme a golpes.

Pero nada de eso paso, un silencio casi sepulcral se instaló entre nosotros, dejándome con más de un hueco en la mente.

—Lo siento…— susurré apenado bajando la mirada, no sabía qué mas decir.

—No lo hagas, porque con eso estarías diciendo que estas arrepentido de lo que has hecho— me dijo sorprendiéndome. Subí mi mirada a la de él, me sonreía como si lo que había pasado fuera algo que había estado esperando por un largo tiempo.

—Yuu…— dije apenas, pero él me calló de igual forma con sus labios.

 

Capitulo 3

“Frozen Hearts”

 

Los días pasaron haciendo de nuestra relación algo más fuerte, amaba despertar con Yuu entre mis brazos; nunca había gozado tanto de la compañía de otra persona hasta que recordé lo que Ruki me había dicho.

“Numero tres, nunca, jamás te enamores de un humano, aquello seria simplemente tu perdición”…

Su pálido rostro y sus ojos vacios vinieron a mi mente, recordándome aquello. Pero decidí ignorar su advertencia. Sin saber que me enfrentaba a algo mucho más peligroso que el enamorarme de un simple mortal.

 

***

 

Ya eran seis meses desde que inicié una relación con Yuu, cada día podía decir que era mejor que el anterior, todo iba perfecto hasta que de nuevo mi curiosidad me llevó al más profundo de los abismos, uno del que no sabía si habría retorno.

Como siempre Yuu salió, diciéndome que iría a la biblioteca a buscar otro libro que leer, así que con una sonrisa lo despedí. El tiempo pasó quizás más rápido de lo normal, pues pronto el reloj marcó las siete de la noche, Yuu se había ido hacia las tres de la tarde por lo que estaba preocupado. En las noticias últimamente reportaban sobre algunos casos de asesinato, que bien sabia yo eran a causa de un vampiro. No quise hacer nada en cuanto a ello, no era como si yo fuera dueño de este territorio, cualquiera podía venir a causas alboroto, pero aun así me sorprendía que en una ciudad tan concurrida como lo era Tokio, un vampiro se atreviera a matar por alimento.

Pasó media hora más y Yuu no regresaba, por lo que sin pensarlo más salí en su búsqueda. Caminé por las orillas del parque al que más de una vez vine con él. Buscando su presencia, esperando que el tiempo se le hubiera pasado mientras leía.

A lo lejos pude escuchar un gruñido y tuve la certeza de que se trataba de otro vampiro. Un miedo que hacía mucho que no sentía me invadió, corrí lo más rápido que pude hasta llegar al lugar donde se escuchaba aquello, tenía que cerciorarme de que Yuu estaba a salvo. Pero cuando llegué algo más me dejo completamente sorprendido.

La escena era algo que jamás había visto, ahí  en el piso agonizante un vampiro, con el cuello roto chorreando sangre, mientras que sobre él estaba una persona que jamás me imaginé. Yuu estaba sobre aquel cuerpo muerto, con la boca llena de sangre.

Un Crusnik…

“…y por ultimo y más importante que todo esto que acabo de decirte, cuídate de jamás encontrarte con un Crusnik y si llegara a pasar huye lo más rápido que puedas”

Las palabras de Ruki de nuevo vinieron a mi mente, simplemente no lo podía creer, ¿Cómo era posible de que Yuu fuera un Crusnik?, ¿Cómo en todo este tiempo no me había dado cuenta? Retrocedí esperando que él no se diera cuenta de mi presencia pero fue inevitable apenas di el primer paso cuando Yuu levantó su mirada hacia mí, pude notar un gran asombro igualmente de su parte, casi miedo, el mismo que me invadía a mi ahora.

Se levantó lo más rápido que pudo, acercándose a mí…

—Aki…— pero antes de que pudiera decir algo mas corrí, lejos de él, tratando de salvar mi vida; no sabía si él estaba consciente de que yo era un vampiro, no lo sabía, pero aun así debía de huir. Estaba seguro de que si hubiera tenido un corazón latente, este ya se habría roto en mis pedazos ante aquello, era simplemente doloroso el saber que Yuu era un Crusnik, el único ser que podía terminar conmigo—. ¡Akira!— escuché su voz desesperada, y por un momento estuve seguro de que no sabía que yo era un vampiro.

—¿Qué eres?— pregunté deteniendo mi carrera, sentí por un momento una sensación de dejaba, aquello me recordó tanto a la vez en que descubrí a Uruha.

—Un Crusnik— me dijo sin más bajando la mirada, tan diferente a Uruha…

—No puede ser— le dije, y aunque tenía la certeza y el conocimiento de ello, jamás imaginé encontrarme con uno .

—Perdón por ocultártelo, pero tenía miedo— me dijo casi al borde de las lagrimas, ¿acaso ellos si podían llorar?— no quería que me temieras y terminaras abandonándome— me dijo tomándome entre sus brazos, y sin que lo pudiera controlar mi cuerpo tembló—. Me tienes miedo— no fue una pregunta, él lo sabía.

—Yuu…— no sabía qué decir, si se enteraba de que yo era un vampiro ¿sería capaz de matarme?

—No me temas por favor— me pidió y me tomó con más fuerza entre sus brazos— no supe qué hacer, una parte de mi quería salir huyendo del lugar y la otra quería seguir ahí, entre los brazos de la persona a la que amaba.

 

Yuu me explicó que su misión era terminar con cada uno de los vampiros que se encontrara, me contó que era parte de una organización en contra de los vampiros, para así detener las muertes de tantos humanos inocentes. Jamás  imaginé que el fin de los Crusniks era defender a la raza humana y de nuevo el miedo me invadió.

Pero no dije nada acerca de mi procedencia, ante todo no quería perder a Yuu, no importaba si tenía que vivir ocultando mi identidad por el tiempo que fuera necesario, sabía que tal vez lo nuestro no era para siempre, estaba seguro de que si algún día Yuu me descubría quizás podría terminar con mi vida, pero mientras tanto guardaría ese secreto, en el fondo de mi corazón, esperando con paciencia el día de mi muerte a manos de mi amado Yuu.

Porque si era por su mano, la muerte no me importaba…

 

Notas finales:

Bien espero sus comentarios, de verdad sinceramente se los agradeceria. T.T 

 

 

Sayo~

 

Kira...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).