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Sujetos de prueba por Yoshita

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Notas del fanfic:

Regreso luego de tanta cosa. 

Una vez leyendo un fic, un chico dijo algo así como: "jamás matriculen 8 materias y un seminario en la universidad si quieren seguir con vida", personalmente, tiene razón. 

Esto es una adaptación de una idea que me dio mi papá de manera involuntaria. 

Notas del capitulo:

Espero les guste. 

One Piece es propiedad de Eichiro Oda. 

Notas: 1. Les recuerdo que no he visto One Piece completo, si hay incoherencias, háganmelo saber. 2. Si se ve mal es porque lo subo de un dispositivo móvil, lo editaré tan pronto pueda, lamento molestias. 

Objetivo: encontrar un chico que cumpla con mis requisitos (especificadas en las razones) 
 
Ayuda: toda la posible. Estoy pensando en Nami-chwan y Robin-chan. 
 
Opciones: que Nami-chan se encargue. 
 
Razón: ¡HALLAR UN MUCHACHO QUE SEA LO SUFICIENTEMENTE FUERTE PARA SEPARAR LOS DELICIOSOS RESIDUOS DE ARROZ QUEMADO QUE SE PEGAN A LA OLLA!
 
Resumen: podría decirse que estoy en cacería. Primero miraré a afinidad. El resto... Ya veré. 
 
Día 1. 
 
Sujeto de prueba 1: Monkey D. Luffy
 
-¿Me repites la razón?

-Mira, esta vez comprende. 

-No, el problema no es comprender... ¿¡Qué te llevó a semejante estupidez!?

-¡El arroz, Nami-chan! ¡El arroz!

-Déjame ver si entendí: ¿buscas un chico que te guste y sea fuerte sólo para que te quite las sobras quemadas del arroz?

-Necesito a alguien permanente. Si toda esta idiotez no da resultado, iré al gimnasio. 

-¿Por qué no lo haces desde un principio?

-Me daño las manos y no podría cocinar. 

La chica suspiró. Sonó la campana que daba por terminado el receso y entraron a clase. 

-Comencemos entonces. Primero Luffy. 

-¡¿Luffy?! Es mi amigo de infancia. 

-Dijiste que te ayudara y que podía usar cuantos chicos quisiera. Quédate callado y yo hago el resto. 

El salón se llenó de a poco. Luffy entró junto con Usopp. Venían hablando. 

-... Y entonces ¡boom! Volaron en trocitos. 

-Shishishi, que idiotas. 

-¡Luffy!

-Hola Nami, ¿qué pasa?

-Tengo algo de frío y no me conviene mi asiento junto a la ventana, ¿te importaría hacerte con Sanji-kun?

-Para nada, Sanji siempre tiene comida. 

"Aprovecha", gesticuló la chica con su boca antes de sentarse junto con Usopp. 

"Vamos Sanji, que surja el interés". La clase de historia se le hizo lejana mientras intentaba analizar a fondo al chiquillo sentado a su lado.

No era físicamente impresionante, debía admitirlo, pero tenía su encanto... Que no lograba ver. Podía ser su cicatriz bajo el ojo izquierdo. O sus orbes negras, siempre alegres.

O su ancha sonrisa, eterna y... A quién quería engañar, Luffy no era su tipo. 

Le hizo señas a Nami. 

Pasaron de Historia a Literatura. Harina de otro costal. Se durmió mientras Luffy tarareaba para si una canción de piratas. 

El timbre sonó y pasó al receso del almuerzo.

Sanji y Nami salieron del salón, tomando rumbo a la terraza. Caminaron por los pasillos mientras hablaban. 

-Nami-chan, no sirvió. Luffy no es mi tipo, ni siquiera se que tipo es Luffy, es posible incluso que sea fagosexual. 

-¿Qué?

-Con la comida, atracción a ella. 

-Ah. 

-En la cocina aprendes de todo, querida. 

-Pero no puedes sacar conclusiones apresuradas. Inténtalo de nuevo. 

-Nami-chan, la verdad no creo que Luffy sea el indicado. 

 

-No, no- movió su mano en una negativa- hasta finalizar el día, un sujeto de prueba por día. O mas. Depende de nuestro tiempo. 

-Nami-chan...

-Es una buena idea- fueron interrumpidos mientras subían a la terraza. 

-¡Robin!

-Estoy al tanto. Y estoy dentro. 

-Bien. Luffy hoy, mañana...

-Intentaremos con Trafalgar Law. 

-¡¿El loco que vive en la enfermería?! ¡Ni muerto! Va un año adelante de nosotros y sin embargo no sale de nuestro laboratorio. 

-Es porque tenemos el mejor de la Academia, ahora calla. Robin, encárgate. 

-Claro- entraron a la terraza y se encontraron con el resto. 

 

-Sanji, mira, lo hice yo- Luffy le mostró su almuerzo, desordenado y poco balanceado. 

 

-Vas aprendiendo. ¿Por qué no lo hizo Ace?

-Esta mañana se levantó tarde. 

-Luffy-ya, me estás pisando. 

-Perdón Torao, como te decía...

-¡¿Qué hace el raro aquí?!

-Yo lo invité. 

-Brook... ¿Por qué?- Sanji quería morir. 

-Es mi amigo, vamos en el mismo salón, ¿no es obvio? Además ya había venido antes, nos habíamos llevado bien todos, sobretodo con Luffy. 

-Ah... 

-Sanji-kun, ¿sigues trabajando en el Baratie?- Nami se sentó en el suelo junto con Robin. 

-¿Crees que el viejo Zeff me dejaría irme? Hablando de viejos, ¿dónde está Ace?

-Castigado- respondió Usopp entrando a la terraza- Mihawk lo descubrió durmiendo en su clase. 

-¿¡Quién demonios se duerme en educación física?!- exclamaron los presentes. 

-El hermano de Luffy- contestó Usopp, sentándose junto al mencionado. 

-Agrega a Ace a la lista- le susurró la pelirroja a la morena sentada a su lado- Sanji-kun, has tu movimiento. 

-Ah, me voy a arrepentir de haberte pedido ayuda- suspiró profundo- oye Luffy- el interpelado detuvo la charla que mantenía con Trafalgar y volteó a verle. 

-¿Qué?

-¿Qué...- tomó aire y valor- ... Qué vas a hacer esta tarde?

-Esta tarde voy a...- se detuvo a pensar- ni idea. 

-Ven a mi casa- sintió una taladrante mirada y añadió- hay una receta nueva que debo probar, necesito conejillo de indias. 

-¡Yay! ¡Comida en casa de Sanji!

-¿Podemos ir también?- cuestionó el chico de la máscara del día de los muertos. 

Se mordió el labio, ¿qué decir?

-Si, me gustaría conocer al fin el sabor de los platos de Kuroashi-ya, Luffy-ya no para de hablar de su comida- Law se anotó al tanto, sin dejar de intentar asesinar a Sanji con sus orbes grises por tomarse tal atrevimiento. 

-¡Genial! ¡Comida donde Sanji!- musitó Usopp entre gestos de alegría. 

Todos estaban formando una invitación a la casa del cocinero. Sanji volteó a ver a sus chicas pidiendo ayuda. 

-Diles que necesitas hacer pruebas primero- le susurró Nami al oído. 

 

-¡Esperen!- exclamó alzando las manos, deteniendo el barbullo de comida entre los chicos- necesito que sólo vaya Luffy, debo... Hacer pruebas primero, luego los invitaré a todos. 

Sus caras de decepción hicieron que Sanji se sintiera culpable. 

-Otro día será, por ahora... ¡Comeré en casa de Sanji hasta reventar!

-Pero recuerden el taller de Matemáticas y la consulta de Historia, no creo que a Smoker le haga gracia que lleguen sin los ejercicios resueltos. La consulta de la señorita Hancook es para la otra semana- les mencionó Usopp. 

-Igual Luffy-ya no tendría problema, ella se lo perdonaría. Es mas, le perdonaría todo. A esa mujer deben ponerle una orden de restricción y una demanda por acoso sexual a sus estudiantes- bufó enojado. 

-¿Acoso qué? Torao, no te entiendo. 

Se recriminó internamente, sus celos y su rabia lo habían hecho hablar sin pensar. 

-Nada. 

El timbre sonó, enviándolos a clase de nuevo. Sanji se puso de pie y ayudó a sus chicas. 

-Nos separamos, que tengan suerte- Brook, Robin y Law tomaron caminos diferentes a los de los chicos. 

-Eh, ¿y Franky por qué no subió hoy a almorzar - preguntó Luffy camino al salón de Artes. 

-Dijo que tenía que terminar algo en el taller, ha estado bastante ocupado con un proyecto. De hecho me llamó para que le cocinara el desayuno y se lo trajera en las mañanas. 

-Que dedicado- musitaron Nami y Usopp al unísono. 

Entraron hablando al aula de Artes Plásticas. El maestro aun no había llegado. Se ubicaron a lo largo del mesón blanco y tomaron sus implementos.

-Hoy dibujaremos- entró Doflamingo por la puerta de manera teatral y dramática- basados en emociones. Tomen un papel de la bolsa que les pasé y plasmen en sus hojas lo que les recuerde ese sentimiento. Sea leve o profundo, quiero ver sus capacidades. Si no pueden, los voy a torturar frente a la Academia entera- se sentó al borde de una de las ventanas exteriores. 

Tragaron saliva. La bolsa pasó de mano en mano mientras sacaban los papeles. Llegó el turno de Sanji. Metió la mano y sacó el trozo blanco garabateado por Doflamingo, el maestro de Artes. 

-Tristeza, ¿eh?- se preguntó mientras pasaba la bolsa- ¿que haré?

Pensó en hacer cuando Zeff le había dicho que no servía para cocinar, claro que luego se retractó, pero le dolió en lo profundo. O cuando vio cómo atropellaban a una anciana mientras cruzaba la calle. Al final se decidió por algo mas reciente y leve, pero triste para él, al fin de cuentas. Trazó con esmero las líneas y las curvas, las sombras y relieves, formas y texturas. Acabó. Justo a tiempo. 

-Ahora pasen al frente y expliquen a la clase. 

Uno a uno, fueron pasando todos, con alegría, amor, rabia, ternura, odio y otras mas. Hasta que llegó su turno. 

-Yo- levantó su dibujo- tenía la tristeza- comenzó y varias risas se levantaron al ver su dibujo- y pinté esto porque para mi es triste. Era mi cuchara de palo favorita, con ella había cocinado por tanto tiempo que ya no recuerdo. Se me rompió la semana pasada y no he podido reemplazarla. Es simple, pero me duele no tener mi cuchara al preparar mis platillos en el Baratie y en casa. 

Unos sonrieron ante la ternura de Sanji, otros se rieron un poco y unos pocos le prometieron que no era necesaria la cuchara para que cocinara bien. Otros se quedaron indiferentes. 

-Oh, Kuroashi, muy profundo- le espetó con ironía- debería llorar un poco para acentuarlo. Siguiente. 

La clase se hizo tediosa al haber recordado el momento en que se había partido la cuchara. Justo estaba en el momento de descanso del Marimo, que siempre entraba a la cocina a molestarle la vida. Estaban peleando y él cocinaba, se distrajo un momento y la cuchara simplemente se había hundido en la sopa mientras él sostenía el mango con la mano. Obviamente culpó al músico del Baratie con quien peleaba las 24/7, pero sabía que era culpa suya por distraerse con ese cabeza de aloe. Suspiró. Ese cabeza de alga le había arreglado su estadía en el restaurante, había diversión y música, le encantaba que ese idiota estuviera tocando el piano en las noches a la hora de la cena en la pequeña tarima del Baratie. 

-Zoro- se sorprendió murmurando y luego agitó su cabeza. Por ese día debía pensar en Luffy, por lo menos hacer el intento. 

La última hora de Biología se le hizo eterna y no hallaba manera de concentrarse en lo que Buggy le decía, simplemente el hígado va en una sartén, no en algún sistema del cuerpo que regula... Lo que sea que regule. La biología no era lo suyo. 

Sonó el timbre y con el las mesas y sillas arrastrar por el suelo al levantarse. Salieron del salón a la salida principal, encontrándose con Franky, Ace, Law y Robin en la parte baja de las escaleras del primer piso. 

-Vamos al parque un rato, hay nuevos helados que quiero probar. 

-Hoy no Ace, voy para donde Sanji a probar una nueva receta. 

-Y no nos invitó- añadió Law con recelo. 

-Ya, iremos luego- tranquilizó Nami mientras caminaban al portón exterior. 

-¡Ero-cook!

El grito hizo voltear a Sanji y ponerse de colores al ver quién corría hacia la entrada de la Academia. 

-¿Es es...?

-¿Es Zoro?- preguntaron los chicos a Sanji al mismo tiempo. 

Una mata de pelo verde corría a la entrada con el morral al hombro y un paquete en la mano. Roronoa Zoro era el estudiante becado de la Facultad de Música de la Universidad de la ciudad. Era junto a la Academia, aunque las entradas eran lejanas entre si. Había llegado hacía dos años y se había hecho amigo de los chicos, iniciando con Sanji al convertirse en el pianista nocturno del Baratie. Llegó allí por casualidad, Mihawk le había dicho que mientras viviera en la ciudad, debería conseguir empleo. ¿Y qué mejor que el pianista en un renombrado restaurante? 

-¿Qué haces aquí Marimo?

-¡Universitario!- oía que gritaban las chicas de la Academia mientras intentaban acercarse mas al grupo que recibía la visita de Zoro. 

-Supuestamente, primero se saluda- chocó puños con los chicos, excepto Sanji, e intercambió miradas con las chicas- no seas grosero. 

 

-Ya. Hola Marimo. 

-Hola, torbellino. 

-¡Y ya comienzas!

-Me dijiste Marimo, ¿qué querías? ¿Que te dijera príncipe?

-Cálmense ustedes dos...- intentaba Ace sin éxito. 

-¿Qué quieres Marimo?

-Venía con el mejor ánimo y tu me lo arruinaste- le tiró el paquete que traía en la mano- es para ti- le dijo con un sonrojo- no se aceptan devoluciones, tienes que aceptarlo. 

 

-¿Qué es?- preguntó con un ligero carmín en sus mejillas y genuina curiosidad. Robin y Nami tomaban nota mental. 

-Ábrelo, imbécil. 

-Ya voy. Idiota- comenzó a soltar el nudo del moño y luego quitó el papel. Alzó la cajita con cubierta transparente y quedó impactado. Sus ojos se aguaron. 

-¿Qué...- la voz no le salía-... Por qué?

-Rompiste la tuya la semana pasada, ¿recuerdas? Como vi que aun no tenías reemplazo y que en parte fue mi culpa...

-¿Te estás disculpando?

-Interprétalo como quieras- lo miró a los ojos- es tuya. Es un regalo. Nos vemos esta noche. 

-Hoy no tengo turno. 

-Verdad... Es lunes. Bueno, entonces, simplemente nos veremos, debo irme- miró al resto del grupo que habían comenzado a hablar entre si pero sin perder detalle de la conversación de los dos chicos- me he escapado de clase. 

 

-¿¡Te escapaste sólo por venir a ver a Sanji?!- exclamaron Nami y Ace con los ojos abiertos. 

-Era la hora de salida del instituto y necesitaba darle esto a este imbécil- sacudió los cabellos de Sanji, causándole un mayor sonrojo- me voy, nos veremos chicos- se despidió y salió corriendo. 

-¡Oye Marimo!

-¿¡Qué quieres?!

-La universidad es para el otro lado. 

-¡Ya sabía!- le gritó enojado y tomó el rumbo correcto. 

-Imbécil- susurró para si mientras encendía un cigarro. 

-Sanji-kun, ¿nos permites un momento?- Robin y Nami lo llevaron aparte- ¿¡en qué estás pensando?! Tienes a Zoro, ¿y aun buscas a alguien mas? Eres un estúpido imbécil- le susurró Nami con rabia. 

-¿Ese Marimo? Por favor, ni que estuviera necesitado- Nami y Robin le alzaron las cejas- no, ese Marimo y yo no cuadramos. Sigamos con esto, Nami-chan. 

 

-¡Es un desperdicio! ¿No lo viste?- Nami le reprendía- eres demasiado idiota. 

-Sanji-san, tienes que ver la verdad- Robin le aconsejó- por ahora vete con Luffy-san, desea probar tu receta nueva. 

-Si- suspiró- nos veremos luego. Vamos Luffy. 

 

 

Abrió la puerta de su apartamento y dejó que el chico revoltoso entrara primero. Era media tarde y no tenía hambre aun. Pero...

-Sanji, tengo hambre.

-Ya te llevo algo. 

-¿Y tu receta especial?

-Pues...- lo reflexionó un momento. Primero, había invitado a Luffy sólo para saber si podía enamorarse de él de alguna manera y no estaba dando resultado. Segundo, si permitía que Luffy le gustara aunque fuera un poco, de seguro el Marimo decapitaría a alguno de los dos, además tenía certeza de que Trafalgar Law le ayudaría. Y tercero... ¿¡De dónde iba a sacar recetas nuevas?! Zeff tenía todos sus libros en el restaurante y no tenía mucho en su cocina para improvisar, tenía arroz y con eso no era mucho lo que... ¡Arroz! Ahí estaba la respuesta, haría su receta de arroz pegado a la olla y probaría de una vez por todas al pequeño Monkey. -Ey Luffy, ¿te parece si hacemos el taller de Matemáticas, luego lo de Historia y en la noche te hago la receta nueva?

-¡Si! Pero no entiendo muy bien los números...

-Yo te ayudaré si te quedas calmado. 

-Shishishi, prometido, palabra de pirata nunca se rompe. 

-Hecho. 

Pasaron la tarde en la pequeña salita de Sanji, haciendo tareas y oyendo música surtida. En algunas ocasiones paraban a cantar y comer. 

-Sanji, ¿puedes abrir la ventana? Me voy a derretir. 

-Me lo hubieras dicho antes- se levantó y corrió las cortinas para dejar libre el acceso al aire. Abrió la ventana y se despeinó con la repentina ráfaga de viento que entró por la ventana abierta. Sintió un extraño movimiento en el árbol adyacente y se sobresaltó. Vivía en un sexto piso, era complicado el acceso, pero los ladrones se las ingenian. -Luffy, alcánzame... Esas piedras de ahí- el chico se las pasó- ¡toma esto!- lanzó las piedras al árbol y oyó como alguien intentaba mantener el equilibrio de manera fallida. Oyó un golpe sordo de un cuerpo caer del árbol. 

-¿¡Qué fue eso Sanji?!

-Un ladrón, pero ya me deshice de él. 

-Bien, tengo hambre. 

-Ya voy- intentó hacerle un gesto y le revolvió los cabellos. Luego recordó que eso era lo que Zoro había hecho y se sintió acalorado. 

-Sanji, estás rojo. 

-Son ganas de cocinar- fingió y se encaminó a la cocina- siéntate en la barra, así me haces compañía. 

Luffy hizo lo pedido y comenzaron a hablar mientras cocinaba. El dilema era hallar algo diferente para añadirle al arroz y que supiera distinto al arroz que Luffy ya había probado. Abrió sus gabinetes y vio botellas de aderezos y aceites. 

-No voy a perder nada- murmuró para si mismo y añadió un poco de aceite de oliva, salsa de soya, aceite balsámico y agua de jengibre. Miró en su nevera hallando trocitos de jamón cortados de la noche pasada y lo mezcló con el arroz ensalzado de extrañezas. Asó una buena porción de carne para el chico y lo sirvió. 

-Waaaaa, se ve delicioso. 

-Supongo que lo está. Adelante. 

-¡Gracias por la comida!- se abalanzó con maestría sobre el plato de comida enorme que tenía en frente y lo devoró como si no hubiera mañana. Salpicaba de a montones a su alrededor, cosa que hizo gracia a Sanji, comer con Luffy significaba una ducha luego.

Terminaron de comer y Sanji jugó su carta final. 

-Luffy, ¿puedes venir a la cocina un momento?- se encaminaron juntos y Sanji tomó la olla del arroz en sus manos- la verdadera receta nueva es esta- le mostró la olla- el arroz pegado a la base de la olla es una de mis nuevas invenciones. Adelante, pruébala, pero déjame un poco, ¿vale? Voy a recoger la loza. 

-¡Si! Doble receta nueva, ¡eres lo mejor, Sanji!
Agradeció al chico y se retiró, no sin antes acariciar levemente la cintura del comensal que devoraba los residuos de la olla. Salió con la mente hecha un lío y recogió los platos. Aunque Luffy fuera capaz de sacar el arroz, no había nada de él que le atrajera de manera romántica, estaba seguro. Entró a la cocina. 

-¡Estaba delicioso Sanji!- le felicitó con la cuchara en la mano, la olla en la otra y el arroz pegado por su cara. El chico era capaz. De lo que no era capaz era de dejarle un poco del arroz y si Sanji quería a alguien, era para que él pudiera comer de ese residuo de arroz que tanto le gustaba.  

-¡¿TE LO ACABASTE TODO?!

-¿Esa no era la idea?

-¡Noo! ¿Cómo crees...? Ah, déjalo, es tarde, quédate esta noche, llamaré a Ace para avisarle. 

-¿Puedo dormir en el sofá?

-Si Luffy, puedes dormir en el sofá. 

-¡Yay!- era extraño. Por mas de que Sanji tuviera dos habitaciones desocupadas, Luffy amaba dormir en el sillón de la sala. 

Tomó su celular y marcó al de Ace. 

-¿Hola?

-Ace, Luffy se quedará esta noche. 

-Ah, Sanji. Entendido. 

-Lleva mañana los libros que le hagan falta. 

-Si, espero no te cause molestias. 

-Ninguna, nos vemos mañana. 

-Buenas noches. 

Colgó. Entró en su habitación y tomo un pijama para Luffy. 

-Toma, este es de tu talla. 

-Gracias Sanji, ¿puedo darme un baño? Estoy lleno de salsa. 

-Claro- lo sabía. Una ducha luego de comer con él. Luffy entró al cuarto de baño y él entró a su habitación a pensar. Había hecho lo posible para intentar que Luffy le gustara, pero no había logrado nada. No era su tipo y además quería conservar su cabeza y no que Trafalgar Law la estudiara en el laboratorio, porque esas miradas tajantes y despreciables hacia él no eran simple coincidencia. Estaba casi seguro que eran celos. Llamó a Nami. 

-¡Sanji-kun! ¿Algún resultado?

-No, Nami-chan, Luffy no es el indicado. 

-¿No puede separar el arroz?

-Lo contrario, lo separa, pero se lo come todo y no deja nada. Espero que tengas una mejor idea mañana. Nos vemos- le cortó antes que la chica le dijera algo mas. No acostumbraba a colgarle así a nadie (a excepción del Marimo), y mucho menos a sus chicas, pero no quería que Nami lo forzara mas. Él mismo se había forzado lo suficiente. 

 
Sujeto de prueba 1, resultados: fallido por glotonería. 
 

Notas finales:

Gracias por leer


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