Estaba impactado y de mal humor. ¿Cómo podía ser que su hermana hubiera elegido semejante sujeto para casarse?
Tomaba una cerveza en el bar de siempre y viendo la barra localizó a un tipo al cual había conocido ahí. Su mal humor se esfumó justo ahí y una idea macabra cruzó su mente.
Llegó a su casa con su cabeza un poco embotada por el líquido ambarino y con una botellita de este y como siempre prendió la tele pues cuando estaba en casa esta permanecía prendida todo el tiempo para que se sintiera acompañado. Tenía un apartamento rentado de una habitación, sala y baño.
Se sentó en su sofá mientras apenas oía el ruido del aparato cuando algo que oyó le llamó poderosamente la atención. Era una reportera de la farándula que hablaba del próximo casamiento del soltero más codiciado de todo Japón con una desconocida, hermana de un duelista de poca monta. Hablaban de la cenicienta y esas cosas, lo que puso de mal humor nuevamente al rubio que miró furioso la pantalla y sacando un pequeño paquetito se preguntó como podía lograr que el desgraciado “Príncipe azul” se tomara lo que contenía.
Para quitar el motivo de su nuevo brote de desazón cambió el canal sin fijarse a cual lo hacía y dio con una peli que ya había visto.
De pronto se le iluminó la cara. Ya tenía la respuesta.
¡Ni por un millón de dólares!—declamó el millonario.
¡Pero Seto! Es lo más natural del mundo. Además él será tu cuñado—dijo su hermano.
¡No me lo recuerdes!—dijo con hastío Seto mientras terminaba de arreglarse para salir para la empresa.
Pero es que la tradición exige que el organice todo. ¡Dale gusto! ¡Todos nos divertiremos!—aseguró Mokuba.
¿Qué es eso de todos? ¿Quién más irá?—preguntó el mayor de los Kaiba levantando una ceja.
¡Pues una auténtica fiesta de soltero necesita más de tres personas! ¿No? También irán Tristán y Yami—le informó el menor.
¿Y como saben que yo estaré de acuerdo?—preguntó aún molesto el castaño.
Joey dijo que no tienes amigos para invitar—dijo algo contrito el pelinegro sabiendo que era verdad y que justamente por eso se molestaría el CEO.
Y tuvo razón.
¡Dile a ese idiota que está bien! Pero que se comporten porque soy yo el que pagará los gastos y podría dejarlos olvidados allí para que no molesten más—dijo Seto Kaiba antes de salir de la habitación rumbo a la corporación.
Era casi un sueño.
O una pesadilla.
Miles de personas correteando por una ciudad que crecía en medio del desierto en base al juego y al casamiento rápido.
Un muy conocido dicho reza:
“Lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas”.
El aeropuerto fue un infierno de gente que iba y venía sin cesar.
Cuando Seto bajó en el Lotus Resort and Cassino estaba de mal humor. Su hermano trataba de amenizar todo para el mayor pero a este no le resultaba nada facil convivir con su nuevo hermano político.
Esa noche todos se vistieron y fueron al balcón de la habitación del novio. Allí Wheeler propuso un brindis con cerveza.
¡Eso es muy propio de ti!—acotó el mayor de los Kaiba mirándolo con cierta mirada de desdén.
Joey fingió no notarlo y dijo—¡Por lo original!—
No. Por lo decadente—dijo el castaño.
¡Hermano!—exclamó el pequeño Kaiba incómodo. Solo tenía quince pero era el más propio de ambos.
¡Kaiba! Por hoy olvidemos el maltrato y pasémosla genial. Recuerda que pasado mañana te convertirás en un hombre casado y yo tendré que aguantarte aunque sospecho que no podré mucho. Hoy olvidemos todo y pasémosla de maravilla. ¡Por pasado mañana!—dijo el ojos mieles y todos hasta Kaiba decidieron pasarla bien.
¡Por pasado mañana!—dijeron a coro los demás, menos Kaiba que solo sorbió el ambarino líquido que un poco le repugnaba.
Una alarma sonaba en algún lado. Zumbaba y zumbaba y le hacía doler más la cabeza y por ese motivo descubrió que le dolía. Despertó y atisbó a su alrededor. No reconoció el dormitorio donde estaba pero no le importó. Muchas veces había despertado con resaca en lugares que no conocía.
Lo importante era apagar la dichosa alarma que sonaba y sonaba. Descubrió que era un cel sobre la mesa de luz y se arrastró hacia ella. Sus pies se enredaron en las sábanas de la lujosa cama king sice y molesto por este hecho el melado se dio vuelta y se sentó para desatorarse de ellas.
Al hacerlo descubrió algo importante.
No se trataba de ninguna sábana…
…era una falda…
…y la falda pertenecía a un vestido…
…y el vestido…
…era un vestido de novia..
Pasmado se levantó de un salto y además descubrió mechones dorados cayendo por sobre sus hombros y una dudosa tela que no pudo o más bien no quiso identificar.
En medio del piso vio algo aterrador que detuvo su corazón por lo que creía que podía estar ocurriendo. Despacio, como un autómata, que en verdad no desea hacerlo, caminó hacia el espejo de pared junto al armario de ese lugar y…
…vio a una angelical rubia de ojos mieles que le miraba con su vestido y tocado de novia que le devolvía su mirada aterrada.
Pegó un grito y se apartó de la horrorosa visión para quedar mirando el símbolo faltante que aún permanecía en el suelo de la habitación, el ramo, y entonces otra idea hizo que se le congelara todo.
¿Y si…?
Muy lenta y torpemente levantó su mano izquierda sin mirarla y cuando supo que estaba en su visual abrió un solo ojo lo que le fue suficiente para ver el portentoso anillo dorado que parecía burlarse diciendo: “¡Estás casado! ¡Estás casado!”
¿O sería con zeta? Se preguntó con horror el rubio.
En la vuelta no había nadie.
Tenía que salir de ahí antes de que su… ¿Marido? Regresara.