Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

QUIERO SER TUS OJOS por Shamita

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Un nuevo fic... si ya se no eh actualizado los otros tres que tengo pendientes pero por dios que deberas deberitas los actualizare pronto... este fic lo hice tratando de inspirarme para actualizar los otros pero surgio esto... espero que les guste :D

Notas del capitulo:

Los personajes no me pertenecen sino a quien los creo, es decir, Masami Kurumada.

 

MUCHAS GRACIAS POR LEER!!!  

Habían llegado a ese bar para esperar a Kanon pero de eso casi una hora y del peli azul ni sus luces, y él ya se había cansado de estar esperando sin poder siquiera pararse de su asiento porque su querido primo no lo dejaba ponerse de pie debido a que muchos de los hombre que se encontraban ahí no paraban de verlos, lo que no sabía es si los miraban porque no los querían ahí o porque les agradaba en demasía su presencia.

–        ¿Cuánto falta para que llegue Kanon? –cuestionaba por cuarta vez en la noche un rubio de larga cabellera,  ojos turquesas, tez como de porcelana y figura delgada que iba vestido con unos jeans desgastados negros, una camiseta blanca y unos tenis de neil barrett blancos– ¡Ya tenemos más de media hora aquí!

–        Me mando un mensaje diciéndome que en pocos minutos llega –contesto un joven de tez trigueña, cabellos rubios ensortijados, ojos color turquesas exactos a los de su acompañante y de cuerpo gallardo, el cual vestía unos vaqueros, una camisa negra arremangada hasta los codos y unos tenis negros–. No desesperes.

–        No, que va –dijo con notorio sarcasmo el rubio en respuesta –. Como que me suena conocido eso.

–        ¡Shaka, ya verás que pronto llega! –hablo el otro un poco molesto– Sino se queda sin novio –termino por lo bajo, el también estaba molesto mira que hacerlo esperar.

–        Por lo menos, ¿podría tomar algo? – pregunto el de cabellera rubia.

–        No, tu eres muy chico aún –dijo el otro volteando a verlo y tomar una botella de agua cerrada que estaba aun lado del otro– ¿Quieres tomar algo? Toma agua

–        ¡Ash! Soy menor que tú por dos años –hablo el de cabellos lacios–. Y si mal no recuerdo a mi edad ya llegabas a casa todo borracho.

–        Esos eran otros tiempos, además yo solo lo hacía con mis amigos –se explico el otro, mientras por milésima vez veía su celular–. Buenas noticias Shaka, Kanon está a unos kilómetros de aquí.

–        ¡Vaya ya era hora! –dijo mientras se levantaba de su asiento– Empezaba a entumirme de estar tanto rato sentado.

–        Shaka siéntate  –dijo el rubio mayor en tono serio mientras veía como los demás presentes en el bar fijaban su mirada en su primo–, estoy empezando a creer que fue un error decirte que me acompañaras.

–        ¿Por qué? Si no he hecho nada malo –cuestiono el menor confundido por lo dicho por el otro.

–        Pues, porque este lugar no es bueno para ti –respondió el otro, después desvió su mirada hacia su celular y volvió la vista hacia el de cabellos lacios–. Shakita espera aquí iré a ver qué pasa con Kanon.

–        Está bien –contesto el otro resignado a quedarse allí sentado.

–        No te muevas ni le hables a nadie ¿entendiste? –hablo el mayor antes de ir hacia la salida, recibiendo solo un asentimiento con la cabeza del menor.

Toda la escena había sido vista por distintos pares de ojos, entre los cuales estaban unos rubís que no se despegaban del rubio menor que se había quedado solo en la mesa pero pronto vio como unos hombres comenzaron a acercarse y por extraño que le pareciera eso le molesto así que él también se acerco sabiendo que el de ojos turquesas necesitaría ayuda para que no lo molestaran.

–        Pero miren nada más lo que nos dejaron aquí –decía un hombre mientras se acomodaba en la mesa junto al rubio de ojos turquesa–. Dime bonito, ¿Cuál es tu nombre?

Shaka solo se limito a tomar su botella de agua abrirla y tomar un poco, no es que quisiera ser grosero pero la voz de esos hombres no le daban buena espina así que prefirió guardar silencio y tal vez así lo dejasen en paz.

–        Parece que ha alguien le comieron la lengua los ratones –hablo otro hombre que se sentó frente al rubio, pero al ver que este no tenía intenciones de hablarles golpeo con una de sus manos la mesa– ¡Bonito aquí no hay quien te proteja!

Como respuesta solo obtuvo que el de largos cabellos se levantase de su asiento y retrocediera pero fue sostenido por unos brazos, que hicieron que este se detuviese y girase su rostro hacia  aquel que había detenido su avance.

–        Déjenlo en paz –hablo firmemente un joven de cabellos rojos y largos, ojos rubí y piel blanca que vestía unos pantalones ajustados en color negro deslavado, una camiseta con un diseño gris y unos botines negros, quien había sujetado al rubio–. El está conmigo y eso es todo lo que tienen que saber, así que ahuecando el ala.

–        ¡A ti quien te hablo! –contesto el hombre que estaba frente a la mesa– Nosotros solo queremos conocer a este hermoso joven.

–        Pues se quedaran con las ganas –dijo el peli rojo, mientras sujetaba de la cintura al menor para que no se moviera ya que lo sentía temblar–, él está conmigo y ustedes solo están sobrando aquí.

Los hombres de mala gana fueron yéndose dejando a los dos más jóvenes solos, el pelirrojo aun sostenía aun cabizbajo rubio atrapado de la cintura se mantuvieron en esa posición por unos minutos hasta que el de ojos turquesa hablo desde que se había quedado solo dentro del bar.

–        Gracias –hablo casi en un susurro.

–        No hay de que –contesto el otro mientras que soltaba al rubio–, pero Milo no debería dejar a tan hermoso chico solo –continuo mientras se sentaba en la mesa.

–        ¿Tú conoces a Milo? –pregunto sorprendido el oji turquesa levantando la mirada– Ese tonto me dejo sólo en este sitio, ya me las pagara –dijo por lo bajo recordando al otro rubio.

–        ¿Que si lo conozco? –hablo el otro viendo fijamente al rubio– Se podría decir que hasta vivimos juntos.

–        ¡Ah! pero si nunca te vi –hablo el rubio dirigiendo  su mirada hacia donde provenía la voz del otro– ¿Fueron novios?

–        ¡Oh no! Dios me libre –contesto el otro sonriendo– ¿No me digas que tu eres el novio en turno?

–        ¡Claro que no! –dijo el rubio– De hecho estábamos esperando a Kanon.

–        Así que aun sigue con Kanon –comento el de cabellos rojos–, vaya que han durado esos dos.

–        Supongo –hablo el otro viendo al de ojos rubí–, disculpa pero a todo esto ¿tu quien eres?

–        Ah pues yo soy…

–        Te dije que no hablaras con nadie –interrumpió la voz de un Milo sumamente molesto con su primo ya que expresamente le había dicho que no hablase con nadie.

–        Pero…

–        Pero nada –interrumpió ahora al rubio menor–, ya llego Kanon así que es hora de irnos.

–        Está bien –contesto el otro se levanto y tomo el brazo de su primo, antes de irse volteo hacia donde suponía que se encontraba el  joven de cabellos y ojos rojos y sonriéndole se despidió–. Adiós y gracias por la ayuda.

–        De nada –dijo el otro mientras veía como los rubios se perdían en la puerta, aunque se le hacía raro ver al rubio de piel trigueña molesto con el más joven–. Milo enojado eso sí que es extraño, lástima que no supe cómo se llamaba.

Los primos se encontraron a las afueras del bar con un joven alto de piel trigueña, cabellos azules claros y ojos verdes, el cual vestía unos jeans desgastados y una camisa color borgoña y unas botas negras, que estaba recargado en su moto Harley Davidson negra con detalles en blanco.

–        Con que tú eres el famoso Shaka –decía el de cabellos azules mientras estiraba la mano hacia el rubio menor.

–        ¿Famoso? Supongo –contesto Shaka mientras correspondía al saludo, con ayuda de su primo, con una sonrisa–. Me da mucho gusto conocerte por fin Kanon, Milo me ha hablado mucho de ti.

–        Lo mismo digo –hablo Kanon con una sonrisa– ¿Y a dónde iremos?

–        Pues  podemos ir al cine y después a cenar –comento Milo a los otros dos.

–        Por mi está bien –dijo Shaka–, no se ustedes.

–        Por mi también amor –contesto Kanon un poco dudoso–, ¿pero si alcanzaremos una función?

–        Si, la ultima pero si –dijo Milo–. Entonces está decidido al cine y a cenar.

Los primos se subieron al BMW convertible negro zafiro de Milo mientras que por su lado Kanon monto en su Harley Davidson y siguió a los primos rumbo al cine que se encontraba en el centro de la ciudad, tardaron unos minutos para llegar y encontrar un lugar donde estacionarse después de bajar de sus respectivos transportes los tres se dirigieron hacia la entrada del cine donde pudieron ver la cartelera para después decidirse por una película de terror. Después de disfrutar de la película salieron del cine rumbo a un restaurante buffet  que se encontraba dentro de un shopping mall, que estaba relativamente cerca del cine, comieron de todo un poco sobretodo Milo que parecía que lo habían tenido atado durante mucho tiempo sin comer nada los otros dos comieron menos que él, aunque Shaka pudo comprobar unas de las cosas que tenían en común su primo y el novio de este, ya que si bien Kanon había comido menos el rubio menor fácil podía apostar que si no se hubiera comido casi el solo unas palomitas grandes el de cabellos azules le podía hacer competencia al rubio mayor, más tarde y antes de que los del restaurante los corrieran por todo lo que el mayor de los primos comió decidieron que era hora de irse, y se dirigieron a la casa de Milo donde se hospedaba Shaka y que ahora recibiría por esa noche a Kanon. A la mañana siguiente la casa de los hermanos Wolf, las cosas estaban un poco movidas debido a que el mayor de los hermanos un hombre joven alto de cabellos rubios cortos, ojos color miel, piel aperlada había decidido acomodar algunas cosas en la casa debido a la reciente mudanza de su querido primo Shaka, además que tenía planeado hacer una parrillada con sus amigos y los de su hermano para celebrar anticipadamente su cumpleaños y de paso celebrar que su primito se encontraba con ellos, en cuanto a los otros tres que habían salido la noche pasada y que se habían quedado hasta altas horas de la madrugada platicando fueron despertando debido al ruido que hacia el rubio mayor de la casa y poco a poco fueron apareciendo en la sala, almorzaron los cuatro para después ayudar al mayor de los hermanos.  

–        ¿En qué quieres que te ayude Rada? –pregunto Shaka a su primo mayor antes de que se parara de la mesa.

–        No es necesario que me ayudes, Shaka –contesto el de cabellos cortos–. Para eso esta Milo.

–        ¿Eh? Escuchaste algo Kanon –comento el otro asiéndose el desentendido–, porque yo no escuche nada.

–        ¡Milo! –gruño Radamanthys– No te hagas el loco tu prometiste ayudarme a arreglar el cuarto que ocupara Shaka y a acomodar las cosas en la casa.

–        Si no me queda de otra –dijo Milo mientras dejaba su plato en el lavaplatos– ¿Kanon tu no querrías ayudar a tu querido novio?

–        Lo siento –hablo el aludido cerrándole un ojo a su pareja–, pero ayer Shaka me pidió ayuda para algo así que hoy te quedas por tu cuenta.

–        ¿Cómo? Ya me cambiaste por Shaka –dijo el otro asiendo un puchero–. Y eso que apenas lo acabas de conocer.

–        Tranquilo Milo –hablo el rubio menor–, Kanon solamente me ayudara a prepararles un pastel por el cumpleaños de Rada y para agradecerles su hospitalidad.

–        ¿Pastel? –cuestiono el rubio mediano– ¿Yo puedo ayudarte?

–        ¡No! –dijo rotundamente el menor– La última vez que intentaste ayudarme casi haces que la casa se incendie, ¿lo olvidaste?

–        Pero si solo se prendió una llamita insignificante –se defendió Milo.

–        ¿Insignificante? –hablo Radamanthys– Le prendiste fuego a un sartén y la llama activo el sistema antiincendios y todos los muebles se mojaron.

–        Y no olvides la ves que quemaste el pastel que le estábamos haciendo a Rada hace como tres años –comento como si nada el menor de la casa.

–        No, tu definitivamente no te acercaras a la cocina hoy –hablo el mayor de los rubios–. No quiero un incendio hoy.

–        ¡Exagerados! –dijo por lo bajo Milo– Bien,  ¿por donde empezamos a arreglar la casa?

–        Terminemos de acomodar los muebles del cuarto de Shaka –dijo Radamanthys mientras se adelantaba hacia la segunda planta de la casa para ir hacia la habitación del más joven.

–        Bien –hablo Shaka mientras terminaba de lavar los trastes–, mientras ustedes hacen eso Kanon y yo iremos a comprar lo que se ocupara para el pastel.

–        Ok, pero vayan en el auto –comento Milo– será más fácil para Shaka saber dónde está.

–        Como digas Milin –hablo Kanon que se había mantenido callado escuchando discutir a los tres primos– ¿Nos vamos Shaka?

 Mientras que Kanon y Shaka se dirigieron hacia al supermercado para comprar todo lo que necesitarían para elaborar el postre, en la casa los hermanos a pesar de tener algunas disputas acerca de donde colocarían los muebles o quien los cargaba pudieron por fin terminar con su tarea, después de esto Radamanthys se dispuso a ver si no faltaba nada para la parrillada que haría más tarde mientras que por su parte Milo se dedico a descansar después del arduo esfuerzo se merecía un descanso por esto se puso a ver en la televisión una película pero cuando esta iba a la mitad llamaron a la puerta de su casa.

–        ¡Ya van! –grito Milo mientras que se levantaba con toda la pereza del mundo de su sofá– No me digas Shaka, ¿se te olvidaron las llaves? –pregunto pero al abrir la puerta se topo con la mirada confundida de un pelirrojo de piel blanca y ojos rojos.

–        Lo siento, pero nunca me diste llaves –contesto el joven frente al rubio con una sonrisa–. A demás que yo recuerde mi nombre es Camus.

–        ¡Camus! –dijo emocionado el de rubios cabellos– Pero que grata sorpresa, no pensé que te animarías a venir al festejo de Rada –comento mientras se hacía a un lado para dejar pasar a su amigo–, aunque debo decir que aun es muy temprano, ¿no crees?

–        Solo un poco –rio el otro mientras se acomodaba en el sofá–, espero no te moleste que haya venido a estas horas –siguió contando el pelirrojo.

–         No hay problema además sirve que me haces compañía mientras que Shaka y Kanon regresan –hablo Milo mientras se sentaba en su sofá quedando a un lado de Camus.

–         ¿Y a todo esto quien es el famoso Shaka? –pregunto el de cabellos rojos.

–        Pues es mi primo –comento el otro–, se está quedando aquí –hizo una pausa recordando algo–, lo que me recuerda ayer ya ni te dije nada pero muchas gracias por haberlo protegido.

–        ¡AH! Con que ese rubio es Shaka –dedujo el de mirada rubí–. Es muy hermoso para estar solo en un bar.

–        Si, por eso le dije que no se moviera ni hablara con nadie –comento el de cabellos rubios– además de que por su condición es peligroso estar en ese lugar.

–        Pues si estabas consciente de eso, ¿Por qué lo llevaste? –dijo el otro mientras veía la televisión despreocupadamente.

–        Quería conocer a Kanon y yo no me puedo negar a nada de lo que me pida –contesto el de piel trigueña.

Ambos amigos siguieron platicando de cosas triviales, unos minutos después se escucho llegar el auto de Milo, este al escuchar las puertas del auto cerrarse se puso de pie e inmediatamente salió a ayudar con las cosas que traían, cuando el rubio más joven entro a la casa de sus primos  cargando una bolsa de mandado, se quedo parado por unos segundos hasta que desde atrás de él apareció Kanon el cual le susurro algo al oído causando una sonrisa en el más joven para a continuación tomar el brazo del rubio y enlazarlo al suyo propio para caminar hacia la cocina, todo esto ante la atenta mirada rubí.

–        Hola Kanon –saludo Camus–, un gusto volver a verte.

–        Hola Camus –contesto el mencionado iba a avanzar más pero la mano de Shaka lo detuvo.

–        ¿Quién es? –cuestiono el rubio– ¿Te conozco?

–        Shaka –llamo Milo que entraba por la puerta con algunas bolsas más–, el que está aquí es Camus un amigo mío y fue quien te ayudo ayer en el bar.

–        Muchas gracias –dijo sonriendo mientras guiaba su mirada hacia donde tanteaba que provenía la voz del pelirojo–. Mucho gusto, soy Shaka.

–        El gusto es mío Shaka, mi nombre es Camus –contesto el otro– como ya te dijo Milo.

–        Bueno nosotros nos vamos a la cocina –comento Kanon–, verdad Shaka.

–        Si vamos o no terminaremos a tiempo –hablo el rubio sonriendo.

–        Ahorita regreso Camus –dijo Milo mientras se dirigía a la cocina con las bolsas.

Pasados algunos minutos después Milo regreso y se sentó a conversar con el de cabellos de rojos, pronto se escucharon ruidos provenientes de la cocina causando que los que se encontraban en la sala miraran un tanto preocupados hacia el lugar.

–        ¿Quieres ver que están haciendo? –pregunto el rubio a perlado con una sonrisa a su amigo recibiendo como respuesta una sonrisa.

Ambos jóvenes se acercaron a la puerta de la cocina y primero la entreabrieron pero como no alcanzaban a observar bien la terminaron abriendo por completo, claro con toda el cuidado del mundo para que esta no sonase y les avisase a los otros que los estaban espiando, cuando por fin abrieron la puerta pudieron ver como Kanon se encontraba ensuciado de un extraño batido mientras Shaka se encontraba sonriendo mientras batía otra mezcla, este ultimo sintió una fuerte mirada sobre él así que volteo hacia donde tanteaba que provenía la mirada con la confusión pintada en su rostro.

–        ¿Milo? –pregunto Shaka asiendo que toda la atención fuese puesta en él.

–        Jejeje –rio nervioso el aludido viéndose descubierto por su primo– Nunca se como le haces para darte cuenta cuando hay alguien más.

–        ¡Milo! –grito un sonrojado Kanon– Te dije que no quería que espiaras.

–        Si pero…

–        Kanon –interrumpió el menor de los rubios–, ¿ya tienes lista tu mezcla?

–        Jejeje –fue turno de Kanon de reir nervioso– Si sobre eso Shaka pues veras…

–        ¿Qué no ves? –comento un intrigado Camus que se había quedado al margen de la conversación.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).