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Amor Yaoi
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Malos Pensamientos por aiko uchiha

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Notas del fanfic:

Aclaratoria: Este fanfic ya ha sido publicado en otro foro~

Pareja (o supuestamente es x'D): Gil&Oz

Sus mejillas estaban fuertemente sonrojadas por lo que estaba viendo. Nunca espero ver una relación tan hermosa como esta, claro que ante todo esto había un pequeño detalle: eran hombres.

 

Habían muchas cosas que todavía no tenían explicación, y la primera de todas era el por qué estaba leyendo una cosa como esta. Aunque había una cosa que tenía que admitir, esto era lo más hermoso que había podido ver en su inmortal vida. Es cierto, nunca supo lo que fue leer un yaoi hasta que lo encontró escondido entre dos libros gruesos de historia que tenía Sharon escondido en la biblioteca de la mansión Rainsworth.

 

Parecía una niña pequeña cuando sus orbes morados se iluminaban ilusionadamente, y esas blanquecinas mejillas portaban un notorio carmín que dictaba la fuerte escena que estaba leyendo; en algunas ocasiones desviaba la mirada ya que no podía soportar tanta pasión entre esos chicos. Es más, era algo que lo consideraba inexplicable. Así como la relación que tenía Gilbert (alias cabeza de alga) y Oz (alias su sirviente y propiedad). Esos dos tenían una relación que conseguía confundir por completo.

 

Esa relación amo/sirviente es algo extraña para ella, tanto así que tenía las locas idea de pensar que, esos dos posiblemente tenga algo más. Aunque no estuviera prestándole mucha atención a sus pensamientos, enfocaba su mirada en la otra escena. Por dios, era más fuerte que la anterior, y sus mejillas estaban por explotar a causa de toda la sangre que tenía acumulada.

 

Cerró fuertemente ese libro para desviar la mirada hacia un lado. Buscando aclarar sus ideas, lo que hizo fue volver a colocar el manga en donde lo encontró para salir de la biblioteca.

 

¿Por qué tenía que toparse con algo que hablaba, precisamente del yaoi? Ahora no se podía sacar esas fuertes imágenes de la cabeza. Sí, estaba considerando ese género algo impresionante de ver, así como el amor que le tiene a la carne. Sin embargo, seguía siéndolo mismo. Por ahora, iría a buscar a Sharon para preguntarle el por qué tenía en la biblioteca algo como eso, y que fue lo que tuvo que hacer para conseguirlo.

 

La B-Rabbit no sabía qué rumbo estaba tomando, es más, estaba tan concentrada en sacarle la apasionada escenas del yaoi que estuvo leyendo por dos horas que no se había percatado de los extraños sonidos que venían de la habitación de Oz.

 

—G-Gil… ¿qué estás haciendo?  —si su memoria no le fallaba, era claro que esa es la voz de Oz.
—Mejor quédate tranquilo, te prometo que no tardaré —hablaba con firmeza el más alto de los dos, mientras que se volvían a escuchar esos sonidos.
—E-Espera… no tienes p-porque caer en eso.

 

De nuevo sus mejillas se tiñeron de rojos. ¿Por qué tiene que estar pensando lo que no debe? Su imaginación estaba comenzando a volar hasta el infinito, imaginándose lo que no era, ahora es que la curiosidad comenzaba a matarla. Por ende fue que se había pegado a la pared para arrastrarse, lentamente hasta el marco de la puerta, pegando la oreja cerca de la puerta, esperando escuchar algo.

 

Pero… el silencio reinaba en el interior de la habitación, hasta que… se escucharon unos cuantos golpes. ¿Acaso eso fue la cama?

 

—N-No Gil… d-déjalo así… n-no es necesario llegar a e-este punto —titubeaba el rubio de orbes verdes esmeralda.
—Sabe que es necesario hacerlo, además, esto hará que se sienta bien; lo prometo.
—P-Pero… —antes de continuar con su hablar, un ahogador jadeo salió de sus labios.

 

No sabía por qué razón su rubor se volvía más notorio, y eso que era la primera vez que escucha tal sonido de su sirviente. Esto no estaba comenzando a  llegar a un límite que no era tolerable para la azabache que intentaba comprender lo que estaba ocurriendo. Sus violáceos orbes se movían de un lado a otro mientras que escuchaba esos extraños jadeos, que para colmo no podían ser de otra persona que no fuera de ese rubio de orbes esmeralda.

 

¿Es que acaso no se cansaban? Por lo visto, Gilbert Nightray es un chico que está lleno de sorpresa, y como no deseaba ponerse de todos los colores, se había levantado del suelo para tomar determinados pasos que la estaban llevando hasta los aposentos en donde se encontraba la portadora de los ojos rojo brillante.

 

Dentro de la habitación, un joven de unos quince años, aparentemente, se encontraba sujetándose de esas sedosas sábanas mientras que su sirviente se limitaba a darle caricias que para fastidio del joven lo estremecía a niveles que ni siquiera el mismo podía explicar. Con fuertes escalofríos sus labios parecían no tener control de los jadeos que salían de él.

 

—Estamos listo, Oz —sonreía con satisfacción, después de haber inyectado a su amo.
—Por eso es que no soporto las agujas —reprochaba el joven mientras que se acomodaba la ropa para después quedar sentado en la cama.
—Sabes que tenías que hacerlo, ya van tres días que tienes ese virus y el médico nos dijo que era preferible inyectarle este remedio.

 

El menor se cruzaba de brazos mientras que hacía un puchero que anunciaba la protesta que montaba por el odio que tenía hacia las agujas; a pesar de la edad que tiene físicamente, Oz Vessalius pensaba que era preferible tomar jarabe o alguna pastilla.

 

Porque… definitivamente, era del tipo de persona que odia las agujas.


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