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Algo mas que la felicidad por Nanashi

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Para mi querida hermana, Sophie...
... la felicidad no siempre es un sentimiento que se origina en el corazón...
... también puede ser la persona que ve contigo las gotas de lluvia en un día nublado...
... siempre hay alguien que desea hacerte feliz...

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Había una vez, en una tierra de grandes praderas, y cielos salpicados de hermosas nubes, un pequeño y humilde circo llamado “ La tierra de la ilusión” el cual, se preparaba para presentar sus más grandiosos actos, únicos en su clase, los cuales, eran conocidos por donde quiera que iban, expandiendo alegría y asombros a aquellos que quisieran regalarle un momento de sus vidas y unas bellas sonrisas que servían de pago diario para perfeccionarse y hacer crecer la pequeña caravana de colores que siempre se hacia notar cuando ingresaban a un nuevo lugar.

El tragafuegos, el domador de leones, las bailarinas, la orquesta, el maestro de ceremonia, todos se preparaban para dar a conocer sus mas grandiosas habilidades y regalar colores a la fría y negruzca noche que seguía al ocupado día. Pero el entusiasmo no siempre se hacia presente en el lugar. En un rinconcito, dentro de unas de las carpas, se encontraba un pequeño cachorro, lo llamaban el ladrón de risas y el mago hacedor de alegrías, pero en su interior, sabia que aquellos dichos no eran verdad. Su nombre era Joey, y era la estrella principal del circo, sus malabares, sus saltos, sus juegos y canciones devolvían la niñez y la motivación a cualquiera que lo viese, siempre cumplía muy bien su papel de hacedor de sonrisas, era como nadie, pero, a pesar de tener ese don y muchas mas cosas, no era muy feliz. Su corazoncito se hacia cada ves mas pequeño por la angustia que tenia al no poder cumplir su mas ferviente deseo.

- Me siento muy solo... pensé que podría ser divertido viajar de esta manera, pero no lo es... - dijo el pequeño cachorro de ojos miel-... quisiera conocer el mundo, ser libre, saber que se siente la vida sin un circo... que se siente... descubrir cosas interesantes.. que se siente... ver algo mas que la sonrisa de la gente... -

Para él, la sonrisa era importante, pero no lo era todo. Desde muy pequeño, trabajo y vivió en aquel circo, que con el tiempo no fue mas que “La cárcel de la ilusión”, al ocultarle la cantidad de maravillas que el mundo le ofrecía. Siempre era protegido, siempre era escondido de las cosas que pasaban por su alrededor y no pertenecían al circo... siempre la misma monotonía que lo aburría, y lo hacían pensar que pasaría el resto de su vida como prisionero entre globos de colores y algodones de azúcar.

Pero, un día, una caravana real se aproximó a la “pequeña ciudad” que se había instalado en un llamativo prado. Todos se dieron por enterado que el príncipe de la nación más importante del mundo, venia hacia aquel humilde mundo circense, para entretenerse un momento entre su agenda tan ocupada. Todos corrían de un lado a otro, buscando sus mejores galas, usando sus mejores maquillajes, bañando y peinando a sus mejores animales. Lo único que no eran un desorden total, era la apariencia externa de la carpa principal, ya que el resto de la ciudadela se encontraba totalmente desorganizada entre tanto ajetreo.

La caravana real no demoro mucho en llegar. Del carruaje principal, el cual, portaba las iniciales plateadas SK, bajo el príncipe del que todos habían escuchado; un príncipe de ojos azules y cabello castaño, con su hermosa corona dorada y capa roja aterciopelada que caía bellamente al suelo, si no se supiera que es príncipe, se confundiría perfectamente con un rey, gracias a su postura autoritaria y majestuosa, su semblante dominante y su mirada fría.

- Bienvenido a nuestro circo majestad- lo recibió el maestro de ceremonia, quien le daba una reverencia al quitarse el sombrero de copa- ¡¡¡¡¡Todos, saluden a su majestad, el príncipe Seto Kaiba!!!!!- grito el hombre barbudo.

- ¡¡¡MUY BIENBENIDO SU MAJESTAD!!!!- gritaron al unísono muy impacientes los integrantes del circo por mostrar sus mas grandiosos talentos. Joey no estaba muy contento que digamos, pero sabia disimular bien su infelicidad, observando sigilosamente al príncipe pasar frente a la fila de artistas que se presentaba para él. Ni siquiera había respondido el gran saludo que le había hecho los integrantes circenses, simplemente esperó que terminara la algarabía y pasó hacia la carpa central, eso le molesto a Joey, porque sabia que sus compañeros se esforzaban por hacer lo mejor, y el lo hacia valer nada... no le agradaba para nada aquel príncipe Kaiba.

Seto se sentó en la primera fila, en un hermoso trono acomodado solo para él, mientras que sus guardias rodeaban los extremos de la carpa, y su comité observaba detrás de la figura real el espectacular show de magia y encantos. Uno a uno los números se fueron presentando, las guirnaldas oscilaban al igual que los trapecios, la emoción era contenida en los números peligrosos gracias al resonar de los tambores, las risas infundidas por los payasos, todos reían y se divertían, menos el príncipe ojiazul quien se apoyaba en el respaldo del trono, cada ves mas harto y deseoso de escapar de aquel lugar tan mundano y absurdo para el.

- Y AHORA!!!,.. NUESTRO ACTO PRINCIPAL!!!... LO LLAMAN EL SE—OR DE LA FANTASIA, EL AMO DE LA FELICIDAD, …L ES... EL CACHORRO JOEY!!!- el maestro de ceremonia lo presentó con todos los honores posibles, mientras el cachorrito aparecía majestuoso por las cortinas rojas que se abrían de par en par. Cada maroma, cada gesto que hacia, invitaba a la alegría como actor principal en los corazones de los presentes, pero eso no le impedía ver nuevamente la expresión del invitado principal. Vio que el príncipe Seto tenia la misma expresión que había visto hace unos momentos, fría, sin brillo, plana, absolutamente plana, no mostraba nada mas que un vació terrenal en su estructura facial, nada ni un esbozo de sonrisa, ni un ceño fruncido, nada... eso estaba hartando al inquieto cachorro. Cada ves hacía trucos mas sorprendes, que nunca nadie incluso había visto en funciones anteriores, hizo aparecer monstruos de cartas mágicas, voló por los aires con unas especies de alas que aparecieron al verterse agua, una infinidad de bellezas nuevas que iluminaban tanto a los presentes, que llegaron a hundirse en un alegre y maravilloso trance, provocándoles inevitables ganas de dormir para ir a disfrutar al mundo de los sueños y hacer ellos mismo tan mágicas proezas.

Termino su acto con una gran presencia, todos estaba prácticamente embobados, excepto... el mismo personaje, con la misma expresión, con la misma estúpida postura.

- Majestad... acaso... ¿no le gusto mi actuación?- el cachorro tuvo la osadía de preguntar tal cosa, ya que nadie, a causa del trance, pudo impedírselo

El príncipe no contesto nada, mirándolo fijamente a sus ojos miel, sacándolo aun mas de quicio

- Majestad... - dijo Joey intentando permanecer calmado-... acaso usted... ¿sonríe?-

Nuevamente el príncipe guardó silencio... una gran vena de rabia apareció en la cabecita del cachorro.

- Majestad... - la ira estaba invadiendo al cachorro-... usted por casualidad... ¿habla?- dijo con su colita tiesa a causa de la rabia que iba aumentando

- Simplemente tu acto no me da risa, al igual que todo lo que hacen... lo que vi fue... nada- dijo Seto seriamente

- ¿¡NADA!?... SIMPLEMENTE.. ¡NADA!- el cachorro se acercó peligrosamente a Seto, como un volcán apunto de estallar

- Estas sordo, o naciste estúpido... lo que vi.. fue nada... -

- ERES UNNNN... -

- Y aparte de estúpido, insolente- manifestó el príncipe, desviando la mirada, mientras el enfurecido cachorro mostraba su gran puño a punto de plantarlo en el rostro del príncipe. Nunca nadie, jamás en la vida le habían dicho una cosa así, siempre lo vanagloriaban y lo felicitaban o se reían... pero este tipo, esta nueva especie de animal... le dijo... NADA... esto no se quedaría así.

- Escúcheme bien... SU MAJESTAD... – dijo en forma irónica-... estoy seguro que lograre hacerle reír, aunque sea una pequeña mueca-

- Así, ¿y como lo harás?-

-Pues... pues... –

...

- Te daré treinta días para que prepares un acto que podrá hacerme cambiar de opinión, el cual me presentaras el día treinta y uno, si logras convencerme, cumpliré el deseo que me pidas-

-¿Lo que quiera?- dijo desafiante el cachorro

- Lo que tu quieras-

- Bien, cuente con ese acto entonces- Joey pensó que esa era su oportunidad para salir de aquel lugar y sentir la diferencia entre la fantasía y la realidad, entusiasmado, abandono la pista central, observado siempre por el príncipe, quien permaneció solo, rodeado de aun embobados espectadores.

- Ese cachorro, es bastante... persistente... -

Y así comenzó un nuevo desafió. Todos los días, Joey intentaba algo original, diferente, osado, pero sorprendente. Nadie sabia lo que ocurría, y menos sabían el porque el príncipe se había quedado un tiempo con el circo, todo parecía demasiado extraño. Pasaron las jornadas y nada funcionaba para el cachorrito, nada lo convencía, nada le gustaba: baldes de agua, peces saltarines, elefantes equilibristas, si hasta intentó meterse en un sombrero y sacarse así mismo, pero nada resultaba. Hasta que un día, desistió mas temprano que de costumbre, cayendo jadeante sobre el suelo.

- Ese cabron de Seto... piensa que me tiene bajo su poder eh?... pues... - suspiró-... parece que si... estoy muy cansado... no se me ocurre nada y lo he intentado todo-

- Nuevamente haciendo nada, todas las semanas igual- dijo una voz fría que asusto al cansado cachorro- Te he estado observando cachorro, eres esforzado, pero muy estúpido-

- QUE NO... - tomo aire a causa del cansancio-... lo soy- y cayo nuevamente al suelo

- Ríndete, no hay nada que puedas hacer, además, casi ya se cumple el plazo- Seto se dio la vuelta para retirase de la escena

-¿Porque eres así?- se levanto apenas el cachorro- ¿Porque eres tan frio, y nunca sonríes?-

- Eres un cachorro bastante curioso... bien, nadie me había hecho esa pregunta, por ser el príncipe, jamás les debe importar lo que yo haga... -

- O es que acaso, ¿no sabes como expresar tus emociones? -

- Esas son estupideces, cachorro, no tengo porque darte explicación alguna... mejor concéntrate en ti mismo, que bastante falta te hace... - y en ese mismo instante, la real figura se retiró, dejando al cachorro solo... y pensativo.

Ese Joey, ese cachorro que había estado observando durante tanto tiempo, le provocaba pensar de manera diferente, algo tenía de especial, algo que lo hizo detenerse un momento y mirarlo de manera diferente. Tanta persistencia, tantos deseos de hacerle cambiar de opinión... tanta curiosidad de su parte... tal ves... preocupación?. Lo único que sabia, es que la tela que envolvía su corazón, estaba siendo removida por aquellos ojos miel cada ves que lo desafiaba.

Pasaron los días finales, y Joey comenzó a comportarse de manera distinta son Seto. Lo quedaba mirando, apartaba su vista para ocultar su sonrojo, algo pasaba entre los dos polos opuestos de la historia, una cierta interacción que hacia palpitar el interior del cachorro, y también, hacia desordenar la organizada cabeza de Seto.

Día treinta y uno. La función particular esta dispuesta, solo se encontraba el príncipe y el cachorro frente a frente, mientras el sonido del viento pasaba por debajo de las grandes telas que conformaban la carpa.

- ¿Listo cachorro, has terminado tu grandioso acto?- dijo Kaiba en forma irónica y seria

- Listo- dijo decididamente

- Bien, muéstrame tu sorprendente actuación-

- No hay actuación-

- ¿No?... sabia que no podías con esto-

- Pero, no solo con unas simples piruetas puedo intentar que cambies tu manera de pensar, puedo usar un nuevo truco, uno que nunca había usado-

- Cual-

- Las palabras- algo se movió dentro de la fría estatua que era el príncipe – Seto, dime... ¿Sabes querer?- el cachorrito se acercaba a la real figura- ¿Haz intentado decirle a las personas lo que sientes?... ¿sabes que se siente eso?... majestad... ¿puedo enseñarte yo?- un sonrojo dulce se apodero de las mejillas de Joey- Seto... ¿puedo ser la primera persona que pueda quererte?-

...

- Je... cuantos días nos conocemos, no mucho verdad- una sonrisa se esbozó en el rostro de Seto, sorprendiendo a Joey-... treinta y un días, y ya estas diciendo que me quieres, simplemente absurdo.. ¿Cómo estas tan seguro de eso?-

- Porque... me has hecho ver... que puedo ser algo mas que una simple demostración de alegría para una persona... tuve la libertad que siempre busque... solo con el hecho de verte sonreír un poquito- dijo el cachorrito muy alegre

- Parece, que lo tuyo no es solo el circo cachorro... a veces sabes pensar- Seto lo tomo del rostro- ¿Quieres quedarte conmigo?-

- Si quiero- en ese instante, Seto hundió en un largo beso al maravillado cachorro, correspondiéndose mutuamente el amor que había nacido entre ambos, y se había hecho notar entre el desafío que se impusieron al conocerse, comprendiendo lo que es necesitar a una persona... a esa persona tan especial.

Ese mismo día, Seto se llevo a Joey, sacándolo del circo, ofreciéndole a cambio al maestro de ceremonias, una espejo que cumplía tres deseos, pero que estaban marcados con la condición de no tocar nunca a Joey... cosa que no a nadie dejo contento mas que al mismo Kaiba.

Ambos, Joey y Seto regresaron al reino en donde él gobernaba, impulsados por el amor que se tenían, conjunto a su felicidad.

- No pediste el deseo que te prometí cachorro-

- No lo necesito, ya se me cumplió... Seto, te amo mucho-

- Y yo a ti cachorro... nunca dejare que vuelvas a sentirte solo... -

Y así, el cachorro y el príncipe, se unieron hasta el final de los días, viviendo juntos en un palacio azul, lleno de magia y momentos alegres, amándose incondicionalmente... disfrutando de algo mucho mas fuerte que la felicidad...

... y viviendo felices para siempre.

FIN

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