Disclaimer: Los personajes de Yu-Gi-Oh! no son míos.
Capítulo 1
-¿Mokuba? Sí, llegaré tarde para la cena así que no me esperes…no, voy en camino sólo que surgió una junta de emergencia que acabo de concluir…tomaré un atajo para llegar lo más pronto posible. Te veo en un rato-
Y Kaiba dio por terminada su conversación a través de un teléfono celular con su hermano menor.
El día había sido bastante extenuante y lo único que el empresario quería hacer era llegar a su mansión y descansar, aunque fuera sólo por unas cuantas horas.
Así que tras guardar su móvil en el bolsillo de su gabardina, prendió el estero de su automóvil color negro y encendió el motor dispuesto a correrlo a su máxima velocidad.
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Calor. Hacía mucho calor pero no podía moverse. Escuchaba diversos sonidos a su alrededor pero no podía abrir los ojos. Sentía que no poseía ninguna clase de control sobre su cuerpo inerte y sólo podía percibir los sonidos que cada vez se hacían más distantes.
“¿Qué está pasando?” se preguntó, tratando de moverse en vano. La temperatura seguía subiendo y los sonidos continuaban alejándose.
Súbitamente, el calor fue reemplazado por un frío extremo y fue incapaz de escuchar algo en absoluto. Comenzó a sentirse desesperado por la situación en la que se encontraba, y de pronto sintió que empezaba a caer, como si su cuerpo hubiese sido lanzado a un abismo. No supo nada después de eso.
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-¿Señor Kaiba?....¿Señor Kaiba?-
Una voz lo llamaba. Al principio había sido difusa pero después pudo entenderla con claridad.
-¿Señor Kaiba?-
Era una mujer sin duda alguna. Trató de abrir los ojos pero la luz en la habitación le había impedido realizar la acción.
“Hay demasiada luz en este lugar”
Y nuevamente intentó abrir los ojos, esta vez lo consiguió. Una mujer pelirroja y vestida de blanco apareció en su campo visual.
-¡Doctor! ¡Doctor! ¡Está despierto, esta conciente!- gritó desesperadamente la pelirroja. Un galeno en bata blanca no tardó en entrar.
-¿Hace cuánto que está lúcido?- preguntó el doctor acercándose a la cama de Kaiba.
-Hace unos segundos…le llamé y abrió los ojos- respondió la enfermera.
-Eso es muy bueno…¿cómo te sientes el día de hoy Seto?- preguntó el doctor, tomando su lámpara de bolsillo y examinando las pupilas azules frente a él.
-Le importaría quitarme esa luz de los ojos- pidió Kaiba un tanto irritado.
-Discúlpame Seto- dijo el doctor, guardando su lámpara en un bolsillo de su bata.
-¿Podría decirme qué ha ocurrido?- preguntó el castaño, desconcertado ante la familiaridad con que el doctor se refería a él y ante el lugar en el que se encontraba. Estaba en un hospital y no había duda de ello, pero ignoraba el por qué.
-¿Qué es lo último que recuerdas?- le preguntó el doctor, mirándolo fijamente.
-Iba camino a la mansión, para ver a mi hermano…pero no puedo recordar más- admitió Kaiba, perplejo ante un suspiro del doctor.
-Seto, tuviste otro ataque hace una semana, en la cafetería. Lo que crees que recuerdas no es más que una alucinación. ¿No te lo había dicho ya? Tienes que ser más constante en tus medicamentos para evitar esta clase de comportamientos. Yo quisiera que tú…-
-Espere un segundo, ¿qué es lo que me está diciendo? ¿Ataques? ¿Medicamentos? No tengo idea de lo que habla- interrumpió Kaiba. Nada de lo que el doctor le estaba diciendo tenía sentido para él y eso lo estaba alterando.
-Seto, ya habíamos pasado por esto y veo que no tiene caso que trate de explicarte, así que te pondré una pequeña inyección para que puedas dormir tranquilo y mañana hablaremos del asunto- y con una seña, le indicó a la enfermera que trajera la medicina que había solicitada.
-¿Por qué no me responde? ¿Dónde está mi hermano? ¡Exijo ver a mi hermano!- empezó a gritar Kaiba, cuando por la puerta entró un enfermero bastante robusto y empezó atarle los pies y las manos con correas.
-¡Oiga, ¿qué se cree que hace?! ¡¿Es que acaso no sabe con quién se está metiendo?! ¡Soy Seto Kaiba, el dueño de Corporaciones Kaiba! ¡Juro que me las pagará por lo que está haciendo!- Kaiba gritaba, al tiempo que trataba de zafarse las correas de los pies y manos. Se retorcía en el catre tratando de liberarse, pero el enfermero era más fuerte que él y pronto logró inmovilizarlo.
-¡Demando una explicación! ¡Quiero ver a mi hermano! ¡¿Qué demonios va a inyectarme?!- preguntó Kaiba al ver que el doctor tomaba una jeringa en su mano y se aproximaba a él.
-Tranquilo Seto, es un calmante. Prometo que mañana lo discutiremos- y en medio de las protestas de Kaiba, el galeno inyectó la sustancia que se encontraba en la jeringa.
Kaiba siguió lanzando amenazas y demandando una explicación, hasta que sintió su lengua adormecerse y sus párpados cerrarse.
“Maldito tranquilizante, ahora ya ni puedo pensar bien…¿qué demonios me está sucediendo?” fue su último pensamiento coherente antes de sentirse completamente relajado y quedarse profundamente dormido.
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Lamento la brevedad de este capítulo, pero su único fin es ser introductorio.
Esta es la nueva historia que publico y espero que sea de su agrado. Trataré de actualizar en esta misma semana y responderé a los reviews que me envíen.
Por si no leyeron mis reviews del fic pasado “Sólo un deseo”, les comento que los contesté todos y les agradezco que lo hayan leído. Nuevamente les comunico que no tengo planeada una segunda parte para esa historia, lo cual es una verdadera lástima pues muchos me pidieron una continuación, pero espero que esta historia pueda darles al menos el gusto de ver a Seto y a Joey en una relación un poco más formal…¡¡¡¡KalecsX!!!!