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Caja de Carton por Raven Loveless

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Notas del fanfic:

Ya llego Raven con otro D18 hecho gracias a su sempai :v con la diferencia que este era un antojo ewe

Siempre he querido una fic D18 con un Kyoya-neko asi que pues aqui se las traigo.

Algo que si deseo dejarles bien en claro es que esta fic sera la mas AU que haya hecho jamas (me refieron por las actitudes de los chicos) asi que no me odien QoQ

Como saben esta historia fue lograda gracias a mi sensualona sempai Lucy B| (es mi sempia asi que nadie la toque xD) los personajes son del anime de KHR pero las locas y pervertidas cosas ewe que haran son invencion de sempai y mias :v asi que disfruten 

Notas del capitulo:

 

Bueno este es el primer capitulo, se que prometi actualisar Pendientes del pasado antes de subir otro D18 pero la inspiracion me gano, aun asi espero poder ponerme pilar con TODOS mis D18, asi que en cada cap de los que suba, anunciare cual sera la siguiente actualizacion 0w0

 

No siendo mas...

Disfruten esta nueva locura de Sempai y mia xD

 

 

El clima era cálido y agradable, pero ese sol imponente amenazaba con hacerse mas y mas caliente a medida que se acercaba el verano.

Valentino Cavallone, o mejor conocido como Primo por sus socios; tenía la mirada perdida en la calle mientras el viento le removía los negros cabellos y su mentón reposaba en su puño cerrado

Su mano derecha y mejor amigo, conducía de regreso a la mansión de su jefe, observando de reojo, pues al finalizar su visita a su viejo amigo Timoteo Vongola, había notado a su jefe algo ensimismado, por lo decidio romper el silencio

 

-le ocurre algo Jefe? a estado algo raro desde que salimos de donde los Vongola-dijo él sin apartar la vista del camino

Primo reacciono y miro a su amigo mientras suspiraba

-no es nada malo Romario...solo estaba pensando en el hijo menor de Timoteo, el chico Xanxus; es amigo de Dino, no?

-si Señor, muchas veces se van juntos a la escuela con el hijo de los Yamamoto, al parecer los 3 se llevan muy bien y por lo que he escuchado del joven Dino, se la pasan juntos siempre en la escuela

-es bueno que se la pase acompañado-sonrió Primo de forma melancólica-han pasado 8 años desde la muerte de Elena y Dino jamás pudo superlo del todo...en cierta parte, creo que a sido mi culpa por no pasar tanto tiempo con el.

-no se culpe por eso jefe, el joven Dino entiende que su trabajo es muy difícil y aprecia cualquier momento que pueda pasar con ud

-lo se...pero me gustaría hacer algo más por él….algo que lo saque de esa melancolía y rompa esa burbuja en la que Dino se metió desde la muerte de su madre

 

Romario no dijo nada mientras seguía conduciendo, si bien el compartía el mismo deseo de su jefe no sabía que debía decir.

Dino era el hijo único de Valentino, hijo que tuvo con una bellísima mujer de la cual él se enamoro; pocos conocían la historia de cómo fue su vida de joven, pero los hombres más cercanos a la pareja, la conocían y simpatizaban con ellos ya que todo, absolutamente todo lo que ellos hicieron fue con un amor ciego el uno al otro.

 

Al comienzo fue difícil, pues Valentino no era el “gran Primo” en esa época y su esposa solo era una adolescente, aun así se abrieron paso juntos, ayudándose y criando a su hijo.

Para cuando Dino algo más de 3 años, Los Cavallone ya estaban establecidos y Dino jamas conocio o fue consciente de lo que había pasado. sus padres para darle el nivel de vida que tenía ahora.

Sus padres eran buenos con él y amorosos el uno con el otro, aun así, el pequeño siempre se la pasaba más con su madre ya que su padre debía ocuparse de su empresa.

Los hombres  fueron llegando y los más fieles y leales eran parte de la familia, incluso el mismo Romario veía al pequeño rubio como su hijo y cuidaba de él cuando el padre de éste no podía.

Fue hacia 8 años que de forma súbita la señorita Elena enfermo y en menos de 3 meses murio en los brazos de su esposo.

Una sombra cayó sobre Primo y Dino, y aunque ambos tuvieron que seguir con su rutina, el más afectado había sido el pequeño de 8 años el cual había sido inseparable de su madre.

Dino tardó mucho tiempo en hacerle frente a su  nueva realidad, pero incluso ahora, con 16 años, seguía siendo algo reservado y serio. con los únicos con los que se la pasaba era con Xanxus, el hijo menor de los Vongola y con Takeshi, el hijo único de los Yamamoto



Primo volvió a suspirar mientras miraba por la ventana, deseaba hacer algo para que Dino volviera a ser un poco a como era antes...pero que?

De pronto Romario se detuvo en un semáforo y Primo vio lo que debía ser una tienda para mascotas

ESO ERA!

 

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Desde temprano en la mañana Mukuro estaba furioso y eso cualquiera podía notarlo, sobre todo cierto neko castaño que estaba limpiando la vitrina de la tienda.

Tsunayoshi suspiro mientras movía su delgada cola de neko tranquilamente a la espera de que su amo se calmara aunque lo veía complicado; ya había pasado un año desde la última oferta de venta para uno de los nekos y eso no lo tenía muy feliz;  pues si había algo que el bicolor deseaba era deshacerse de “ese” neko.

Ahora bien, para rematar su mal humor, al parecer “esa” foto había vuelto a desaparecer de su escritorio y Mukuro estaba acomulando su furia en lo que duraba su llamada telefónica para ir a arreglar ciertas cuentas con el “ladronzuelo”.

En cuanto el peli-indigo colgo el telefono de golpe, salio de su oficina rumbo al patio de atrás, por lo que Tsuna dejo lo que estaba haciendo y fue detrás de él, con cierto temor, pues sabía que cuando su amo se ponia asi, podia ser algo violento e injusto con su víctima.

 

Tres de los cuatro nekos que residían en la tienda eran adultos, de la misma edad que Tsuna, con la diferencia que eran huérfanos y estaban a al venta en la tienda al igual que los demás animales domésticos.  Solo había uno que se podía considerar un niño, y uno muy pequeño.

Si pasabas por alto sus orejitas puntiagudas, su larga y sedosa cola negra, parecía un niño de nos mas de 5 años, con una preciosísima piel blanca, una mirada aplatinada y triste, lo cual lo volvía el blanco perfecto para las jugarretas pesadas de los demás nekos, quienes lo usaban de juguete

 

-nya, ese enano es demasiado aburrido-maullo la única neko femenina que había en la tienda, era pelirroja y estaba recostada tomando el sol sobre uno de los muros del patio-llora demasiado rápido

-tu tambien llorarias si dos bestias te acorralaran de esa forma para quitarte tu comida-musito otro neko de cabellos más oscuros con su voz monótona mientras se acomodaba los lentes

-callate cuatro ojos-rio el único neko rubio que había, pero lejos de parecer un neko, parecia mas un perro

 

Chikusa, el neko de lentes suspiro mientras se tumbaba a tomar el sol mientras miraba de vez en cuando la esquina oscura donde se había ido a esconder el pequeño neko después de haber sido amedrentado de esa forma tan abusiva.

 

Los otros dos nekos, solo se limitaron a reír entre dientes, diciendo que habían hecho una travesura que quedaría en la memoria del pequeño, pero antes de que siquiera se pudieran imaginar la cara de este, la puerta se abrió de golpe y su jefe entró como quien lo trae el demonio y sin siquiera saludarlos, fue a la esquina oscura y de forma brusca tomó al pequeño neko del cabello y lo levantó a su altura furioso

-Donde esta?!-le gritó Mukuro a la cara al pequeño azabache que lo miraba aterrado  temblando con más manitas frente a él como tratando de cubrirse-te he dicho que DONDE ESTA!-grito este sacudiendolo haciendo que el pequeño sollozara pues le estaba haciendo daño

-Mu..Mukuro-sama, cálmese por favor-pidió Tsuna tratando de hacer que su amo soltara al pequeño-mire como esta, Kyoya-kun no sabe de que esta hablando

Mukuro miró a su neko y se detuvo mirando con desprecio a Kyoya, quien sollozaba entre maullidos cuando este lo tiro en el piso

Tsuna se acercó al pequeño neko y se arrodillo para  quedar a su altura para hablarle con suavidad

-Kyoya-kun, mi amo no encuentra el portarretrato con la foto de Chrome-sama, la tienes tú?-preguntó suavemente a lo que Kyoya negó con la cabeza rápidamente temblando al notar la enorme sombra que hacía el jefe sobre él, lo cual le hizo inclinarse en el piso con las orejas caídas y los ojos llenos de lágrimas

-nyaaa que mentiroso Kyoya-cha-musito la pelirroja-entonces qué fue lo que guardaste en tu cama esta mañana?

La sonrisa de la neko era de simple maldad mientras Mukuro abría la jaula donde Kyoya dormía y allí encontró el portarretrato de color índigo con al foto de su difunta hermana

Inundado por la ira, Mukuro ignoro a Tsuna y con un solo bofetadon tiro al niño al piso, donde este se puso a temblar y a llorar mientras un hilo de sangre le brotaba de los labios

-ESTOY HARTO DE TI! ME TIENES HASTA EL TOPE-le gritó  antes de tomarlo de una de sus orejitas y levantarlo para tirarlo dentro de una jaula oscura y pequeña que era el lugar de castigos y que el único que la usaba a menudo era Kyoya

Tanto como la chica y el rubio se echaron a carcajear con fuerza cuando Mukuro y Tsuna se fueron, no habían esperado que esa bromita llevará al mocoso a aislamiento, lo cual hacía la broma del robo de la foto perfecta ya que Kyoya había desarrollado un terror supremo a los lugares pequeños así como a la oscuridad desde la muerte de la su primera dueña, tanto así que este ni siquiera hablaba o caminaba normalmente, solo maullaba y caminaba en cuatro como un animal.

Al único al cual la broma no le pareció ni graciosa ni justa, fue a Chikusa, el cual no tardó en ir a hablar con Tsuna para que este le aclara a Mukuro que los responsables habían sido M.M y Ken. Pues el único que era capaz de hacerle cara al dueño de la tienda era el castaño.

 

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-jefe..está ud seguro? y si al joven Dino no le agrada?-pregunto Romario siguiendo a su jefe al interior de una tienda de mascotas

-tonterias romario, a Dino le encantara-sonrio Primo que parecia niño en dulceria observando a los distintos animales que habían en el amplio sitio

De pronto un joven de mirada aburrida y extraño sombrero del cual salió su verdoso cabello llegó para atenderlos

-Bienvenidos, puedo atenderlos?-dijo arrastrando las palabras

-si...estoy buscando una mascota para mi hijo-dijo Primo mirando por toda la tienda

-pues, siéntase libre de observar, tenemos  gatos, perros, loros, peces, hamsters y creo que hay algunos nekos.

-Hmmm me gustaria ver a los nekos-dijo el pelinegro a lo que el joven asintió

-iré a decirle a mi maestro para que los traiga-dijo antes de irse

Fran se adentró en la tienda y golpeó la puerta de la oficina de Mukuro antes de abrir la puerta

-maestro, un cliente desea ver a los nekos y…-el chico se quedo en blanco por un segundo, pues Mukuro tenía aprisionado a Tsuna contra su escritorio medio desvestido. El castaño se sonrojo y bajo las orejas avergonzado mientras el mayor solo se aclaró la garganta con una tos fingida y se levantaba para ayudarlo a levantarse

-Fran, ve a decirle a los chicos que los presentare con un cliente

-eh? oh sí-dijo el chico distraído-a todos?

Mukuro se quedó un momento pensativo y sintió la mirada de reproche de Tsuna en su espalda. Pues después del alboroto de la mañana con la foto y el castigo de Kyoya; Chikusa había ido a decirle a Tsuna la verdad y este le había reclamado la Mukuro la forma en la que había tratado al pequeño, al fin y al cabo, seguía siendo un cachorro y no podía simplemente culparlo de antemano de todo lo que pasaba. Aun así Mukuro, sosteniendo su orgullo dijo que lo menos que haría era pedirle disculpas a “esa cosa” pues se tenía bien merecido el estar en esa jaula y si le era posible lo dejaría ahí para siempre. Quizás Kyoya no había robado la fotografía, pero si era el culpable de que Chrome estuviera muerta, así que no habia razon para ser misericordioso con él.

Aquello era cruel y aunque Tsuna le temblaran las piernas cuando discutía con Mukuro, se mantuvo firme, así que luego de que el mayor recalcó todas las faltas del pequeño neko, Tsuna logró llegar a un acuerdo con el. Era que le darían una oportunidad más a Kyoya, solo una para que lo adoptaran. Si esta vez lo devolvieron de nuevo a la tienda, Tsuna no se meteria y dejaría que Mukuro lo castigara como quisiera.

Mukuro acepto los términos del trato y sin que su hermoso neko se diera cuenta, lo tomó de la cintura para besarlo. Si sus cálculos no le fallaban, en unos pocos días Tsuna entraría en su celo y si que anhelaba poder devorarlo en todo su esplendor, por eso no podía hacerlo enfadar.

-Si Fran, llevalos a todos-el chico asintió y se fue al patio por los cuatro nekos  seguido de Tsuna, mientras su maestro salió a la tienda con los clientes.



El clima era agradable para que los nekos tomaran el sol, aunque el único que no tenía ese derecho era el pequeño Kyoya, que no había dejado de sollozar mientras se sobaba la oreja maltratada y la mejilla donde Mukuro lo había golpeado; aunque eso no era lo único que le dolía; aún no se había recuperado del todo de la paliza que sus antiguos dueños le habían dado antes de devolverlo, aunque a esas alturas ya debería estar acostumbrado. Hacía ya 3 años que su primera dueña había muerto, era la hermana menor de Mukuro y este no había desperdiciado ninguna oportunidad en echarle en cara que era su culpa; así que ignorando el último deseo de Chrome, Mukuro lo puso en venta en su tienda, haciendo que cada nueva familia para Kyoya fuera un nuevo tipo de infierno.

Cada una de esas familias lo habían tratado peor que un animal. Chrome, si bien no lo había educado como a un humano, le había enseñado el tipo de cosas que pocos nekos tenían la fortuna de saber, y así como Tsunayoshi, había aprendido a hablar, y a caminar como un humano.

Gran error, cuando la primera familia en la que había llegado lo vieron sentado en la mesa para comer lo golpearon, y no con misericordia. Para cuando Kyoya recobro el sentido, ya estaba de vuelta a la tienda

Quien se encargó de curarlo había sido Tsuna, pero este estaba molesto con Kyoya porque, segun lo que habían dicho los clientes, era que Kyoya había llegado expresamente violento y había atacado a uno de los cachorros recién nacidos de la perra que ellos tenían. El castaño era completamente enemigo de la violencia y Kyoya siempre se había caracterizado por ser demasiado inquieto, por lo que no le creyeron cuando el dijo que no había sido el.

La misma historia, con algunas variables, se repitio, y Mukuro no disimulaba para nada su odio hacia el pequeño.

Con cada nueva familia, Kyoya procuraba no repetir los mismos error. Ya no hablaba, se limitaba a maullar como cualquier gato; caminaba como se “supone” que debería hacerlo, no se quejaba cuando le pegaban o tenía hambre. solo se sentaba en una esquina con la cabeza abajo al igual que sus orejas, pero no eso le servía

Su último dueño, había sido un tipo raro, era enorme, de piel morena, con un bigote retorcido y un cabello extraño. Ese lo había conservado por casi una semana y al parecer no habría problemas, incluso le había dado una cama a Kyoya para que no durmiera en el piso.

Una noche el tipo llego de trabajar y las cosas se pusieron feas.

Kyoya estaba dormido y sin tener cuidado lo había tomado de la camisa que este tenía y lo había tirado, despertandolo y asustandolo.

Lo que pasó luego ocuparía un grado más arriba del terror absoluto para Kyoya pues su “amo” se había lanzado sobre el. El pequeño neko no comprendía qué era lo que pretendía el mayor rompiéndole la ropa y aprisionando contra la cama, por lo que olvido su comportamiento y empezó a maullar fuerte mientras trataba de defenderse, pero esto solo provocó que el mayor tomará una de sus tantas sombrillas y empezará a golpearlo con fuerza.

De no ser que uno de los vecinos los escuchó el escándalo que Kyoya estaba armando con sus gritos y llamó a la policia, quizas ese tipo lo habría matado.

Después de llevar a Kyoya a una veterinaria, esta lo mandó de regreso a la tienda.

Tsuna estaba aliviado de que el pequeño estuviera a salvo pero Mukuro estaba más que enfurecido, pues habría preferido que lo mataran a que lo devolvieron,  por lo que lo primero que hizo fue meter a Kyoya en aislamiento.

Cuando por fin lo dejaron salir, Kyoya estaba completamente roto. Tenía esa mirada triste en sus ojos y se veía con un pálido enfermizo por lo que los clientes que iban por algún neko lo ignoraban para comprar uno mas saludable.

Así había pasado un año, en que varios nekos iban y venían en la tienda, pero a Kyoya ya ni se molestaban en exibirlo.



Tsuna abrió la puerta de la jaula de aislamiento y miró al interior

-Kyoya-kun, sal de hay, hay un cliente interesado en comprar un neko y Mukuro-sama permitio que te muestren, quizás te adopten-sonrió este pero lejos de recibir una respuesta, pudo sentir como el pequeño se estremecía antes de salir con la mirada en el piso-venga, no pongas esa cara-dijo Tsuna tomándolo en brazos y llevándolo a la fuente que tenían hay para lavarle la cara con agua fría, pues la tenía algo hinchada por el llanto

Kyoya parecía un neko de peluche, pues no se movía ya ni siquiera al contacto del agua fría en su cara.

Después de lavarlo, Tsuna dejo a Kyoya en el piso y este salio detras de Ken a la tienda donde los esperaba el cliente



Primo se encontraba hablando con el dueño de la tienda, el cual le contaba los distintos tipos de nekos que tenían y el tipo de cuidado que necesitan en el caso de ser adoptados.

En eso llegaron los nekos, uno detrás de otro. Los mayores caminaban con gracia sobre sus cuatro patas, sentándose en línea recta frente a Primo y Mukuro. Kyoya llego de ultimo, pero antes de que pudiera sentarse, Ken colocó su cola para hacerlo tropezar, haciendo que Kyoya se golpeara en la cara contra el piso

-Tks-Mukuro chasqueo la lengua y le hizo una señal a Fran para que lo levantara, pues al oír las risas de M.M y Ken, Kyoya se había quedado hay en el piso

Romario miró a su jefe y luego al diminuto neko

-Bueno, estos son todos los nekos que tenemos ahora en disposición, Sr-dijo Mukuro parándose frente a Kyoya, tapandolo-M.M-señaló a la chica la cual maullo de una forma extraña, como si estuviera en celo-Chikusa-señaló al neko que era más alto con cabello oscuro y gafas-este es Ken-continuo, Primo levantó una ceja al poner sus ojos en el neko rubio que mantenía su lengua afuera y jadeaba como un perro-y..bueno el ultimo es Kyoya-murmuro Mukuro entre dientes apartándose para que Primo viera mejor al pequeño neko

 

El mayor lo observó con cuidado, pero no fue hasta que Kyoya, temblando un poco se atrevió a mirarlo a los ojos que Valentino quedo impactado

Esa mirada

Tenía unos enormes ojos grises, pero en ellos no habían ni el más mínimo brillo, era como si el pequeño estuviera a punto de llorar; esa mirada decaída le recordaba a…

 

-Jefe, debemos irnos-dijo Romario serio-Ivan esta afuera y dice que lo necesitan en la empresa

-eh?-Valentino levantó la mirada molesto mientras se rascaba la cabeza-bueno de todas formas ya habíamos acabado aquí-dijo mientras miraba a Mukuro-me llevaré al pequeño

 

Mukuro, Tsuna y Kyoya abrieron los ojos como platos al oír lo que decía el pelinegro, pero solo fue Kyoya quien puso una mirada de terror y pánico, por suerte Mukuro fue quien intervino

-disculpe, pero no prefiere a otro...este neko...bueno...tiene problemas

Valentino levantó una ceja al oír al muchacho

-asi? que clase de problemas?

-pues..es demasiado inquieto y muy ruidoso-dijo el mirando de reojo a M.M la cual se acercó por detrás de Kyoya con sigilo y con sus afiladas garras le pellizco la larga cola haciendo que el pequeño soltara un grito y sollozara-si ve, es un caso perdido, ya lo han devuelto más de 15 veces a la tienda

-yo no le veo problema que tenga energía-dijo serio Primo cruzándose de brazos-de hecho algo de ruido le vendría bien a la mansión-en eso, uno de los subordinados de Valentino entró-Ivan, necesito que me hagas un favor

-eh? lo que diga jefe-dijo este parpadeando

-ire a la oficina a ver cual es el escándalo, te puedes quedar aquí para llevarte al pequeño neko a casa-dijo señalando a Kyoya-déjalo en el cuarto de Dino-en eso Valentino se giró a mirar a Mukuro-el se llevara al pequeño, podría ud darle todo lo que necesite?

-en..efecto-dijo Mukuro parpadeando

Primo le palmeo el hombro a su subordinado y se fue con Romario

Ken y M.M estaban que asesinaban a Kyoya el cual se había acurrucado en el piso asustado antes que Tsuna lo tomara en brazos

-vamos Kyoya-kun, debo prepararte para que te vayas-dijo sonriendo llevandose al pequeño neko que no dejaba de temblar

 

Tsuna se encargó de meter a Kyoya-con cierta dificultad-en la tina que tenían en la parte de atrás del patio para bañarlo, al pequeño jamás le había agradado los baños y mucho menos los de agua fría, ni siquiera en verano. Cuando por fin el castaño lo pudo meter para lavarle el cabello empezó a hablarle

-Kyoya-kun-dijo serio lo que llamó la atención del azabache que no presentía nada bueno-se que después de la muerte de Chrome-sama las cosas no han sido fáciles para ti, pero esta vez deberás comportarte-Kyoya miro confundido a Tsuna pues en varias ocasiones en las que lo habían regresado había sido el castaño quien había salido a su defensa-no importa que clase de amo tengas ahora o que intenciones tenga el contigo, deberás dejarte hacer; si quieres mimarte, deberás dejarte, si te quiere golpear igual, lo mismo va si quiere tocarte-aquello último hizo que el pequeño neko abriera los ojos con suma sorpresa, pues si Chrome le había dejado algo muy claro es que bajo ninguna sirven satánica podía dejar que nadie lo tocara de forma atrevida a menos que él lo permitiera

Tsuna percibió esa mirada en Kyoya y se puso serio

-no sabes la clase de problemas que tuve para convencer a Mukuro-sama de que te permitiera salir para que el cliente te viera, ahora que el te a escogido, bajo ninguna, y escuchame bien, ninguna circunstancia, debes dejar que te devuelva, porque si vuelves a poner un pie en esta tienda, no moveré ni un solo músculo para evitar el castigo que Mukuro-sama tenga a tu regreso-la voz del castaño era firme pero su corazón estaba hecho un puño, a Tsuna le dolía ser tan malo con Kyoya que apenas era un niño, pero si no era así, sabía que el pequeño volvería-no me importa que te pase, no regreses, es inclusive mejor que te quedaras en la calle a que retornarás a la tienda, porque nadie te quiere aqui Kyoya, lo comprender

Los grandes ojos grises del pequeño se llenaron de lágrimas mientras bajaba la cabeza y asentía; él lo entendía mejor de lo que Tsuna creía, a él nadie lo quería ni en la tienda y mucho menos afuera, dudaba que a donde fuera que lo llevaran esa situación cambiará porque a él simplemente no lo podia amar. era un simple estorbo que la gente cambiaba por algo mejor.

-Tsunayoshi tiene razón-dijo Mukuro apareciendo, haciendo que Tsuna se girara y el pequeño levantara la mirada llorosa mientras el mayor se acercaba a él y se acuclillaba a su altura-espero que lo que te voy a decir te quede claro, una vez mas, solo que te devuelvan una vez mas y me encargare de que jamas en tu vida vuelvas a ver la luz del día, lo captas?-Kyoya asintió mientras se encogía en la la tina donde estaba

-este ya no es tu lugar Kyoya-kun...la única persona que te quería aquí ya no está-murmuró Tsuna antes de echarle un balde de agua fría sobre la cabeza al  neko el cual se estremeció, pero no por el frío del agua.

 

Luego de secarlo, Tsuna fue a la oficina y trajo consigo algo que había guardado.

Era un saco de color azul claro, que al ponerselo a Kyoya, le quedaba claramente grande ya que le llegaba un poco más arriba de las rodillas.

El pequeño lo olfateó y sintió en el, débil, el aroma de Chrome.

-es un regalo de despedida-murmuró Tsuna mientras Mukuro le colocaba la correa de cuero con una placa plateada con su nombre alrededor de su cuello, luego de eso el mayor lo tomó y lo metió dentro de una caja donde había naranjas y la cerró, dejando a Kyoya en absoluta oscuridad.



Los papeles y la licencia de adopción fueron entregadas al subordinado de Primo, el cual coloco la caja en la parte trasera del auto y se fue a la mansión. Una vez allí, le dijo a uno de los empleados que la subieran a la estancia del joven Dino mientras el volvía a la empresa

Una de las mucamas, sin darle mucha importancia, tiro la caja dentro del closet sobre los zapatos del joven amo

Kyoya trato de acomodarse, pues había caído en una posición horrible e incómoda. Estaba apretado, oscuro y muy muy asustado; por lo que cerró los ojos tratando de no romper a llorar.

“tengo miedo, mucho miedo...okasama”

Notas finales:

:v bueno no olviden dejarme un sensual rew para saber si les gusto este Kyo-neko 

que en mi opinion provoca comerselo a besos *-*

Bueno nos vemos en Pendientes del pasado 

Hasta encontes :D


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