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Straw... ¿Berry or hat? por Yoshita

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Notas del fanfic:

Si, lo se, el cumpleaños de Luffy fue la semana pasada, pero ¡hey! Estoy en parciales. 

Aun así, es mejor tarde que nunca. 

Notas del capitulo:

Un divertido juego de palabras: Strawhat (sombrero de paja en inglés) y Strawberry (fresa en inglés). 

One Piece es de Oda Eiichiro. 

Recuerden dejar sus comentarios, los autores vivimos por nuestros lectores. 

 
 
Se tragó su orgullo. Ya se había decidido y no daría marcha atrás. Era un hombre de palabra, algo dudosa, pero de palabra al fin y al cabo. Pero simplemente no podía dejar pasar esa fecha sin mas ni mas. 
Se levantó temprano y logró escapar del pequeño renito (que, curiosamente, había madrugado) para encaminarse a la cocina antes que el celebrado se levantara. Apenas si estaba claro el cielo y no iba a tentar al destino. 
-Kuroashi-ya, hay algo que...- comenzó al abrir la puerta, pero se detuvo al ver que no era Sanji el único en la cocina. Podía fijarse como Zoro le daba un ligero beso en los labios antes de ir a la nevera. Vio como Nami lavaba varias mandarinas y las colocaba a secar. Se percató que Usopp y Brook acomodaban los fogones libres para poner las sartenes que Franky cargaba y no se sorprendió cuando, al caerse una al suelo, un brazo fantasma lo detuvo de causar ruido y Robin lo recogió. Al parecer Trafalgar Law no era el único que deseaba que el chiquillo al que cuestionablemente le decían capitán pasara un cumpleaños inolvidable desde muy temprano en la mañana. Se preguntó si Chopper estaba haciendo guardia por si Luffy despertaba. 
-Buenos días Torao- Nami lo saludó con unas frutas en la mano. 
-Buenos días Nami-ya... Buenos días a todos- añadió siendo respondido por varios "hola" informales y movimientos de manos junto con asentimientos de cabeza. 
-¡Ah, ah! ¡Marimo! El sake es para esta noche- el rubio se acercó donde el espadachín se quedó estático, recién descubierto, con la puerta de la nevera a medio cerrar sostenida por su mano. 
-Oh vamos cejillas, sólo un trago. 
-No, eres un jodido alcohólico y ¿piensas que te voy a colaborar en tus vicios?
-¿No creen que es temprano para peleas? Por cierto Sanji, ¿qué hago con esto?
-Ponlo en el mesón Usopp y no, nunca es tarde o temprano para una pelea con mi Marimo. 
-Nosotros siempre estamos a tiempo, ¿no es cierto, espiralito? Sanji no aguanta un día sin mi. 
-Estamos con esas, ¿no? Pues bien- se cruzó de brazos- te reto. 
-¿A qué?
-No eres capaz de dejar pasar un día sin besarme los labios. 
-Cuidado con lo que dices Sanji-kun, puedes atraparte en tus propias palabras. 
-Vamos Navegante-san, es un simple juego de enamorados. 
Por mas que intentara procesarlo, la situación de la cocina era la cosa mas normal en ese barco, incluso el que esos dos idiotas estuvieran juntos. Pero que mas da, él venía a algo y no iba a dejar que se le olvidara. 
-Kuroashi-ya, ¿puedo pedirte un favor?
-¿A mi?- respondió con una incómoda presión en sus mejillas debido a los dedos del espadachín, quien le apretaba los cachetes de la misma manera que el cocinero hacía. 
-Si... Es algo... Como decirlo...
-¿Quieres cocinarle algo a Luffy?- adivinó el espadachín. 
-Si, pero... No se que...
-Carne- respondieron al unísono. 
-¡No! Eso es algo de todos los días. 
-Pero a Luffy le encanta- añadió Nami. 
-Pero es que...
-¿Qué mejor que algo que le gusta?- cuestionó Usopp. 
-Es que yo...
-Si, carne está bien- Brook se miró con Franky. 
-¡Está súper bien!
-¡Basta! ¡Yo no quiero que sea carne! ¡Quiero hacerle algo especial!- reventó gritando en la cocina. 
-¡Shhhh!- pidieron todos mientras ponían sus dedos sobre sus labios para indicarle al imprudente capitán de los Hearts que un poco de silencio no vendría mal. 
-¿Pero qué fue eso?!- Chopper apareció por la puerta gritando en susurros- ¿¡es que quieren levantarle?! Agradezcan que ese tonto tenga sueño pesado. 
-Lo siento Chopper, Trafalgar- Zoro apuñaló a Law con la mirada- no quería gritar, vuelve al pasillo. 
-Ya lo creo- salió de la cocina y cerró la puerta. 
-Ah- suspiraron aliviados. 
-Lo siento, pero es que ustedes...
-Ya, entendido, ¿qué quieres hacer?
-Un postre de fresas. 
Lo miraron con los ojos entornados. ¿Estaba Trafalgar Law, el Cirujano de la Muerte, el Shichibukai, el Supernova, un usuario de Akuma no Mi, un hombre cuya apariencia es tan ruda, ofreciéndose a hacer un postre de fresas?
-Eso si que no me lo pierdo- susurró Usopp. 
-Vaya, no me lo esperaba- tampoco Law se esperaba sonrojarse, pero era inevitable- pero supongo que puedo ayudarte, hay fresas de sobra, ¿no?
-Aun si no hubiera, yo compré en la isla pasada. 
-Lo tenías todo bien planeado, ¿no?- preguntó Nami. 
-¿A qué se debe esto, Médico-san?- cuestionó Robin. 
-Eh...- se rascó la cabeza y sintió siete pares de ojos sobre su rostro. "Debí haber hablado solo con Kuroashi-ya, debí haberlo hecho...", se reprochó, era mas fácil explicarle a Sanji que a toda, TODA, la tripulación- pues...- miró a lado y lado, ¿cómo decirlo? Vio de reojo a Usopp dejando las sartenes y ponerle mas atención. Vio a Franky darse la vuelta. Vio a Nami y a Robin decir algo y reír. "Ellas ya lo sabes, se les nota y yo no he dicho nada... Brujas". Aceptó el apodo que les tenía Zoro y volteó a verlo, con la mano en la cintura de Sanji en un abrazo casual, los ojos de ambos esperaban una respuesta. Y se le vino una idea, de decirlo y no- por eso- señaló al cocinero y al espadachín- por eso quiero hacerlo. 
-¿Porque Zoro y Sanji están juntos?- preguntó Usopp. 
-No. 
-¿Porque te dan celos de Zoro?
-¿¡Qué?! ¡No!
-¿Porque Sanji tiene cintura y tu no?
-¡No! ¡Porque quiero a Mugiwara-ya!- soltó. 
-¡Shhhhh!- lo reprendieron de nuevo. 
Cerró sus ojos y sobó su cabeza intentando calmarse. Soltó aire de manera cadente y abrió los ojos. 
-¿Era tan difícil decirlo que tuviste que hacerlo con Zoro y Sanji-kun? 
-Yo... Me daba pena.
-¿Por?
-No se- se sentó en una silla- no se. 
-Yohohoho, Trafalgar-san está enamorado de Luffy-san. 
-No lo repitas, hace que me sienta un loco. 
-¿Por?- preguntaron Usopp y Nami mientras el resto continuaba con el desayuno. 
-No logro hallar la razón por la que me enamoré, eso es lo mas extraño. 
-Deja que te diga algo- se volteó Zoro con una cuchara en la mano- estamos juntos y te juro que yo tampoco se la razón de mi enamoramiento. 
-Oh, muchas gracias Marimo. 
-Sabes que te quiero- le cogió la cuchara y probó la salsa que el cocinero estaba preparando- oye Law, tarde o temprano te darás cuenta, yo lo hago cada vez que desayuno, almuerzo y como en este barco. 
-Marimo cursi...- apartó la mirada antes de que todos notaran sus mejillas coloradas. 
-Cejillas penoso- le besó la mejilla y volvió a la nevera. 
-¿Lo ves? Hay distintos tipos de amor- comentó Robin- cada quien entiende el suyo. 
-¡Ja! Ya casi acabamos, falta que esté la salsa y listo. ¡Tiempo récord!
-¡SAAAAAAAAAAAAAAAN...!
-Justo a tiempo- musitaron todos al tiempo. 
-Ya se despertó- entró el renito corriendo a la cocina. 
-¡... NJIIIIIIIIIIIIIIIIIII!
La puerta se abrió y Luffy se encontró con la cocina llena. Se detuvo al entrar. 
-¡Feliz cumpleaños!- exclamaron todos a la puerta donde Luffy estaba parado, junto a Law. 
Luffy miró detrás suyo. Luego al frente. Luego a los lados y vio a Trafalgar. 
-¡Torao! ¡Feliz cumpleaños!
-¿Qué?
-Si, los chicos te felicitaron y yo faltaba. 
-Mugiwara-ya... Es TU cumpleaños. 
-¿El mío? ¿Y por qué no me dijeron antes?
Resoplaron todos. 
-Creímos que lo sabías. 
-Pues no... ¡Gracias chicos! Va a ser un día... ¡Carne!- gritó sin mas lanzándose al fogón encendido. 
-¡Pero que te esperes!- le detuvo una fuerte patada en el abdomen que lo lanzó sentado y callado a las piernas de Trafalgar Law- me lo agradecerás luego- le dijo al cirujano que se recuperaba del pequeño peso que le había caído encima mas la fuerza con la que venía. No era Pierna Negra sólo por sus pantalones. Volteó unos minutos y luego alzó la cara- Zoro, los platos, Usopp, los cubiertos, Franky, servilletas- demandó al tiempo que los chicos obedecían. Se sentía curioso que le ayudaran, pero unos días al año no era malo contar con apoyo- Brook, vasos y mis queridas damiselas pueden tomar asiento- les dijo meloso. Zoro refunfuñó- si quieres sentarte antes tienes que usar falda Marimo- le recibió los platos y le besó la mejilla- ahora lleva a la mesa. 
Zoro refunfuñó mientras servía a los comensales que se disponían a festejar desde muy temprano el cumpleaños del capitán de dudosa reputación en el barco precisamente como capitán.
Trafalgar logró intercambiar una mirada cómplice con Sanji y este se la devolvió. Una ayuda no le viene mal a nadie. 
-Zoro- le susurró en el oído- tienes que distraer a Luffy hasta que te avise, ¿si? No te la juegues Marimo, quiero que conserves todos los pedazos de tu cuerpo juntos. 
-No pensaba jugarme nada, además Luffy me arrastrará tan pronto acabemos de comer... O bueno, él acabe de comer por nosotros. 
-Es es el espíritu. Ahora, ¿te acuerdas dónde puse el libro que me regalaste?
-¿Te regalé un libro?
-Recapacita Marimo, me diste un libro de postres porque lo necesitaba. 
-Ah... ¿Lo hice? Qué bueno soy- se burló. 
-Ya cállate-le dio un golpe en la cabeza- ahora dime, ¿dónde lo puse?
-¿Y soy yo el de problemas de memoria?
-Que te calles. ¡Nami-swan!- le gritó a la pelirroja que golpeaba una cabeza con un sombrero de paja- ¿recuerdas, mi querida Mellorine, dónde puse mi libro de postres?
-En la biblioteca de Robin para que estuviera seguro. 
-Es cierto, gracias mi linda damisela. 
-Idiota- susurró Zoro. 
-¿Qué?
-Nada... Ridículo. 
-¡Te la ganaste!
-¡Zoro! ¡Vamos a jugar!- Luffy se subió a la espalda del espadachín y lo empujó a la puerta- ¡Sanji, te devolveré a Zoro luego! ¡Vamos Zoro, tengo una idea genial que...!- su voz se desvanecía mientras salían y se alejaban a cubierta. 
-Lo sabía- suspiró derrotado. Los demás se habían retirado menos el capitán de los Hearts- ey Law, ¿te esperas a que acabe aquí?
-Claro- se recostó en el espaldar y trató de relajarse. Las risas y gritos de... Su chiquillo lo mantenían con una imperceptible sonrisa en los labios y le picó la curiosidad por saber a qué jugaba... Una pequeña escapada no mataría a nadie, así que le avisó a Sanji que saldría por un momento. 
Ya en cubierta, buscó la dirección de los gritos y vio con miedo el cuerpo de Luffy precipitarse al agua y segundos antes de que él mismo armara un escándalo, vio a un empapado Zoro saltar, tal vez por enésima vez, al agua y llevar al capitán de vuelta a la segura madera del Sunny. Pensó que todo había acabado, pero al ver al chico tirarse en clavado al mar desde la cabeza del barco y a Zoro refunfuñar para luego quitarse la camisa y volver a saltar, supo de qué iba todo eso y no pudo mas que sentirse un completo lunático. ¿Y se había enamorado de.. Esa cosa? Inverosímil. Ilógico. 
-Contraproducente- musitó para si. Pero luego sonrió. Acababa de encontrar una de las razones, (porque si, para Trafalgar Law la lista era amplia), por las cuales estaba enamorado de Monkey D. Luffy: nadie, nadie, NADIE, podía ser tan imbécil, ingenuo, infantil y torpe como ese que se acababa de lanzar al agua de nuevo. 
-¡Que te den Luffy!- y saltó al agua al rescate... De nuevo. 
-¿No te arrepientes? Cuando lo tengas tendrás que lidiar con eso todos los días y sin ayuda. 
-Nami-ya, se a lo que me enfrento. 
-Vale, supongo que si- suspiró- pero tu no puedes lanzarte al agua a salvarle. 
-Aprenderé a nadar de nuevo. 
-Es poco probable y lo sabes. 
-Si- musitó apoyado en el barandal- oh, debo ir a la cocina, Kuroashi-ya iba a ayudarme a hacer ese postre. 
Se despidió de Nami y caminó a la cocina donde Sanji ojeaba el libro de postres con parsimonia. 
-Aquí está... ¡Hey Trafalgar!
-Ya estoy adentro- respondió tapando sus oídos. Tenía pulmones el desgraciado cocinero. 
-Ah, vale. Creo que si necesitaremos tus fresas, anda a traerlas. 
-Me lo hubieras dicho antes- refunfuñó saliendo. 
-¡Zoro! ¡Ven, tengo una idea!- fue lo último que oyó mientras caminaba al camarote donde había dejado el paquetito de fresas guardado. 
Antes de salir se miró al espejo, ¿y qué pintaba alguien que iba a cocinar con un suéter como el suyo? Le incomodaba un poco. 
Se retiró el sombrero y el abrigo para quedarse en una camiseta blanca con las mangas rotas. 
-Mucho mejor- sintió el aire acariciarle y vio como su cuerpo lo agradecía. 
Salió en camino a la cocina y se encontró con Nami en el pasillo. 
-¿Te dio el ataque de "soy sexy y me exhibo" que tiene Zoro?
-¿Perdón?
-Nada, sólo ve a la cocina y deja en claro que quieres a Luffy si no quieres que Zoro malinterprete las cosas. 
Se quedó de pie mientras veía a la chica entrar a la biblioteca y cerrar. 
-Loca- musitó y siguió caminando. 
-¿Son reales?- sintió un dedo pinchar su piel. 
-Si- había afirmado que sus tatuajes eran de verdad tantas veces que tenía ligeros episodios de déjà vu incómodos. 
-¡Los míos también! Cuando era el rey de las islas del Norte, nadie resistía...- dejó a Usopp contando su historia, al que luego se le unieron Chopper y Franky. 
Era gracioso. Todo. La situación. Pero se sentía extrañamente cómodo. 
-¡Vuelve acá, pedazo de goma!- pudo reconocer los gritos del contramaestre del barco y distinguir como un punto de color piel, rojo y azul escapaba de los brazos de un punto, mas grande, moreno y verde. 
-¡Atrápame!- le gritó sin fijarse que se estrellaría con Law de seguir en la misma trayectoria. Y como no se fijó, simplemente chocó con el cuerpo (según Nami, "exhibido") de Trafalgar Law. 
-Mugiwara-ya...- comenzó a reprochar. 
-¿También vas a jugar conmigo Torao?
-¿También?
-¡Vuelve acá Luffy! ¡Devuélveme mi camisa!- entonces fue que vio el trozo de tela en las manos del pequeño y entendió el comentario de Nami. 
-Vamos Mugiwara-ya, regrésale la camisa a Roronoa-ya y...
-¡No!- refutó con un puchero. 
-Por favor, además me harías un gran favor poniéndote de pie. 
El capitán observó su situación: sus elásticas manos estaban enzarzadas en los brazos de Law y sus piernas en las del otro capitán porque la goma se enreda fácil. 
-Mira, Roronoa-ya está con Kuroashi-ya, no hay de qué preocuparse, pero si quieres seguir jugando, debes pararte y esconderte. 
-¡Tu si me entiendes!- intentó abrazarle, pero el crujido de una dislocación de hombros lo alertó, viendo la mueca de Trafalgar Law- ¿qué te pasó?
-Acabas de dislocarme los hombros- respondió derrotado. 
-Ah... ¿Y qué es eso?
-Eso...
-¿Y cómo lo hice?
-Es que tu...
-¿Y eso es divertido?
-¡Para nada! Es que...
-¿Quieres dislocarme los hombros, Torao?- preguntó con esperanza y sonriente. 
-¡De ninguna manera! ¡Roronoa-ya!
El aludido giró su cabeza y observó la muda súplica de piedad de Trafalgar. 
-¿Ves a lo que te enfrentas?- le preguntó riendo- esta vez te ayudaré, pero sólo porque él tiene mi camisa. ¡Luffy!
-Zoro me descubrió- de desenrolló de inmediato y salió corriendo- ¡atrápame!
-Gracias- musitó mientras que Zoro pasaba a su lado. 
-No habrá segunda oportunidad- se desvaneció entre los pasillos. 
-¿No te arrepientes?- Sanji le alargó la mano para que se pusiera de pie. 
-¿Debería?- aceptó la ayuda y se puso de pie. Revisó sus hombros: todo en orden. 
-Para nada- se carcajeó- pero ahora te das cuenta con lo que hemos lidiado por mucho tiempo. Pero- entraron a la cocina- no nos arrepentimos de nada. Así que si le haces algo puedes darte por muerto de parte de ocho personas distintas. 
-No voy a hacerle daño- juró- no me lo perdonaría ni yo mismo. 
-¡Entonces manos a la obra! ¿Tienes las fresas?
Alzó la bolsa. 
 
 
-Aquí dice que hay que batir la crema... Kuroashi-ya, ¿batir por cuanto tiempo?
-Hasta que esté lista. 
-¿Y cuándo es eso?
-Cuando esté esponjosa. 
-¿Y cómo es eso?
-Pues... Es... Como decírtelo... Mmm... Así- hizo un gesto con las manos- ay, ya lo verás. 
Vale. Haberle pedido ayuda a Sanji era buena idea. Lo que no era bueno era la manera en la que le explicaba. ¿Exactamente cómo se sabe que es "un poquito", "una pizca" o "un trozo"? Suspiró derrotado. 
-Lo que hago por ese idiota. 
-El amor es así- le dio el tazón para que batiera- si supieras lo que me dio Zoro...
-¿Qué?
-Te parecerá cursi y bobo. 
-Quiero saber. 
-Me... Nos invitó a un restaurante. Pero antes de eso hizo que toda la isla supiera que era mi cumpleaños. Tocó el piano para mi. Luego dimos un paseo en canoa y le pidió a todo el pueblo que soltara linternas voladoras mientras navegábamos juntos por el mar. Me dio también un collar con la imagen de su letrero de "se busca". Y esa noche en la playa, nosotros... Bueno...
-Creo que no necesito escucharlo- le sonrió- ¿entonces Roronoa-ya toca el piano?
-No lo parece, ¿verdad? Es un bruto, pero es el mejor pianista que he oído. Hey Law, ¿tocas algo?
-La guitarra, la bandola y el laúd. 
-De cuerdas, ¿eh? Sigue batiendo- le dijo a la muda pregunta reflejada en los ojos del cirujano. 
-Si, ¿y tu? ¿Tocas algo?
-A Zoro- se burló- ya, era una broma. Toco el contrabajo. 
-Cuerda frotada... ¿Puedo dejar de batir, por favor? Ya no siento los brazos. 
-Ah, si, lo siento. Ahora corta las fresas...
-¿No crees que estamos haciendo mucho postre?
-Te digo la verdad cuando afirmo que para Luffy es poco. 
-Si, tienes razón. 
Cortaron las fresas mientras hablaban un poco, bueno, mucho para el callado de Trafalgar Law. 
-Dame esas fresas que tienes- le señaló el tazón lleno hasta la mitad de la frutilla. Law se lo entregó y Sanji lo echó en la licuadora al tiempo que le agregaba algo de crema de leche y azúcar. 
-¿Para qué haces eso?
-Para ponerlo en la crema, si no ¿de dónde saldrá el sabor a fresa?
-Tiene sentido. 
-Afortunadamente no te dedicas a la cocina...
-¿Qué?
-Nada- inocente silbó mientras la licuadora estaba encendida. -Pásame el tazón negro que está debajo de... No, no, al otro lado... Mas a la derecha... Tu otra derecha... El gabinete negro... El negro... Ahí, ábrelo... Hacia afuera... Ya, el tazón grande... Si, ahora la tapa... La que si le quede... Si, esa, trae acá- Trafalgar Law colocó una enorme olla de sopa sobre el mesón. Sin bromear, tenía la capacidad para una sopa para aproximadamente 50 personas y un poco mas. 
-¿Para el almuerzo?- preguntó. 
-No- respondió extrañado- para el postre. 
 
 
-¿Qué parte de "con delicadeza" no captaste?
Estaban completamente cubiertos de azúcar por la falta de cuidado de Law al abrir una simple bolsa. 
-La próxima vez lo hago yo. 
-No se que me pasa, yo... Me siento torpe. 
-Síndrome Luffy, ¿eh?
-Podríamos decir. 
-Bueno, si, pon la crema en el tazón. 
Law obedeció, con delicadeza, la orden del cocinero y llenó la olla hasta un poco mas de la mitad. 
-Insisto en que es mucho. 
-Insisto en que no, ahora calla y sigue. Agrégale el jugo de fresa que hice- lo hizo al pie de la letra- y aquí dice que hay que batir. 
-¿¡De nuevo?!
-Veo que alguien empieza a odiar la cocina. 
-No estoy hecho para esto, soy médico. 
-Eo lo se, pero la medicina y la culinaria van de la mano, ¿no?
-...- lo pensó un momento- no, para nada. 
-Pero entiendes mi punto. 
-Digamos que si. 
-Olvídalo y ponte a batir. 
Y, una vez mas, derrotado ante el cocinero del barco y su propio deseo de hacerle un postre al chico, obedeció al rubio y tomó la cuchara de palo que este le pasaba para batir. 
-Fresas... ¿Cómo se me ocurrió- refunfuñaba por lo bajo- un postre?... Vaya tonto... Y mas con Kuroashi-ya... Que mal vas Law... Sólo si los chicos te vieran...- sacudió la cabeza. 
-¡Lo vas a regar!
Se detuvo en seco y miró al cocinero desesperado. 
-Cobarde. 
-¿Perdona?
-¿Te vas a dejar vencer por un simple postre?
-Para nada- tenía un orgullo que mantener... Aunque debía admitir que el estar con delantal no ayudaba al caso pero... Tenía sus metas. 
-Dame eso, pica las fresas que están AHÍ- enfatizó en la palabra y señaló con exageración el tazón azul- en cuadritos no muy pequeños ni muy grandes. 
Ahí iba de nuevo: no muy pequeños ni muy grandes... ¿Cómo se supone que se debe interpretar eso? Decidió arriesgarse y cortó la fresa en seis pedacitos. 
-¿Así están...?
-¡Están bien! La verdad pensé que no servías para esto. Pero me das esperanzas, anda, sigue cortando. 
¿Era eso un cumplido o acababan de insultarlo en su cara? Lo dejó pasar y siguió cortando. 
-Ahora pon los trocitos en la crema... ¡Con cuidado!- le gritó antes de que hiciera siquiera un movimiento. 
-Ya lo se...- refunfuñó mientras metía cuadrito por cuadrito. 
-¿Vas en serio? Te apuesto que llegamos a Raftel y sigues con pedacitos en el tazón, anda Law y ponlos dentro. 
Suspiró profundo y retuvo el aire. Contó hasta diez para luego irlo soltando con tranquilidad mientras siseaba. Cerró los ojos y apretó el puente de su nariz. Debía ser paciente, él se lo había buscado. 
Tomó la cuchara de palo que anteriormente había usado y tomó con ella algunos trozos de fresa del tazón para agregarlos a la olla de la crema batida que tenía Sanji. 
-Parece que vamos bien... Déjame probar- le arrebató a Trafalgar la cuchara y tomó un poco de crema- vaya, está muy rico, sorpresivamente tienes talento. 
-¿Gracias?- respondió. Dudó en probar, pero debía cerciorarse de que no era un postre malo. Iba a meter la cuchara de nuevo cuando Sanji le dio un golpe en la mano- ¿¡qué?!
-Esa cuchara ya está sucia, idiota, usa otra. 
Trafalgar Law usó el utensilio que el cocinero le alcanzaba y probó su creación. Estaba rica. 
-¡Marimo!- exclamó- ¡ya!
-¿Qué cosa?
-Que debe mantener a Luffy alejado de la cocina en este lapso de tiempo. 
-Voy a renunciar...- Zoro apareció por la puerta de la cocina sudado, cansado y completamente desarreglado. 
-¿Y a ti qué te pasó?
-Luffy, eso me pasó- se sentó en la silla mas cercana y Sanji le alcanzó una botella de licor- te deseo suerte Trafalgar, mucha suerte. 
-Se en qué me involucré, desde la alianza y todo eso, no soy idiota. 
-Pareciera- Zoro echó su cabeza para atrás y Sanji acarició suavemente los cabellos verdes para relajarlo. 
-Marimo- se agachó a la altura del oído del espadachín para poder susurrarle- fase 2, en marcha- se irguió y se acercó al mesón- Zoro ven, acompáñame a la bodega, Trafalgar, no pierdas de vista la olla de la crema, no queremos que se esponje... ¡Deja la pereza y ponte de pie! ¡Anda y acércate a la olla! ¡Vamos Marimo!- lo tomó de la mano para ir a la bodega, pero Zoro se soltó para asomarse por la puerta. 
-¡Robin!- exclamó- ¡vigila a Luffy!- sonrió y se encaminó con Sanji a la bodega. 
Trafalgar Law se quedó mirando la curiosa escena y sacudió la cabeza. 
-No puedo pedirle peras a un olmo, es imposible que esta tripulación esté cuerda en algún momento del día- se acercó a la olla como había dicho Sanji y vio toda la crema que tenía. Estaba rosada, bastante agradable para un postre, y los trozos llamaban la atención. 
Escuchó unos pequeños toques en las paredes de afuera y le restó importancia, después de todo, eran los Mugiwara. 
-¡Hey Trafalgar- oyó a Sanji gritar- en los gabinetes que hay bajo el mesón donde está la olla hay una cuchara de palo, ¿puedes sacarla?!
-¡Si!- respondió y luego suspiró, no iba al caso, tenía que resignarse. 
Se agachó, abrió la puerta y se acomodó en cuclillas con una mano dentro del gabinete y la otra en el borde del mesón como agarre. Buscó con la mirada y no halló mas que ollas y tapas. Pero el rubio era el cocinero del barco y obviamente sabía donde estaban las cosas, así que el no ver la cuchara debía ser error suyo. Afinó su mirada y en ese momento oyó un suave pero creciente bamboleo y al alzar la mirada, vio como la olla enorme llena de crema le caía encima. Todo pasó en cuestión de segundos y no atinó siquiera a moverse del lugar. 
Se miró el cuerpo. Estaba totalmente cubierto de crema rosada y trocitos de fruta de pies a cabeza. Olía demasiado dulce para su gusto y se sentía pegajoso. 
La puerta se abrió de golpe justo en el momento en que Zoro y Sanji hacían una triunfal aparición con sonrisas pícaras en sus rostros. 
El recién llegado se detuvo en la puerta y vio la escena divertido. 
-Jeje- Sanji colocó 5 pequeñas velas en el montón de abundante crema de la cabeza de Law y Zoro tomó el encendedor del cocinero y prendió las mechas. 
-Mira Luffy- le dijo al chiquillo que estaba en la puerta- está listo tu pastel de cumpleaños, disfrútalo- Zoro carcajeó y tomó a Sanji de la mano para salir caminando tranquilos por la puerta con una taladrante mirada en sus espaldas. 
-¡Torao!-justo cuando la puerta cerró, el pequeño arremetió contra la inusual torta de cumpleaños que estaba sentada en el suelo, confundida e irritada. Se puso frente al cirujano y sopló las velas al tiempo, cerrando los ojos. 
-¿Pediste tu deseo?
-¡Si!- le dijo sentándose frente a él. 
-¿Y cuál fue?
-Si te digo, no se cumplirá. 
-¿Crees en eso?
-¡Claro que si!- se sintió ofendido- ahora, ¿puedo empezar a comerte?
-¿Perdona?- se atragantó con su propia saliva. 
-Eres mi pastel, ¿o acaso ya tengo derecho total sobre ti?
-¿Disculpa?
-¿Prefieres que lo haga con las manos o uso una cuchara?
-¿Qué?
-Ya Torao, habla en serio, quiero comerte. 
-...- aclaró su garganta y tragó saliva- yo... No soy comestible. 
-¿Y esto?- tomó un poco de la crema y la probó- ¡delicioso!
-Eso es...- iba a reprocharle pero se detuvo- ¿dijiste que estaba rico?
-¡Completamente!- las manos del capitán robaban todas las manchas de crema que tenía el cuerpo de Trafalgar Law. 
-Mugiwara-ya...
-¿Hmmm?- contestó con la boca llena. 
-Necesito decirte algo. 
-Dilo. 
-Yo... Sabes... Uff, es mas difícil que hacer el postre. 
Luffy se detuvo en seco. 
-¿Tu lo hiciste?
-¿El qué?
-Esto- tomó un poco de la crema y se la mostró. 
-Si, yo lo hice- "a medias, pero lo hice, eso cuenta", apartó la mirada- ¿tan mal está?
-Ya te dije que estaba delicioso, es que... Tiene algo distinto a la comida de Sanji... Bueno, tiene ese no-se-qué que tiene la comida que Sanji le hace a Zoro, ¿es eso normal?
"¿Amor?" ¿Tenía ese postre amor? ¿Le había dado ÉL amor a un postre? Y mas importante aun... ¿¡El chico lo había notado?! "Vaya..."
-No, no es normal. Sabes lo que hay entre Kuroashi-ya y Roronoa-ya, ¿verdad?
El chico asintió. 
-Y dijiste que el postre este tiene algo así, ¿no?
El chico asintió de nuevo. 
-Pues... La verdad es... Me gustas, Mugiwara-ya. 
-¿Y eso qué es?
Se quedó con la palabra en la boca. ¿Cómo explicarle a un infante lo que es gustar de alguien? Era absurdo y contraproducente. 
-Nishishishishi, bromeo- se carcajeó de la cara estupefacta de Trafalgar- se lo que es eso Torao, Robin me lo dijo. 
-¿¡Que yo gustaba de ti?!
-No, lo que es gustar de alguien- se acercó a Trafalgar y dejó caer el sombrero de paja por su espalda- lo se muy bien Torao- juntó sus frentes- porque a mi me gustas tu. 
-Puedes ser un niño listo cuando quieres, ¿sabes?
-Si, lo se- rió. 
Trafalgar Law rió junto al chiquillo. Verle así le hacía sentirse afortunado y condenado al mismo tiempo, pero no habían prisas, podía disfrutar lo que tenían por delante. 
Y en ese momento, lo que tenía delante era un par de labios llenos de crema de fresas incitándolo a probar. Y para nada se negaría. 
 
Notas finales:

Gracias por leer. 


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