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Si te digo veinte veces "Te amo" es porque las diecinueve veces anteriores no eran perfectas. por Angel_of_Darkness

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Notas del fanfic:

¡Holo!, este es un nuevo proyecto, creado para el reto: "Si te digo veinte veces "te amo" es porque las diecinueve veces anteriores no eran perfectas." de wayashana, (como ya había dejado claro en uno de mis otras historias) quizá el trastorno no quedara completamente realista, pero lo haré lo mejor que pueda, tomen en cuenta que yo no padezco TOC, y que nadie que yo conozco lo padece, todo será sacado de internet (Lo sé, San Google!), así que puede que algunas cosas no encajen, o las pase de largo, ya que, como ya había dicho, yo no padezco el trastorno y hago las cosas sin reparar en que sean perfectas. Cualquier comentario, critica, observación, etc., etc., será bien recibida. Gracias.

Notas del capitulo:

¡Holo!, ¿Qué tal?, espero les guste este proyecto, porque soy nueva en dos cosas que estarán integradas en la historia:

1.- El trastorno obsesivo-compulsivo, estoy más familiarizada con otros trastornos sin embargo hay un poema (http://elcomercio.pe/mundo/actualidad/conmovedor-poema-amor-hombreobsesivo-compulsivo-video-noticia-1621757) ¡Que me enamoro!~

2.- Escritura en segunda persona, soy prácticamente una novata.

En fin, si les gusta la historia habré triunfado en estas cosas, ¡A leer!~

Si te digo veinte veces "Te amo" es porque las diecinueve veces anteriores no eran perfectas.- Capítulo 1.

 

Abres los ojos con pesadez al sentir el sol dándote de lleno en la cara. Te incorporas en la cama, para después acercar tus pies a la orilla, los balanceas ansiosamente mientras tu mente imagina las miles de cosas que quizás olvidaste hacer el día anterior, sin embargo estas seguro que no fue así. Te colocas las pantuflas y te levantas.

Miras si todo está en su lugar, como siempre antes de tender la cama. Miras, primero, la mesita de noche junto a tu cama, al lado de la lámpara color azul hay unos lentes verde claro, seguidos por un libro con una ciudad color café, y su reflejo en un lago, con la leyenda “Cazadores de Sombras. Ciudad de Huesos. Cassandra Clare.”; todo en su lugar, en el suelo, aparte de un par de tenis, no hay nada, los estantes, repletos de curiosidades y libros, no tienen nada de más ni nada de menos, al igual que el escritorio, donde las cosas, acomodadas en simetría, están ordenadas por colores y tamaños; todo perfecto; como siempre.

Quitas cuidadosamente las sábanas blancas de tu cama, las doblas y las colocas en el suelo, quitas el edredón y la funda de la almohada; lo doblas también. Caminas al ropero al otro lado de la habitación, sacas otro par de sábanas, otro edredón, otra funda. Te encaminas a la cama y la tiendes perfectamente. No importa que lo hayas tenido que hacer cinco veces para que quedara perfecta, sin ninguna arruga.

Tomas una toalla del ropero, y te diriges al baño. Te desvistes, doblas la ropa y la dejas en el suelo. Abres la puerta corrediza de cristal traslucido, giras la manija de agua caliente y la de agua fría, cuando el agua esta tibia entras, y deslizas la puerta. Te lavas el cabello seis veces, te frotas la piel con la esponja diez, y, cuando estas convencido de que fue suficiente, sales.

Te secas de manera energética, siete minutos. Regresas a la habitación, caminas al ropero. Unos jeans negros, y una camiseta blanca son tu vestimenta ese día.

Después de colocarte tres veces los tenis, y de amarrarte las agujetas ocho, recoges la ropa de cama, y caminas al baño, de igual manera, recoges tu pijama. Sales del cuarto, caminas contando las separaciones de las tablas de madera, que hay en el piso. Uno. Dos. Cinco. Diez. Catorce. Dieciséis. Llegas a las escaleras, tomas con tu mano libre, el barandal, cuentas los escalones. Uno. Tres. Ocho. El descanso. Diez. Quince. Diecinueve. Caminas un poco más, doblas a la derecha, sigues caminando, doblas a la izquierda, hay una puerta color marfil, la abres, una pequeña recamara se deja ver, tres ventanas, sobre unas paredes oliva, hay una lavadora, y un cesto para ropa, además de otra puerta, del mismo color que la primera; te acercas a la lavadora, separas tu pijama de la ropa de cama. Depositas las sábanas en la lavadora, y la ropa azul que usas como pijama en el cesto.

Caminas nuevamente. Llegas otra vez a las escales. Un suave ladrido, y un cachorro de labrador aparece por el pasillo. Te agachas y le acaricias la cabeza, le dejas después de hacerlo un par de veces. Caminas a las cocina.

Sirves tres veces las croquetas para el cachorro y cuatro el agua, porqué siempre había algo que no te parecía; que eran muchas croquetas, o muy pocas, o que te habías confundido y en vez de darle  de cachorro le habías llenado el plato de croquetas para perro adulto; o que el plato para agua estaba sucio y no lo notaste hasta que ya estaba lleno de agua.

Decides desayunar huevos con tocino y pan tostado. Lavas el sartén un par de veces, a pesar de saber que estaba limpio,  lo colocas sobre la estufa apagada, y caminas al refrigerador por una canasta con huevos, y un plato con tocino, los colocas en la barra de metal y de la alacena sacas un paquete de pan integral, tomas dos rebanadas y las colocas en el tostador. Enciendes la estufa, colocas el sartén y le agregas aceite. Esperas a que este bien caliente. Tomas un huevo y lo golpeas suavemente con la barra, se hace una grieta, lo colocas encima del sartén y abres el huevo, cae con un sonido sordo. Golpeas otro y haces lo mismo. Mientras esperas que se cosan caminas al otro lado de la cocina, y de otra alacena sacas un plato de porcelana. Mala idea. El huevo se ha cocido demasiado, y, aparte, se ha quemado. Tiras el contenido del sartén a la basura y comienzas de nuevo. Lo observas fijamente, no pasara otra vez. Están en su punto cuando los colocas en el plato. Preparas dos rebanadas de tocinos y las hechas al plato, cuando recuerdas… el pan. Te acercas a la tostadora para descubrir que ya están fríos… Desistes en hacer otros, te sirves zumo de naranja, que había en el refrigerador, y te llevas el plato a la mesa, en el comedor.

Partes con un cuchillo una rebanada de tocino, intentas rememorar cosas que  hiciste.

¿Cambie las sabanas de la cama? Sí.

¿Le di de comer a Bubbles, el perro? Sí.

¿Hice la cama? Sí.

¿Cambie las sabanas? Sí.

¿Coloque la ropa sucia en el cesto? Sí.

¿Encendí la lavadora? Sí.

¿Le di de comer a Bubbles? Sí.

Al parecer has hecho todo, recuerdas que tu primo te ha invitado a su casa, para conocer a su novia y al hermano de esta, al que, según te han dicho, han obligado a ir.

Terminas tu desayuno. Levantas el plato y lo llevas al fregadero. Lo lavas cinco veces, para asegurarte que esté limpio.

Después de hacer cuatro veces todos los quehaceres de la casa, estas libre, te das una ducha, nuevamente, en la que tardas media hora, y otra media hora en lo que te arreglas. Ahora viste unos jeans claros y una camisa negra.

Miras el reloj, aún faltan cinco horas para la cena, te da tiempo de sacar a pasear a Bubbles, y es lo que piensas hacer. Le colocas la correa y se la quitas, la vuelves a colocar, y se la quitas, lo haces cuatro veces más, hasta que el perro ladra e intenta morderte, se la dejas y sales.

Notas finales:

¿Y bien?, ¿Les gusto?, ojala que sí. Cualquier crítica, duda, tomatazo, etc., etc., me dará mucho gusto leerlas.

Quiero comentarles… -espacio publicitario- que si les interesa este tipo de tramas (con trastornos, y ese tipo de cosas) les invito a leer Wonderland, gracias.


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